Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

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viernes, 14 de abril de 2017

El jerez en Japón, recorrido por algunos de sus bares: Bar de Ollaria, Sherry Club, Bar Clavel...



El vino de Jerez y su cultura tiene bastantes seguidores en Japón. Los 11.000 kilómetros de distancia no son un impedimento. La afición de los japoneses por los vinos jerezanos, sherry wines, va incrementándose año a año. Un dato indicativo es que en el país existe un número importante de venenciadores oficiales, cerca de 200 profesionales, y por supuesto lugares donde los sherry lovers japoneses disfrutan de estos vinos. Nosotros visitamos cuatro bares especializados, tres en Tokio y uno en Kioto, pero existen más.


Desde el 2014 ostenta según el libro Guinness el récord de jereces ofrecidos, casi 300. El anterior poseedor era otro importante sherry bar, el Sherry Club, ambos localizados en el céntrico barrio de Ginza, en Tokio.


El propietario de Bar de Ollaria es Toshihiko Watanabe san, venenciador oficial por el Consejo. El sumiller Tkasuyuki Sano san nos atendió de forma muy amable y profesional,  al descubrir que éramos españoles nos hizo una demostración de su destreza venenciando líquido con una considerable altura entre venencia y copa. De entre las opciones para degustar jerez, mi umami, optamos por unas copas de Cruz Vieja Amontillado en Rama. No nos faltó el jamón de bellota cortado a mano, más umami, ¡extraordinario! ¡este amontillado y este jamón!

Tienen otro Bar Ollaría en el distrito de Ebisu.


Sherry Club Tokyo

Se trata del primer bar restaurante de Japón dedicado a los vinos de Jerez, su propietaria la señora Michiro Takahashi lo abrió en 1986.

También localizado en el barrio de Ginza, en una calle paralela al anteriormente mencionado. En su comedor principal, además de la barra y varias mesas, tiene decorada una de las paredes con frontales de botas jerezanas, firmadas con tiza. 


Cocinan platos españoles, nosotros optamos por picotear. Un plato de queso manchego, lomo ibérico y unas aceitunas nos sirvió para acompañar las copas elegidas de Manzanilla Micaela Bodegas Baron y Fino Gutiérrez Colosía, para empezar. Finalizamos con Pastora Manzanilla Pasada en Rama de Bodegas Barbadillo, que se muestra igual de bien en todas partes.





Sherry Club Kyoto

Sucursal de la anterior pero en Kioto, en una encantadora zona muy cerca del tradicional barrio de Gion. La entrada se encuentra franqueada por una bonita escultura de un venenciador. Dentro es acogedor, pequeño y agradable, coqueto y de ambiente tranquilo como su barrio. Nos gustó mucho. Para comer pedimos varios platos: jamón, ensalada de tomate y mojama, anguila rebozada... ¡buenísimo!

De beber, me di un gustazo, tres copas distintas, tremendas: Manzanilla La Gitana en Rama, Toro Albalá Amontillado Viejísimo y Don Gonzalo Oloroso de Valdespino.

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Bar Clavel (Fotografía de cabecera)

De nuevo en Tokio. No es fácil encontrar este bar de vinos jerezanos, situado en la 4ª planta de un edificio, no hay muchas indicaciones, aunque las suficientes con un poco de paciencia. El local, en una de las puertas de la planta, comparte ésta con otros comercios, oficinas y bares variados. Abierto no hace mucho, en 2015, por Aki Shimada san, también venenciadora oficial, con grandes conocimientos del jerez y gran simpatía.

Al estar todo en japonés la sumiller fue mostrándome botellas sacándolas de las neveras de vino. A la docena de botellas entre finos y manzanillas, siguió varias de amontillado, y al nombrar yo la palabra oloroso colocó varias botellas más sobre la barra, y todo para elegir alguna copa. De la gran variedad, mi pareja y yo elegimos las siguientes: Fino Tradición, Manzanilla 541 Alexander Jules y Los Abandonados 68 Oloroso Alexander Jules. De esta última disfrutamos las últimas copas de la última botella que le quedaba al bar. ¡Qué maravilla! Para acompañar, queso manchego, embutidos y frutos secos. El servicio en todos los sitios es impecable.

A pesar de la diferencia de idioma, entre inglés, japonés y español, charlamos un rato con Aki y algunos clientes, todos muy contentos y orgullosos de recibir una pareja de españoles amantes también del jerez. Hasta nos hicieron una foto con la propietaria mientras venenciaba con arte y eficacia.




Japón nos encanta, la simpatía y amabilidad de su gente es extraordinaria, ¡qué a gusto se está por aquí!

Vicente

sábado, 28 de marzo de 2015

Botellas viejas de Jerez: Manzanilla Pastora, Fino Caribe, Amontillado Fino Jandilla, Tres Cortados... Cata dirigida por Álvaro Girón



El vino de Jerez moderno no llega a los 250 años de existencia. Se desconoce de qué tipo podría ser el vino del siglo XVII. No se trata de un invento inglés, sino de los habitantes del lugar, algunos llegados de Cantabria, de Burgos... También de Francia, Juan Haurie, precedente directo de Domecq, la histórica casa bodeguera, era francés, como muchos otros de finales del XVIII.

Como norma no escrita, los vinos de exportación estaban alcoholizados a 17º. El conocido sherry era una mezcla de palo cortado, algo de amontillado, arrope... Es el estilo que se exportaba al mercado británico. Los demás jereces eran consumidos por los propios españoles, un mercado que se perdió. En una época no tan lejana, y durante décadas, el jerez supuso la principal industria, no protegida, exportadora de España. Una fuente de divisas.

La viticultura tradicional de Jerez eran vinos que tiraban hacia amontillado, pero sin saberse el motivo. A principios del XIX incluso se definía la flor como algo perjudicial. Fue a lo largo del tiempo que se produciría una transición de la viticultura empírica a la predictiva.

Este es un pequeño esbozo del preámbulo que expuso Álvaro Girón, experto en la historia de estos vinos únicos, antes del comienzo de la cata-degustación de más de una decena de botellas viejas de Jerez, en su mayoría de los años 70, pero también del 50 y 40. La cata, casi exclusivamente de finos y manzanillas, se tituló acertadamente "Botellas viejas de Jerez para repensar Jerez", y se celebró y organizó la semana pasada en Vila Viniteca, en Barcelona.

A veces, cuando se escucha a alguien con tan profundos conocimientos en algún tema concreto, es posible que parte de nuestros conceptos asimilados hasta entonces cambien y enfoquemos un nuevo punto de vista abriendo nuevos campos y también nuevas preguntas y dudas. Eso es lo que me pasó en la exposición de Álvaro Girón en su última cata de viejos jereces a la que asistí, hace de ello un año, y me ha vuelto a suceder en esta ocasión. Resulta tremendamente adictivo y pedagógico escucharle hablar sobre los vinos de Jerez.

Paso a contar, a modo de resumen, algunas de las notas apuntadas a partir de sus palabras durante la degustación. Entre los asistentes se encontraba el enólogo sanluqueño Ramiro Ibáñez, otro gran experto en los vinos de la región, entrelazándose por momentos la exposición histórica y algunos apuntes técnicos, algo de lo que andaban sobrados ambos. Una cata para aprender, de esas que te convencen una vez más de esta afición tan bonita por el mundo del vino y su capacidad de dar placer.

1.- Pedro Rodríguez, Manzanilla Pasada Pastora

Pedro Rodríguez era el propietario de Bodegas Barbadillo a finales del siglo XIX. El vino en copa se muestra influido por el largo tiempo que lleva en botella, desde los años 50. Parece que habrá que dejarlo de momento y esperar. Álvaro opina que algunos vinos estarán mejor al día siguiente. Los toques de cacao que se perciben en esta manzanilla semejan características de amontillado. Se muestra algo tosca. Pasamos a la siguiente botella.

   
2.- Rainera Pérez Marín, Manzanilla Pasada La Guita

El vino se presenta turbio, pero no importa en absoluto. Se trata de una botella de los años 70. Aquí no hay ni rastro de aromas a amontillado. Es una Manzanilla Pasada y se muestra aún joven en comparación a otras botellas viejas, el año pasado probamos una de los años 50, aquella se mostró inconmensurable, extraordinaria, ésta también. La Guita demuestra una vez más el éxito de la crianza biológica y la pureza caliza del suelo, impresiona. Viña Miraflores Baja. El terreno de La Guita está constituido por lustrillos y polvillejos

Lustrillos son tierras rojizas en superficie, por debajo se conservan blancas. La variante de este terreno llamada polvillejos es muy apreciada por la calidad que aporta en el viñedo. En esta botella de La Guita que hemos degustado da la sensación de chupar la tiza directamente, tal es su carácter mineral.

Ante preguntas de los asistentes sobre con qué se podría acompañar este vino, Girón sugiere un atún o un puchero. Esta última idea me ha gustado mucho, creo que a más de uno se le estaba abriendo el apetito. En Sanlúcar la manzanilla es un vino para comer, no de aperitivo. Y estos vinos son sumamente versátiles en la mesa.


3.- García Monge, Manzanilla Amontillada Pipiola

Una manzanilla que se muestra mucho menos biológica que la anterior, se notan aromas vegetales. Botella de los 70. Las bodegas Sánchez Ayala, también de Sanlúcar, compraron la solera de esta manzanilla a la viuda de Manuel García Monge.

El amontillado se suele presuponer a partir de un fino por sus características, sin embargo encontramos aquí esta Manzanilla Amontillada. Oímos que Coliseo es otro ejemplo de manzanilla amontillada, en Jerez en este caso. Se dice esto porque sus soleras son refrescadas con vino sanluqueño.

Nos hablan de algunas de las viñas que utilizaba la bodega García Monge. En Sanlúcar se observan dos bloques claramente diferenciados, se debe distinguir entre pagos atlánticos y pagos de río. Los primeros proporcionan mayor acidez y frescura. Los de río alcanzan cotas más altas y presentan albarizas muy puras.


4.- Hidalgo-La Gitana, Manzanilla Pasada La Gitana

Botella de los años 40. Miraflores y Los Cuadrados. En este último pago la concentración caliza es tremenda, en algunos artículos de prensa de 1900 que nos proyectan en pantalla indican incluso hasta una proporción del 94% en la parte alta. Al probar el vino se despeja cualquier duda, si la hubiese, de si importa o no el terruño. Hay finura. Si comparamos con La Guita aquí la caliza es más pétrea, menos deslizante. En palabras textuales de Álvaro, otro vino vivo, éste muerde.

Entre las primeras 4 botellas sobresalen la segunda y la cuarta, las dos grandes marcas. En Miraflores destacan grandes marcas históricas como Barbiana, La Gitana, La Guita y también habría que nombrar Pastrana.


5.- Domecq, Fino La Ina

Un fino, una de las marcas más antiguas de Domecq, de los años 20. La botella es del año 73 ó 74. Al parecer, en aquel entonces, Domecq fermentaba 40.000 botas. Una capacidad de gestión admirable. La Ina es un producto a partir de 54 distintos cascos bodegueros. Estoy completamente de acuerdo con el respeto que solicita Álvaro ante el logro de conseguir un producto como éste.


6.- Osborne, Fino Quinta

Llamado Fino Quinta por ser la quinta escala del sistema de criaderas. Años 70. Finura, hidrocarburos, sésamo... son los comentarios en la sala. Bodega de El Puerto. A principios del XX aparecía nombrado como Amontillado Fino Quinta.

Es claramente un fino, se ha movido poco, comenta Álvaro, recto, limpio, precioso... También nos habla de su gusto por todos estos vinos de edad, un disfrute para él y su grupo de amigos. No es que no les guste el vino chico, pero eso sí, sin que se les sometan a las habituales palizas a la hora de filtrarlos.


7.- Sancho Hermanos, Fino Caribe

Años 50. De mayor carácter amontillado de entre lo probado hasta ahora, de carácter más oxidativo en comparación con los dos anteriores, más biológicos.

Bodega de El Puerto, su propietario fue alcalde de esta ciudad entre 1924 y 1930. La compró Domecq, el casco bodeguero es el que ocupa actualmente las prestigiosas bodegas Gutiérrez Colosía.

Un vino de viña. Viña Caribe, en pago Añina. Ramiro nos comenta que se trata de un pago muy apreciado por los elaboradores sanluqueños aun estando en Jerez, la albariza es purísima. En Sanlúcar suelen ser más caros los pagos que en Jerez debido al minifundismo, una auténtica micronesia. Añina es de los más caros de Jerez.

Mientras preparo este resumen del día de la cata, tropiezo de forma casual con un interesante artículo del diario ABC con lugar y fecha "Jerez, Enero 1920" y la siguiente mención sobre la bodega Sancho Hermanos, el escrito se titula "Impresiones de un viaje en El Puerto de Santamaría":

"Población hermosísima, honra de la provincia de Cádiz, donde los vinos son tan buenos y acreedores a la fama de que gozan en los mercados de España y el extranjero.

Visitamos las bodegas de la razón social A. y A. Sancho (Sancho Hermanos), cosecheros, exportadores y almacenistas de vinos de Jerez. Esta casa de las más antiguas y acreditadas de la región jerezana, posee extensos viñedos y hermosas propiedades en lo más afamado de dicha región. Sus propietarios actuales y directores, D. Alfonso y D. Antonio Sancho, son nietos del fundador de la casa en 1812. La exportación de sus selectos vinos alcanza muchos miles de vasijas al año, siendo sus principales mercados Francia, Inglaterra, los Estados Unidos de América, en cuyos países tiene la casa establecida importantes bodegas, montadas con todos los adelantos modernos.

Los Sres. Sancho han ampliado últimamente el negocio a la Península, habiendo lanzado al mercado un excelente vino de Jerez natural amontillado Fino Caribe, que está llamado a ocupar lugar preferente en el mercado".

Haciendo hincapié en los vinos de pago o de viña, Álvaro Girón nos presenta un artículo fechado en 1878, donde se cita al jerezano Sr. González, quien introduce en el mercado consumidor los vinos de Jerez con el nombre de la viña productora y el año de la vendimia a la manera de los châteaux franceses.

Los vinos de pago o de viña fueron propulsados por González Byass en aquella época. Un camino que decayó posteriormente y en cuya recuperación se debería apostar.


8.- Bobadilla, Fino Amontillado Victoria

Bodega fundada en 1882. Botella de los 70. Se sabe que hasta esas fechas provenía de Macharnudo. En esta botella no se tiene certeza, si fuera de los 50 no habría duda. Se trata de la bodega del exitoso Brandy 103, hoy en manos de Osborne.

No está permitida actualmente la categoría Fino Amontillado por el Consejo Regulador. Victoria es una marca de mucho prestigio desaparecida en los 80. Un fino clásico, muy jerezano, completamente distinto a Fino Quinta. La verdad es que todos los vinos están saliendo buenos, o muy buenos, como éste.


9.- Valdespino, Fino Inocente

Con este vino nos abre Girón la probabilidad de que existieran en su día finos sin fortificar. Nos enseña un artículo de prensa de 1887 donde se nombra que Inocente está criado sin adición alguna de aguardiente. ¿Cómo conseguir entonces la graduación alcohólica? ¿Asoleo?

Vemos que en una etiqueta de los años 30 Inocente es definido como vino natural. Habíamos visto jereces naturales (sin ningún tipo de mezcla), pero no la identificación como vino natural. Ahí queda.

Se insiste en el vino de pago. Macharnudo era internacionalmente considerado a mediados del XIX como el mejor pago de la zona a la altura de Clos de Vougeot en Borgoña o Johannisberg en el viñedo alemán. El 1er Cru de Xérès. Un pago caro, extenso y subdividido entre varios propietarios, en la zona más alta del Marco de Jerez.

El concepto de vino de pago empezó a declinar durante el siglo XX, sobre todo al llegar a los 70. En 1968 la mitad del pago de Macharnudo no era cultivado con palomino. Girón continúa informando que había unas 60 variedades en Jerez y de ellas una veintena al menos en Macharnudo (mantúo de pilas, mantúo castellano, perruno...).

Hoy en día, Inocente continua fermentándose en botas, al igual que otra marca de la casa, Tío Diego. Ambas Macharnudo. Terruño.

Fino Inocente sigue siendo uno de mis finos preferidos y, aunque nunca hablo de precios en este blog, pienso que no existe vino de igual placer a su coste. Por cierto, un vino actual que probablemente también podría envejecer satisfactoriamente, como esta botella de los años 70 que degustamos.


10.- Domecq, Amontillado Fino Jandilla

En esta importante bodega eran cosecheros, almacenistas y extractores (exportadores), al igual que González Byass. Tenían un gran control de la producción, también podían comprar.

Domecq, nombre francés, figura profundamente ligado a la historia de Jerez y sus vinos. Durante décadas y hasta los 60 del pasado siglo elaboraron también un espumoso utilizando el método champenoise, Champagne Domecq, un detalle más que descubrí en su momento gracias a Álvaro Girón.

Las similitudes entre Champagne y Jerez se dan sobre todo por el tipo de suelo, craie (tiza) y albariza; la acción de las levaduras, fermentación en botella y criaderas y soleras, autolisis en botella y crianza biológica; la acidez en Champagne y la sapidez y salinidad en el jerez. Está claro que son regiones de distinto clima, pero podemos encontrar puntos en común. Se trata de un tema del que se habla desde hace algunos años, a mí me atrae especialmente.

Sigo con el resumen de la cata. El Amontillado Fino Jandilla años 70, Macharnudo, se mostró calcáreo, sápido, radical, bestial. Un vino que impresiona y enamora. Una botella deseada, incluso vacía. Una de las estrellas de la sesión, triunfó.


11.- Valdespino, Tres Cortados

Final de esta espectacular cata con un punto dulce, tal vez pasificado. En la etiqueta indicaba Medium Dry, se piensa de todas formas en un Palo Cortado tocado de dulce. Eso sí, Macharnudo. Años 80. Sorprendente vino. Gustó.


Una vez más ha destacado La Guita y Macharnudo. Jandilla cosechó grandes vítores, no me extraña, mi último sorbo lo dediqué a este vino. Los dos finos de El Puerto, Fino Quinta y Fino Caribe, me gustaron también mucho. El nivel general de los vinos fue muy alto, al igual que la emoción entre los asistentes.

Se observa que el tiempo no ha hecho que converjan finos y manzanillas. El estilo se mantiene, Sanlúcar, Jerez, El Puerto. Por contra, ese tiempo ha favorecido la concentración de carácter mineral.

Ha sido una magnífica muestra de lo bien que podían envejecer los jereces, hablamos de 40 años o más. Vinos más criados en aquella época, con menores rendimientos, sin espalderas, sin fermentación en inox... Posiblemente ahora sería distinto, a excepción de unos pocos, muy pocos. Tal como indica Álvaro, no podemos decir que un fino o una manzanilla de 40 años es igual al que podemos comprar hoy en día, pero tampoco un Rioja del 64 sería similar a un vino de añada actual. Y yo pregunto, ¿acaso no nos apetece beber un Rioja viejo?

Un día feliz que nos deja una sesión inolvidable de vinos únicos. Todos disfrutamos muchísimo ante la numerosa exposición de datos. La sala dedicó un largo y merecido aplauso para Álvaro Girón. Espero que algún día plasme en forma de libro sus extensos conocimientos sobre el tema, de momento podemos seguir aprendiendo leyendo el siguiente apasionante artículo de reciente publicación: Una historia probable de los jereces secos: del azar a la necesidad, por Álvaro Girón Sierra.

En cuanto a mí, ganas me entran de trasladarme definitivamente al sur.

Vicente


Enlaces relacionados:


miércoles, 25 de marzo de 2015

UBE, ZEREJ... Vinos y proyectos de Ramiro Ibáñez y de Armando Guerra



Conocí a Ramiro Ibáñez en la última edición de Vinoble, la importante feria internacional. Recuerdo que uno de los vinos que probé por primera vez en el Alcázar de Jerez fue el Fino Arroyuelo totalmente en Rama, embotellado tan solo tres días antes. Un fino de carácter sanluqueño sumamente interesante, novedad de la bodega de Chiclana Primitivo Collantes, en la que Ramiro interviene como director técnico. Posteriormente, coincidí con él en una de mis visitas a la Taberna der Guerrita, lugar diría de culto para el amante de los vinos de jerez. Conversando con Ramiro te das cuenta enseguida de sus enormes conocimientos y su pasión por el vino. A cada minuto de charla te transmite detalles y conceptos que te permiten avanzar en el estudio de estos vinos, sus explicaciones son sencillas y pedagógicas.

Ramiro Ibáñez Espinar es un enólogo sanluqueño con una importante experiencia y formación a sus espaldas. Hemos probado varios de sus trabajos elaborados en distintas bodegas: el Fino Camborio y la Manzanilla Maruja (al estilo antiguo de manzanilla, con una crianza más dinámica, tiene una vejez media de unos ocho años, bien podría ser una manzanilla pasada) de Bodegas Juan Piñero, bodega que compró estas dos marcas, el vino y las soleras a Domecq, quien a su vez las compró en su día a Terry; el Amontillado Primitivo Collantes, un amontillado fino capaz de enganchar a los menos iniciados en estos vinos; un par de añadas del Exceptional Harvest de Ximénez-Spínola, delicia de pedro ximénez; el tinto Arroyo Alquitón, 100% tintilla de Rota, variedad autóctona, bodega Hacienda La Parrilla Alta... Y otros vinos, todos ellos producidos de forma artesanal.


Los vinos y proyectos de este enólogo los seguimos con entusiasmo. Una de sus más recientes elaboraciones, esta vez completamente personal, es Encrucijado 2012. Una maravilla de vino de escasas 685 botellas de producción. Sutil, elegante, floral, cremoso, láctico. Un vino único y diferente, embotellado en ese momento en el que el vino se clasifica para Palo Cortado, pero sin ser de nuevo encabezado hasta los 17 ó 18 grados. De ahí la marca de la etiqueta, la raya horizontal cortando la señal vertical del fino. Compuesto a partir de seis variedades autóctonas andaluzas, 50% de palomino viejo y el resto otras cinco variedades casi desaparecidas (mantúo pilas, perruno, mantúo castellano...). Uvas minoritarias e históricas, cuyo aporte, de lo que Ramiro se declara convencido, favorecía y favorece enormemente un estilo de vino, el palo cortado, el más habitual de los jereces durante el siglo XIX, el comúnmente denominado jerez. Estas variedades no son contempladas hoy en día por el Consejo Regulador, por lo que Encrucijado es un vino fuera de la DO.

Hoy he disfrutado de una botella en casa, junto a un jamón de verdad, de los que deslumbran la vista y no caen al voltear el plato, para seguir con una dorada al horno, vino y comida juntos se han mostrado exultantes. Si no has probado todavía Encrucijado o no consigues encontrarlo, está casi agotado, una nueva añada está en estos momentos en bota. Mi consejo es que no se te escape.



UBE, ZEREJ Y NUEVOS PROYECTOS

Acudí la semana pasada a la presentación en Barcelona, en Monvínic Store, de su último vino en el mercado: UBE 2013. Le acompañaba Armando Guerra, a quien nunca nos cansaremos de agradecer el empuje y apoyo que está realizando por los vinos de jerez, unos vinos que son auténticas joyas al alcance de nuestras manos. ZEREJ, de vuelta y media, cuatro magnums fabulosos idea de Armando en la que ha colaborado Ramiro, fue el otro importante proyecto que pudimos degustar. Albariza sanluqueña para el paladar.

UBE 2013. Al olerlo, por un instante, lo sitúo en Francia, de Chablis para arriba, parece chardonnay de suelo calizo. También incluso petrolea. Humo, tiza y un riquísimo sabor. En boca es Sanlúcar. ¡Albariza power! De las sorpresas más agradables que he bebido en los últimos tiempos.

UBE es un vino blanco fermentado en bota, envejecido durante un año, en el que se ha evitado la formación de flor. Aquí lo que impera es el viñedo y el suelo. Su graduación alcohólica natural es de 11%. Proviene de una parcela cercana al mar, del pago Carrascal. Sus cepas de palomino son las primeras plantadas tras la filoxera, las más antiguas datan de 1903. El terreno es albariza de antehojuelas, de primera calidad. Por cierto, recibimos una clase magistral con distintas muestras de suelos traídos: albarizas (parda, tajón, lustrillo, basta, antehojuelas y barajuelas), barros y arena. El porcentaje de esqueleto de alga microscópica en cada una de ellas determinará su esponjosidad y permeabilidad.



ZEREJ. Como comentaba, 4 magnums (numerados 0, 1, 2 y 3), para poner Jerez de vuelta y media. Cuatro etapas en las que el vino muestra su transformación bajo el velo de flor. Desde el Mosto 2014 (Viña El Hornillo, Pago San Miguel) fermentado en bota al Amontillado de 18 años, pasando por la Manzanilla Fina de menos de 2 años y la Pasada de 11. También es un recorrido a través de una bodega viñista, es decir proveedora de mosto (bodega Viña La Callejuela), una almacenista (Bodegas Juan Piñero) que trabajan con esos mismos viñistas y una de expedición (Delgado Zuleta).

Así, tenemos el Mosto, un vino blanco en el que no interviene la crianza biológica para el magnum 0 y la Manzanilla Fina con año y medio de crianza para la botella 1, dos muestras que despiertan nuestra curiosidad e interés. Un ejercicio didáctico y placentero a la vez.

El magnum nº 2 corresponde a la Manzanilla Pasada, en ella notamos poco acetaldehído, sí concentración y mucha cremosidad, casi como mantequilla, también miel y torrija. Es pura seda. Una manzanilla pasada de estilo antiguo. Nos cuentan que se ha insistido en el contacto con las cabezuelas, las levaduras que se depositan al fondo de la bota.

En cuanto al Amontillado, es claramente un vino de meditación, presenta mucho extracto, notas a caramelo Werther, dulzor en nariz, naranja, comino, estragón... Otro magnum fabuloso.

El magnum es un tamaño ideal para compartir. Al parecer, la primera edición, únicamente 120 juegos, está agotada. Habrá que esperar a una próxima saca, en septiembre. Me apunto a la cola.


No acabaron aquí los vinos que trajeron Ramiro y Armando. Pudimos degustar algunos vinos que aún no han salido al mercado. Se probó una Manzanilla de Añada, del 2012, una de las últimas mejores añadas en la zona. Es tremendamente didáctico la comparación de esta manzanilla estática en su crianza, pero con flor, en comparación a la Manzanilla Fina que habíamos probado anteriormente, sistema estático frente a dinámico, presentando la de este último sistema de crianza una sensación más evolucionada en boca.

Y atención, dos últimas botellas que pronto estarán en la calle:

Un tremendo Oloroso Muy Viejo (Juan Piñero). Vejez de 45 años. Un oloroso de Jerez, elaborado sin realizar el 2º encabezado, su graduación de 19,5º se alcanza por concentración. Ramiro nos informa que se llega a perder en las botas por evaporación un 5% del volumen total todos los años, es lo que se denomina merma. El vino se muestra fino, apreciamos orégano y un abanico completo de inciensos. Los olorosos encabezados suelen ser, por expresarlo de alguna forma, más duros.

Por último, un Px, un Pedro Ximénez añada 2014, 12% de graduación. Azúcar residual natural y sin añadido de alcohol, sin encabezar. Yo que lo he probado os ruego que no lo compréis cuando salga al mercado, hay poca producción y esto está muy malo. Dejad que me lo vaya bebiendo. Nada empalagoso, de buena acidez, frescura, delicioso.

Una sesión que nos deja una sonrisa plena. Una sesión de albariza, de flor, de Sanlúcar. Agradecemos la visita de Armando y Ramiro, grandes conocedores y apasionados por estos vinos únicos son además excelentes comunicadores. El vino de Jerez se mueve. # Albariza Power #

Vicente


Algunos enlaces relacionados:


lunes, 15 de diciembre de 2014

Fin de semana en Sevilla: Abacería de San Lorenzo, Bar de tapas y vinos La Pepona, Bar Las Teresas...



Poco a poco vamos conociendo Sevilla y sus rincones. A lo ya descubierto en nuestra anterior visita sumamos nuevas direcciones de interés:

(un encanto)

En la Antigua Abacería de San Lorenzo (calle Teodosio 53), situada en el Barrio del mismo nombre, puedes tomar un desayuno para que no se te quite la sonrisa en todo el día: café y medio mollete (de Espera) de carne mechada y otro medio de jamón ibérico, claro. Sus chacinas son de la tierra, de cerdo ibérico de bellota. Por cierto, aquí en Sevilla no parece necesario pedir que te pongan jamón del bueno, es que no hay otro. Mientras te calientan y preparan la tostada y añaden un chorrito de aceite, te invitan a servirte fruta y cereales.

También es panadería, nos llevamos una caja de mantecados al peso, por si acaso me apunto no comprar nunca estas cosas en los supermercados, cuando es artesanal estos dulces de temporada están deliciosos. Observo en las estanterías y en la carta de vinos que disponen, como cosas interesantes, de Fino Pavón, Manzanilla La Gitana y los cavas Raventós i Blanc y el valenciano Dominio de la Vega. Habrá que volver a comer en cuanto se pueda.



(tapas deliciosas y la mejor oferta en vinos)

La Pepona (calle Javier Lasso de la Vega con calle Orfila). Juanlu Fernández, el gerente, y el resto del equipo, perfectamente coordinado, hacen que los clientes se sientan verdaderamente a gusto. Tapas tradicionales con toque moderno y producto de calidad. Pedimos "Sardinas maceradas en tosta de pan de sésamo y compota de tomate" y "Alcauciles rellenos de jamón y champiñones", deliciosos. Respecto al vino, 86 referencias con la posibilidad de probarlos por copa o media copa, y según nos adelanta Juanlu, pronto pasarán de los 100 vinos. Y además, en buenas copas (Riedel). En nuestro caso, empezamos con la Manzanilla La Gabriela (Bodegas Sánchez Ayala) y el Fino Inocente (Valdespino); seguimos con el Fino en Rama Fernando de Castilla (lote febrero 2014); comparamos La Sacristía AB en sus sacas 1ª 2013 y 1ª 2014; y si ya hasta entonces estaba resultando una sesión fascinante, terminamos con un vino de pañuelo, como dijo Josué al servírnoslo, el Amontillado de más de 60 años de Gutiérrez Colosía embotellado especialmente para La Pepona, en verdad esencia para perfumar y guardar en pañuelo. Definitivamente, de los mejores bares para disfrutar del vino, en Sevilla y en varios miles de kilómetros alrededor.

(hay que verlo y saborearlo)

En la calle Gerona 40 encontramos el bar más antiguo de Sevilla, de 1670. De pie en su barra saboreamos una tapa de Pavía de bacalao (bien rebozada) y otra de espinacas con garbanzos (condimentadas con comino). De beber, una copa de la reciente Saca de Otoño 2014 de Manzanilla Barbadillo en Rama y otra del Fino La Panesa de Hidalgo, botellas que nos abren expresamente. Animado por la selección de vinos por copas que ofrecen en su carta, disfrutamos del Amontillado Fino Imperial VORS, también por copas, por su elegancia muy probablemente mi amontillado preferido.




(tienda de vinos y degustaciones)

Calle San Pablo 24. Tienda de vinos, jamones y quesos, tapas y restaurante. Dos visitas hicimos, en una un desayuno donde no faltó el jamón, cómo no, y en otra dos botellas que nos llevamos: el moscatel dulce Ariyanas Terruño Pizarroso 2008 y el Romé 2012, un rosado que no encuentro donde vivo. Ambos vinos de la malagueña Bodegas Bentomiz. En esta tienda tienen una gran selección de vinos de jerez y andaluces: Ximenez-Spínola, Marenas, Barranco Oscuro...   

(cuidada selección de vinos)

Otro sitio para comprar vinos o disfrutarlos en un agradable rincón de la pequeña tienda. Muy buena selección, vinos españoles, franceses e italianos: As Furnias, Swartz, COS, Occhipinti, Hidalgo, Dard et Ribo... ¡Caramba! 

También están especializados en cervezas no industriales. Su dirección, calle Jesús del Gran Poder 32.

(tartas artesanas)

Calle Carlos Cañal 10. Auténticas tartas clásicas del centro de Europa, elaboradas con paciencia y productos de calidad, nada industriales. Para llevar, enteras o por ración. Varias probé, de limón, de manzana, grosellas... deliciosas. Alegrías dulces.


Mercados: de la calle de La Feria, de Triana...
(mi debilidad)

Cerca de la Alameda de Hércules, camino de la Basílica de la Macarena y la Muralla Almorávide tenemos el Mercado de Feria (calle de la Feria), junto a la Parroquia Omnium Sactorium y delante del antiguo Palacio de los Marqueses de la Algaba. Compramos aceite sevillano de reciente prensado, variedades hojiblanca y manzanilla de Morón de la Frontera, en un pequeño puesto llamado Lujo Ibérico, repleto de cosas buenas: vinos, conservas, aceites de oliva virgen extra...

Pienso que es imprescindible visitar el Mercado de Triana y desayunar en él, sería lo suyo si viviera cerca, por ejemplo en el Bar La Muralla, café y mollete de jamón es mi vicio, ya sabéis. El mercado está en la Plaza del Altozano, junto al puente de Isabel II, el puente de Triana. Desde él se puede visitar los restos del Castillo San Jorge.

Algunos otros mercados serían el Arenal, cerca de la plaza de la Real Maestranza; el Mercado de Encarnación, en la Plaza del mismo nombre, llamada también de las setas por la forma de la estructura edificada, por cierto vale la pena subir en ascensor para admirar las bellas vistas; también el reciente Lonja del Barranco (calle Arjona 1), en este caso mercado gastronómico con diversas paradas para consumir al estilo del Mercado San Miguel de Madrid o el Mercado Victoria de Córdoba.

Sí, recorrer algunos de los mercados de una ciudad me divierte y me une a ella.



Domingo, última mañana en Sevilla, ya conocía varios de los lugares monumentales de la ciudad, como el Real Alcázar, en mi opinión una de las grandes maravillas construidas en el mundo, pero faltaba una visita pendiente, el Museo de Bellas Artes, sito en un antiguo convento. No me esperaba un museo tan extraordinario: obras de Murillo (expuestas principalmente en la impresionante sala V, antigua iglesia del Convento), Zurbarán, Valeriano Domínguez Bécquer (retrato de su hermano Gustavo Adolfo), Gonzalo Bilbao ("Las Cigarreras"), Gustavo Bacarisas ("Sevilla en fiestas")... Una maravilla.

Bar Las Teresas 
(mi rincón)

Después de tanta belleza decido acercarme a uno de mis bares preferidos, Las Teresas. Fundado en 1870. Se encuentra en el precioso barrio de Santa Cruz (calle Santa Teresa 2). Sus chacinas son exquisitas, elijo unas tapas de jamón y morcilla ibérica de bellota, también otra de lomito de lomo, todo de Jabugo, y una tapa de menudo (callos). Para tales manjares, pido una copita de Palo Cortado Tradición, abren una botella expresamente. El vino, de color oro viejo, se muestra punzante, también percibo un suave dulzor, y notas salinas. Nueces, avellanas, tostados finos, acidez, equilibrio... ¡Qué bueno!

Ya de mi anterior visita sabía que este bar disponía de los vinos de Bodegas Tradición con la oportunidad de degustarlos por copas. Veo también una botella de Fino Imperial Amontillado, creo que me merezco en este fin de semana disfrutar de otra copa de tal vez el amontillado que más me gusta. De color ámbar, curiosamente más oscuro que el Palo de Tradición, elegancia en nariz y paladar, sutilidad, notas de frutos secos, tabaco, hierbas secas, fondo de crianza biológica, caramelo, aromas de vainilla, madera fina, avellanado, intenso y tremendamente agradable. Largo, larguísimo. Un vino redondo.




El arte de Murillo, jabugo y los mejores vinos, todo en una misma mañana. Momentos de felicidad.

Vicente

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