Copenhague es una importante ciudad para
visitar por los enamorados del vino natural. De hecho, es más fácil aquí encontrar
vinos naturales que vinos convencionales. Pienso que la selección de botellas
en restaurantes y tiendas denota muy buen gusto. Tanto en esta bonita ciudad
como en la vecina Malmö, donde prorrogué mi viaje, el número de consumidores
amantes de los vinos sin aditivos es amplio y tienen la fortuna de disfrutar de
esta sensacional oferta.
Las visitas a museos, castillos, tiendas
de vinos, restaurantes y los largos paseos, ocuparon principalmente el tiempo
durante nuestra estancia. Intentaré resumirlo:
El día de nuestra llegada nos acercamos
hasta Meatpacking District, distrito del barrio donde estuvimos acomodados,
Vesterbro, para cenar en el restaurante que elegí como primera visita en la
ciudad.
Spisehuset destaca por la excelente
materia prima utilizada en su cocina, con productos de temporada de origen
biodinámico o ecológico. Sus proveedores son pequeños y cercanos. El bonito
restaurante, cuya cocina está abierta al comedor, se localiza en un antiguo edificio
de ladrillo vista característico de la zona, recuerdo de la pasada actividad de
la industria de la carne.
Tenía
reservada mesa para dos, pero mi sorpresa fue coincidir con un fantástico
evento al que nos apuntamos. Si bien la selección de vinos del local es más que
buena, esa noche un espontáneo y espectacular pop up había sido organizado. El
menú degustación del chef Niclas Grøjøh Møller iba a ser maridado con los vinos
elegidos y llevados por el sommelier Solfinn Danielsen, propietario de la
tienda de vinos Rødder & Vin, tienda localizada en el barrio de Nørrebro y que
ya tenía previsto visitar lo antes posible.
La velada resultó todavía mejor de lo
esperado, deliciosos platos y fantásticos vinos: gewürz de Bruno Schueller; Pétillant naturel
de Thierry Hesnault;
chardonnay de François Dhumes;
otro pet nat, también de Dhumes; un vino de velo de Thierry Hesnault... Entre
la maravillosa selección, he de destacar las copas que degustamos de una
botella muy difícil de ver, Domaine de
Peyra Vieilles Vignes L04, vino de Stéphane Majeune, que ya no se elabora y que es uno de los
mejores vinos que yo he probado en mi vida. Así se lo comenté al sommelier. ¡Emocionante
gamay de Auvergne! Charlando con Solfinn, le mostré la lista de restaurantes
que tenía preparada para visitar en los próximos días. Me recomendó uno más,
para uno de los días que aún tenía en blanco, y también me aconsejó varios
restaurantes de Malmö, donde sí que no tenía prácticamente nada apuntado.
Bar de vinos inaugurado a finales de
2015 y localizado en Nørrebro, uno de los barrios más interesantes. Reservamos previamente,
así lo hice en todos los restaurantes visitados.
Nos explicaron la carta escrita en danés, disponían de varios platos ligeros como entrantes y también dos principales, estos últimos eran en esa ocasión un risotto con espárragos y un plato de carne. Para beber, me enseñaron la bodega, bien surtida, finalmente opté por varias copas: Phil' en Bulles de Philippe Tessier; Venskab L15 de Nicolas Renaud y Eric Pfifferling, un vino con el que me volvía a encontrar, y Les Marcottes L14 de Marie et Vincent Tricot. Este último sobresalía en esta ocasión. Auvergne es una de mis zonas preferidas.
Nos explicaron la carta escrita en danés, disponían de varios platos ligeros como entrantes y también dos principales, estos últimos eran en esa ocasión un risotto con espárragos y un plato de carne. Para beber, me enseñaron la bodega, bien surtida, finalmente opté por varias copas: Phil' en Bulles de Philippe Tessier; Venskab L15 de Nicolas Renaud y Eric Pfifferling, un vino con el que me volvía a encontrar, y Les Marcottes L14 de Marie et Vincent Tricot. Este último sobresalía en esta ocasión. Auvergne es una de mis zonas preferidas.
Desde
diciembre del 2016 y también en la zona de Nørrebro, se localiza esta tienda de
vinos de nombre Vin de Table. La selección de vinos naturales es excepcional.
Disfruté de mi visita, mirando las múltiples botellas de las estanterías,
charlando con dos de los socios que regentan el local, Espen Idland y
Christopher Melin, muy amables, y por supuesto llevándome algunas joyas. Amme de Samuel Boulay y Nacarat
de Claude y Etienne Courtois,
fueron los primeros dos regalos que me hice. A los que añadí dos sidras, una
danesa y otra sueca. Aquí da gusto comprar.
Este
bar de vinos estaba en la misma calle donde nos hospedamos, en el barrio de
Vesterbro, así que uno de los días en que no estaba lleno de clientes entramos
sin necesidad de reservar. De todas formas, tenía apuntada su visita, y me
alegro. Me permitieron visitar su bodega de vinos y elegir sin problemas
cualquier botella para abrir y consumir un par de copas. ¡Un puntazo! Dos
elegí: un tinto de Christian Tschida
y Ô Galarneau! de Mai et Kenji Hodgson, buenísimo
cabernet franc, creo que 2015. Y sumé dos copas más de botellas que ya habían
sido abiertas, Buteo Grüner Veltliner
2015, vino austriaco de Michael
Gindl, que no conocía hasta entonces, y Frileuse de Puzelat,
Clos du Tue-Boeuf, vino que
siempre me apetece beber. Para comer, un menú compuesto de 5 platos, tamaño
pequeña ración, que varían con frecuencia, y que nos pareció delicioso. No
faltó el ruibarbo como ingrediente en uno de los platos, ¡me encanta!
La tienda de Solfinn Danielsen, a quien
como he comentado conocí antes de mi visita, en el restaurante Spisehuset,
ocupa un pequeño local localizado en el barrio de Nørrebro. Conforme te vas
acercando a su dirección vas percibiendo que se trata de un lugar especial para
el aficionado al vino. Varios amigos y visitantes conversaban bebiendo
alrededor o sentados en el banco que la tienda ofrece en su puerta. En este
lugar destaca el buen ambiente, tranquilo, distendido, divertido y comunicativo.
Dentro
del local, su principal estantería, es desde que la vi mi librería de vinos
preferida. La selección de botellas dispuestas sobre los estantes abarcaba mis
principales deseos: vinos de Schueller, Beauger, Tricot, Coutelou, Sage,
Riffault, Gounan, Péron... ¡Una maravilla! También tenía algunos vinos
italianos, y españoles, como los de Manuel y Lorenzo Valenzuela de Barranco
Oscuro, vinos granadinos de mi gusto.
Embobado como estaba mirando las
botellas, Solffin no dudó en abrir una nueva botella para compartir entre los
asistentes: Vous n'auriez pas une idée
de nom pour cette cuvée là? Pinot gris de Pierre Beauger, ¡añada 2011! Fantásticos momentos para el
recuerdo degustando esta botella. Gracias Solffin.
No me fui sin la compra de otra botella
que me regalé para mi colección particular: Pourquoi aller chercher ailleurs ce qu'on ne trouve pas sur place?
Pinot noir de Pierre Beauger.
Para mí más que un vigneron, un extraterrestre capaz de elaborar néctares
naturales desde Auvergne.
Mis notas apuntadas ese día: "My favourite wine library!
Wonderful place! The paradise! Rødder & Vin!"
Este
restaurante nos lo recomendó Solffin, y me alegro de haberle hecho caso. Os
cuento porqué.
Situado entre el puente de Inderhavnsbroen, también llamado Kyssebroen (puente del beso) y el canal de Christianshavn, a pocos pasos de donde se encuentra el famoso Noma del chef René Redzepi, restaurante que cerró este año y que volverá a abrir en una nueva ubicación con un renovado concepto a comienzos de 2018. El 108 se inauguró en julio de 2016, se trata de un nuevo proyecto de Redzepi, con el chef Kristian Baumann dirigiendo la cocina.
Habíamos reservado previamente mesa para dos. Como llegamos un rato antes, hicimos tiempo en The Corner, local también del 108 y situado en una esquina de su edificio, un antiguo almacén rediseñado con el estilo escandinavo. The Corner es un café-bar comunicado con el restaurante, sirven desayunos, comidas y en horario de tarde-noche disponen de aperitivos para comer y también la opción de vinos por copas. Al ver la carta, tuve clara mi elección: un par de copas del Rose 2015 de Tom Shobbrook, Barossa Valley, ¡delicioso! Sus variedades son syrah, mourvèdre y riesling.
Ya en el amplio comedor del restaurante, uno de los chef de cocina, de habla española, nos atendió para detallarnos los distintos platos de la carta. ¡Tremenda amabilidad!
La cena fue muy agradable, platos deliciosos, sabrosos y una botella que elegí entre las numerosas referencias de la carta de vinos, un vino de una de mis bodegas prefereidas, Lucy Margaux, en Adelaide Hills: Noir de Florette de Anton van Klopper. ¡Qué maravilla!
Leo mis notas escritas el día de la
visita:
"...and one bottle of one of my favourite
wineries in the world, Lucy Margaux, Noir de Florette (L15), pinot noir.
Delicious dinner at 108. From the first dish, Norvegian scallop, to the last,
rhubarb marineted in quince tea with frozen ethelflower"
Castillos...
Dos excursiones cercanas realizamos desde
Copenhague, ambas en tren. La excusa, dos impactantes castillos: el de
Frederiksborg, construido junto al lago de Hillerød, a unos 30 kilómetros de la
capital, y el de Kronborg, también conocido como el Castillo de Hamlet, localizado
en dirección norte, en la costa frente al estrecho de Oresund, y a escasos 45
minutos de distancia en tren desde Copenhague. Pienso que ambas visitas valen
la pena.
Continuo contando el viaje en una
próxima segunda parte. Salud y hasta pronto.
Vicente
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