Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.
Frambuesas, cassis, notas de frutos rojos y florales, de
trago largo, fresco, final frutal y ligeramente especiado. Un vino
primaveral para refrescar el verano. De disfrute inmediato, un vino que se deja
beber bien, con facilidad y placer (de gran buvabilité dirían los franceses). C’est
le printemps 2013, de Dard y Ribo, Crozes-Hermitage. Directo,
se termina enseguida y no tienes suficiente con una botella. El syrah más
fresco que he bebido hasta el momento. Sale al mercado en la primavera
siguiente a la cosecha, casi como un nouveau de syrah.
A pesar de la imagen de culto de esta pequeña
bodega, sus propietarios se mantienen discretos y ajenos a la publicidad. René-Jean
Dard y François Ribo trabajan alrededor de 8 hectáreas dispersas en
distintos tipos de suelo, la mayoría en Crozes-Hermitage, también en
Saint-Joseph y una pequeña proporción en Hermitage. Comenzaron en 1984
desarrollando un trabajo cuidadoso en el viñedo y una mínima intervención en
bodega. Bodega localizada en Mercurol (Tain l’Hermitage), al norte de Valence.
Con la syrah
consiguen vinos agradables, nada robustos ni tánicos. Dos botellas más hemos
abierto recientemente, el también tinto Crozes-Hermitage 2012 (violetas,
tapenade, fruta, especiado, pimienta…) y el blanco 2010, marsanne y roussanne
(rico, potente y con buena acidez). En todos emplean corchos sintéticos.
Hace ya algunos años que los probé por primera vez comprándolos
en París, donde tienen numerosos seguidores, al igual que en Japón. Pero me han
vuelto a sorprender con C’est le printemps, botella sin
sulfuroso añadido y con 11,8 % de graduación alcohólica, comprada online en
Francia por unos 17€. Seguiremos bebiendo sus vinos, en cualquier época del año.
Sevilla es una de las ciudades más bellas que hemos
visto. Destaca por su arquitectura monumental: Real Alcázar, la catedral, la Giralda, la Torre del Oro,
el Parque de María Luisa, la
Plaza de España, la Maestranza… Durante el fin de semana a caballo
entre mayo y junio, paseamos entre sus calles de bonitos edificios saboreando
la vida de sus barrios. Nos detuvimos en varias de sus tabernas y bares
disfrutando de sus tapas y eligiendo algunos de nuestros vinos preferidos.
Bar Eslava, en el barrio de San Lorenzo. Combinan con buen
gusto tradición y modernidad en sus tapas y raciones. Tras quedar encantados
con dos de sus tapas estrella, el huevo sobre bizcocho de boletus con trufa y
el cigarro Bécquer, elaborado con chocos y calamares en su tinta con algas y envuelto
en pasta brie, nos animamos a seguir probando las delicias de esta casa: salmón
ahumado sobre salmorejo, sangre encebollada, sardinillas malagueñas… y jamón de
bellota, eso no puede faltar. Un placer disfrutar de unas tapas tan ricas con
unas copas del FinoLa
Panesa (Bodegas Emilio Hidalgo), un vino de enorme
calidad e infinidad de matices.
Taberna Sol y Sombra, en la calle Castilla, en el barrio de Triana.
Consta de una zona de taberna y otra como salón comedor. Ambas opciones son
recomendables. Rodeados de antiguos carteles de ambiente taurino nos sentamos a
disfrutar de sus platos: de primeros, coquinas de Isla Cristina y salmorejo con
jamón y huevo (muy buenos ambos platos), y de segundos, arroz con carrillada de
cerdo ibérico (sabrosísimo, nos encantó) y cola de toro a la sevillana. Una
botella del riojano Muga Rosado 2012, de buena acidez, frutos rojos, fresco,
acompañó una estupenda cena. A la salida aprovechamos para recorrer la calle
del restaurante hasta la calle Betis, un agradable paseo por Triana bordeando
el río.
Bar Las
Teresas, fundado en 1870 y localizado en pleno barrio de
Santa Cruz. Otro bonito local. Excelente aperitivo el que tomamos aquí, jamón
de Jabugo y morcón ibérico, también de Huelva, y unas copas de una de las 1500
botellas de Fino Tradición (saca de octubre de 2013). Estamos en la gloria.
Disponen también de toda la serie VORS de Bodegas Tradición y por copas. ¡Qué
más se puede pedir!
Casa
Morales, negocio familiar desde 1850, muy céntrico, situado
casi al lado de la catedral. Dispone de dos bonitas salas, una de ellas con
unas enormes tinajas de vino. Tomamos manzanilla de la casa, se me olvidó
preguntar de qué bodega era, de todas formas muy fina, Palo Cortado Leonor de González
Byass y Oloroso Botaina, todo lo pedimos por copas. Aquí probamos un
taco de tortilla de patatas jugosa y sabrosa, la tapa perfecta. También
degustamos su menudo con garbanzos, la pringá… Y de postre, Nectar
Px de González Byass.
Bodeguita Romero, céntrica, a un paso de la Maestranza. Su
montadito de pringá es un fuera de serie, extraordinario. Tampoco se queda
atrás la carrillada ibérica. Si además lo acompañamos con copas de Manzanilla
San León, Manzanilla San José de Barón servida directamente del
barril, Tío Pepe en Rama2014 y la Manzanilla Pasada
Cuevas Jurado de Lustau, este es nuestro lugar.
Bodega Góngora, también en el centro de la ciudad, fundada en 1939, cerca
del ayuntamiento y de una de las calles más transitadas, la calle Sierpes.
Exquisitos los chipirones a la plancha y las gambas rebozadas. Pedimos también
jamón de bellota, como está mandao, y un magnífico cazón en adobo.
Para beber, queríamos probar los vinos de la bodega
sevillana llamada tambiénGóngora, situada
en Villanueva del Ariscal, en la comarca del Aljarafe. Así, quedamos
sorprendidos con el fino Pata de Hierro y sobre todo el amontillado, este último servido
directamente del barril. Ambos elaborados a partir de la uva garrido fino.
Entre otros vinos también producen vino naranja, un vino aromatizado con piel
deshidratada de naranjas amargas.
No nos fuimos de la ciudad sin probar en el
gastrobarLa Brunildauna de sus tapas con más éxito, chipirón sobre migas y
huevas de arenque, una sabrosa tapa mar y tierra.
Quedaron pendientes muchas direcciones, las tabernas y los restaurantes
bien cuidados abundan por aquí, de hecho no vimos bar feo. A Sevilla hay que
volver.
Caminar por el paseo marítimo con la mirada puesta
en el Parque Nacional de Doñana, o en el horizonte despejado, nos permite
admirar la belleza de su entorno, Sanlúcar disfruta de un lugar privilegiado.
Siempre es agradable recorrer las calles y plazas de esta acogedora ciudad;
observar sus iglesias, conventos, palacios, antiguas casas de cargadores a
Indias, su imagen señorial; frecuentar sus tabernas, saborear sus langostinos,
los pescados de su mar y sus vinos, visitar sus bodegas. Sanlúcar te hace
soñar, soñar en quedarse para siempre en este maravilloso lugar disfrutando de
su sabor y tranquilidad cotidiana.
Nuestra estancia de tres días coincidió casualmente con las
fiestas de la ciudad, la Feria
de la Manzanilla. En
esos días numerosas casetas se disponen a lo largo de la avenida principal
perpendicular al mar, reinando el buen ambiente, distendido, divertido, alegre
y familiar.
TABERNAS, LANGOSTINOS,
MANZANILLA…
No es posible permanecer en Sanlúcar sin visitar sus
tabernas, varias formaron parte de nuestro recorrido. Entre las calles Ancha y
Bolsa, paralelas a la calle Banda Playa, donde antaño llegaba el mar, está la
plaza del Cabildo, aquí se concentran algunas de las tabernas imprescindibles.
Así, Taberna La Gitana, situada a pocos
pasos de la bodega Vinícola Hidalgo-La Gitana, donde podemos degustar los vinos
de la casa: La Gitana
en rama, Manzanilla Pasada Pastrana… y por copas. Esto y una raya a la naranja
agria merecen sobradamente una visita.
En Casa Balbinoson famosas merecidamente sus crujientes tortillas de
camarones. Probamos su jamón de bellota, cortado a mano al momento (lo
contrario sería aquí un sacrilegio), y no nos perdimos sus langostinos a la
plancha, enormes en sabor, frescura y tamaño. Para beber, manzanilla en rama de
la casa, de Elías González.
Otro rato muy agradable pasamos en la Taberna Barbiana. Nos ha gustado mucho su
reciente ampliación. Aquí, Barbiana en rama, sabrosa y fresquísima, para
repetir, junto a un generoso plato de papas aliñás con melva, las mejores que
hemos probado.
A pocos metros de la plaza del Cabildo se localizan las
bodegas La Cigarrera, vale la pena entrar a ver su patio,
un rincón donde encontraremos también taberna y manzanilla La Cigarrera, claro.
Pero de buena mañana hay que desayunar, así que aprovechamos
nuestra afición a visitar siempre el mercado del lugar para degustar los dulces
de la confitería Pampin, junto al mercado de abastos. Una deliciosa carmela o
una cuña, rellenas de crema pastelera casera, y un café en el bar de enfrente
donde no hay problema en llevar la dulce consumición, es nuestro desayuno. Y si
apetece algo salado mi preferencia va hacia unas tostadas con manteca roja, de
lomo o de jamón.
Numerosas e importantes bodegas se localizan en Sanlúcar:
Delgado Zuleta, Vinícola Hidalgo-La Gitana, Hijos de Rainera Pérez Marín,
Argüeso (cuyas manzanillas en rama la
E y Viruta las podemos degustar entre otros sitios en la
taberna Argüeso)…
En esta
ocasión visitamos Barbadillo y su impactante bodega La Arboledilla (1875), la
más alta del Marco de Jerez y un claro ejemplo de las llamadas bodegas-catedral.
La bodega recibe directamente los vientos marinos. Muy interesante su Museo de la Manzanilla, vale
también la pena visitarlo. El conjunto de bodegas Barbadillo están situadas en
el Barrio Alto, cerca del Palacio Ducal de Medina Sidonia.
Por la zona está el Bar
Navarro, especializado en pescado frito: acedías, choco, cazón en adobo…
Tienen también manzanilla en rama Barbiana, la mantienen fría en el barril por
medio de un serpentín.
Siempre
digo que si viviera en esta ciudad, aparte de los largos paseos por su litoral
o de las compras en el mercado, sería fiel parroquiano de laTaberna der Guerrita. Un lugar que compagina taberna, tienda de vinos (La Sacristía), sala de
catas y platos y tapas de excelente calidad. Probamos el mosto (¡qué bueno!),
la manzanilla fina y el amontillado de la casa. Para comer, caracoles, es
temporada, un extraordinario atún vuelta y vuelta, y tagarninas con huevo
escalfado. Nos gustó mucho. Si en nuestra última visita, hace unos meses,
disfrutamos enormemente del palo cortado de la casa y la carne al toro, en esta
ocasión, ese Amontillado los 80 se mostró descomunal. ¡Qué delicia!
Echad una ojeada a la tienda, la Sacristía. Eso sí, saldréis
cargados, la selección de vinos de jerez que propone Armando Guerra es
completísima. Por cierto, elprograma de catasy actividades para esta temporada de junio a agosto
es espectacular, con presencia de Luis Gutiérrez, Eduardo Ojeda, Raúl Pérez, María
José López de Heredia, Ramiro Ibáñez, Ramón Coalla…
No nos despertamos de este sueño sin acercarnos a
la marinera Taberna Bigote, hermana
de Casa Bigote, ambas frente a la desembocadura del Guadalquivir en el barrio
marinero de Bajo de Guía. Para beber, Manzanilla Gabriela en rama (bodegas
Sánchez Ayala), y para comer: lomo de bacalao a la naranja amarga, filete de
corvina salteado al amontillado, marrajo con patatas a lo pobre, langostinos
fresquísimos... Todo delicioso.
Sanlúcar de Barrameda, un lugar para quedarse.
Vicente La Feria de la Manzanilla se celebró
este año del 27 de mayo al 1 de junio. Las carreras de caballos se celebrarán
los días 7, 8, 9, 21, 22 y 23 de agosto en este 2014.
Estuvimos en Vinoble, la feria de las ferias. Este
importante salón internacional dedicado a los vinos generosos, licorosos y
dulces, se celebra cada dos años desde 1998 en el bellísimo Alcázar de Jerez. Tras
el intento fallido de 2012 en el que no pudo realizarse, esta edición de 2014
relanza de nuevo un evento único para todos los amantes de los vinos de Jerez.
Y es que los vinos de Jerez fueron los grandes protagonistas
durante los tres días de catas y degustaciones, destacando también los vinos de
Montilla-Moriles. En ambos casos, la representación de sus bodegas y sus
grandes vinos generosos y dulces fue espectacular.
A ellos
se unieron marsalas, passitos, madeiras, oportos, moscateles de Setúbal,
malvasías de Tenerife, de La
Palma, de Lanzarote, ice wines canadienses, vinos de tokaj,
de Sauternes, vinos alsacianos, también alemanes, dulces de Georgia, moscateles
de la Axarquía
malagueña, de Chipiona, de Valencia, de Navarra, mistela de Samos, tintilla de
Rota…
Varias bodegas contaban con stand propio: Tradición, El
Maestro Sierra, Fernando de Castilla, Lustau, Urium, González Byass, Grupo
Estévez, Barbadillo, Pérez Barquero, Toro Albalá, Gutiérrez Colosía… También
distribuidores como Coalla Gourmet, Negrini, Primeras Marcas y Vinos Perea.
En la primera planta del Palacio de Villavicencio destacaban
varias salas comunicadas donde el CRDO mostraba una impresionante selección de
finos, manzanillas, amontillados, olorosos, palos y dulces del Marco de Jerez,
servidos y presentados por jóvenes enólogos con profundos conocimientos del
vino.
En un marco incomparable como La Mezquita, El Molino o el
patio de San Fernando, distintos espacios dentro del Alcázar, se desarrollaron
numerosas catas y mesas redondas muy solicitadas, dirigidas y comentadas por
masters of wine, enólogos y grandes conocedores del vino (Pedro Ballesteros, Sarah
Jane Evans, Tim Atkin, Juanjo Asenjo, Peter Liem, Jesús Barquín, Víctor de la Serna, Antonio Flores…).
Las demostraciones de cocina y maridaje, formando
parte del novedoso gastrovinoble, suscitaron una enorme expectación. Dos de
ellas no me las perdí, la de Ángel León (restaurante Aponiente) con sus
creaciones utilizando planctón y acompañadas por Tío Pepe en Rama y Cuatro
Palmas, y la de Dani García (Puente Romano), aportando su arte culinario junto
a vinos de Lustau.
Tres días fantásticos y numerosos vinos y momentos que han
quedado en el recuerdo. Magnífica representación de las malvasías de Canarias
con la Bodega Juan
Matías Torres y sus malvasías aromáticas del sur de La Palma, o esa botella de
nombre Humboldt de Tacoronte-Acentejo (Tenerife); un gustazo probar los
moscateles de Bentomiz, Málaga; excelentes los moscateles roxos de Setúbal; un
placer degustar los vinos de hielo de Inniskillin a base de cabernet franc,
riesling o vidal; una sesión inolvidable con los PX de Toro Albalá, 1983, 1949,
1962, 1946 y Ginés Liébana 1910; qué decir del Amontillado y del Pedro Ximénez
1905 Solera fundacional de Pérez Barquero, vinos para sentarse y meditar; la
sorpresa muy agradable de Urium, bodega que aún no tenía el gusto de conocer;
la sesión de más de 20 finos probados en la sala del CRDO (Fernando de Castilla
en Rama, La Panesa,
Fino Coquinero de Osborne…), o la de amontillados y olorosos (no se me olvida
ese Amontillado “Fino Imperial” de las bodegas Díez-Mérito), o la cata
magistral de palos cortados dirigida por Beltrán Domecq, presidente del Consejo Regulador. Una feria con multitud de detalles. Disfrutamos también con novedades como el fino en rama de Primitivo Collantes (Chiclana) recién embotellado o la
oportunidad de probar el Fino de Gutiérrez Colosía de 16% elaborado a partir de
una selección de aquellas botas donde el velo ha permanecido a pesar de
alcanzar dicha graduación, un fino extraordinario. Muchos recuerdos y muchas
anotaciones para comprar.
Felicitaciones por su excelente trabajo a la organización,
participantes y expositores de Vinoble 2014, año en el que Jerez ostenta el
merecido título de Ciudad Europea del Vino.
Paralelamente, diversos eventos se celebraban fuera del
Alcázar. Nosotros optamos por disfrutar de las noches flamencas del Tabanco El
Pasaje, uno de nuestros rincones preferidos. Y para acompañar el cante, jamón de Jabugo, butifarra y morcilla de la Sierra gaditana, salchichón
y vinos de El Maestro Sierra. Y continuamos soñando, próxima parada de nuestro
viaje: Sanlúcar.
Vicente
Gema “La Cantarota” al cante, Ramón Trujillo a la guitarra.
María González al cante, Noa Drezner a la guitarra. Tabanco El Pasaje