Nunca he tenido facilidad para las palabras, pocas veces hago notas de cata. Para mí lo más fácil es recordar lo vivido con el vino, y para ello nada mejor que una foto de la botella, con ellas me transporto al momento vivido y recuerdo las sensaciones disfrutadas con cada una de ellas.
He hecho el mayor esfuerzo posible por transmitir en letras lo vivido con estos doce grandes vinos durante el 2012, seguro que no le he hecho justicia a ninguno de ellos y a la memoria que tengo de esos momentos, pero vale la pena intentarlo.
Estas fueron las doce botellas que más me impactaron en el último año, siento que he tenido mucha suerte en este sentido:
Prado Enea Gran Reserva 1985, Bodegas Muga (Rioja, España)
El Rioja tradicional es un vino que ha sido considerado desfasado por muchos, dicen que le falta fruta, que la madera es demasiado notable, que se sienten disecados. Los que dicen esto seguramente no han tenido la oportunidad de probar grandes botellas.
De Muga había tomado pocas cosas que me parecieran interesantes, este vino me emocionó. Profundidad, complejidad, intenso, pero a la vez ligero. Rioja sigue siendo una de las grandes regiones vitivinícolas del mundo por este tipo de vinos, a lo mismo hay que sumarle que todavía tienen precios razonables si los comparamos con las otras grandes regiones del mundo.
Pur Sang 1998, Didier Dagueneau (Pouilly-Fumé, Francia)
Abril fue un gran mes para vinos en 2012. Celebrando mi cumpleaños con amigos abrimos grandes botellas, en esta lista hay dos de ellas. La primera fue ésta, vino impactante, denso, con mucha fuerza e intensidad, pero a la vez elegante. Mandarinas con crema sustentadas con una espina de acidez que ataba todo junto. Totalmente diferente a los otros Sauvignon Blanc que había tomado anteriormente.
Viña Tondonia Cosecha 1976, R. López de Heredia (Rioja, España)
Nueva York es uno de mis sitios favoritos en el mundo, cuando al mismo le añades el hecho de que es la capital de vino del mundo (se encuentra de todo, y los consumidores son extremadamente sofisticados), se unen todos los elementos para pasar jornadas de ensueño.
Nos citamos un grupo de amigos un sábado, al empezar la tarde en Chelsea Wine Storage, para conversar y abrir algunas botellas (de las cuales varias entraron en esta lista).
Esta botella, traída en maleta pocos días antes desde España y comprada directamente de la bodega se encontraba en estado de gracia, como si no se hubiese movido nunca. Complejidad aromática, amplitud pero a la vez la serena elegancia que te demuestra su clase. Los vinos de esta bodega me encantan, pero estoy empezando a entender que necesitan mucho tiempo para mostrar todos sus atributos.
La Bota de Fino Nº 24 (Un fino que va para amontillado…), Equipo Navazos (Montilla-Moriles, España)
Los vinos de Equipo Navazos me han enamorado desde que los conocí, el Amontillado #9 fue una revelación, nunca imaginé que estos vinos en horas bajas se encontraran entre los más complejos e interesantes del mundo.
Esta botella fue totalmente diferente a las anteriores, elaborada a base de Pedro Ximénez en vez de Palomino, tenía una densidad, redondez y un ligero toque dulce que la diferenciaba de los otros finos que elaboran. Si a estos elementos le agregas la complejidad, profundidad y grandeza que acostumbran tener, encuentras que estás ante uno de los grandes de España. Opacó todo lo otro que tomamos esa jornada, incluyendo Grand Crus de Borgoña y Châteauneuf du Papes de grandes productores, realmente memorable.
Viña Arana Reserva 1978, La Rioja Alta S.A. (Rioja, España)
Otro gran Rioja tomado durante el 2012, éste junto con el Dagueneau en la cena de cumpleaños. Comprado a un precio ridículo cuando tomamos en cuenta la magnitud del vino que encontramos.
Aromas típicos de Rioja: complejidad aromática con vainilla, cuero, fruta en licor, y en boca ligero, intenso y elegante. Un vino para contemplar y alegrarse de tener la oportunidad de disfrutar de estas joyas junto con amigos.
Vin Jaune 1961, Henri Maire (Jura, Francia)
Otra de las grandes botellas generosamente compartida por los amigos de Nueva York. De vinos del Jura he leído mucho y tomado bastante, pero mi experiencia siempre había sido con vinos jóvenes. Todo lo que lees te dice que los Vin Jaune envejecen muy bien, pero no es para nada fácil encontrarse con botellas que tengan cierta edad.
El velo de flor aporta unas características encantadoras en los vinos que se crían bajo ésta, pero la edad resalta sus elementos clásicos, los refina y los integra. Esto era puro, mineral y todo elegancia, una de las experiencias más interesantes del año.
Grand Vin 1964, La Mission Haut Brion (Graves, Francia)
Burdeos presenta dos grandes problemas para las personas que buscamos disfrutar de sus vinos: precio y necesidad de larga crianza en botella.
Todas las experiencias memorables que he tenido con sus vinos ha sido con botellas viejas. En su madurez empiezas a entender por qué han acaparado tanta atención por tanto tiempo.
Esta botella fue clásica: elegante, refinada, mostrando todos sus elementos sin exagerar y creciendo con el tiempo. Compartida generosamente por uno de los amigos en la jornada de Nueva York.
Gran Reserva 1954, Marqués de Riscal (Rioja, España)
Esto fue una gran sorpresa, generosamente aportada por el mismo amigo que llevó el gran Tondonia mencionado anteriormente. Fue la primera botella que tratamos de abrir en la jornada, el corcho no parecía estar en muy buenas condiciones por lo cual se procedió a tratar de extraerlo con “The Durand” (combinación de sacacorchos normal y Ah So), esto no resultó exitoso y el corcho cayó dentro del vino tan pronto se tocó. Rápidamente procedimos a decantarlo y a pensar que lo habíamos perdido. Nos servimos un poco para certificar lo que parecía ser el sentimiento generalizado. Para nuestra suerte el vino estaba vivo, no solo vivo, estaba espléndido.
Riscal fue una gran bodega durante varias décadas, recuerdo haber escuchado varias veces grandes historias de sus “Cuvée Médoc” y la legendaria longevidad de los mismos. Habiendo tomado varias botellas más recientes, incluyendo algunas de cierta edad, no entendía cómo se podía compaginar ese gran legado con la mediocridad que observamos en la mayoría de sus exponentes contemporáneos.
El 54 fue otra gran muestra de la grandeza de Rioja, un monstruo, creciendo con el tiempo, complejidad impresionante, pero con una frescura que hacía pensar en un vino mucho más joven. Una de las cosas que estuve pensando todo el rato fue el hecho de que esta botella había cruzado el Atlántico en avión unos escasos días atrás, y que seguro se hubiese mostrado mejor si se le daba el reposo que necesitaba. Uno de los recuerdos más gratos desde que empecé a tomar vino.
Château La Fleur de Gay 1988 (Pomerol, Francia)
Esta bodega no la conocía hasta que tomé este vino, abierta en una cata de Burdeos a la que fui invitado por un gran amigo. Había vinos de más renombre en la mesa, pero esta botella las opacó todas con su elegancia, sutileza y profundidad, a la vez otra muestra de por qué es grande esta región vitivinícola. Otro recuerdo de que necesitamos envejecer nuestros vinos más tiempo.
Tomado en Monvinic, estaba pasando por allí para despedirme antes de volver a Santo Domingo, aproveché para probar algunos vinos interesantes que tenían por copas, anticipando la sequía de sorpresas interesantes en los próximos meses. Copas de Barolo, Burdeos, Borgoña Blanco y ese último amontillado de Navazos, pasé copa por copa para ver qué tal cada uno de ellos, cuando llegué a la del amontillado quedé hipnotizado, uno de los vinos más profundos que he tomado nunca. Servido en copa grande (como saben hacer bien las cosas en Monvinic) mostraba una complejidad pasmante, me hizo olvidarme de todo lo demás que tenía enfrente.
Navazos es equivalente a excelencia, pero algunos de sus vinos no son de este mundo. Compré unas cuantas botellas del mismo en los siguientes meses esperando replicar la experiencia. Espero que se muestren igual de profundas.
Sauternes 1983, Château d´Yquem (Sauternes, Francia)
No creo que pueda decir nada de d´Yquem que no se haya dicho antes. Hermosa botella, con todos los atributos que se pueden esperar de este grande entre grandes.
Romanée Saint-Vivant 2006, Jean-Jacques Confuron (Borgoña, Francia)
Gran borgoña tomado con amigos en Barcelona. Todo clase y como he escuchado varias veces “Si tienes que apostar a algo, siempre apuesta al terroir”. Otra muestra más de la grandeza de las mejores parcelas de la Côte d´Or.
Podría decir muchísimas cosas del vino y de la jornada, pero creo que Vicente ya lo ha dicho de mejor manera de lo que podría hacerlo yo, por lo cual anexo el enlace a su relato:
2012 fue un gran año en el que tuve la suerte de tomar muchísimos vinos memorables, podría sumar muchas más botellas a esta lista, otro burdeos con edad, borgoñas, champagnes y otros vinos sorprendentes como un Cabernet de Mayacamas del 73 y el Chinon Rosé 2011 de Bernard Baudry. Sólo queda esperar que 2013 pueda superarlo.
Cena de amigos, Abril 2012
Hermoso Vin Jaune, Octubre 2012
Tarde de vinos en Nueva York, Octubre 2012
Espléndido D´Yquem, Septiembre 2012
Chez Vicente & Mari Cruz, Abril 2012
Fotografía y texto: César Castro