Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

jueves, 26 de diciembre de 2013

SYDRE Y POIRÉ, SIDRAS DE MANZANAS Y DE PERAS DE ÉRIC BORDELET



Éric Bordelet, pomologue y poirologue, de anterior profesión sommelier, elabora sidras artesanales a partir de más de treinta tipos de manzanas y una veintena de peras distintas, rescatando antiguas variedades. Algunos de los árboles alcanzan los 300 años de antigüedad. Sus suelos son graníticos y pizarrosos. En sus cultivos realiza prácticas biodinámicas.

Fue en 1992 cuando retomó el negocio familiar situado en Charchigné, en el departamento de Mayenne, en Pays de la Loire, al oeste de Francia. Bajo clima normando y subsuelo bretón, indica Éric Bordelet en su página web. Amigos como Didier Dagueneau le apoyaron en su proyecto. La superficie del domaine consta actualmente de 19 hectáreas de producción.

El fruto es recogido a mano de septiembre a diciembre dependiendo de su madurez. La fruta se deja deshidratar durante varias semanas en un lugar aireado para aumentar su concentración y sabor. El proceso continúa con el ensamblaje de las distintas variedades, triturado, prensado suave, varios trasiegos y lenta fermentación natural. Emplea el método ancestral y levaduras autóctonas. No realiza adición de azúcar ni de carbónico. La crianza se prolonga varios meses en botella. Trata la sidra como de un vino se tratase. La graduación de alcohol alcanza entre 3 y 6%. Las cantidades de azúcar residual son variables. No se sirven escanciadas como es el caso de la sidra natural asturiana.

Utiliza la antigua ortografía francesa para sus botellas: sydre o sidre en lugar de cidre.

Sidre Brut, muy fresca, parece que muerdas el fruto silvestre. Para acompañar quesos por ejemplo y, por supuesto, las galettes saladas de Bretaña y Normandía. Utiliza una treintena de variedades de manzanos de 40 a 100 años. De tonos dorados, abundante burbuja que deja forma a una corona de persistencia media. Aromática, huele a manzana madura, manzana silvestre, es fresca, viva.

Sidre Tendre, ligeramente dulce en comparación con el brut, pero no excesivamente. Mismo proceso que la anterior dejando una pequeña cantidad de azúcar residual. Imaginárosla con una tarta de manzana, una tarta tatin.

Sydre Argelette 2012, la cuvée especial de Bordelet. Buena acidez. Aquí me atreví a acompañarla con un guiso de pollo con manzanas y champiñones, un éxito. También refrescaría una raclette, comprobado. 6% de graduación. Numerosas variedades de manzana utilizadas, (40% dulces, 40% amargas y 20% ácidas): fréquin rouge, locard vert, damelot, sang de boeuf, tête de brebis, kermerien, bourdas, doux moen, peau de vache, etc… Después de triturarlas se dejan macerar en sus pieles para obtener mayor extracción de sabor. Los manzanos, en este caso, son los más antiguos de la propiedad. No se tratan de manzanas de mesa. Presenta dulzor, amargor y acidez equilibrados en boca. Huele a manzana horneada, también en compota. Riquísima, fresca, equilibrada, sin excesos de carbónico.

Poiré Granit 2012: ensamblaje de una veintena de variedades de pequeñas peras. 4% de graduación alcohólica, finas burbujas, con aromas a peras completamente, recuerdos a jugo fermentado, muy afrutada. Nada empalagoso. Retrogusto amargo de hueso o piel de pera. El tanino y la acidez equilibran el dulzor. Muy agradable. Mucho. Granit describe la piedra entre las que alarga sus raíces el peral, algunos de los árboles alcanzan los 300 años de edad. Marida con ciertos pasteles, pero también con otros platos como calabazas asadas, quesos o para disfrutar en cualquier momento.

También elabora una botella denominada Poiré Authentique, algo más dulce, que aún no he probado, una sidra llamada Nouvelle Vague, en formato de cinco litros, y un calvados, digestivo obtenido por destilación.

Como indica en sus etiquetas, sidras elaboradas por un gars de métier, un tipo de oficio. Aunque mis burbujas preferidas siempre serán las que provienen de la uva, pienso que vale la pena probar alguna vez las cuvées de este sidrólogo.

Vicente


Compré las sidras de Éric Bordelet en Cuvée 3000 en Barcelona.

Para profundizar en el mundo de la sidra recomiendo la siguiente dirección: Cider Guerrilla blog de sidra

domingo, 22 de diciembre de 2013

MEURSAULT PERRIÈRES - VINCENT DANCER



El nombre de Perrières es bastante común en la región de Borgoña como muestran los Premiers Crus Nuits-Saint-Georges Les Perrières, Beaune Les Perrières o Saint-Aubin Les Perrières, entre otros, siendo el de mayor prestigio el correspondiente Perrières de Meursault, una joya situada al suroeste del pueblo y calificada 1er Cru pero considerada por muchos expertos a la altura de un Grand Cru. Su nombre está relacionado con su suelo pedregoso y las antiguas canteras de la zona.

Más de 20 viticultores trabajan en Perrières, entre los que destacan Jean-Marc Roulot,  Coche-Dury y el Domaine des Comtes Lafon, entre otros.

Existe un Perrières-Dessous y un Dessus (debajo y encima) diferenciados por el desnivel. Muchos consideran que la parte más baja, donde el suelo de caliza degradada es más profundo, produce los mejores vinos. También existen Aux Perrières y Clos des Perrières.

En 1855 el doctor J. Lavalle clasificó por vez primera los distintos pagos de la Côte d´Or considerando Les Perrières (Dessus y Dessous) como Tête de Cuvée, la máxima categoría. En su opinión, después del auténtico Montrachet, no conocía ningún vino blanco más exquisito que Les Perrières.

Meursault se encuentra en la Côte de Beaune, entre Volnay, al norte, y Puligny-Montrachet al sur. En la plaza central del pueblo destaca la iglesia de Saint-Nicolas y el bello Hôtel de Ville (ayuntamiento) con el techo de tejas vidriadas. La comuna no posee ningún Grand Cru, pero sí varios Premier Cru entre los que destacan Genevrières, Charmes y Perrières. Aquí reina la chardonnay, aunque en la comuna de Meursault se produce también una pequeña cantidad de tinto.

Meursault Perrières 1er Cru 2008 Vincent Dancer

Vincent Dancer, instalado en Chassagne-Montrachet, retomó en 1996 el viñedo familiar. Trabaja aproximadamente un total de cinco hectáreas repartidas en parcelas de Puligny-Montrachet, Meursault, Pommard y Beaune, además de Chassagne-Montrachet. Elabora también algunos vinos tintos. Emplea prácticas biodinámicas en su viñedo.

Es un apasionado por la fotografía, como demuestra en su blog donde exhibe bellas imágenes relacionadas con la viña:

Su Meursault Perrières 1er Cru 2008 se trata de un vino no filtrado que proviene de su propiedad situada en Perrières-Dessous de únicamente 0,29 hectáreas y viñas de 46 y 29 años. Tiene un periodo de crianza de 16 meses y fue embotellado en enero de 2010. Producción de 1800 botellas.

Color dorado con reflejos plateados. Rápidamente notamos su perfume: principalmente cítricos (limón), mantequilla, miel, cera, silex, complejidad. En boca acompaña su acidez perfectamente delineada e integrada, es elegante y fresco. También graso, con suavidad en su textura. Profundidad. Destaca sobre todo su fina expresión mineral, tensión, pedernal, gran pureza. Aúna presencia y sutilidad, untuosidad y frescura.

Disfrutado recientemente junto a un sustancioso arroz meloso en uno de nuestros restaurantes preferidos: Ca' Pepico (Meliana-Valencia). Situado en medio de la huerta valenciana, compagina calidad y cercanía en el producto, una extraordinaria y amplia selección de vinos y excelente servicio.

Nos quedamos con el recuerdo del momento, entre amigos y acompañados con este gran chardonnay. Muy bueno. Nos gustan los vinos de mi tocayo Vincent Dancer.

Vicente

domingo, 15 de diciembre de 2013

VEGA - SICILIA "ÚNICO" COSECHA 1973



No siempre se da la oportunidad de probar botellas de 40 años, y menos si se trata de uno de los grandes vinos a nivel mundial. Sí, tengo la suerte de contar con  excelentes amigos que piensan en uno a la hora de compartir un Vega Sicilia Único 1973.

Superados los primeros minutos de nervios al abrir la botella con sumo cuidado y ver el corcho mojado casi en su totalidad, apreciamos en nariz un vino que presumimos capaz de dar mucha felicidad aún. Lo decantamos con cariño para dejarlo respirar y esperar pacientemente.

De color rojo cereza de capa media baja y ribete atejado. Los primeros recuerdos en nariz asemejan un gran Barolo, curioso. Complejo y profundo, destacan las notas terciarias, notas finas y elegantes de maderas añejas y nobles, de tienda de muebles de época, también brea, la humedad de la tierra mojada, cueros de calidad, notas balsámicas... Se repiten las mismas sensaciones en retronasal. Buena acidez, con taninos presentes, integrados, un vino con vida por delante, pero no en esta botella, aunque mimamos y saboreamos cada sorbo la terminamos pronto. Era irresistible.

Un vino de renombre internacional cuya etiqueta de hace 40 años indica “Vino Fino de Mesa”, elaborado con uvas cabernet sauvignon, malbec, merlot, tinto fino y uva blanca albillo. 90.000 botellas en su añada 73. Tanto “Único” (proveniente de las viñas más viejas de la propiedad y con un mínimo de siete años de crianza en madera y más de tres en botella), como “Valbuena”, de viñas algo más jóvenes, comenzaron a elaborarse por vez primera en 1915. Siendo “Reserva Especial Único” la otra etiqueta de la casa, un vino sin añada mezcla de las mejores cosechas. Todas las botellas son numeradas.

La bodega Vega Sicilia, fundada en 1864 en Valbuena de Duero (Valladolid), ha pertenecido a distintos propietarios a lo largo de los años. En 1982 fue adquirida por el empresario Daniel Álvarez. La finca consta de 250 hectáreas de viñedos, predominando el tinto fino, los suelos son arcilloso-calcáreos principalmente y el clima continental con influencia atlántica.

En 1992 adquirieron unas nuevas bodegas en Peñafiel (Valladolid) naciendo así el tinto Alión (también en la D.O. Ribera del Duero, denominación creada en 1982), en 1993 fundaron en Hungría las bodegas Tokaj-Oremus y en 2001 aparece la primera añada de su vino de la denominación de origen Toro, Pintia. El último proyecto, junto a Benjamin de Rotchschild, accionista de Château Lafite, ha sido lanzar al mercado sus primeros vinos bajo la D.O.C. Rioja, con el nombre Macán, siendo 2009 la primera añada.

Al parecer, según he leído recientemente en la prensa, existen actualmente fuertes discrepancias en la familia Álvarez respecto a la dirección de la empresa. Tema que no parece impedir el desarrollo de la bodega y sus proyectos.

Forman parte de Primum Familiae Vini, organización formada por bodegas familiares de gran prestigio internacional, como Hugel, Joseph Drouhin o Tenuta San Guido, entre otras bodegas.

Sin duda una suerte probar este 1973 de la etiqueta estrella de la bodega, Vega Sicilia Único, un vino mítico, único.

Vicente

Fotografía:
Juan Luis Vanrell

sábado, 30 de noviembre de 2013

RIOJA, LOS COLORES DEL OTOÑO



En el viñedo riojano el paisaje otoñal alcanza todo su esplendor. Antes de la caída de las hojas, un mar de viñas nos ofrece un mosaico de colores espectacular, contemplarlo es un regalo para la vista.

La D.O.C. Rioja se extiende principalmente por la comunidad autónoma de La Rioja, abarcando también partes del sur de Álava y del sur de Navarra. Tres subzonas vinícolas la componen: Rioja Alta, Baja y Alavesa. Las variedades tintas predominantes son tempranillo (la más extendida), mazuelo, graciano y garnacha. Entre las blancas, viura, malvasía y, en menor proporción, garnacha blanca y otras.


Durante nuestra visita a esta tierra con olor a vino, nos instalamos en Haro, capital de la Rioja Alta. Es en esta ciudad, en el Barrio de la Estación, clave por su ubicación cercana al ferrocarril, donde se concentra el mayor número de bodegas históricas, almacenando una elevada cantidad de barricas de roble y botellas. Su recorrido es imprescindible.

Aquí encontramos bodegas centenarias como Bodegas Bilbaínas (conocida por vinos como Viña Pomal y La Vicalanda) o La Rioja Alta (conocida por sus Viña Ardanza, Viña Arana…). También en este barrio se localiza otra importante casa, Bodega Muga (Prado Enea, Torre Muga…), muchos de sus vinos en sus añadas recién salidas al mercado los podemos degustar por copas en su tienda situada en la misma bodega.

Otra tienda que destaca por su espectacularidad y modernidad es la diseñada por la arquitecta iraquí Zaha Hadid para una de las bodegas más antiguas de La Rioja, López de Heredia. El edificio de la bodega sigue siendo el más bonito de todos. Por cierto, una lástima que ya no vendan en la tienda sus viejas añadas, la demanda y prestigio internacional es enorme. Sí ofrecían las últimas añadas: Viña Tondonia Gran Reserva 1994, Gran Reserva Blanco 1991 (en cantidades muy limitadas), Reserva Blanco 1998…


Teníamos cita con bodegas CVNE (Compañía Vinícola del Norte de España), fundada en 1879. Una visita que no quería perderme. A principios de este año, tuve la suerte de participar en una excepcional degustación vertical de su Viña Real Gran Reserva, dirigida magistralmente por Luis Gutiérrez (poco antes de ser elegido por Parker para representarle en España) y contando con la presencia y apoyo de Víctor Urrutia, quinta generación de la familia fundadora. Probamos numerosas añadas, desde el 2005 al 1949, un viaje a lo largo de todas las décadas finalizando con un vino único, un Corona Blanco Semidulce vendimiado en 1939. La cata se realizó en Barcelona, en Monvinic, la emoción se desbordó entre los asistentes. Como expresó Luis Gutiérrez, habíamos bebido un trocito de la historia de España.

Viña Real se elabora en una nueva bodega situada en la Rioja Alavesa, diseñada por el arquitecto Philippe Mazières e inaugurada en 2004. La bodega que dio origen a la compañía se encuentra en el barrio de la Estación donde elaboran los otros vinos de la casa: Imperial, Monopole, Corona, Real de Asúa y Cvne. En ésta visitamos los distintos edificios dispuestos alrededor de un gran patio: la nave Real de Asúa, la nave Eiffel… y el cementerio de botellas, erróneo nombre para unas botellas tan vivas como pude comprobar en la cata que nombro anteriormente.

Nave Eiffel, Bodega CVNE (Barrio de la Estación - Haro)

Otra bodega, en la que participa CVNE, es Viñedos del Contino, también en Rioja Alavesa, en Laguardia.  

Nos acercamos también a bodegas Roda, fundada en 1987 y considerada por muchos como la más clásica entre las bodegas modernas de Rioja. Hace pocos años tuve la suerte de asistir a una de las catas verticales de su vino Roda I, guiadas por Agustín Santolaya, su director y gran comunicador: “El vino es la única forma dinámica de embotellar el tiempo”. Actualmente celebran su 25º aniversario, cosa que aprovechamos llevándonos algunas botellas del Roda I 2004 (mi preferido en aquella cata histórica) y 2005, las mejores añadas de la década junto a la de 2001. En la tienda es posible degustar algunos de sus vinos y sus aceites disfrutando en un impresionante calado del siglo XIX, sin necesidad de visitar las instalaciones de la bodega. Nosotros no nos resistimos a probar su Roda I 2007, cremosa fruta negra.


En el centro de Haro se puede observar un rico patrimonio arquitectónico. La ciudad vivió su apogeo a finales del XIX, cuando numerosos viticultores de Burdeos y otras regiones francesas se instalaron en esta población debido a la plaga de la filoxera que arrasó las viñas del país vecino. De ahí la influencia francesa en la viticultura de esta zona.

Paseamos por la zona más festiva, llamada La Herradura, localizada junto a la Plaza de la Paz y repleta de bares donde probar pinchos, tapas y vinos. También es interesante visitar algunas tiendas de vino en busca de viejos riojas, nosotros nos llevamos un par de botellas de Glorioso 1966 Cosecha Especial de Bodegas Palacio (47 años dignos de probar).


A lo largo del valle del Ebro, tomando como eje el río, y bajo la imponente Sierra de Cantabria, recorrimos varios de los pueblos de la zona: La Bastida, San Vicente de la Sonsierra, Cenicero, La Guardia (villa que conserva sus murallas medievales), El Ciego… No me olvido de Briones, otro de los bonitos pueblos, el interior de su iglesia de la Asunción del siglo XIX destaca por su belleza. Junto a esta localidad se ubica el Museo de la Cultura del Vino de Dinastía Vivanco, su sala de cine dedicada al brindis entre el séptimo arte y el vino me gustó especialmente.

Numerosas bodegas encontramos en el camino y también edificios de arquitectura espectacular: Bodegas Baigorri, diseño del arquitecto Iñaki Aspiezu; Bodega Ysios, proyectada por Santiago Calatrava (preciosa imagen al pie de la sierra de Cantabria); el impresionante hotel diseñado por Frank O. Gehry, dentro del recinto de la bodega Marqués de Riscal, con vistas a Elciego; el Hotel Viura, compuesto por cubos, ubicado en Villabuena de Álava…

En otra de las excursiones nos dirigimos hacia la sierra de la Demanda visitando Santo Domingo de la Calzada y Ezcaray. En este último pueblo, además de un fabuloso tapeo, como es habitual en toda la zona, nos aprovisionamos de productos de origen: conservas de puerros, pimientos, garbanzos con berza, espárragos… No sólo nos llevamos vino.



Como comentaba, utilizamos de punto base la ciudad de Haro, en concreto el Hotel Los Agustinos, antiguo convento de 1373. Apuntado queda para nuestras próximas visitas y también su restaurante Las Duelas, con excelente servicio y donde nos adentramos en la cocina local: migas con panceta, chorizo, huevo frito y uvas de vendimia; lomo de bacalao a la riojana con pimientos asados… Sabrosos platos que acompañamos con Viña Tondonia Reserva Blanco 1998, nariz compleja, disfrutable y con recorrido. Extensa carta de vinos de Rioja.

Otro restaurante cercano en el que disfrutamos fue Casa Toni, en San Vicente de la Sonsierra. Boletus, pichón al tomillo con vinagreta de avellanas, helado de vino tinto con reducción de zurracapote y frutas rojas… fueron algunos de los platos degustados. En su carta de vinos no aparecen antiguas añadas pero sí multitud de referencias de la región, sobre todo de los elaboradores del pueblo. No tuvimos dudas en elegir una botella de Graciano Grano a Grano 2010 de Abel Mendoza: fruta, especias, madera presente pero elegante, balsámicos… Excelente monovarietal de graciano a pesar de su juventud, para pillarlo de nuevo en unos años.

Finalizamos nuestro viaje en Logroño, bella ciudad cruzada por el río Ebro y que forma parte de la Ruta Jacobea. Nosotros seguimos la famosa “Senda de los Elefantes” recorriendo varios bares de tapas a lo largo de la calle Laurel. Todos nos gustaron. Dos direcciones guardo: Pata Negra (donde degustamos por copas El Puntido 2009 de Viñedos de Páganos, propiedad de la familia Eguren, y Trasnocho 2004 de Remírez de Ganuza) y La Tavina (Remelluri Reserva 2007 y Rioja Alta 904 Gran Reserva 2001). ¡Menudo chiquiteo! En cuanto a los pinchos, deliciosos, una muestra en tapas de la sabrosa y variada gastronomía local.


Nos despedimos de esta tierra deseando regresar en el próximo otoño. Una gran variedad de posibilidades nos espera: bodegas tradicionales, modernas, encantadores pueblos, monasterios, rica gastronomía, ambiente vinícola y los colores de un paisaje hipnotizante.

Vicente

Las fotografía de cabecera y las nº 4 y 5 han sido realizadas por Juan Luis Vanrell (El Ojo Público)


miércoles, 30 de octubre de 2013

CÓRDOBA, SUS TABERNAS Y LOS VINOS DE MONTILLA - MORILES



La visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba merece por sí sola un viaje a esta histórica ciudad que conserva su herencia cultural y esplendor arquitectónico al paso de los siglos. Así, además de admirar la asombrosa belleza de su Mezquita, una de las imágenes más impactantes que yo he podido ver, podemos visitar el Alcázar de los Reyes Cristianos y sus jardines, o cruzar el Puente Romano sobre el río Guadalquivir o, simplemente, pasear por el entramado de calles del centro histórico, uno de los más grandes de Europa y Patrimonio de la Humanidad.

Córdoba, la antigua capital califal, se caracteriza por sus casas blancas, sus plazuelas, callejas, patios, flores… rincones de sol y sombra, de silencio amenizado por el susurro de las fuentes. Es una bella ciudad tanto de día como de noche. Cómo no, también destaca, y mucho, su gastronomía: el aceite, la carne y el jamón ibérico del valle de los Pedroches y, por supuesto, sus vinos, son algunas de sus contribuciones más importantes.

Recordemos que al igual que en el Marco de Jerez, los vinos de Montilla-Moriles emplean el sistema de criaderas y solera. Pero existe alguna diferencia, como la no necesidad de encabezar sus vinos base para desarrollar el velo de levaduras, debido a que adquieren la graduación de 15º de alcohol de una forma natural por las características de la uva protagonista de la zona, la pedro ximénez. Cuentan que fue traída de la zona del Rhin por un soldado de los tercios de Flandes en tiempos de Carlos V, llamado Peter Siemens. Además de vinos generosos, bien bajo crianza biológica u oxidativa, elaboran los afamados vinos dulces Pedro Ximénez.

En Córdoba, las tabernas tradicionales están revestidas de azulejos, atiborradas de carteles taurinos, con patio, algunas con pozo y muchas con toneles. Son lugares de tertulia, de reunión familiar, de amigos, o también adonde acudir solo. Y la mejor opción para degustar los platos tradicionales y darle al tapeo. Las tapas, icono de la cultura española, y los vinos de esta zona combinan extraordinariamente bien. Por cierto, mejor pedid medias raciones, son generosas y probareis más cosas. Éste fue nuestro recorrido:


Nuestra primera visita tabernaria, comenzamos a disfrutar de las costumbres de la zona: jamón ibérico del Valle de los Pedroches, salmorejo cordobés, berenjenas fritas con miel de Montoro (pueblo de la Sierra Subbética), cochifrito ibérico y flamenquín (jamón serrano enrollado en lomo de cerdo y rebozado en pan rallado). De postre: crema dulce de queso de Zuheros (al sur de la provincia) y torta de Inés Rosales, y tarta de la abuela con arrope de Px (chocolate, galleta y natilla con el arrope por encima), tarta típicamente casera.

La carta de vinos apuesta por los de la tierra. Existe la posibilidad de probar por copas varios de ellos, y así hicimos:

Tinaja Lagar Blanco, está claro que en estos vinos de tinaja no hay que buscar complejidad, son vinos del año fermentados en tinajas de cemento y destacan por su frescura; comparamos el Amontillado Piedra Luenga de Bodegas Roblesvino de cultivo ecológicoy el espectacular Amontillado Viejísimo Solera de 1922 de Toro Albalá, muy distintos entre sí, virtuosos en sus características personales; Pedro Ximénez Viejo de Bodegas Gracia, me gustó más su boca que su nariz, en cualquier caso es un postre por sí mismo.

La decoración de La Montillana es fundamentalmente taurina, con cuadros de importantes figuras del toreo. Es una taberna tradicional reformada por completo. Comimos de lujo y a buen precio.


Dibujo del pintor taurino López Canito, dedicado a La Montillana

Bodegas Guzmán

Localizada en el laberíntico barrio de la Judería, muy cerca de la Puerta Almodóvar, entrada que atraviesa la muralla de la ciudad. Al acercarnos, nos llega el aroma de vino que emana de su portalón. Las botas con su propio vino reposan en una parte visible de la bodega. Esta taberna es visitada por muchos lugareños, verdaderos parroquianos, y también turistas, sorprendidos por su autenticidad. Yo no me perdería su Oloroso Abuelo acompañado por las albóndigas cocinadas en el mismo vino.


A un paso de los bellísimos Patios de Viana, se sitúa esta cuidada y bonita taberna. El vino de la casa es el Fino en Rama de Toro Albalá, a quienes les compran a granel. Ofrecen menú diario pero optamos por probar algunos de sus platos más representativos. El salmorejo, muy espeso, fresco y riquísimo; disfrutamos también con el venao en salsa de espárragos y el lechón frito, todo ello en el patio central, bajo luz natural, alrededor del cual existen distintas salas o comedores

Varias peñas taurinas, como la de Manolete, y alguna flamenca, como la peña Fosforito, tienen su sede en esta taberna ofreciendo regularmente recitales flamencos y organizando tertulias taurinas.

En su origen era una piconería (donde se hacía el carbón para los braseros), después pasó a ser bodega, convirtiéndose en taberna a partir de los años 40. Célebres personajes pasaron por este lugar, entre ellos Federico García Lorca.


Un lugar que no me quería perder, se haya en el popular y castizo barrio de San Lorenzo, donde los turistas, si llegan, saben lo que buscan. Nos contaron, muy amablemente, que su origen fue el de las sociedades de plateros creadas en distintos puntos de la ciudad en el siglo XIX, eran como las antiguas corralas, con un patio central y viviendas alrededor. En ésta, hay también un hermoso patio adyacente al aire libre con olivo, limonero y mandarinos. Desde él se puede observar la bodega donde reposan más de 300 botas con vino destinado a esta taberna.

En otra taberna de nombre parecido, Taberna Plateros, también muy agradable, localizada en la calle de San Francisco cerca de la Plaza del Potro, ya habíamos probado anteriormente algunos vinos que provienen de las botas que menciono, Fino Peseta y Platino, éste de más cuerpo (7 años), junto a típicas tapas como japuta en adobo, bacalao rebozado o el salmorejo.

En el restaurante taberna de la Calle María Auxiliadora, optamos por degustar su salmorejo con jamón del Valle de los Pedroches (fino y con sabor a buen aceite) y probar por fin el Rabo de Toro al Oloroso, acompañado con un medio del mismo vino, el Oloroso Oro Viejo de la casa, de 30 años de vejez media. De postre, un exquisito Pedro Ximénez, invitación de la casa, y un tocinillo de cielo. (Un medio equivale a un octavo de litro, es decir, medio cuartillo, el tamaño de la copa).

Atendidos por Francisco, quiero destacar su dedicación, quien sin ser propietario ni máximo responsable, nos enseñó la taberna, sus salones y sala de exposiciones, nos habló de su historia, de las costumbres del lugar, de sus vinos, sus platos… todo ello mostrando el cariño y apego hacia su trabajo. Observamos en todo nuestro recorrido por los locales tradicionales de la ciudad que abunda el profesional de oficio. También conocimos al gerente del local, otro ejemplo de amabilidad. La verdad es que la simpatía aquí no está reñida con la calidad, al contrario, van unidas. La taberna es conocida incluso en la televisión alemana.




Para nuestros desayunos, tostas y aceite cordobés, visitábamos el Mercado de la Victoria, inaugurado en mayo en el Paseo del mismo nombre. Diversos puestos gastronómicos lo forman, al estilo del Mercado San Miguel de Madrid. Desayunábamos en la cafetería Panea. El responsable de este bar y cocinero experimentado, Paco Urbano, nos mostró las instalaciones de la proyectada escuela de cocina situada en una sala adyacente, y nos presentó otro cocinero cordobés, Juanjo Ruiz, quien, en La Salmoreteca, uno de los mostradores del Mercado, realiza distintas interpretaciones del salmorejo, siempre utilizando ingredientes de la tierra. Destacaban sus colores, negro el de tinta de calamar, verde el de aguacate, amarillo el de maíz… y apetecía probarlos todos. Degustamos una mazamorra, un plato tradicional originario de Almodóvar del Río y que a diferencia del salmorejo no emplea tomate y sí almendras.




En la plaza San Miguel, a medio camino entre la Plaza de las Tendillas y la Plaza del Cristo de los faroles, se encuentra esta antigua taberna fundada en 1880. En esta casa se creó un club de seguidores del torero Guerrita, famoso en el siglo XIX. También ha sido un lugar visitado asiduamente por el padre de Manolete y, según nos contaron, Julio Romero de Torres tenía su mesa fija como buen parroquiano. Presenta un patio interior y varias salas. Por supuesto probamos su rico pisto casero con huevo frito, acompañado de un medio del Fino en Rama de Toro Albalá, ah, y unas buenas manitas de cerdo.




Está situado a un lateral de la Mezquita y cerca de famosos rincones como la Calleja del Pañuelo o la no menos famosa Calleja de las Flores. Este bar es famoso por el grosor de su popular tortilla de patatas y lo cierto es que, a pesar de su tamaño, de un palmo, resulta jugosa y sabrosa. Hacía mucho que no me comía un pincho de tortilla tan a gusto, y además en la calle, apoyado en los escalones de la Mezquita.

Entre paseo y paseo por esta histórica ciudad siempre oíamos muestras de cante flamenco provenientes de algunas tabernas. Alegrías, me informaron en referencia a mi curiosidad… En la Plaza del Potro, en una antigua posada nombrada por Cervantes en su obra “Don Quijote de la Mancha”, existe actualmente un interesante centro dedicado al flamenco.


A escasos pasos del sensacional Museo Julio Romero de Torres (inaugurado en 1931) donde se expone una de sus obras cumbre, “Chiquita Piconera”, encontramos Bodegas Campos, casa fundada en 1908 y actual taberna-restaurante. Muy amables, nos invitaron a recorrer los patios y salones de esta casa y admirar su colección de antiguos carteles de ferias taurinas. Curiosamente, en su carta no disponen de gran variedad de vino de la zona, sin embargo, el ofrecido, Fino en Rama Saavedra, un vino sin filtrar, nos gustó mucho. Y no digamos su comida: “Salmorejo con gelatina de Px”, delicioso; “Copa de ajo blanco”, ligero, fresco, suave; “Asadillo de pimientos”, muy buena verdura; “Arroz de rabo de toro”, impresionante, lo recomendamos, y para finalizar, probamos un rico “Hojaldre crujiente con crema ligera” demostrando también gran nivel en los postres. Salimos muy contentos.



En mi cuaderno de notas quedaron pendientes otras direcciones, como Taberna Salinas (cerca de la Plaza de la Corredera), una de las más antiguas, o la Taberna Góngora. Pero, como dijo el torero cordobés Rafael Guerra “Guerrita”, uno de los más afamados en su tiempo, a finales del XIX: “Lo que no pue sé no pue sé, y ademá es imposible”. Será en un próximo viaje.

Evidentemente, no nos fuimos de Córdoba sin acercarnos a alguno de sus pueblos vinícolas. La campiña y la sierra dominan el paisaje alrededor de Córdoba y, además de las viñas, destacan los extensos campos de olivos y su olor a almazara. Después de Jaén, es la segunda provincia española en extensión de olivar y producción de aceite, que es como decir la segunda del mundo.

La zona de producción de los vinos amparados por la Denominación de Origen Montilla-Moriles se ubica en la totalidad de los municipios de Montilla, Moriles, Doña Mencía, Montalbán, Monturque, Nueva Cateya y Puente Genil; y en parte de Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Espejo, Fernán-Nuñez, La Rambla, Lucena, Montemayor y Santaella.

Destacan los suelos ricos en carbonato cálcico, los denominados alberos o albarizas. El clima es cálido y seco, de largos veranos e inviernos cortos y fríos.

Dentro de la D.O., encontramos importantes bodegas, como Alvear y Bodegas Robles en Montilla o Toro Albalá en Aguilar de la Frontera. Nosotros nos citamos con Pérez Barquero, situados en Montilla, a escasos 45 kilómetros de Córdoba.

La visita a las Bodegas Pérez Barquero resultó muy agradable, nos mostraron distintas naves, las denominadas catedrales por su estructura y magnitud en las que crían finos y amontillados, y las semiabiertas al exterior donde envejecían las botas de olorosos y de pedro ximénez. Para las botas de vinagre también utilizan el sistema de criaderas y solera. Nos enseñaron la bodega de brandies, elaborado a partir de la variedad airén.

Pero lo que más me sorprendió fue la sala donde mantenían en uso 350 tinajas de cemento blanco de 6000 litros de capacidad, cada una tenía 4 metros de profundidad.

Degustamos distintos vinos de la casa: Gran Barquero Fino (de 10 años), Amontillado (nos contaron que el origen de estos vinos se sitúa en Montilla, de donde toman su nombre), Oloroso (intenso, complejo, con un matiz abocado), Pedro Ximénez (aroma de uva pasificada, suave, untuoso, 15%).

A quien le cueste iniciarse en estos vinos, al igual que con el vino de Jerez, me permito decirle que son vinos a los que hay que aprender a amarlos. Debemos insistir y educarnos el paladar.

Definitivamente, disfrutamos en esta acogedora tierra.

Vicente





martes, 29 de octubre de 2013

DE CÁDIZ A TARIFA



Cádiz fue fundada hace tres milenios por los fenicios con el nombre de Gadir, posteriormente los griegos la denominaron Gadeira, Gades los romanos y Qadis los musulmanes. Posee una extensa historia, rica en acontecimientos. Bella arquitectónicamente, conserva muchos edificios del siglo XVIII. A un costado de la ciudad se sitúa el puerto y la Bahía, al otro, la Alameda de Apodaca, la coqueta playa de La Caleta, un largo paseo marítimo y las extensas playas que continúan fuera de la ciudad. La bordea un mar que es océano, el inmenso Atlántico que nunca fatiga nuestra vista.

Se trata de una ciudad muy agradable para callejear, tapear en el barrio de La Viña, pasear por el barrio del Pópulo, recorrer las numerosas plazas, visitar la catedral, su Gran Teatro Falla… No me extraña su apodo “La tacita de plata”, es descriptivo.

De nuestra visita en el pasado mes de septiembre, tenemos algunas direcciones apuntadas para repetir en próximas ocasiones, y añadir nuevas:

Mercado Central de Abastos

El punto neurálgico, alma de la ciudad, es el Mercado Central de abastos, de estilo neoclásico, construido en 1837 y rehabilitado recientemente. Un paseo entre sus paradas de pescado siempre es un placer a no perderse. No hace mucho han abierto dentro del recinto diversos locales dedicados al tapeo, es la zona denominada Rincón Gastronómico. Entre los puestos que más me gustaron recuerdo Gadisushi, con una materia prima de tanta calidad y tan cercana no podía faltar un japogaditano, y otro que también destaco es Dos Bocados, su montadito de tarantelo en salsa de cebolla y vino es una exquisitez (el tarantelo, una parte del atún, se utiliza mucho como atún encebollado). La gracia de todos ellos es poder saborear los productos dentro del recinto del mercado y rodeado del ambiente local.

Casa Manteca

El barrio de la Viña requiere una visita imprescindible, recorrer sus calles y tapear en alguno de sus numerosos locales (puntillitas, cazón en adobo, la caballa con piriñaca, en temporada en septiembre, y muchas otras riquezas del mar). Casa Manteca, taberna creada en 1953 y a dos pasos de la popular playa de la Caleta, es uno de los más conocidos. Su especialidad, sus chicharrones especiales (trozos de panceta de cerdo frita) cortados en lonchas muy finas y salpicadas con unas gotas de limón, se sirven en papel de estraza. Y para acompañarlos, una copa de manzanilla La Guita, como mínimo. El local es pequeño, pero estaremos entretenidos observando sus paredes plagadas de recuerdos e imágines taurinas, y el ambiente de su numerosa clientela.


Cerca de Casa Manteca encontramos el restaurante El Faro, del mismo grupo que El Faro de El Puerto. Decidimos tapear en su larga barra en lugar de sentarnos en el comedor. Disfrutamos con los dedos, las crujientes tortillitas de camarones y unos langostinos de Sanlúcar a la plancha son imprescindibles. Ya animados, optamos por algunos platos más: ortiguillas rebozadas, pavía de merluza y una brocheta de vieras y alcachofas. También probamos ½ ración de su paté de cabracho, fueron los primeros en hacerlos en toda la provincia. Por su cantidad, las medias raciones son suficientes, además se trata de probar cuantas más cosas mejor. Por cierto, ¡qué arte tienen con la fritura en esta tierra!, comida nada aceitosa, en su punto.

En el Faro tampoco están mancos en vinos, comenzamos por un trío de manzanillas, Solear (Bodegas Barbadillo), La Goya (Delgado Zuleta) y San León (Argüeso), y seguimos con un Fino de El Puerto, el de Gutiérrez Colosía, un fino espléndido. Buenas tapas y buenos vinos.


Una bonita historia rodea la Taberna La Manzanilla, fue comprada a las bodegas Barón de Sanlúcar por el abuelo del actual propietario, quien prosigue la misma actividad, la venta de vinos de Sanlúcar. Nos contaba que en la taberna nunca se ha cocinado, por los olores, ni hay calefacción ni máquinas, nada que altere el apreciado vino de sus toneles, manzanillas de los mejores elaboradores de Sanlúcar, como Delgado Zuleta.

Sirven dos aceitunas por copa, en este caso gorrión, el vasito de caña típico de la localidad de origen de estos extraordinarios vinos. Tienen manzanilla fina, olosora y madura, de aproximadamente tres, seis y nueve años en barril. Probé la primera y la última, la pasada, para comprobar mejor las diferencias. Por supuesto también venden a granel, en rama, tanto las manzanillas como los amontillados, olorosos o su moscatel. En una vitrina muestran una colección de botellas de manzanillas de distintas bodegas, algunas de las cuales ya no existen. Se trata de un lugar emblemático.


Un agradable descubrimiento para nosotros, Taberna La Sorpresa, un sitio con encanto. Sus actuales propietarios eran clientes asiduos de esta taberna y amigos de su anterior dueño a quien insistían en que el día que lo dejara les avisara. Y así ocurrió, tras la jubilación del antiguo propietario se produjo el traspaso de responsables. El local se remodeló manteniendo intacto su espíritu. Destacan sus toneles con vinos de las Bodegas Delgado Zuleta. Están especializados en atún rojo de almadraba, la antigua técnica de pesca artesanal empleada en la zona.

En esta taberna podemos pedir 1/2 limeta de manzanilla, la unidad de medida que se utilizaba en muchas tabernas de Cádiz, aquí recuperan la costumbre rellenando la botella de dicha capacidad directamente del barril. En nuestro caso, la manzanilla acompañó uno de los platos estrella de la casa, el carpaccio de atún, al que únicamente le añaden eneldo, pimienta y aceite de oliva extra virgen. También degustamos la bacoreta en aceite, otro túnidoTodo excelente. Y no os perdáis la manzanilla pasada ni el amontillado, de 8 años, insisto, lo sirven en rama de sus botas.

Juan Carlos, el propietario, nos sorprendió con otra combinación perfecta: la salinidad de unas finas lonchas de mojama (atún en salazón) con un extraordinario oloroso. El oloroso, de 12 años, creo que era de las Bodegas Pedro Romero, pero no importa, son vinos de la Taberna La Sorpresa. También tienen un barril con moscatel de Chipiona, que es lo suyo, delicioso. Puedes llevarte sus vinos a granel o las latas de conserva (incluso anchoas de Santoña) o sus aceites de Jaén.


Tomar un café en esta cafetería te remonta en el tiempo hasta principios del siglo XX. Restaurado recientemente, rememora el antiguo café que existió en el mismo lugar y que fue abierto en 1912 en conmemoración del centenario de la primera Constitución española, promulgada en Cádiz, que fue conocida popularmente como “La Pepa.

La oferta gastronómica de la ciudad es amplia, hay donde elegir. Tampoco falta el punto dulce de sus pastelerías o panaderías: alfajores de Medina Sidonia (dulce de tradición árabe), cortadillos de cidra…

Antes de que se me olvide, no os vayáis de Cádiz sin contemplar la puesta de Sol desde el Castillo de San Sebastián, de las más bonitas que se pueden ver.

En la próxima ocasión, nos gustaría visitarla durante sus famosos carnavales, aunque pienso que cualquier momento y excusa es bueno

Continuamos…


Estando en Cádiz no perdimos la oportunidad de recorrer parte de su costa. Ya habíamos visitado Sanlúcar y El Puerto, así que nos trasladamos hacia Tarifa.

El recorrido es relajante, de vistas despejadas, destacan los enormes molinos de viento generadores de electricidad, alguna figura del famoso toro de Osborne, el ganado vacuno pastando… En su costa, la denominada de la Luz, nos encontramos ante una verdadera exhibición de extensas playas de arena fina. El paisaje es espectacular. Aquí las mareas son acusadas, estamos en el Atlántico, y los atardeceres permiten ver esconderse la esfera del Sol tras el horizonte de agua.

Entre otras, destacan las hermosas playas de Conil de la FronteraEl Palmar (perteneciente al municipio de Vejer de la Frontera, uno de los pueblos más bonitos que se pueden ver), Caños de Meca, Zahara de los Atunes, Bolonia y su antigua ciudad romana (Baelo Claudia) y, por supuesto, las de Tarifa, donde se unen Atlántico y Mediterráneo. Teniendo estas playas en España, quién quiere ir al Caribe.


Desde pequeño, el atún ha sido uno de mis pescados preferidos, y aquí, cuando es capturado con almadraba se convierte en el rey de todo el litoral gaditano. Cocinado de infinitas formas, lo hemos probado como hamburguesa, mechado con cebolla caramelizada, en tartar, encebollado, ahumado… Y no solo destaca este pescado, también la urta (de carne blanquísima y delicada), el calamar de potera (fresquísimo), los ostiones (primos hermanos de las ostras)… todo depende de la temporada. Y no me olvido de la carne de retinto, sí, la carne de esta raza vacuna local ha sido una de nuestras revelaciones, tierna, jugosa, sabrosa.


Restaurantes,  bares, chiringuitos… en todos los que entramos, desde el más sencillo al más grande, su trato hacia el producto, la frescura y el sabor fue notable. De todas formas, quisiera citar uno, El Campero, en Barbate, donde aprendimos algunos detalles sobre el atún rojo de almadraba, su especialidad. Y lo aprendimos, cómo no,  degustándolo, en su barra recién estrenada: probamos el “Sashimi de atún” realizado con la parte denominada lomo, el “Tartar”  con la cola blanca, una “Punta de barriga de atún a la plancha” y por supuesto “Morrillo”, la parte más preciada de la cabeza del atún, ideal a la plancha. Otros tres platos que degustamos también los recomendaría especialmente, la “Brochetita de atún en tempura”, jugosa, la “Tosta de semimojama, queso payoyo y vinagreta de tomate seco”, otra delicia, como también la “Yema frita con atún en tomate”. Excelente experiencia, la verdad es que todo lo que probamos nos encantó. ¡Qué rico está el atún de almadraba! Y eso que no estábamos en plena temporada, la levantá se produce de abril a junio, pero las modernas técnicas de conservación permiten apreciar estas delicias.


No son muchos los restaurantes en el mundo donde uno pueda pedir la Manzanilla Pasada La Pastrana (Hidalgo-La Gitana) por copas, una de mis preferidas, y este es uno. También aquí probamos Tío Pepe en Rama 2013, sacado al mercado en primavera, estaba agotado en todos los lugares que habíamos preguntado hasta entonces, incluido la propia bodega. Unas copas de La Sacristía AB y un siempre extraordinario Fino Marchanudo Alto de La Bota 27 del Equipo Navazos acabaron de combinar fantásticamente con los platos de atún citados. Acompañando los postres, el Px Antique Fernando de Castilla y Noé de González Byass, colosales estos Px criados en Jerez. El Noé Pedro Ximénez Muy Viejo se mostró espléndido, elegante, complejo, nada empalagoso, intenso en nariz, amable en boca, equilibrado en todos sus matices.

Después de recorrer Jerez y sus bodegas, Sanlúcar, El Puerto, Cádiz y su costa hasta la bella ciudad de Tarifa, nos despedimos de esta tierra, de sus pueblos y sus playas, de su color, su luz y el buen trato de su gente. Volveremos, quién sabe si para quedarnos.

Vicente