Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

miércoles, 10 de julio de 2019

Oslo y los vinos naturales: Brutus, Esaias Vinbar, Smalhans, Bar Lardo, Bass, Territoriet, Merkur Bar, Katla, Arakataka, Einbar…



Oslo es una ciudad moderna y funcional, rodeada de bosque y mar. Una ciudad para visitar. Sus calles presentan poco tráfico, vimos que muchos de los coches que circulaban eran eléctricos. Arquitectónicamente destaca el edificio de la Ópera de Oslo, inaugurado en 2008, y con la particularidad de que se puede caminar por su techo, la cubierta es de mármol. También destaca el edificio del Museo Astrup Fearnley, diseñado por Renzo Piano y que alberga una colección de arte contemporáneo; se encuentra al final del Aker Brygge, antiguo muelle ahora zona de ocio y paseo. Una de las cosas que más me gustó fue el Parque Vigeland y sus famosas esculturas al aire libre. Otra de las facilidades que ofrece la ciudad, es la posibilidad de realizar un recorrido en barco, alrededor de las numerosas y pequeñas islas existentes a corta distancia del puerto.


Respecto al mundo del vino, existen numerosos bares, wine bars y restaurantes con una oferta realmente grandiosa. Vinmonopolet es la cadena estatal de tiendas de vinos y licores, no es posible comprar en otro lugar. He de decir que en estas tiendas se pueden encontrar cosas muy interesantes, inclusive vino natural, al menos yo compré algunas botellas australianas de mi gusto imposibles de ver en España. Después os escribiré la dirección de una de las tiendas mejor pertrechada y situada en uno de los barrios de moda.

Nuestro recorrido:



El primer restaurante que reservé, el elegido para la primera cena en Oslo. No tenía la menor duda y no me decepcionó en absoluto. Nos atendió Mathias, quien nos aconsejó algunos de los platos. Sentados en la enorme mesa a compartir situada frente a la cocina abierta, empezamos con unas ostras de Noruega, recogidas a sólo 2 horas de Oslo, carnosas y bestiales; y para beber, sidra noruega que elabora el propio Mathias, fenomenal combinación.


Para los siguientes platos era difícil decidirse entre la abundante oferta de su carta de vinos, aunque ofrecían varios por copas, opté por una botella de Su chi no’nau 2013 de Gianfranco Manca. De lo mejorcito que he bebido de Panevino. Nos pareció extraordinario. Cannonau.


Disfrutamos de una cena fabulosa en Brutus: oysters with bloody mary, grilled duck wings, leek and mustard, whale tartar, grilled lamb, rhubarb and ice cream. Nos gustó mucho.

Antes de irnos, Mathias nos enseñó la bodega de vinos situada en el sótano.



Justo al lado de Brutus, de los mismos propietarios. Para acudir antes o después. También tienen sidras naturales. Nosotros acudimos antes y disfrutamos de un par de botellas tamaño tercio de Frukstereo, sidra natural que elabora nuestro amigo Karl en la zona de Malmö, Ciderday Night Fever 2017.

Un mundo de color de rosa, el color que predomina en este curioso bar. Pequeño y divertido y con música heavy metal de fondo.



Abierto desde hacía 2 meses, coincidimos en el día de nuestra visita con una degustación de las sidras de Solhoi Cider, de Martin Bech-Ravn, de origen danés, quien elabora en Oslo su sidra fermentada espontáneamente y sin aditivos. Las etiquetas son diseñadas por él mismo. En cuanto a la sidra, me pareció estupenda, más seca y ácida que las que he probado de Normandía.

El bar estaba atendido eventualmente por Pedro, de origen portugués, le pregunté por el Pedro’s tiny wine bar sobre el que había leído buscando en internet, pero me informó que ya no existía, lástima. Muy amablemente me aconsejó algunas direcciones que no tenía anotadas en mi libreta, sitios de vinos, por supuesto. Pedro se estaba encargando de darle el empujón inicial al local.




No fue la única visita que hicimos al Esaias Vinbar. En otra ocasión tomamos un aperitivo, a base de estas fabulosas sidras, aunque disponen de numerosos vinos, algunos por copas. Conversamos con Frédéric, de origen francés, otro trabajador del bar, también muy simpático, quien nos comentó un poco su experiencia en la ciudad después de 7 años en el país. Nos quedó claro que junio era uno de los mejores meses para visitar la ciudad, y que la pega era la falta de luz solar en determinados periodos del año, no todo es mágico.

Si viviéramos en esta ciudad, Esaias sería uno de los sitios que más frecuentaríamos.



Localizado en la calle Ullevåloveien 43, muy cerca de St. Hanshaugen Park. Seis años ya de vida. Se puede reservar para cualquier horario, comida, tarde o cena. Todos los días. Desde hamburguesas a plato del día u opción de menú degustación a la noche. Preparando el viaje, creo recordar que fue en su instagram donde había visto alguna botella del Domaine Peyra. En cualquier caso, dudaba de que les quedara; pero sí, me llené de gozo al ver una de sus referencias en la carta de vinos y más aún al confirmarlo detrás de la vitrina del gran armario de vinos. Al parecer, le quedaban seis, cinco tras mi visita. Domaine Peyra Vieilles Vignes L04, 11% de graduación. Este vino es una joya, se mostró colosal, con tremenda acidez, laaaargo, increíble, emocionante, especial, fuera de serie.



En Thorvald Meyers Gate 26. Restaurante situado en el barrio de Grünerlokka, antiguo barrio obrero, donde ahora abundan las cafeterías, tiendas, restaurantes, bares... Llegamos a él desde el centro cruzando el puente Ankerbrua y dejando atrás el río Akerselva, río que atraviesa Oslo de Norte a sur.


Anguila ahumada, tomates noruegos, rape... Se cena muy bien aquí. Dudé mucho en qué botella pedir, en su carta había bastantes referencias, cuando me decidí por una dio la casualidad de que estaba agotada; la sommelière, muy amablemente me propuso muchas otras opciones, hasta que encontré en la lista algo muy interesante para mí, Heavencider del Domaine No Control de Vincent Marie en Auvergne, 5% Alc./Vol. Conocía bastante su Hellcider en sus dos primeras añadas, pero no sabía que trataba también con el cielo. Sencillamente deliciosa.



¡Qué agradable y bonito! Precioso wine bar, también en Grünerlokka, en la calle Markveien 58. Abierto desde hace 4 años y medio. De entre los vinos por copas, elegimos: Post Flirtation 2018 de Martha Stoumen, California, roussane, colombard, marsanne y muscat blanc, me gusta más su versión tinta; Out of the meadow 2018, dela misma productora, chenin, vermentino, green hungarian, chasselas doré y trousseau gris. 10% de graduación el primero, 11,5% el segundo.


Tuve la suerte de degustar las últimas copas que les quedaba de la única botella disponible de Amazon 2014, pinot noir, vino de Patrick Sullivan, Yarra Valley. Me encantan sus vinos.


En la misma calle que Territoriet, un poco más arriba, se encuentra una de las tiendas Vinmonopolet que más me gustaron, por la calidad y variedad que ofrecía, aquí compré varias botellas, tenía que ser en Grünerlokka.



Calle Mollergata 38A. Curioso bar, curioso porque tiene pinta de bar de barrio, no destaca desde la calle al pasar a su lado y, sin embargo, la experiencia resultó muy, muy agradable. Nos gustó este pequeño bar, donde preparan, entre otros platitos, tablas de embutido y queso de cabra, de origen noruego todo, a excepción del aceite de oliva virgen extra, de España. También disponen curiosamente de cerveza Mahou de barril y de una excepcional sidra local rosada de grifo, de Solhoi Cider. Una pequeña muestra, pero bestial selección de vinos naturales de todo el mundo completa, junto a la buena música, la particularidad del lugar.


Bebimos un vino de Anton van Klopper, Lucy Margaux, Basket Range en Adelaide Hills. Pinot gris y grenache gris. Cinquante nuances de gris 2017. ¡Supernatural! 11,5%.

De entre los locales que me aconsejó Pedro en Esaias Bar, dos no los tenía en mi lista, los dos los visité el mismo día, Merkur Bar y Katla, el primero a manera de aperitivo y en el segundo como cena en el Food Bar, rincón del restaurante donde no era necesario reservar. 



Precioso. Very, very nice wine and sake bar in Oslo. Estilo años 50.

Aceitunas, almendras y… Les Dentelles L17 de Anne et Jean-François Ganevat, syrah y grenache. Hacía tiempo que no bebía nada de Ganevat, no sé por qué. Este vino estaba buenísimo. Por copas. También 3 Colours Red 2018, sauvignon blanc, pinot gris y pinot noir de Lucy Margaux. Tengo la 2017 sin abrir en casa, como esté la mitad de bien que ésta ya me conformo.





Aperitivo en Merkur y cena en el restaurante Katla, de reciente inauguración, agosto de 2018. Cocina deliciosa, apetitosa y divertida. De influencia asiática o sudamericana y productos del mar: Korean fried chicken wings, tacoyaki, vieiras, rodaballo… Mi elección para acompañarla, Kopines! 2017, chardonnay y aligoté de Anne et Jean-François Ganevat. Superbe!




Se puede reservar en el restaurante o bien visitar el food-bar o wine bar, sin necesidad de reservar en este último caso.


Otro que nos encantó, lo pasamos muy bien. Bonito restaurante. Food bar en un lado de la sala del comedor, desde donde se observa todo el restaurante, mesas altas pero cómodas, frente a la barra y junto a los amplios ventanales.


Extensa carta de vinos, clásicos y naturales. Nuestra elección, un pet nat, I anm the ninja de Craig Hawkins, Testalonga El Bandito, Chenin de Swartland, Sudáfrica. Y para acompañarlo: oysters, kingcrab, wild salmon & smoked yogurt, cheese croquette, blue cheese, rapsberries & rhubarb… Leo en mis notas: “Delicious dinner at Arakataka Bar”.




The Food Bar at Arakataka abrió en 2015, ofrecen menú degustación de 4 ó 5 platos o a la carta. Tienen también opción de maridaje de vinos. No es necesario reservar, sí en el restaurante.


Einer es el restaurante y escaleras abajo, en el sótano, se encuentra Einbar. Enorme barra, espacio amplio, no criticaré la decoración, aunque no la entiendo. La atención, una vez más, muy buena, como en todos los sitios visitados.

Disfrutamos con Beach, chenin de Tom Shobbrook, Barossa Valley. Para acompañarlo: white asparagus, lamb and mushrooms, potatoes and lovage, rhubarb and honey. Otra gustosa cena en Oslo.




Fueron cinco días en la ciudad, cinco días de junio que se nos hicieron realmente cortos. Lo pasamos muy bien y esperamos volver en alguna otra ocasión, de momento seguíamos nuestro rumbo, hacia Bergen.

Vicente

© elvinoquebebo.com


Algunas compras en Oslo

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sábado, 6 de julio de 2019

Gotemburgo y el vino natural: Gården, Bar Centro, Bar La Lune, Trattoria La Strega, Folk...



En Göteborg, ciudad que hemos visitado por primera vez, de tamaño medio, muy tranquila y ordenada, pasamos unos días disfrutando del paseo por sus calles y recorriendo varios de sus bares y restaurantes, alguno de ellos ya se encuentra entre mis preferidos.

Systembolaget es la cadena estatal de tiendas, el único lugar donde es posible comprar vino en Suecia. Tras entrar en un par de ellas, sin encontrar nada que me llamara la atención, era difícil pensar que sin embargo la selección de botellas que vi en los bares y restaurantes dedicados al vino natural podía ser tan fabulosa.



Primera noche y primera cena en Gotemburgo. Me siento feliz por la elección. Se define como Bistro & Vinbar. Puedes elegir consumir a la carta o del menú degustación con maridaje de vinos. No admiten billetes o monedas a la hora de pagar (cash free restaurant).

Había consultado su instagram previamente, así que me atreví a pedir directamente como aperitivo una botella de ideal tamaño mediano, una sidra sueca con la que me apetecía inaugurar nuestra estancia en este viaje. Acerté. Cider revolution 2017 de Fruktstereo, sidra de manzanas y peras que elabora nuestro amigo Karl Fredrik Sjostrom en Skåne, al sur del país, concretamente en Malmö, sin aditivos ni sulfitos añadidos.


La otra botella que vi en el instagram del restaurante y que tenía en mente aparecía también entre las referencias de su carta de vinos: Pipe Dream 2015 de Unico Zelo. Nero d’Avola elaborado por Brendan y Laura en Adelaide hills. Tras su preciosa etiqueta se mostraba una variedad difícilmente distinguible de la mejor nero d’Avola siciliana. La bebida, los deliciosos platos y el lugar, lograron hacernos disfrutar de la velada. ¡Ojo! Había reservado hora para las 19:15, y no eramos los primeros, un horario nada extraño en estas latitudes.


Los platos: croquetas de camarones con huevas de trucha y eneldo, pepino braseado, como entrantes; caballa, esparragos y alga, como principal; platito de quesos y de postre ruibarbo (rabarber) y tarta de almendras.

Entre otros vinos disponibles vi de Barranco Oscuro, Vinos Ambiz, Coutelou, Claus Preisinger, Koppitsch, Rennersistas, La Sorga, Le Pelut, Slobodne, Domaine de Kalathas, Milan Nestarec, Angiolino Maule, Gentle Folk... Vinos variados de alrededor del mundo.



Plato del mediodía, minestrone, fantástico para un día no frío pero sí algo lluvioso. Este céntrico bar además tiene una tremenda colección de vinos. Y buen café.

Acompañamos el plato con unas copas del Susucaru Rosso 2017 de Frank Cornelissen. Sí, Susucaru tinto, no rosado, 85% de nerello mascalese, el resto nerello capuccio y minella druvor. Pasamos un rato muy agradable.


Bar La Lune  (fotografía de cabecera)

Me encanta este lugar, pequeño, con buen ambiente, buen rollo, deliciosos platillos y vinos top. ¡Qué más se puede pedir! Sí, repetir, como fue nuestro caso, pero vayamos por partes.

Se trata de un bar de vinos. Sin reservas. De reciente apertura, abierto por Oskar Ahlvin a principios de noviembre del 2018. Tienen una pequeña carta con los posibles platos a saborear, unos diez en total. Las botellas están a la vista, bien en los estantes o bien en el armario de vinos. Ojo con los magnums del estante superior.


En nuestra primera visita, elegimos tres platillos, burrata con caponata y pan carasau, caballa ahumada con ruibarbo y flores de apio y finalmente paté con encurtidos y mostaza. Para beber Perséphone en péril Lot 2018, carignan de Daniel Sage, Ardèche. Estupendo.

Atentos al instagram del local, lo digo porque a los dos días vimos en él fotos de la nueva mercancía que les llegó y decidimos pasarnos de nuevo tras cenar en otro sitio que ya teníamos reservado, la última noche en Gotemburgo había que celebrarla. La mercancía consistía, entre otras botellas, en la última novedad de Kenjiro Kagami, Ja-Do! 2015, poulsard del Domaine des Miroirs, que nos bebimos casi sin darnos cuenta.

En mis notas leo: ”My favourite place in Göteborg”.



Restaurante italiano, platos del norte de la península italiana. Aquí se cena de maravilla. Nina Rydqvists permanece al frente de su cocina y Andrea Consonnis en sala y a quien podemos preguntar cualquier cosa respecto al vino. Un lugar de trato encantador y con una lista de vinos extraordinaria, fuera de serie. Me apeteció probar Ordinaire 2017 de Julie Balagny, Beaujolais. Me gustan mucho sus vinos, aunque su cuvée En Remont sigue siendo mi preferida.


Los deliciosos platos: insalata scampi (langostinos) e lardo, spaghetti nero ai gamberi y risotto alla lavanda. Pedimos de la carta, pero es posible un menú degustación. 

Respecto a la carta de vinos, consta de varias hojas, encontramos vinos de Sage, Desplats, Pierre Beauger, Lefort, Rosenberger, Inoue Mito, Labet, Overnoy, Etienne Thiebaud, Kenjiro Kagami, Yvon Métras, Giuseppe Rinaldi, Le Coste, Roagna, Bini, Cappellano... ¡Una locura! Una lista mareante. Vinos buscados en todo el mundo por los amantes del vino natural. Me faltaban días.


Restaurante abierto desde otoño del 2014. Localizado en el Folkteatern, cuya programación consta de diversos eventos musicales: DJ's, conciertos, proyecciones de películas... Su dirección, Olof Palmes Plats.


Disfrutamos del Rosato de Lamoresca, 2017, de sólo 11%, frescura siciliana, ligero, bien de acidez, con sabor a fresa y nada, nada empalagoso. Los platos del restaurante, igualmente frescos: moules-frites; ensaladas, remolacha amarilla; laxsashimi (de salmón); tarta de arándanos y trufas de chocolate. Estuvimos también muy bien atendidos.



Teníamos reservada mesa para este restaurante en la última noche. Los platos más que correctos, la botella elegida genial, estaba en un punto tremendo, P’tit Luchini, chenin de Mai et Kenji Hodgson. Después de cenar tranquilamente y pasar un buen rato, como os he contado visitamos de nuevo Bar La Lune.


Nos gustó Gotemburgo, una ciudad tranquila, fácil de pasear, con numerosas zonas verdes, canales, un importante puerto, tranvía, el coqueto barrio de Haga, repleto de cafés y tiendas con sus características casas de madera, sobresale la torre defensiva Skansen Kronan, construida en 1641 en lo alto de la colina Risasberget, desde la que se puede contemplar la ciudad y los tejados rojos de Haga en primer término. En la ciudad destaca también el mercado Feskekörka (Iglesia del pescado), data de 1874, un lugar donde degustar un plato de ostras noruegas.

Nos gustó Gotemburgo y nos gustan los trenes, así que partimos hacia el país vecino, en concreto a su capital, Oslo.

Vicente

© elvinoquebebo.com



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viernes, 5 de abril de 2019

Bebiendo vino natural en Madrid: Angelita, La Fisna Vinos, Cascorro Bistrot, La Caníbal, Bendito Vinos y Vinilos...



Son numerosos los motivos por los que Madrid me atrae. Además de las impresionantes colecciones que albergan sus museos, las constantes exposiciones de arte o la poderosa y variada oferta teatral, me gusta también el ambiente de sus calles, repletas de paseantes, sus plazas y mercados, su oferta culinaria y, sobre todo, su carácter acogedor y abierto. Si a todo ello se une la posibilidad de disfrutar del vino natural en varios de los locales, me reafirmo en que Madrid es una ciudad a visitar repetidamente.

En varias ciudades europeas los locales dedicados al vino natural se concentran por lo general en una mayor proporción en determinados barrios. Así, en Londres tendríamos la zona de Shoreditch; en Berlín destaca el barrio de Neukölln; en París el 11ème, por supuesto, y en Madrid esto ocurre en Lavapiés, un barrio multicultural, tradicional y alternativo a la vez.

A excepción del primer restaurante visitado, Angelita, el resto de locales donde destaca la oferta de vinos naturales y que visitamos en esta ocasión, a mediados del mes de marzo, se encuentran en Lavapiés.

Os cuento nuestra experiencia:

Angelita


Si de la anterior estancia en la ciudad nos despedimos visitando este restaurante, en esta nueva ocasión nos apeteció comenzar nuestro recorrido cenando en él. Se localiza en una calle tranquila, paralela a la Gran Vía, calle de la Reina, en la popular zona de Chueca. El comedor, con grandes ventanales, está orientado a dicha calle. También disponen de una completa coctelería que ocupa el sótano.

Habíamos reservado una mesa para dos para un martes noche; al poco el restaurante se llenó, y no me extraña porque cenamos muy a gusto: pimientos asados con sardina ahumada; pisto de verduras; tortilla "vaga" de tendones de res y huevas de mújol, plato que me alegro que nos recomendaran; canelones de rabo de toro y setas silvestres;  mousse de boletus, frutos del bosque y crumble de tomillo... Platos todos deliciosos.


En todo momento bien atendidos, elegimos para beber una botella y varias copas de entre su extensa carta de vinos. Ofrecen bastantes vinos naturales, junto a otros más clásicos, inclusive por ejemplo grandes vinos de Borgoña.

Costadilà, fue la botella elegida, un pet nat que siempre me gusta, en cualquiera de sus alturas, en este caso 280 slm. Prosecco. Véneto. 10,5 %.


Disfrutamos también con varias copas: Berretes 2016 de Microbodega del Alumbro, Zamora, y Sade 2017, de Orly Lumbreras, Cebreros, ambos orange wines; Ignios Listán Negro de Borja Pérez, Tenerife, del que no recuerdo la añada pero que se mostró espléndido, y La Payana 2016 de Silvia Marín y Kike Prados (también conocido como Kike con K). Vino, este último, de la zona de Cebreros, Sierra de Gredos, y que como bien indica en su etiqueta procede de "garnachas viejunas" y proporciona "placer adulto".

Fenomenal primera noche en Madrid con esta cena en Angelita que celebramos degustando una última copa de un extraordinario vino bajo velo del Jura, Vin Jaune 2010 del domaine Labet.



Tienda y bar de vinos localizada en la calle del Amparo, en Lavapiés. Un lugar con buen ambiente y concurrido, de cuyo éxito nos alegramos mucho. No es la primera vez que lo visito, ni será la última, claro. No realizan reservas, acudimos en la tarde noche. Muy bien atendidos por Delia, copropietaria del local junto a Iñaki, degustamos algunas tapas y platitos, como las alcachofas con jamón ibérico, los champiñones rellenos de chipirón y los pimientos asados de Zamora, pimientos tan buenos como los del restaurante Angelita, son de la misma familia proveedora.


Vale la pena visitar la sala del fondo del local donde se exponen las botellas de la tienda. No están especializados estrictamente en vinos naturales, sino en los vinos que les gustan. En cualquier caso, no creo que sea frecuente encontrar un sitio como éste en el que, como ocurrió el día de nuestra visita, se tiene la posibilidad de optar, entre otros vinos, por dos pet nat servidos por copas, sin aditivos y de las características de Restons Nature y Piège à Filles. De Julien Albertus, Domaine Kumpf et Meyer, Alsace, el primero, y de Pascal Potaire y Mosses Gadouche, Domaine des Capriades, Loira, el segundo. Uno te reduce la sed, el otro te acaba de deleitar. 


Un pet nat siempre apetece, pero especialmente en unas fechas que coincidían con un muy agradable tiempo primaveral, a veces incluso veraniego. Quedamos bien satisfechos y con ganas de una próxima visita.



Muy cerca del mercado de la Cebada, en la popular Plaza de Cascorro y por lo tanto en pleno Rastro de Madrid, se localiza este bistrot y bar de vinos dirigido por Carlos Campillo, precursor y defensor del vino natural en Madrid. Creó hace años el ya desaparecido Le Petit Bistrot, también Solo de Uva, fue socio de la tienda Wine Attack y desde hace aproximadamente año y medio impulsa este nuevo proyecto.

Ofrecen un menú al mediodía entre semana a precio ajustadísimo. También están disponibles las opciones de la carta. Otra posibilidad es el plato del día, de cuchara. Comimos muy bien: sopa de cebolla gratinada, sardinas marinadas, parmentier de pato confitado... y una también deliciosa tarta Tatin. Cocina con enfoque francés.




Tienen un listado de 20 vinos por copas y multitud de referencias por botella, españolas y francesas en su mayoría, también alguna portuguesa. Todos naturales.

Siempre con ganas de pet nat, nuestra elección fue una botella de Batiburrillo, espumoso de monastrell de Juan Pascual López, bodega Viña Enebro, Bullas, Murcia; probamos también unas copas de Aire Salvaje, airén de Samuel Cano, La Mancha, estupendo con los primeros platos, y finalmente, con el plato principal, disfrutamos con la cuvée Souriez 2016, syrah muy bebible, fresca y frutal, elaborada por el joven vigneron de origen japonés Kohki Iwata, establecido en el sur de Francia. La bodega se denomina Wa Sud.


En la próxima ocasión, volveremos para disfrutar también de sus cenas o simplemente acomodarnos en su barra y degustar tapas y vinos.



Puesto situado dentro del Mercado de San Fernando, mercado inaugurado en 1944 y uno de los centros neurálgicos del barrio de Lavapiés. La Siempre Llena la conocí ya en mi anterior visita a Madrid. Ofrecen vinos a granel, por copas o en botella. Me encantó ver a clientes comprar vino por litros para llevarse. Se trata de una tienda y bar de vinos ideal también para tomar el aperitivo, fue nuestro caso. Degustamos unos riquísimos chicharrones de Cádiz con una copa del espumoso de Viña Enebro, monastrell rosado de Bullas del que disponían de unas cuantas botellas, y otra copa de graciano de Uva de Vida, bodega de Toledo, servida directamente del grifo. Rodeados de un ambiente de mercado, esto es un gustazo.



Bonito local, moderno y de muy reciente apertura, creo que desde el pasado otoño. Se encuentra a un paso del Museo Reina Sofía, en la calle Argumosa.


Disponen de una enorme sala a la entrada con una gran mesa y taburetes, también de una sala de comedor a continuación. Conviene observar detenidamente la tremenda exposición de botellas de vinos dispuestas dentro de los armarios acondicionados, no todos aparecían en la carta, seguramente debido a la llegada de nuevas referencias. Un punto fuerte es su panel de vinos de grifo, a granel, ofrecidos por jarras, por copas o para llevar en una bonita botella serigrafiada. Destacan los rótulos anunciando los vinos, con el nombre de sus autores, vimos de Samuel Cano, de Julián Ruiz y de Daniel Ramos, entre otros. Un puntazo. También ofrecen cervezas artesanas. Una muestra de quesos de calidad completa la sugerente oferta, de hecho, nos quedamos con la idea de en una próxima ocasión degustar una tabla acompañada por vinos.

Se comunica con el restaurante contiguo, O Pazo de Lugo, mucho más clásico y del mismo propietario. Aún siendo un estilo completamente diferente, comparten menú y platos. La cocina está situada en dicho restaurante.


Volviendo al tema vinos, probamos algunos de los vinos ofrecidos por grifo, también alguno de los vinos ofrecidos por copas de entre una selección de botellas y finalmente, para comer, le eché el ojo a una botella de Hautement Tellurique, de Catherine Dumora y Manu Duveau. Una de sus gamay que no había probado todavía y que me pareció una delicia muy de mi gusto; se trata de una de mis zonas preferidas, Auvergne.

Bendito Vinos y Vinilos (fotografía de cabecera)


Localizado dentro del Mercado de San Fernando, Lavapiés. Bendito Vinos y Vinilos es uno de mis lugares preferidos, de Madrid y de cualquier parte; de hecho, en esta oportunidad lo disfrutamos en dos ocasiones, una un viernes tarde noche, antes de acudir al teatro, y la segunda en el brunch del día siguiente, rodeados por el ambiente de mercado en sábado.

Para quien no conozca todavía esta tienda y lugar de degustación de vinos, les diré que ocupa un pequeño espacio, pero que desborda placer debido a su extraordinaria selección de vinos, todos naturales, a sus tablas de quesos, la exquisita cecina o el jamón, y sobre todo gracias a la siempre agradable atención de su propietario y alma del local, José, quien demuestra su buen criterio por los productos que he mencionado y trata de que todo cliente se sienta a gusto.




Varios vinos por copas probamos en nuestra visita del viernes: La Flûte Agitée 2016, pet nat de la variedad chasselas elaborado por Grégoire Perron, bodega La Combe aux Rêves, Savoie, un pet nat que me encantó; Salvaje Blanco L2017 de Barranco Oscuro, disponen de todos los vinos de esta bodega granadina, pionera del vino natural en España; Charpindo 2017, de Charles Dagand, como un zumo de chardonnay y pinot noir del Jura; Rosado 2018 de Fabio Bartolomei, garnacha de Sierra de Gredos, Vinos Ambiz, y finalmente un vino que tenía ganas de probar, Churumbi Lt17 de Raúl Calle, rosado de garnacha de la Sierra de Gredos. Copa a copa, viajando por el mundo desde el Mercado de San Fernando. Me gusta.


Preparado por Ellan, reciente y acertado fichaje del local, disfrutamos en nuestra segunda visita del brunch del sábado al mediodía, consistente en platos refrescantes, varias ensaladas, de naranja y cecina, de puerros con salsa de alcaparras... y una botella que le pedí a José que me guardara para ese día: Nyctalopie de Daniel Sage. Se trata de un vino de Ardèche que bebí por primera vez hace casi tres años en La Pioche, el bistrot de Shinya Hayashi san en Tokio, y que me hacía ilusión volver a disfrutarlo, en diferente añada, pero esta vez en Madrid, en Bendito. Deliciosa gamay bebible a cualquier hora.

Por supuesto, aprovechando su faceta de tienda, cargamos también con algunas provisiones para casa, en nuestro caso líquidas.



Pizza y vinos naturales en Lavapiés. Pizza de masa gruesa y esponjosa, al molde, de estilo argentino y larga fermentación. El lugar nos lo indicó José, de Bendito Vinos y Vinilos. Se localiza en la misma calle de La Fisna, calle del Amparo. Llevan abiertos unos cinco meses. El local me parece moderno, de aspecto industrial. Disponen de una gran mesa alargada y otras más pequeñas, también repisas y taburetes donde acomodarse. El sitio es pequeño pero muy agradable. 

Nos recomendaron elegir un único entrante y una sola pizza para los dos. Nos avisaron de que mayor cantidad podría ser imposible acabarlo. La verdad es que se trata de una pizza grande, generosa, rica y sabrosa. Pedimos una pizza Tartine, a base de mozzarella, patata, parmigiano, tomillo y ají molido, y como entrante tomates "quemados", servidos con chalotas y stracciatella. Había al menos unas ocho pizzas más para elegir y otros cuatro o cinco entrantes. También las ofrecen para llevar. 

Para beber, agua en jarra, disponible a voluntad, y una botella de Mariano Taberner, de Bodegas Cueva, Requena, un pet nat de monastrell de nombre divertido. Existe la posibilidad de vinos por copas. Además del elegido vimos, entre otros, vinos de Rietsch, de Clos Lentiscus, Occhipinti, Bellotti, Esencia Rural y hasta de Pheasant's Tears. Aunque estábamos llenos, la gula nos hizo llegar al postre, un flan de dulce de leche, para golosos y para terminar lo poco que nos quedaba del pet nat. Fue perfecto para un mediodía de domingo soleado y de ambiente relajado.

Final del recorrido vinícola y hasta una próxima estancia en Madrid en la que ya pienso en repetir locales, visitar nuevos o descubrir otros.

Vicente

© elvinoquebebo.com




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