Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

jueves, 31 de mayo de 2012

TOSCANA, BELLISSIMA



No me extraña que esta tierra hechice y enamore a tanta gente. Toscana es una región bellísima donde destacan pueblos fortificados y hermosas ciudades de arquitectura fascinante. Un paisaje de suaves colinas onduladas, bañadas por viñedos, olivos y cipreses completa un binomio de arte y naturaleza.

Toscana, en la parte central de Italia, bordea al norte con Emília Romagna y Ligúria, al sur con Lázio, el Tirreno al oeste y Marche y Úmbria al este. La Toscana vinícola se puede dividir en dos zonas principales: la parte costera y la zona central (nosotros centramos nuestra visita en parte de esta última). En la costa, destaca Bolgheri (liderada por su vino más famoso, Sassicaia de Tenuta San Guido, el primer “supertoscano”, 85% de Cabernet Sauvignon, 15% de Cabernet Franc) y Maremma, una zona de esperanzador futuro. En la Costa Toscana podemos añadir los viñedos hacia el interior situados alrededor de Lucca y Pisa. La zona central, en las provincias de Firenze y Siena, corresponde a las colinas centrales donde tendremos las DOCG Chianti, Chianti Classico, Brunello di Montalcino, Vino Nobile de Montepulciano, Carmignano (al noroeste de Firenze) y Vernaccia de San Gimignano (variedad blanca).

La uva más extendida en Toscana es la tinta autóctona Sangiovese, “sangre de Júpiter”, conocida también como Brunello o  Sangiovese Grosso en la zona de Montalcino, o Prugnolo Gentile en Montepulciano. Actualmente encontraremos vinos 100% Sangiovese o bien mezclada con otras variedades (las importadas Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah o las autóctonas Canaiolo Nero, Malvasia Nera y Colorino). Entre las blancas, tenemos la Vernaccia de San Gimignano, la Malvasía (muy importante en la constitución del Vin Santo) y la Trebbiano (de no gran calidad). También existen numerosos e importantes vinos elaborados exclusivamente de variedades importadas.

Entre los principales elaboradores de Toscana, encontraremos: Castello di Ama, Fattoria San Giusto a Rentennano, Fontodi, Isole e Olena, Fattoria La Massa, Rocca di Montegrossi, Fattoria Felsina, Castell´in Villa, Montevertine… Todas ellas trabajan en Chianti Classico o también bajo la denominación IGT. En la Costa Toscana podemos citar entre otros, Grattamacco y Tenuta San Guido, y en Montalcino destaca la histórica Biondi Santi. Famosas son las grandes casas comerciales de vino de Firenze, Marchesi Antinori y Marchesi Frescobaldi, históricas familias de la nobleza.

El fenómeno de los Supertoscanos se inicia como rebelión a las estrictas normas impuestas por las DOC: imposición del uso exclusive de las grandes botti eslovenas, obligación de utilizar uvas blancas al elaborar tintos, imposibilidad de uso de variedades foráneas, sin posibilidad de elaborar vinos monovarietales de Sangiovese… Al primer supertoscano en los 70, Sassicaia (Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc), y al Tignanello (Sangiovese, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc) de Antinori se unieron posteriormente numerosos productores que trabajaban fuera de los parámetros citados y cuyos vinos tuvieron que ser etiquetados bajo la clasificación VDT (Vino da Tavola). Los nuevos vinos (con un cuidadoso trabajo en la viña, poda en verde, uso de barricas francesas, de variedades importadas o de monovarietal de Sangiovese…) fueron ampliamente reconocidos y recibieron por los norteamericanos el nombre de Super-Tuscans. Eran y son los vinos más caros de Italia. Tras la Ley Gloria de mediados de los 90 que modificó varias de las normas de las DOC y DOCG, muchos de los llamados supertoscanos podrían optar por volver a sus denominaciones originales, aunque la mayoría prefiere mantenerse bajo la etiqueta IGT (Indicazione Geografica Protegida) una vez adquirido valor y celebridad.

SIENA

Veníamos del Piemonte y, tras hacer escala en los pueblos de Cinque Terre admirando su espectacular viñedo asomándose al acantilado y a los pueblos enclavados en la costa, llegamos a nuestro destino alojándonos en Siena, desde donde realizamos diferentes rutas a través de Toscana.

La verdad es que acertamos de pleno con el alojamiento: Hotel Palazzo di Valli, edificio de 1700, cómodo, bonito, buena atención y a un corto paseo del centro de la ciudad.     

En Siena destaca la Piazza del Campo. Esta plaza en forma de abanico es (junto la Grand Place de Bruselas, la Plaza de la Ciudad Vieja en Praga o la Piazza Verona en Roma) una de las más bellas que he podido ver hasta ahora. Presidida por el Ayuntamiento y su famoso Campanile, es en esta plaza donde se festeja el histórico y célebre Palio, carrera hípica de origen medieval.

Otro lugar imprescindible y que puede competir de igual a igual con su semejante en Firenze, es la catedral de Siena, preciosa exteriormente, su interior es asombroso por su elegancia, su riqueza y su pavimento de mosaicos. Un claro ejemplo de la arquitectura gótica italiana.  

Durante nuestra estancia de tres días, disfrutamos también de restaurantes que sabiamente nos habían recomendado:

- La Compagnia del Vinattieri, cerca de la Piazza del Campo, agradable restaurante que cuenta con una importante carta de vinos. Su cocina se basa en platos de la región. Elaboran un excelente Brasato di manzo (ternera) al Brunello di Montalcino. Disponen de una cava en el sótano, una cueva natural abastecida de numerosas referencias. Nosotros cenamos acompañados del Chianti Classico DOCG 2008 de Isole e Olena (80% Sangiovese, 15% Canaiolo Nero, 5% Syrah). Un vino elegante y fino, cereza, grafito, fácil de beber. El vino top de esta bodega es Cepparello, un IGT porque en la época no se permitía un varietal de Sangiovese.

- I Terzi, también en el centro histórico, bonito restaurante, realizan una cocina elaborada con productos de la zona. De la extensa carta de vinos, elegimos Chianti Classico DOCG Riserva 2004 Vigna del Sorbo, Azienda Agricola Fontodi (Panzano). Un vino mayoritariamente Sangiovese y con una pequeña parte de Cabernet Sauvignon. Carnoso, algarroba, vertical. El vino estrella de la bodega es el Flaccianello della Pieve, un “Supertoscano” 100% Sangiovese.

Otro lugar imprescindible en Siena es la Enoteca Italiana, situada en la antigua Fortezza Medicea de la ciudad (bastión militar del siglo XVI). En esta Enoteca cuentan con una representación de más de 1500 vinos italianos. En su puerta, su lema lo dice todo: “La vita è troppo breve per bere cattivo vino”

Siena es un lugar precioso, cúmulo de arte e historia, bien poblada de restaurantes, y también punto equidistante para visitar dos importantes zonas que teníamos previsto recorrer: Montalcino y Montepulciano hacia el sur y Chianti Classico al norte.


Vistas desde el Hotel



(Fotografía: Juan Luis Vanrell)


Hacia el sur, entre Montalcinos y Montepulcianos :

Nos dirigimos hacia Montalcino donde teníamos cita en Tenuta Greppo de Biondi-Santi. Durante el camino quedamos prendados del paisaje y sus colores: un lienzo formado por telas aterciopeladas, pintado de verdes praderas suavemente onduladas, flores amarillas, cipreses aislados y cielos grises y azules. En cualquier momento parecía que iban a aparecer los teletubbies saltando por la hierba, jajaja.

El Brunello di Montalcino fue creado por Ferruccio Biondi Santi, a finales del XIX en su finca Il Greppo, al realizar una selección de la Sangiovese capaz de producir vinos para un envejecimiento prolongado. Hoy en día la bodega está dirigida por Franco Biondi-Santi.

A diferencia de Chianti Classico o Montepulciano, en la DOCG Brunello di Montalcino trabajan exclusivamente con vinos Sangiovese 100%, llamado aquí Sangiovese Grosso o Brunello. El Rosso di Montalcino DOC también es un monovarietal de la misma uva. 

Atendidos muy amablemente en la bodega Biondi-Santi, nos enseñaron sus instalaciones, sus enormes botti, nos explicaron su historia, la filosofía de la casa y finalmente degustamos el Rosso di Montalcino 2008 DOC y el Brunello di Montalcino Annata 2005 DOCG. Aroma de cerezas con fondo especiado en un conjunto fino y muy elegante, ¡un gustazo! Nos despedimos con un regalo bajo el brazo, el Rosato de Biondi Santi. ¡Todo un detallazo!

Si Montalcino, dominada por su Fortezza, es bello, puede que todavía lo sea más Montepulciano, con su iglesia Madonna di San Biagio a pie de colina y su larga calle principal empinada en forma de caracol que recorre todo el pueblo hasta la Piazza Grande. En esta zona se produce el llamado Vino Nobile de Montepulciano, donde la Sangiovese adquiere el nombre de Prugnolo Gentile.

De vuelta hacia Siena, elegimos el camino recomendado por los lugareños atravesando el corazón de Crete Senesi (literalmente arcillas sienesas) y su paisaje más espectacular, formado por ondulaciones del terreno y ofreciendo una bella gama cromática. Tomad nota: carretera S.S 438 entre Asciano y Taverne d´Arbia ¡Hipnotizante!


(Fotografía: Juan Luis Vanrell)

(Fotografía: Juan Luis Vanrell)



Hacia el norte, Chianti Classico :

Por fin, tocó el día de recorrer la zona del Chianti Classico, denominado así porque corresponde tradicionalmente al corazón de la producción del vino de la zona. Eso sí, olvidémonos de la gorda y típica botella de rafia destinada al turismo desinformado. La DOCG Chianti Classico, a caballo entre las provincias de Firenze y Siena, comprende 70000 hectáreas y se extiende alrededor de las poblaciones de Gaiole, Radda, Castellina y Greve, siendo incluidas más recientemente, en 1932, algunas áreas de San Casciano in Val di Pesa, Barberino Val d´Elsa y, al sur, Castelnuovo Berardenga. Sin embargo, continúan siendo más importantes las cuatro primeras. Los suelos predominantes son pedregosos, de marga calcárea y arcilla arenosa.

Fuera del Chianti Classico destacan entre otros, el Chianti Rufina y el Chianti Colli Fiorentini (en los alrededores de Firenze) o el Colli Senesi (al sur de Siena), sin olvidarnos de la DOCG Carmignano, localizada en una pequeña zona al oeste de Firenze, donde tradicionalmente mezclan Sangiovese y Cabernet desde mucho antes que la aparición de los Súper Toscanos.

Actualmente, la DOCG Chianti Classico permite a los vinos su salida al mercado al cabo de un año posterior a la vendimia, deben estar compuestos como mínimo de un 80% de Sangiovese y un 20% máximo de otras uvas tintas, locales o extranjeras. Para ser Riserva deberá permanecer en crianza 24 meses como mínimo, de los cuales 3 en botella. La receta original del barón Bettino Ricasoli de finales del XIX (Sangiovese principalmente, Canaiolo, Mammolo, Colorino y las blancas Malvasia y Trebbiano) ha quedado desfasada.

Es importante observar que en Italia, al contrario que en España, la palabra Riserva no implica únicamente un tiempo de envejecimiento, puede significar también una selección de uvas o parcelas o una importante añada.

A sólo 12 kilómetros de Siena, visitamos la bodega San Giusto a Retennano, localizada cerca de Gaiole in Chianti en un antiguo monasterio cistercense que se denominaba San Giusto alle Monache (monjes). Nos recibió una de las propietarias, Elisabetta Martini di Cigala, quien nos enseñó los viñedos, los depósitos de cemento, la cantina donde reposaban las barricas con sus vinos: su vino estrella 100% Sangiovese llamado Percarlo en recuerdo de un amigo de la familia, también su Chianti Classico, La Ricolma (100% Merlot)… 

Uno de los grandes momentos de la visita fue subir a la sala donde secan las uvas destinadas al Vin San Giusto (90% Malvasia, 10% Trebbiano). Para elaborar este vino dulce, recogen las uvas en un estado óptimo de maduración dejándolas pasificar sobre esteras de caña en una sala ventilada de forma natural (ventanas). Tras su prensado el mosto es traspasado a pequeñas barricas de castaño (40 a 180 litros de capacidad) donde fermenta y junto con la levadura madre de la remesa del vino anterior se criará lentamente durante  seis años, perdiendo por evaporación un 40% del producto inicial. Antes del embotellado, el vino es filtrado, gota a gota a través de tela holanda, muy fina. Aún permanecerá afinándose en botella durante 18 meses en la cantina. No se añaden sulfitos. Como veis, se trata de un Vin Santo, pero no tiene permitida dicha denominación al no alcanzar el grado alcohólico mínimo exigido por la autoridad competente de la zona. Se llama por ello Vin San Giusto.  

Difícil de encontrar cualquier vino de esta casa, ni siquiera en la propia bodega, como previamente me avisaron, lo tenían todo vendido, lo cual es una buena noticia. De todas formas, como despedida de esta familiar bodega, nos ofrecieron catar la muestra embotellada del Riserva Le Baròncole 2009 Chianti Classico, 97% Sangiovese y 3% Canaiolo, un vino elegante y preciso donde encontramos los aromas del entorno: romero, tomillo…  Comentar que al igual que muchos de los viticultores de la zona, también embotellan un Olio Extra Vergine di Oliva (Frantoio, Moraiolo, Pendolino y Leccino, como la Lechín española).

A pocos kilómetros, Gaiole in Chianti nos llamó poco la atención, sin embargo el siguiente pueblo, Radda in Chianti, mucho más bonito, fue el más interesante. De las varias tiendas de vinos localizadas en esta población, me gustaron sobre todo dos:

- Enoteca Casa Porciatti, tienda de productos de la región, aceites, tomates secos, pasta… y una selección de vinos pudiéndose degustar algunos. Yo probé Castello di Ama 2007 Chianti Classico (Gaiole in Chianti). 80% Sangiovese y 20% de Cabernet Franc, Malvasia Nera, Merlot y Pinot Nero de una de las bodegas más importantes de Chianti Classico.

- Enoteca Toscana, otra excelente tienda, aquí me invitaron a un fantástico Castell´in Villa Vin Santo del Chianti Classico 1993.

Antes de alcanzar Panzano y Greve in Chianti, los lugareños nos recomendaron visitar un encantador pueblecito en lo alto de una colina, Volpaia, tranquilo y bonito lugar de origen medieval al que vale la pena acercarse.

Y llegamos a Greve in Chianti, a sólo unos pocos kilómetros de la hermosa Firenze (ciudad que hace 20 años que no visito, pero su belleza es motivo para otro viaje por sí sola).

En Greve, bien recomendados, comimos en la Osteria Nerbone. Cocina típica y buena selección vinícola de donde elegimos para acompañar al monstruoso pero tierno Bitecca alla fiorentina, un Montevertine 2008 IGT (Sangiovese, Canaiolo y Colorino) de la bodega del mismo nombre, los productores de Le Pergole Torte, situados en Radda in Chianti. Distinto al resto de vinos de la zona que había probado, en un estilo más fino.

El pueblo tiene importantes enotecas, como Le Cantine di Greve in Chianti, fabulosa tienda con más de 1000 referencias y la posibilidad de degustar entre 140 vinos y 20 aceites de oliva. Otra importante tienda con una amplia selección de la producción de la zona es Enoteca del Chianti Classico Gallo Nero. Desde luego, hay donde elegir.

De vuelta hacia Siena, paramos en Castellina in Chianti, otro agradable pueblo del Chianti Classico, donde realicé una compra en la Enoteca Bottega, pequeña pero con una buena selección.

Durante nuestro recorrido por Toscana, visitamos otros pueblos y ciudades: Lucca (amurallada y elegante, donde circulan en bicicleta aunque llueva, es fácil verles con una mano en el manillar y otra en el paraguas); Pienza (entre Montalcino y Montepulciano); San Gimignano, con sus torres al cielo; la medieval y amurallada Monteriggioni; Pisa, mucho más bonita de lo que pensaba, y no sólo por la impactante Piazza dei Miracoli y su torre inclinada… Sin duda, la región es una joya, bella bella, que nos deja un recuerdo imborrable.

Hasta aquí nuestro viaje de once días del pasado mes de abril: Milano, Torino, Le Langhe y Monferrato, y finalmente Toscana.

Tras lo vivido y fijándonos en el mapa de Italia, constatamos que se trata de un país de enorme riqueza vinícola, lleno de viñedos, con multitud de variedades autóctonas, de norte a sur, de extremo a extremo (Véneto, Alto Adige, Campania, Puglia, Basilicata, Calabria, Sicilia, Sardegna…). Extraordinario. ¡Un país para bebérselo!

Vicente

Post dedicado a mi amigo Antonio Giuliodori. Grazie Antonio por tu amistad y tu valiosa información.



San Giusto a Rentennano

Depósitos de cemento

Enoteca Casa Porciatti (Radda in Chianti)

Le Cantine di Greve in Chianti

Estoy absolutamente de acuerdo



viernes, 25 de mayo de 2012

A LOS PIES DE LOS ALPES: PIEMONTE, DONDE REINA LA NEBBIOLO





Ganas teníamos de visitar esta zona. Durante tres días disfrutamos de su paisaje, sus pueblos, su gente, sus vinos y su gastronomía. Nos gustó más de lo que habíamos llegado a imaginar. La realidad superó nuestros sueños.

Recorrimos las zonas más importantes de la región de Piemonte: los principales pueblos que componen las DOCG Barolo y Barbaresco, que se extienden por las colinas de Le Langhe rodeando la ciudad de Alba y presentando algunos de los vinos más reputados y deseados del mundo. Además de visitar la ciudad del tartufo bianco, nos acercamos también a la bellísima y tranquila zona de la colina de Monferrato (tierra de Barbera).  

La Morra, Barolo, Monforte d´Alba, Serralunga d´Alba y Castiglione Falletto son las cinco poblaciones con mayor prestigio de los once municipios que forman el territorio del Barolo. La zona de Barbaresco se extiende por el pueblo del mismo nombre y sus comarcas vecinas Neive y Treiso.

La estrella es el Nebbiolo. Para esta variedad se reservan los mejores emplazamientos que corresponden a zonas altas, ricas en piedra caliza, y las mejores exposiciones, sur o este; dejando para la uva Barbera o la Dolcetto, las laderas medias donde predomina la arenisca y la parte baja y arcillosa del valle, así como las orientaciones al norte y al oeste.  

El paisaje es espectacular, la mayoría de los encantadores pueblos son visibles en lo alto de las empinadas colinas, con las laderas cubiertas por un manto verde de viñedos en micro parcelas y al fondo, una pincelada blanca formada por la cordillera de Los Alpes, sobresaliendo el hipnotizante Monte Bianco.

En Barolo existen viñedos de renombre internacional como, entre otros: Cerequio, Brunate, Rocche dell´Annunziata, La Serra, Arborina (La Morra); Cannubi, también Brunate y La Serra (Barolo); Ravera (Novello); Bussia, Ginestra, San Giovanni (Monforte); Francia (Serralunga); Monprivato, Bricco Bochis y Roche (Castiglione di Falletto)… Y grandes elaboradores como Giacomo Conterno, Aldo Conterno, Cavallotto, Rinaldi, Brovia, Cappellano, Bartolo Mascarello, Gianfranco Alessandria, Elio Grasso, Elio Altare, Roberto Voerzio, Luciano Sandrone… Mientras que en la zona de Barbaresco destacan Giuseppe Cortese, Roagna, Marchesi di Gresy, Bruno Giacosa (enorme en las dos zonas) y cómo no, Produttori di Barbaresco… También sobresalen viñedos con nombres tan originales como Asili, Rabaja´, Martinenga (Barbaresco), Gallina (Neive)… ¡Se me hace la boca agua!

Tanto los Barolo como los Barbaresco son vinos tánicos y ácidos en su juventud, características de su única variedad, Nebbiolo. Son vinos de larga guarda, desarrollando con los años gran complejidad, uniendo a los pétalos de rosas y violetas y al perfume de fruta roja, otros aromas como regaliz, frutas negras, especias, alquitrán… Se dice que el Barbaresco, en comparación al Barolo, es un vino más suave y bebible; su paisaje también lo encontramos algo diferente en el color, menos verde, más seco. Como nota aclaratoria, si un Barolo debe tener 3 años de crianza (uno y medio de ellos en madera), el Riserva son mínimo 5 años (incluidos 18 meses en madera). La equivalencia en Barbaresco sería 26 meses (9 en madera) siendo el Riserva 50 meses (9 de ellos en madera). También existen diferencias organolépticas en los vinos entre los pueblos dentro de Barolo a causa de la composición del suelo.

Desde los años 80 ha existido una fuerte rivalidad, hoy atenuada, entre los llamados elaboradores modernistas y los tradicionalistas. Explicando, grosso modo, algunas de las diferencias: mientras que los primeros apuestan por maceraciones breves y utilizan barricas francesas, los segundos prefieren largas maceraciones y mantienen las crianzas, también largas, en los grandes botti de roble esloveno. Actualmente existen excelentes vinicultores en ambas tendencias.

Aparte de las dos prestigiosas DOCG existe multitud de DOC en Le Langhe y en el resto de Piemonte, muchas utilizan como denominación el nombre del vigneti (variedad). Así, por ejemplo, Dolcetto d´Alba y Barbera d´Alba, Nebbiolo d´Alba, Langhe, Roero, Moscato d´Asti (DOCG), Barbera d´Asti, Barbera de Monferrato…

Además de Nebbiolo, Barbera y Dolcetto, hay otras variedades en Piemonte no tan conocidas como por ejemplo, Brachetto, Ruché, Freisa, Grignolino… Y entre las blancas, Erbaluce, Arneis, Cortese, Timorasso, Moscato Bianco…

Le Langhe destila vino por todos sus rincones. Fijaros que existen tiendas como la maravillosa Enoteca Regionale di Barbaresco, situada dentro de una antigua iglesia, o la Enoteca Regionale di Barolo y el Museo Etnológico, dentro del castillo de la población. Por cierto, si buscáis una tienda con multitud de referencias probar en la Enoteca Gallo Wine Gallery en La Morra.

Pienso que la cultura del vino en este país está muy desarrollada y cuidada, vimos numerosa gente que se reunía en el bar del pueblo charlando con una copa de vino en la mano, mayores y jóvenes, destacando la cerveza por su ausencia. ¡Envidiable!


Enoteca Regionale di Barolo

Enoteca Regionale di Barbaresco
(Fotografía: Juan Luis Vanrell)


NUESTRA EXPERIENCIA

Nuestra toma de contacto con esta tierra fue espectacular, veníamos de Torino y directamente fuimos a visitar a Giuseppe Cavallotto, quien nos brindó un cordial recibimiento enseñándonos su viñedo en la colina Bricco Boschis, en Castiglione Falletto, mostrándonos las enormes botti eslovenas de su cantina (ventilada de forma natural en una sala bajo tierra) y ofreciéndonos una extraordinaria cata de ocho de sus vinos culminando con una comparativa entre el Barolo Riserva Bricco Boschis Vigna San Giuseppe 2005 y el 2004. El primero, en una añada más fría y lluviosa (floral, balsámico y terroso); el segundo, en una gran añada pero que a pesar de encontrarle una boca increíble con estructura, tanino disimulado por su equilibrio, agradable regaliz y más frescura y fruta en nariz que el 2005, el sabio y sencillo vinicultor nos indicó que el 2004 estaba en un mal momento para beber y era necesario esperar unos años.  

Seguidamente, tras el encuentro con Giuseppe y su hermano, nos alojamos en un lugar idílico, Villa Carita: amplias habitaciones y como única televisión las vistas frontales a los viñedos y las laterales a La Morra. Un lujo asequible y la base ideal para descubrir la zona de Barolo.

Tengo grabada en la memoria la imagen del paisaje y de los distintos pueblos.

La Morra, es el de mayor altitud, parece que cuelgue sobre los viñedos y disfruta de una vista panorámica de todo el valle. El pueblo atrae la atención. Aquí están Roberto Voerzio y Elio Altare 

Barolo se observa desde lo alto en su entrada, aquí teníamos cita con la histórica bodega Borgogno. Unos meses atrás había degustado junto a los amigos una botella de Borgogno Barolo Riserva del 82, un vino que nos recordó al bosque umbrío y su hojarasca, nos emocionó. Aquel día en Monvinic me dije que tenía que visitarlos. La bodega fue adquirida hace poco por Andrea Farinetti, fundador de la conocida cadena de restauración Eataly. La nueva dirección se notaba en la remodelación del edificio, pero mantenían y respetaban el estilo de crianza de la casa en viejos y enormes botti eslovenos. Muy amablemente, nos enseñaron sus instalaciones y, tras admirar los tejados del pueblo y el paisaje desde la azotea del edificio principal, descendimos a la sala de catas para probar su Borgogno Riserva 2007 y 1998. Interesantes ambos, pero diferentes al 82, y es que probar un Barolo de 30 años es una maravilla, más si dicha añada coincide con el mundial del naranjito precisamente ganado por la Italia de Paolo Rossi bajo los aplausos de Sandro Pertini. ¡Qué viejo soy! Jajaja. Por cierto, la visita fue muy interesante.

Recomiendo visitar también Novello y su castillo, desde este pueblo parece que se toquen con las manos las cumbres de Los Alpes. También nos acercamos a Rodino, cerca, pero ya fuera del territorio Barolo, un pequeño pueblo (todos son pequeños) de hermosas vistas. A mis amigos les impactó Serralunga y su esbelta torre. Yo quedé maravillado con Castiglione Falletto, en lo alto de una empinada colina y rodeado de viñedos completamente. Una imagen que en lugar de real parecía pintada.

En Monforte d´Alba disfrutamos de los sabrosos platos de la Osteria La Salita, acompañados por uno de los mejores vinos que bebimos durante el viaje, Barolo San Giovanni 2005 de Gianfranco Alessandria, viticultor de este pueblo (fruto rojo, también negro, láctico, sedoso, cacao, especia, equilibrado en su acidez y tanino, grandes posos, una añada ya bebible en esta botella). Nos enseñaron la cava del restaurante y nos dejaron en ella a nuestro aire, no pude resistirme a llevarme una buena muestra de Elio Grasso (ver foto), los precios de compra descendían entre un 20 y un 30% en relación a los precios en mesa.   

Al segundo día, nos despedíamos de Villa Carita cenando con el vino de Eugenio Bocchino, el amable propietario de la casa y también vinicultor. Tomamos su Nebbiolo d´Alba La Perucca 2007, nos gustó mucho, especiado, balsámico, tanino dulce…

HACIA MONFERRATO

Ya habíamos visitado la bella Alba y tras realizar un pequeño recorrido por la también impactante zona de Barbaresco, pasamos por Asti (tal vez la población menos bonita, y la más grande que visitamos), y llegamos al norte de Monferrato, ya en la provincia de Alessandria, para instalarnos en Cascina Iuli, antigua casa noble de campo. Un lugar donde reina el silencio y la calma de la naturaleza.

Fabrizzio Iuli nos ofreció una cata de sus vinos: su Pinot Nero (Nino 2011) directamente del inox antes de pasar por barrica (fresco, con mucha fruta); también del inox, su coupage Barbera-Nebbiolo (Malidea); catamos el Nebbiolo 2011 de la bota de 2500 litros, el 2010 de barrica y finalmente, de las barricas, la Barbera de Monferrato 2010 y 2011. Vinos que dan frescura, elegancia, vinos verticales, vinos de soif y de copains como dicen los franceses, y que también expresan la riqueza de su entorno, del Monferrato. Un estilo que nos gustó, fresco perfume de fruta, especias, la acidez necesaria y taninos bien integrados.

Varias son las excusas para acercarnos a esta zona de Monferrato: el paisaje y su viñedo, la tranquilidad del entorno, la hospitalidad y comodidad del alojamiento citado y la Barbera de Monferrato.

Por la noche, cena en el restaurante recomendado por Fabrizzio, La Bella Rosin, en Moncalvo, gastronomía local y la mejor botella de todo el viaje, Barbaresco Asili DOCG 1998 Azienda Agricola Falletto, Bruno Giacosa. Previamente decantado, mostró su perfume floral, delicado, con notas claras de cerezas, finas especias, terciopelo en el paladar, elegancia, equilibrio, ¡delicioso! (mi amigo Juan Luis se llevó una botella para su casa y una sonrisa de oreja a oreja).

A la mañana siguiente, tras despedirnos del simpático Fabrizzio Iuli y su bella casa, seguimos nuestro camino, eso sí, con una botella más en la maleta, Barabba 2001 Barbera di Monferrato Superiore, regalo de su elaborador.

Grandes las experiencias y felices los momentos que hemos disfrutado en esta tierra. Nos alejamos alegres de este inolvidable Piemonte impregnados del movimiento Slow Food, nacido precisamente en esta zona. Próxima etapa: Toscana

Vicente

Post dedicado a nuestros compañeros de viaje favoritos: Beatriz, Amparo y Juan Luis.


Bricco Boschis



Castiglione Falletto

La Morra desde Villa Carita




Desde La Morra: Los Alpes al fondo, Villa Carita a la derecha




 


Souvenir de Barbaresco


domingo, 20 de mayo de 2012

EN TORINO NO IMPORTA LA LLUVIA




Torino, la capital del Piemonte, una ciudad que en dos días pasamos de verla como muy interesante, aunque algo decadente, a directamente atraernos hasta casi enamorarnos de ella.

Primera capital de la Italia unificada, fue un centro celta, colonia romana, dominio bizantino, condado francés, también residencia de los duques y reyes de la Casa Saboya y actualmente una de las ciudades más industrializadas de Italia junto con Milán y Génova. Quién no conoce marcas o empresas como Ferrero, Martini, Lavazza, Kappa, Olivetti, Lancia, Fiat…

El centro histórico presenta forma cuadriculada y varios kilómetros de aceras bajo soportales la hacen fácil de pasear llueva o haga sol. Muchas son las cosas a ver en esta ciudad: la Mole Antoniella que destaca por su altura; la catedral y su supuesta Sábana Santa; la Porta Palatina (puerta de entrada a la antigua ciudad romana); el Museo Egipcio; la fachada de la estación de trenes Porta Nova; el río Po que atraviesa la ciudad; bellos palacios y bonitas plazas entre las que destaca la hermosa Piazza San Carlo presidida por las fachadas gemelas de dos imponentes iglesias barrocas. En esta Piazza enmarcada entre soportales, se encuentran dos famosos cafés, el Torino de 1903 y el San Carlo de 1822, ambos cargados de historia y de bella decoración, tienen altos precios, aunque vale la pena visitarlos y tomar un café (excelente en este país como comprobamos en todo el viaje).

Nuestros amigos de Torino nos contaron también leyendas que envuelven esta ciudad de misterio, esoterismo y magia. Existen todavía pasadizos subterráneos, construidos en otros tiempos, que la recorrían de extremo a extremo.

Piazza San Carlo

Ciudad gourmet, muchas son las recetas típicas piemontesas: Grissini (crujientes bastoncillos), Brasato al Barolo (carne de ternera cocinada lentamente al Barolo, también la probé al Ruché), Vitello Tonnato (plato frío de carne de ternera cocida acompañada de una salsa compuesta de atún, yemas de huevo duro, anchoas y alcaparras), Carne cruda battuta al coltello (cortada al cuchillo), Agnolotti (pasta fresca rellena de carne y verduras)… Todo exquisito y bien servido en los numerosos restaurantes, donde además, la oferta y cuidado del vino es de alto nivel. Nosotros elegimos el restaurante Tre Galli y el Vitel Étonné:


Agradable restaurante, sabrosos platos bien cocinados. Servicio cordial y eficiente. Disponen de una bodega inmensa que ocupa todo el sótano. Grandes elaboradores italianos y del resto del mundo.

Degustamos junto a distintos platos de la zona:

  • Elio Altare, Barolo 1996 DOCG. Elio Altare está considerado por muchos, el inspirador de los llamados Barolo Boys, un grupo de elaboradores que decidieron a principios de los 80 dar a sus vinos, también en su juventud, más fruta y mayor suavidad, utilizando para ello breves maceraciones, control de temperatura en los procesos, uso de barricas francesas nuevas en lugar de las grandes botti tradicionales, rendimientos bajos en el viñedo, vendimia verde… Su bodega, Cascina Nuova, está situada en La Morra. Al fin, la primera botella del viaje: hojarasca en bosque umbrío después de una tormenta, elegante, notas de fruta roja madura, regaliz, madera fina, notas de café (italiano, por supuesto), con acidez y larga vida por delante.

  • Azienda Agricola Marzalla, Vin Santo Tre Chiodi 2005. Aún nos faltaban algunos días para visitar Toscana, pero tenía ganas de probar algún Vin Santo. Trebiano, Malvasía y Vermentino en este caso. Luego los probé mejores en Toscana.

  • Fontanafredda, Brachetto d´Acqui DOCG. Brachetto es la uva. Spumante dolce tinto, método charmat. Vino dulce y aromático, floral y frutal.


Restaurante de ambiente informal, servicio amable y simpático. Productos frescos y sabrosos. Disponen de una interesante selección de vinos por copas y es posible bajar a la bodega para elegir la botella de vino. Una de las características en común de los restaurantes que visitamos durante nuestro viaje, tanto en  Piemonte como en Toscana fue la disponibilidad de enormes y bonitas bodegas acondicionadas en sótanos o cuevas y dotadas de numerosas referencias. ¡Qué envidia!

  • Brut Valentino Riserva y Valentino Brut Zero (Rocche di Manzoni). Degustamos por copas dos spumanti del Piemonte, de la bodega Roche di Manzoni localizada en Monforte d´Alba. Método champenoise. Me sorprendieron gratamente, sobre todo el segundo, vinificado en madera (legno) y 100% Chardonnay.

  • Fontanafredda, Serralunga d´Alba 2004 Barolo DOCG. Fruta madura, especia. Bodega adquirida por Oscar Farinetti, fundador de la famosa cadena de restaurantes Eataly.

  • Cappellano, Barolo Chinato. Tónico medicinal en su origen. Fue inventado por un antecesor de la familia, il Dottore Giuseppe Cappellano, a finales del XIX en su farmacia de Serralunga d´Alba. El Barolo Chinato es un vino aromatizado al macerar en él diversas especias y hierbas, corteza de árbol (quina) y azúcar de caña. Actualmente, elaborado por unos pocos productores, se puede tomar de aperitivo o como digestivo al final de las comidas o bien, acompañando postres de chocolate. ¡Curioso y divertido!

  • Caluso Passito 2004, Azienda Agricola Santa Clelia. Passito del norte de Piemonte obtenido de la uva (vitigni) Erbaluce. Tras su selección en el viñedo y su pasificación sobre cañas en una sala ventilada, se prensa y permanece 4 años en botas de roble (frutos secos dulces, sedoso).

Los dos restaurantes fueron todo un acierto, tanto en la comida y el vino como en el servicio y trato. Pero el mejor restaurante para mi gusto, fue donde el segundo día nos llevó Massimo, amigo de Juan Luis, residente en Torino y dedicado apasionadamente al mundo del vino. Pero vayamos por partes, después de una mañana y tarde soleada, la noche se presentó con una fuerte tromba de agua cuando nos dirigíamos a cenar, propio de la primavera. Aquí me dí cuenta de la importancia de los numerosos pórticos, de la buena idea de la realeza de la época que los mandó construir para evitar mojarse mientras caminaba por la ciudad. Guiados por Massimo, un par de centenares de metros de soportales nos llevaron hasta el restaurante. En Torino se puede vivir casi sin paraguas.


Restaurante de estética sencilla y agradable. Como siempre, lo primero que hice fue leer la carta de vinos, extensa e impresionante selección a un precio ajustado (Léclapart, Lassaigne, Olivier Cousin, Roagna…), la carta de un enamorado del vino natural. 

Pedimos a nuestro amigo italiano que eligiera las botellas. También nos dejamos aconsejar en los platos a saborear, empezando por los antipasti acompañados por el olio extravergine di oliva di alberi 2011 de Occhipinti. ¡Todo delicioso! Cocina tradicional y producto fresco bien elaborado, donde abundan las recetas de casquería debidamente cocinadas. 

No podía faltar el vermouth de la casa, un “Americano”, no olvidemos que este tipo de aperitivo es una invención turinesa de 1786.

  • Panevino, Alvas Bianco Lote 08, Isola dei Nuraghi IGT, Sardegna. Elaborado por Gianfranco Manca, panadero anteriormente. Bianco mezcla de Retallada, Vernaccia, Nuragus, Seminano, Vermentino, Malvasía y Nasco. ¡Sólo conocía dos de las variedades! Color vivo de tonalidades anaranjadas. Un vino sorprendente, poderoso, albaricoques y frutos secos, es decir, orejones. Una botella espectacular.

  • Roagna, Langhe Rosso 2005 DOC. Vino é vita dice en su etiqueta. Tradicionalista. Fermenta en cemento, también la maloláctica. Crianza en tonel (botti) y botella. Ganas tenía de probar alguna botella de esta histórica casa de Barbaresco. Joven e intenso, con estructura.

  • Cappellano, Barolo Piè Rupestris 2001 DOCG. También muy tradicional. Viñas plantadas en 1946 en Serralunga D´Alba. Bodega dirigida actualmente por Augusto Cappellano, quinta generación de la familia. Su padre, Teobaldo, fallecido en 2009, trabajó siempre siguiendo principios biodinámicos sin interés en recibir ninguna certificación. Incluso, prohibió a los críticos especializados puntuar sus vinos pues consideraba los rankings un tema irrelevante. ¿Qué decir de este pedazo de vino? Que es una suerte probarlo.

  • Cascina ´Tavijn, Ruché di Castagnole Monferrato 2010 DOCG. Ruché es la uva. Pequeña producción, únicamente lo elaboran en siete pueblos, entre ellos Castagnole Monferrato. Flores (violetas) y fragola.

Tras el postre y las últimas copas me dirigí a los simpáticos propietarios, en concreto a Pietro. Desde que había leído la carta de vinos no se me quitaba de la cabeza una botella difícil de encontrar que ya había disfrutado hacía unos pocos meses en Valencia. Mi intención era comprarla y llevármela. Me disculpé porque no se trataba en esta ocasión de un elaborador italiano sino francés. Pietro me entendió perfectamente, resultó ser un vigneron idolatrado en el restaurante: Pierre Overnoy. Rápidamente me mostró una botella de Vin Jaune de 1979 dedicada personalmente por el mítico vigneron, ¡ya vacía y disfrutada, claro! Me llevé el Poulsard Arbois Pupillin 2009 y el Savagnin 2005 de la Maison Pierre Overnoy - Emmanuel Huillon. A Pietro, amante del buen vino y de su equipo de fútbol, que no era la Juve, le costó deshacerse de dos joyas de su elaborador preferido, pero sabía que cambiaban de dueño apropiadamente, jeje.

Una muy grata cena en buena compañía. Dos días inolvidables en Torino, bella ciudad, mágica, agradable y acogedora.

Al día siguiente, nos trasladamos al corazón del Piemonte, tierra de Barolos y Barbarescos. Nos vemos.

Vicente

Post dedicado a nuestro amigo Massimo Cesca, gracias a quien descubrimos otra forma de conocer Torino.

 

Restaurante Tre Galli
(Fotografía: Juan Luis Vanrell)

La bodega del restaurante Vitel Étonné
(Fotografía: Juan Luis Vanrell)

En el restaurante Consorzio


Mole Antonelliana


Puerta Palatina

Río Po