En Copenhague nos sentimos cada vez más
a gusto. Se trata de una ciudad cómoda, muy agradable, con buen ambiente, donde
abundan modernos y bonitos restaurantes y bares, domina el diseño escandinavo y
existe una extensa oferta de vinos naturales. Es la ciudad perfecta para el
ciclista y para el peatón, cada uno por su sitio. Y ofrece la posibilidad de cercanas
excursiones y la visita a uno de mis museos preferidos, seguramente el que más
me atrae de todos los que he conocido en cualquiera de mis viajes: Louisiana.
Si en la primera parte de mi estancia os
comenté mi experiencia visitando algunos bares, tiendas y restaurantes
especializados en vinos naturales (Spisehuset, Rodder & Vin, Vin de Table, Gaarden & Gaden, Ancestrale, 108...), prosigo ahora con más direcciones que
os resumo:
Este es uno de los restaurantes o bares
de vino donde más disfruté. Me gustó mucho. Inaugurado en 2011 en una bonita
calle, Jægersborggade, del barrio de Nørrebro. La mayor concentración de
locales dedicados al vino natural se encuentra en este barrio.
Reservamos
para un mediodía. Acomodados en una mesa con vistas a la fabulosa bodega, nos
informaron sobre la carta y elegimos el menú compuesto por 5 pequeños platos
para compartir entre dos, seleccionados por el chef; a ello le añadimos el
famoso Manfreds tartare tamaño medium. Es curioso que siendo un restaurante
enfocado en ingredientes vegetarianos, uno de sus platos más populares sea el de
su carne cruda, pero así es. Comimos deliciosamente: Manfreds tartare of beef
with cress and rye bread; poached egg yolk with fennel; cream and sourdough...
La oferta de vinos naturales es extensa
y realmente fabulosa, también tienen una selección por copas. Nosotros elegimos
una botella de Eureka, un
pétillant de Jean-François Chéné
(La Coulée d'Ambrosia), sus
vinos me gustan. Y seguidamente, añadimos un par de copas distintas: uno de mis
rosados preferidos, el de Pierre et
Anne-Marie Lavaysse, Le Petit Rosé
de Gimios, y un orange wine de Julien
Courtois, Esquiss', añada
2010, otro fuera de serie.
¡Cómo no me va a gustar este lugar! Para repetir.
Wine bar y tienda cuyo nombre coincide
con su dirección, localizado en el centro de la ciudad, moderno y de aspecto
vintage. Además de botellas sirven vinos por copas. No tienen carta de vinos
pero puedes elegir entre los recientemente abiertos o proponer alguno para
degustarlo por copas. Junto a un aperitivo disfrutamos de dos vinos austriacos:
Pitt Nat Rosé 2016 de Weingut Pittnauer (variedades
blaufränkisch y St. Laurent) y Pinot
Noir 2015 de la bodega Renner. Este último está elaborado por las
hermanas Stefanie y Susanne, la actual generación, quienes introducen la
etiqueta Rennersistas en esta
su primera añada. Nos encantó. Ambos vinos, servidos en elegantes copas Zalto,
fueron un acierto.
Bar de vinos, en funcionamiento desde
2013. Localizado muy cerca de Nyhavn, el famoso canal y zona de ocio turística
de la ciudad.
Tienen
una buena selección de vinos por copas, aunque a mí esa noche me apetecía más
una botella, así que sin ningún problema me ofrecieron entrar en su bodega para
elegir a mis anchas la botella que deseara. Difícil lo tuve, vi referencias de
Bernabé Navarro, Mariano Taberner de Bodegas Cueva, Tissot, Eric Pfifferling,
Nicolas Renaud, Sylvain Bock... Como un niño rodeado de caramelos, me decidí
finalmente por Tino Rosa de Gianfranco Manca, bodega Panevino, quien realiza en Cerdeña
algunos de mis vinos italianos preferidos.
Probé también, de la lista de vinos por
copas, una de Alain Allier
(domaine Mouressipe), Galapia 2013,
100% mourvèdre, que estaba tremendo, y nos invitaron a la última copa que les
quedaba del rosado de la bodega georgiana Our Wine, 70% rkatsiteli y 30% saperavi fermentadas y criadas
en qvevri. Este vino no es rock'n'roll, no, éste es punk 100%. Muy de mi gusto.
Pan y mantequilla, para el Panevino, una
completa ensalada y el plato de salchicha con mostaza, col y nabos encurtidos,
formaron la parte sólida de la cena. Estuvimos acomodados en una amplia y larga
mesa compartida con otros clientes.
Den
Vandrette... Buena comida, buen vino y buena música. Muy grata experiencia y
buen ambiente.
Situado
enfrente de Manfreds. Relæ llegó primero, en 2010, fue fundado por dos ex-Noma,
una importante referencia culinaria. El restaurante está galardonado con una
estrella Michelin, aunque eso es lo de menos para mí. Eso sí, es más asequible
que otros premiados como Kadeau o como Noma.
Ofrecen dos menús degustación, que se
diferencian por el número de platos. También un maridaje de vinos. Las
elaboraciones son sencillas aparentemente, pero con técnicas de cocina que
ensalzan los productos, siempre completamente ecológicos y de calidad.
Sentados
frente a la cocina, disfrutamos de los platos y de la actividad alrededor
nuestro. Una experiencia muy interesante. Las copas: Ancestrale 2015 de Colombaia
(mitad trebbiano, mitad malvasia); romorantin de Philippe Tessier, Cour-Cheverny
2014; T (trebbiano) de
Francesco Guccione 2014, bodega siciliana que
me gusta mucho; grignolino de Auriel,
2015, productor que no
conocía, y finalmente un vermouth, no recuerdo el nombre, con el postre.
Terminando nuestra estancia en
Copenhague, no nos faltó una segunda visita a la tienda de Solffin Danielsen,
ya uno de nuestros sitios preferidos de la ciudad y de la que os he hablado en
la primera parte que escribí sobre la estancia en Copenhague:
De nuevo disfrutamos de otro fantástico momento en Rødder & Vin. En esta ocasión compartimos una espectacular chenin de François Saint-Lô con los asistentes: Le Chenin de Vie.
La tienda de Solffin es también un lugar de encuentro y
donde entablar nuevas amistades. Conocimos a Isabelle y Karl, una pareja sueca
amigos de Solffin y ahora amigos nuestros también. Karl, sommelier e importador
de vinos, me comentó un joven proyecto ya en marcha, la elaboración de sidra en
pequeña escala bajo la marca Frukt-Stereo. Los ingredientes de sus sidras son
fruta 100% fermentada en su levadura natural y nada de aditivos. La fruta
proviene de pequeñas granjas e incluso de jardines de casas particulares de la
región que se extiende alrededor de Malmö. Probé una de sus sidras y realmente
me encantó. A los pocos días visitamos también Malmö, capítulo que os contaré
pronto, y tuve la oportunidad de disfrutar de otras de sus sidras, se trata de
un proyecto al que auguro un gran éxito.
Rødder & Vin ocupa un pequeño local localizado en el barrio de Nørrebro. Una vez dentro, es imposible para cualquier aficionado o enamorado del vino observar su principal estantería repleta de tal extraordinaria selección de vinos y salir con las manos vacías. Mi compra en esta ocasión fue Grange Bara Lot15, syrah de Daniel Sage, quien elabora algunos de mis vinos preferidos, esta botella tiene sólo 9,5% de graduación alcohólica.
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Entre otros vinos y entre las dos
tiendas visitadas en Copenhague, Vin de Table y Rødder & Vin, nos llevamos
algunas joyas como souvenir.
Varios son los restaurantes y bares de
vinos apuntados para visitar en una futura estancia: Bæst, localizado en Nørrebro;
Terroiristen, a pocos pasos de Manfreds, en la misma acera; Nabo o Kadeau,
ambos en Christianshavn, y por supuesto, Rosforth & Rosforth, la tienda
ubicada debajo de Knippelsbro, el puente que permite cruzar hasta el barrio de Christianshavn
desde muy cerca de donde se encuentra el bonito edificio de la antigua bolsa de
Copenhague. En nuestra visita a Rosforth & Rosforth coincidimos con la
celebración del salón Vini di Vignaioli, uno de los eventos vinícolas entre los
que suelen acoger; en cualquier caso, volveremos a acercarnos al local de este
importante importador en la próxima visita a Copenhague.
Copenhague dispone de una buena lista de
museos a visitar, como el Design Museum Danmark o la National Gallery of
Denmark entre otros, muy recomendables, pero existe un espectacular museo
localizado a escasos 35 minutos en tren desde Central Station. Tras bajar en Humlebæk
Station y recorrer un corto paseo, encontramos Louisiana Museum of Modern
Art, fundado en 1958. Es mi museo preferido y el más bello de entre todos los
que he visitado en cualquier viaje; lo era hace nueve años, en mi primera
visita, y continua siéndolo ahora tras volver a visitarlo. Los motivos de mi
elevado entusiasmo son varios: la belleza de su entorno, en plena naturaleza,
rodeado de jardines y frente al mar, grandioso; las esculturas expuestas al
aire libre y perfectamente integradas en el paisaje; la sala dedicada a Alberto
Giacometti con algunas de sus mejores obras, como "Hombre que camina"
o "Mujer de pie", y las
geniales exposiciones temporales que organizan a lo largo del año.
En nuestra visita coincidimos con dos
extraordinarias muestras: la asombrosa, emocionante y variada obra del artista
sudafricano William Kentridge (Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017) y
la exposición, especialmente pinturas, del artista danés TAL R.
Tras nuestra estancia en Copenhague, proseguimos
nuestro viaje en la cercana Malmö...
Vicente
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