Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

viernes, 5 de abril de 2019

Bebiendo vino natural en Madrid: Angelita, La Fisna Vinos, Cascorro Bistrot, La Caníbal, Bendito Vinos y Vinilos...



Son numerosos los motivos por los que Madrid me atrae. Además de las impresionantes colecciones que albergan sus museos, las constantes exposiciones de arte o la poderosa y variada oferta teatral, me gusta también el ambiente de sus calles, repletas de paseantes, sus plazas y mercados, su oferta culinaria y, sobre todo, su carácter acogedor y abierto. Si a todo ello se une la posibilidad de disfrutar del vino natural en varios de los locales, me reafirmo en que Madrid es una ciudad a visitar repetidamente.

En varias ciudades europeas los locales dedicados al vino natural se concentran por lo general en una mayor proporción en determinados barrios. Así, en Londres tendríamos la zona de Shoreditch; en Berlín destaca el barrio de Neukölln; en París el 11ème, por supuesto, y en Madrid esto ocurre en Lavapiés, un barrio multicultural, tradicional y alternativo a la vez.

A excepción del primer restaurante visitado, Angelita, el resto de locales donde destaca la oferta de vinos naturales y que visitamos en esta ocasión, a mediados del mes de marzo, se encuentran en Lavapiés.

Os cuento nuestra experiencia:

Angelita


Si de la anterior estancia en la ciudad nos despedimos visitando este restaurante, en esta nueva ocasión nos apeteció comenzar nuestro recorrido cenando en él. Se localiza en una calle tranquila, paralela a la Gran Vía, calle de la Reina, en la popular zona de Chueca. El comedor, con grandes ventanales, está orientado a dicha calle. También disponen de una completa coctelería que ocupa el sótano.

Habíamos reservado una mesa para dos para un martes noche; al poco el restaurante se llenó, y no me extraña porque cenamos muy a gusto: pimientos asados con sardina ahumada; pisto de verduras; tortilla "vaga" de tendones de res y huevas de mújol, plato que me alegro que nos recomendaran; canelones de rabo de toro y setas silvestres;  mousse de boletus, frutos del bosque y crumble de tomillo... Platos todos deliciosos.


En todo momento bien atendidos, elegimos para beber una botella y varias copas de entre su extensa carta de vinos. Ofrecen bastantes vinos naturales, junto a otros más clásicos, inclusive por ejemplo grandes vinos de Borgoña.

Costadilà, fue la botella elegida, un pet nat que siempre me gusta, en cualquiera de sus alturas, en este caso 280 slm. Prosecco. Véneto. 10,5 %.


Disfrutamos también con varias copas: Berretes 2016 de Microbodega del Alumbro, Zamora, y Sade 2017, de Orly Lumbreras, Cebreros, ambos orange wines; Ignios Listán Negro de Borja Pérez, Tenerife, del que no recuerdo la añada pero que se mostró espléndido, y La Payana 2016 de Silvia Marín y Kike Prados (también conocido como Kike con K). Vino, este último, de la zona de Cebreros, Sierra de Gredos, y que como bien indica en su etiqueta procede de "garnachas viejunas" y proporciona "placer adulto".

Fenomenal primera noche en Madrid con esta cena en Angelita que celebramos degustando una última copa de un extraordinario vino bajo velo del Jura, Vin Jaune 2010 del domaine Labet.



Tienda y bar de vinos localizada en la calle del Amparo, en Lavapiés. Un lugar con buen ambiente y concurrido, de cuyo éxito nos alegramos mucho. No es la primera vez que lo visito, ni será la última, claro. No realizan reservas, acudimos en la tarde noche. Muy bien atendidos por Delia, copropietaria del local junto a Iñaki, degustamos algunas tapas y platitos, como las alcachofas con jamón ibérico, los champiñones rellenos de chipirón y los pimientos asados de Zamora, pimientos tan buenos como los del restaurante Angelita, son de la misma familia proveedora.


Vale la pena visitar la sala del fondo del local donde se exponen las botellas de la tienda. No están especializados estrictamente en vinos naturales, sino en los vinos que les gustan. En cualquier caso, no creo que sea frecuente encontrar un sitio como éste en el que, como ocurrió el día de nuestra visita, se tiene la posibilidad de optar, entre otros vinos, por dos pet nat servidos por copas, sin aditivos y de las características de Restons Nature y Piège à Filles. De Julien Albertus, Domaine Kumpf et Meyer, Alsace, el primero, y de Pascal Potaire y Mosses Gadouche, Domaine des Capriades, Loira, el segundo. Uno te reduce la sed, el otro te acaba de deleitar. 


Un pet nat siempre apetece, pero especialmente en unas fechas que coincidían con un muy agradable tiempo primaveral, a veces incluso veraniego. Quedamos bien satisfechos y con ganas de una próxima visita.



Muy cerca del mercado de la Cebada, en la popular Plaza de Cascorro y por lo tanto en pleno Rastro de Madrid, se localiza este bistrot y bar de vinos dirigido por Carlos Campillo, precursor y defensor del vino natural en Madrid. Creó hace años el ya desaparecido Le Petit Bistrot, también Solo de Uva, fue socio de la tienda Wine Attack y desde hace aproximadamente año y medio impulsa este nuevo proyecto.

Ofrecen un menú al mediodía entre semana a precio ajustadísimo. También están disponibles las opciones de la carta. Otra posibilidad es el plato del día, de cuchara. Comimos muy bien: sopa de cebolla gratinada, sardinas marinadas, parmentier de pato confitado... y una también deliciosa tarta Tatin. Cocina con enfoque francés.




Tienen un listado de 20 vinos por copas y multitud de referencias por botella, españolas y francesas en su mayoría, también alguna portuguesa. Todos naturales.

Siempre con ganas de pet nat, nuestra elección fue una botella de Batiburrillo, espumoso de monastrell de Juan Pascual López, bodega Viña Enebro, Bullas, Murcia; probamos también unas copas de Aire Salvaje, airén de Samuel Cano, La Mancha, estupendo con los primeros platos, y finalmente, con el plato principal, disfrutamos con la cuvée Souriez 2016, syrah muy bebible, fresca y frutal, elaborada por el joven vigneron de origen japonés Kohki Iwata, establecido en el sur de Francia. La bodega se denomina Wa Sud.


En la próxima ocasión, volveremos para disfrutar también de sus cenas o simplemente acomodarnos en su barra y degustar tapas y vinos.



Puesto situado dentro del Mercado de San Fernando, mercado inaugurado en 1944 y uno de los centros neurálgicos del barrio de Lavapiés. La Siempre Llena la conocí ya en mi anterior visita a Madrid. Ofrecen vinos a granel, por copas o en botella. Me encantó ver a clientes comprar vino por litros para llevarse. Se trata de una tienda y bar de vinos ideal también para tomar el aperitivo, fue nuestro caso. Degustamos unos riquísimos chicharrones de Cádiz con una copa del espumoso de Viña Enebro, monastrell rosado de Bullas del que disponían de unas cuantas botellas, y otra copa de graciano de Uva de Vida, bodega de Toledo, servida directamente del grifo. Rodeados de un ambiente de mercado, esto es un gustazo.



Bonito local, moderno y de muy reciente apertura, creo que desde el pasado otoño. Se encuentra a un paso del Museo Reina Sofía, en la calle Argumosa.


Disponen de una enorme sala a la entrada con una gran mesa y taburetes, también de una sala de comedor a continuación. Conviene observar detenidamente la tremenda exposición de botellas de vinos dispuestas dentro de los armarios acondicionados, no todos aparecían en la carta, seguramente debido a la llegada de nuevas referencias. Un punto fuerte es su panel de vinos de grifo, a granel, ofrecidos por jarras, por copas o para llevar en una bonita botella serigrafiada. Destacan los rótulos anunciando los vinos, con el nombre de sus autores, vimos de Samuel Cano, de Julián Ruiz y de Daniel Ramos, entre otros. Un puntazo. También ofrecen cervezas artesanas. Una muestra de quesos de calidad completa la sugerente oferta, de hecho, nos quedamos con la idea de en una próxima ocasión degustar una tabla acompañada por vinos.

Se comunica con el restaurante contiguo, O Pazo de Lugo, mucho más clásico y del mismo propietario. Aún siendo un estilo completamente diferente, comparten menú y platos. La cocina está situada en dicho restaurante.


Volviendo al tema vinos, probamos algunos de los vinos ofrecidos por grifo, también alguno de los vinos ofrecidos por copas de entre una selección de botellas y finalmente, para comer, le eché el ojo a una botella de Hautement Tellurique, de Catherine Dumora y Manu Duveau. Una de sus gamay que no había probado todavía y que me pareció una delicia muy de mi gusto; se trata de una de mis zonas preferidas, Auvergne.

Bendito Vinos y Vinilos (fotografía de cabecera)


Localizado dentro del Mercado de San Fernando, Lavapiés. Bendito Vinos y Vinilos es uno de mis lugares preferidos, de Madrid y de cualquier parte; de hecho, en esta oportunidad lo disfrutamos en dos ocasiones, una un viernes tarde noche, antes de acudir al teatro, y la segunda en el brunch del día siguiente, rodeados por el ambiente de mercado en sábado.

Para quien no conozca todavía esta tienda y lugar de degustación de vinos, les diré que ocupa un pequeño espacio, pero que desborda placer debido a su extraordinaria selección de vinos, todos naturales, a sus tablas de quesos, la exquisita cecina o el jamón, y sobre todo gracias a la siempre agradable atención de su propietario y alma del local, José, quien demuestra su buen criterio por los productos que he mencionado y trata de que todo cliente se sienta a gusto.




Varios vinos por copas probamos en nuestra visita del viernes: La Flûte Agitée 2016, pet nat de la variedad chasselas elaborado por Grégoire Perron, bodega La Combe aux Rêves, Savoie, un pet nat que me encantó; Salvaje Blanco L2017 de Barranco Oscuro, disponen de todos los vinos de esta bodega granadina, pionera del vino natural en España; Charpindo 2017, de Charles Dagand, como un zumo de chardonnay y pinot noir del Jura; Rosado 2018 de Fabio Bartolomei, garnacha de Sierra de Gredos, Vinos Ambiz, y finalmente un vino que tenía ganas de probar, Churumbi Lt17 de Raúl Calle, rosado de garnacha de la Sierra de Gredos. Copa a copa, viajando por el mundo desde el Mercado de San Fernando. Me gusta.


Preparado por Ellan, reciente y acertado fichaje del local, disfrutamos en nuestra segunda visita del brunch del sábado al mediodía, consistente en platos refrescantes, varias ensaladas, de naranja y cecina, de puerros con salsa de alcaparras... y una botella que le pedí a José que me guardara para ese día: Nyctalopie de Daniel Sage. Se trata de un vino de Ardèche que bebí por primera vez hace casi tres años en La Pioche, el bistrot de Shinya Hayashi san en Tokio, y que me hacía ilusión volver a disfrutarlo, en diferente añada, pero esta vez en Madrid, en Bendito. Deliciosa gamay bebible a cualquier hora.

Por supuesto, aprovechando su faceta de tienda, cargamos también con algunas provisiones para casa, en nuestro caso líquidas.



Pizza y vinos naturales en Lavapiés. Pizza de masa gruesa y esponjosa, al molde, de estilo argentino y larga fermentación. El lugar nos lo indicó José, de Bendito Vinos y Vinilos. Se localiza en la misma calle de La Fisna, calle del Amparo. Llevan abiertos unos cinco meses. El local me parece moderno, de aspecto industrial. Disponen de una gran mesa alargada y otras más pequeñas, también repisas y taburetes donde acomodarse. El sitio es pequeño pero muy agradable. 

Nos recomendaron elegir un único entrante y una sola pizza para los dos. Nos avisaron de que mayor cantidad podría ser imposible acabarlo. La verdad es que se trata de una pizza grande, generosa, rica y sabrosa. Pedimos una pizza Tartine, a base de mozzarella, patata, parmigiano, tomillo y ají molido, y como entrante tomates "quemados", servidos con chalotas y stracciatella. Había al menos unas ocho pizzas más para elegir y otros cuatro o cinco entrantes. También las ofrecen para llevar. 

Para beber, agua en jarra, disponible a voluntad, y una botella de Mariano Taberner, de Bodegas Cueva, Requena, un pet nat de monastrell de nombre divertido. Existe la posibilidad de vinos por copas. Además del elegido vimos, entre otros, vinos de Rietsch, de Clos Lentiscus, Occhipinti, Bellotti, Esencia Rural y hasta de Pheasant's Tears. Aunque estábamos llenos, la gula nos hizo llegar al postre, un flan de dulce de leche, para golosos y para terminar lo poco que nos quedaba del pet nat. Fue perfecto para un mediodía de domingo soleado y de ambiente relajado.

Final del recorrido vinícola y hasta una próxima estancia en Madrid en la que ya pienso en repetir locales, visitar nuevos o descubrir otros.

Vicente

© elvinoquebebo.com




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