Cocina
sin mamonadas o alta cocina de barrio son algunos calificativos con los que
simpáticamente se autodefinen en Granja Elena. No puedo estar más de acuerdo.
En esta casa se come bien, muy bien.
Ambiente agradable y distendido,
buena atención y simpatía en un lugar abierto desde hace más de 40 años y que marcha
por la tercera generación de la familia. Localizado en Zona Franca (Barcelona).
Frecuentado por clientes del barrio, parroquianos de siempre y, cada vez más,
lugar de peregrinación para seguidores del vino y de la buena comida.
El equipo en cocina y en
comedor consiguen que el comensal disfrute. Los platos varían asiduamente al
ritmo de los productos de temporada, trufa negra, setas, verduras, pescado...
Materia prima de primera calidad.
Vale la pena acudir a este
restaurante familiar y disfrutar de sus almuerzos y comidas entre semana, esas
"Borrajas en menestra con almejas y almendras" no se nos olvidan. Y sus
almuerzos de los sábados son cada vez más populares: "Ensalada de tomate
raf con sardina ahumada", "Callos a la madrileña", "Fricandó
de albóndigas con trompetas", "Garbanzos con butifarra de
perol", "Tortilla de kokotxas de bacalao", "Tartar de vaca
a la mostaza"... De postre, "Recuit de Jafre con miel y
garrapiñadas", "Tubo crujiente de pistachos con su helado y mousse de
mel i mató"... Por favor, llámese almuerzo, no brunch.
Tardana
Orange 2014
No
es un zumo, no, es un vino sin aditivos elaborado por Mariano Taberner, de
Bodegas Cueva, localizada en La Portera, a escasos kilómetros de Requena. Ya
conocía algunos de sus vinos como los espumosos Tardatto y Rosatto, pura
chuchería que recuerda a sabores de infancia.
Tardana
Orange (pronúnciese en este caso la g y la e) está compuesto de una uva blanca autóctona
de la zona de Utiel-Requena, la tardana, también algo de cardinale y un punto
de vino de la Terra Alta de su colega Laureano. Curiosidades que nos cuentan. Poco
conozco sobre su elaboración, al parecer el color, aunque se realiza maceración
pelicular, no es debido a una maceración muy larga de la uva blanca en sus
pieles al estilo de los orange wines, sino por el tipo de uva y su mezcla. Sea
como sea, lo que importa es que el vino es una delicia, fresco y fácil de
beber. Como indica su contraetiqueta: "Uva y nada más... Para beber en
cualquier momento". Realmente refrescante. Grado alcohólico 12.5%.
Pink
Pinotage Cellar Foot 2013
"And now
something completely different". Un vino sudafricano, en concreto de Swartland,
de las bodegas Lammershoek. Una de las últimas botellas que realizó Craig
Hawkins antes de dedicarse exclusivamente a sus propias elaboraciones.
Pinotage
es la variedad tinta emblemática del país, creada a principios del XIX cruzando
pinot noir y cinsault. En aquellos tiempos, la cinsault era conocida en
Sudáfrica como hermitage, de ahí lo de pinotage.
Bayas rojas, yogurt de
fresa (de los de tarro de cristal de la infancia), sandía, varía a cada instante,
muy divertido. Turbio. Un vino que juega al límite por momentos, pero su
singularidad eclipsa sobradamente cualquier deficiencia. Nos gusta. Como indica
su contraetiqueta: "Why is this wine
different? Because it is easily drunk by oneself before sharing the second
bottle".
El Pino
Rojo 2011
Seguimos
con un vino de la bodega Barranco Oscuro. Conocía desde hace tiempo su
fantástico Brut Nature (de la variedad local vigiriega) y su Tres Uves (vigiriega,
vermentino y viognier), pero apuntad: Salvaje Blanco (sauvignon blanc), Ring!
Ring! (riesling), Cardonohay (chardonnay), Rubaiyat (syrah), La Ví y Soñé
(viognier), Garnata... Son algunos de los nombres de los vinos elaborados por esta
bodega granadina a la que por cuestiones de reglamentos no se le permite en la
D.O. de su zona nombrar la variedad de uva. Resultado: imaginación y etiquetas
divertidas.
Es
fácil adivinar la variedad de El Pino Rojo 2011. Nos recomendaron esta botella hace
unos dos meses nuestros amigos de La Pepona (lugar imprescindible, por si
pasáis por Sevilla) y por fin abríamos una botella. ¡Qué bueno! Caramelo de
cereza, regaliz... Fresco. Cojonudo. Un vino de altura. Cepas a unos 1.300 metros
de altitud en la Sierra de la Contraviesa, en la Alpujarra. ¡Una pasada!
Como
los dos anteriores (Orange y Pink), cultivo sin productos de síntesis, ni
herbicidas ni pesticidas, fermentación espontánea, levaduras indígenas, maloláctica
de forma natural, sin adición de anhídrido sulfuroso ni ningún otro aditivo,
sin clarificar... Natural, vivo. Y lo importante, buenísimo.
Por
cierto, antes de salir de este restaurante, yo de vosotros no me perdería los
elixires. Sí, Elixir de Tardana o Elixir de Bobal, los dos dulces elaborados
también por Bodegas Cueva. El primero, mandarina en nariz, pera, melocotón en
boca... El segundo, higos, frutos negros... Deliciosos. Nada empalagosos. En
ambas botellas indica la cantidad de sulfuroso total (5,60 mg/l) y la frase:
"Contiene sulfitos no añadidos". Solo 10,5% de graduación.
Vinos con personalidad
en la carta de este bar-restaurante familiar. Entre otras botellas y productores:
Patio de Samuel Cano (La Mancha), Tentenublo (Rioja), Albamar de Xurxo (Rías
Baixas), 7 Fuentes de Suertes del Marqués (Orotava-Tenerife), Issué de Bernardo
Estévez (Ribeiro), Guímaro (Ribeira Sacra), Partida Creus (en el Penedès),
Calabretta (Etna-Sicilia) y también un muy interesante clarete del Bierzo
llamado Mil Razas (todas las variedades blancas y tintas de la zona y crianza
en castaño). Grandes opciones para próximas visitas. Y si no nos decidimos, nos
dejaremos aconsejar completamente por su sumiller. Acierto seguro.
Vicente
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