Visitar
la Lonja de la Seda, el Palacio del Marqués de Dos Aguas, pasear por la calle
de la Paz, la Plaza de la Virgen, entrar en la Catedral, perderse por el Barrio
del Carmen, recorrer el extenso Jardín del Turia, el Bioparc, contemplar las
Torres de Quart, las de Serranos, visitar la Casa Museo Benlliure, el IVAM, el
Museo de Bellas Artes, los Viveros, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, l'Oceanogràfic,
el Paseo Marítimo, la playa de las Arenas, la Malvarrosa... Y tantos otros
sitios. Sí, muchas son las excusas para visitar Valencia. Una ciudad favorecida
por una luminosidad increíble, un cielo brillante y de un azul intenso,
plenamente mediterránea. Vale la pena pasearla.
Frescos renacentistas de la Catedral de Valencia
En
esta ocasión, debido a mi afición por el vino y mi interés por aquellos lugares
donde cuidan y respiran verdadera pasión por este alimento, os hablaré sobre dos
de los sitios que se encuentran entre mis preferidos: Ca Pepico, restaurante al
que acudimos siempre que podemos, y Bodegas Santander, tienda de vinos que
conocí gracias a mis amigos valencianos y que pienso se va a convertir en una
dirección a acudir cada vez que vuelva a Valencia. Y entre ambas visitas, dos
de los mercados más simbólicos de la ciudad, el de Ruzafa y el Mercado Central,
direcciones imprescindibles para mí.
Tienda
de vinos abierta en 1956, localizada en el barrio de Patraix, en la calle
Santander 4. Dirigida actualmente por la 3ª generación familiar dedicada al
vino, los hermanos José Luis y Beatriz Llorens. Es importante nombrar a las
personas, porque a la calidad y variedad del producto se une en este caso la
curiosidad, la humildad, el amplio conocimiento y la pasión por el vino. Y
muchos años de trabajo, experiencia y dedicación. No son recién llegados.
Tienen
otra tienda, en la calle Alzira 15, llamada Beals. Y cuentan con tienda online.
Organizan diversas catas divulgativas y presentaciones.
Nada
más entrar en el local de la calle Santander me sentí atraído por su imagen y
el olor de tienda de vino de toda la vida. En sus estanterías disponen de una
gran variedad de referencias muy interesantes. Así, a primera vista, garnachas
de Gredos, los riojas de Olivier Rivière, algunos de los mejores productores de
bobal e incluso vinos chilenos naturales. En pleno inventario de viejos riojas,
el ambiente no podía ser mejor.
Mis
amigos me tenían preparada una gustosa sorpresa, una degustación de vinos en la
aún no inaugurada oficialmente, pero ya acondicionada, sala anexa. José Luis
Llorens había previsto una selección de vinos colosal. Probamos una botella de
una de mis bodegas preferidas, la de Patrick Sullivan, en Yarra Valley;
descubrimos gracias a José Luis una maravillosa gewürz de Oregón, de Ovum
Wines; también degustamos vinos naturales más cercanos como los de Bodegas
Gratias, y terminamos la sensacional mañana con varios jereces, jereces viejos,
auténticas joyas del mundo del vino. ¡Disfrutamos a lo grande! Gracias José
Luis, gracias Bodegas Santander. Es una labor difícil, pero su continuo trabajo
va a permitir que se conozca y se extienda poco a poco el consumo del vino
natural en Valencia. Eso queremos.
En
el barrio del mismo nombre. Desde 1957. En una extensión de 4780 m2
y 160 puestos de alimentación. Destacan sus fachadas de colores, junto a la
iglesia de San Valero y su campanario.
En
este mercado municipal solo observo calidad en sus productos, tanto en la zona
de pescaderías, como en la de frutas y verduras, en las charcuterías... De
todas formas, dos comercios me atraen significativamente:
Solo Queso. Venta de quesos artesanos españoles de leche cruda. Puestos 90 y 91. No
sé si se trata de la primera tienda en España dedicada exclusivamente a quesos
españoles y de leche cruda. En Valencia, seguro, es la pionera. Quesos de
Trujillo, de Olost, de Toledo, de Cáceres... El impulsor es Bertrand Mazurier,
quien también abastece su tienda con un esmerado surtido de vinos, muy de mi
gusto, por cierto.
Javi Algas. Puestos 76-79, la tienda de Javier Morcillo Carrión, otro pionero. En
este caso, su puesto me llama la atención por su impresionante variedad de
algas frescas. Ofrece también una amplia selección de setas silvestres o deshidratadas,
y una serie de conservas de productos del mar.
Si
viviera en esta ciudad, yo sería cliente asiduo a estos puestos mencionados, y
al resto del mercado.
El
principal mercado municipal de la ciudad. Situado en una zona dedicada al
comercio ya desde la época musulmana, en la edad media. El actual edificio
empezó a construirse en 1915 y fue inaugurado en 1928. Se encuentra frente a la
Lonja de la Seda y al lado de la iglesia de los Santos Juanes. Destacan sus dos
cúpulas, la principal, circular, de 30 metros de altura, coronada por una
veleta que presenta la figura de una cotorra, y la cúpula elíptica de la zona
de la pescadería, también con su veleta, esta vez un pez espada. La estructura
general es de hierro y piedra, destacan las vidrieras y las piezas de cerámica
en las que se representan diversos productos de la huerta valenciana. De estilo
modernista, es un edificio bellísimo, no recuerdo haber visto un mercado más
bonito.
Y
dentro, la mayor superficie comercial de productos frescos en Europa, ocupa
8160 m2. En total, más de 900 puestos divididos entre 300 pequeños
comerciantes, algunos tenderos ocupan varias paradas.
La
fotografía que publico al inicio de este artículo me gusta, me gusta
especialmente y por varios motivos. Muestra el placer de todo amante del vino
que visita este restaurante y, a la vez,
refleja la humildad del trabajo de una persona que hace posible que todo
resulte fácil para el comensal y que éste se preocupe únicamente de disfrutar.
Esa persona es Pepe Ferrer. Una vez más hemos de agradecer a Pepe y su equipo
por ayudarnos a sentirnos felices en nuestra visita a su restaurante.
No
es la primera ocasión que hablo sobre este lugar, creo que es la segunda, pocas
veces de todas formas. En realidad lo visito siempre que puedo, aunque no tanto
como quisiera, me separan algo más de 300 kilómetros, pero cada vez que salgo
por su puerta estoy pensando en cuándo volver.
Muchos
vinos extraordinarios he bebido en este restaurante, y además siempre he comido
muy, muy bien. En nuestra última visita nos juntamos varios amigos y
disfrutamos enormemente con una selección de botellas difícil de repetir, no
sólo por su calidad sino porque las unidades de algunas de ellas son muy
limitadas, e incluso tuvimos la suerte de poder degustar alguna última botella
que cuidaba el restaurante en su bodega acondicionada.
Hubo
quien se apasionó por el Vin Jaune de Ganevat, otros se decantaban más por la extraordinaria
Cuvée du Pépé para elegirlo como el vino de la noche. El Brézé de los hermanos
Foucault también recibió tremendos piropos y hay quien se llevó su botella
vacía como recuerdo. Su tinto no se quedó atrás. Respecto a los vinos de
Emmanuel Houillon-Overnoy, sin comentarios, ¡viva Pupillin! El champagne de
Pierre Peters era tiza pura, una chardonnay tremendamente elegante, tensa. Los
finos que intercaló Pepe eran fueras de serie, no nos olvidamos. El final con
el magnífico Sauternes un detallazo marca de la casa. Y el inicio, el inicio
con un vino de Nestarec, el vigneron checo, me recordó de nuevo que Pepe parece
que me lea el pensamiento y mis gustos. Todas las botellas salieron
espectaculares. Todas nos gustaron. Vinos para el recuerdo. Y como siempre,
comimos de maravilla.
Ca
Pepico, Meliana, Barri de Roca, calle Mediterráneo 1. En medio de la huerta
valenciana.
Sí,
muchas son las excusas para visitar Valencia.
Vicente
Relación
de vinos disfrutados en nuestra reciente cena en Ca Pepico:
Nestarec 2014
Fino La Barajuela 2013 Luis Pérez Les Chétillons 2008 Pierre Peters
Overnoy-Houillon Chardonnay 2011
La Cuvée du Pépé 2008 Jean-François Ganevat
Fino Tres Palmas González Byass
Brézé 2011 Clos Rougeard
Ploussard 2014 Overnoy-Houillon
Les Poyeux 2011 Clos Rougeard
Vin Jaune 2007 Jean-François Ganevat
Rousset Peyraguey Cuvée Orthopraxie 2001
Réserve Oubliée Pierre Peters