domingo, 1 de marzo de 2015

Rojo, Pink, Orange... Vinos, almuerzos y comidas en Granja Elena



Cocina sin mamonadas o alta cocina de barrio son algunos calificativos con los que simpáticamente se autodefinen en Granja Elena. No puedo estar más de acuerdo. En esta casa se come bien, muy bien.

Ambiente agradable y distendido, buena atención y simpatía en un lugar abierto desde hace más de 40 años y que marcha por la tercera generación de la familia. Localizado en Zona Franca (Barcelona). Frecuentado por clientes del barrio, parroquianos de siempre y, cada vez más, lugar de peregrinación para seguidores del vino y de la buena comida.

El equipo en cocina y en comedor consiguen que el comensal disfrute. Los platos varían asiduamente al ritmo de los productos de temporada, trufa negra, setas, verduras, pescado... Materia prima de primera calidad.

Vale la pena acudir a este restaurante familiar y disfrutar de sus almuerzos y comidas entre semana, esas "Borrajas en menestra con almejas y almendras" no se nos olvidan. Y sus almuerzos de los sábados son cada vez más populares: "Ensalada de tomate raf con sardina ahumada", "Callos a la madrileña", "Fricandó de albóndigas con trompetas", "Garbanzos con butifarra de perol", "Tortilla de kokotxas de bacalao", "Tartar de vaca a la mostaza"... De postre, "Recuit de Jafre con miel y garrapiñadas", "Tubo crujiente de pistachos con su helado y mousse de mel i mató"... Por favor, llámese almuerzo, no brunch.

En solo dos visitas que he realizado se ha convertido en uno de mis rincones preferidos de la ciudad. No solo por sus sabrosos platos, también por su exquisita selección de vinos:

Tardana Orange 2014

No es un zumo, no, es un vino sin aditivos elaborado por Mariano Taberner, de Bodegas Cueva, localizada en La Portera, a escasos kilómetros de Requena. Ya conocía algunos de sus vinos como los espumosos Tardatto y Rosatto, pura chuchería que recuerda a sabores de infancia.

Tardana Orange (pronúnciese en este caso la g y la e) está compuesto de una uva blanca autóctona de la zona de Utiel-Requena, la tardana, también algo de cardinale y un punto de vino de la Terra Alta de su colega Laureano. Curiosidades que nos cuentan. Poco conozco sobre su elaboración, al parecer el color, aunque se realiza maceración pelicular, no es debido a una maceración muy larga de la uva blanca en sus pieles al estilo de los orange wines, sino por el tipo de uva y su mezcla. Sea como sea, lo que importa es que el vino es una delicia, fresco y fácil de beber. Como indica su contraetiqueta: "Uva y nada más... Para beber en cualquier momento". Realmente refrescante. Grado alcohólico 12.5%.


Pink Pinotage Cellar Foot 2013

"And now something completely different". Un vino sudafricano, en concreto de Swartland, de las bodegas Lammershoek. Una de las últimas botellas que realizó Craig Hawkins antes de dedicarse exclusivamente a sus propias elaboraciones.

Pinotage es la variedad tinta emblemática del país, creada a principios del XIX cruzando pinot noir y cinsault. En aquellos tiempos, la cinsault era conocida en Sudáfrica como hermitage, de ahí lo de pinotage.

Bayas rojas, yogurt de fresa (de los de tarro de cristal de la infancia), sandía, varía a cada instante, muy divertido. Turbio. Un vino que juega al límite por momentos, pero su singularidad eclipsa sobradamente cualquier deficiencia. Nos gusta. Como indica su contraetiqueta: "Why is this wine different? Because it is easily drunk by oneself before sharing the second bottle".


El Pino Rojo 2011

Seguimos con un vino de la bodega Barranco Oscuro. Conocía desde hace tiempo su fantástico Brut Nature (de la variedad local vigiriega) y su Tres Uves (vigiriega, vermentino y viognier), pero apuntad: Salvaje Blanco (sauvignon blanc), Ring! Ring! (riesling), Cardonohay (chardonnay), Rubaiyat (syrah), La Ví y Soñé (viognier), Garnata... Son algunos de los nombres de los vinos elaborados por esta bodega granadina a la que por cuestiones de reglamentos no se le permite en la D.O. de su zona nombrar la variedad de uva. Resultado: imaginación y etiquetas divertidas.

Es fácil adivinar la variedad de El Pino Rojo 2011. Nos recomendaron esta botella hace unos dos meses nuestros amigos de La Pepona (lugar imprescindible, por si pasáis por Sevilla) y por fin abríamos una botella. ¡Qué bueno! Caramelo de cereza, regaliz... Fresco. Cojonudo. Un vino de altura. Cepas a unos 1.300 metros de altitud en la Sierra de la Contraviesa, en la Alpujarra. ¡Una pasada!

Como los dos anteriores (Orange y Pink), cultivo sin productos de síntesis, ni herbicidas ni pesticidas, fermentación espontánea, levaduras indígenas, maloláctica de forma natural, sin adición de anhídrido sulfuroso ni ningún otro aditivo, sin clarificar... Natural, vivo. Y lo importante, buenísimo.

Por cierto, antes de salir de este restaurante, yo de vosotros no me perdería los elixires. Sí, Elixir de Tardana o Elixir de Bobal, los dos dulces elaborados también por Bodegas Cueva. El primero, mandarina en nariz, pera, melocotón en boca... El segundo, higos, frutos negros... Deliciosos. Nada empalagosos. En ambas botellas indica la cantidad de sulfuroso total (5,60 mg/l) y la frase: "Contiene sulfitos no añadidos". Solo 10,5% de graduación.

Vinos con personalidad en la carta de este bar-restaurante familiar. Entre otras botellas y productores: Patio de Samuel Cano (La Mancha), Tentenublo (Rioja), Albamar de Xurxo (Rías Baixas), 7 Fuentes de Suertes del Marqués (Orotava-Tenerife), Issué de Bernardo Estévez (Ribeiro), Guímaro (Ribeira Sacra), Partida Creus (en el Penedès), Calabretta (Etna-Sicilia) y también un muy interesante clarete del Bierzo llamado Mil Razas (todas las variedades blancas y tintas de la zona y crianza en castaño). Grandes opciones para próximas visitas. Y si no nos decidimos, nos dejaremos aconsejar completamente por su sumiller. Acierto seguro.

Vicente 




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