Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

domingo, 30 de abril de 2017

La isla de Sado en Japón: La Barque de Dyonisos, Soba Mozen - 蕎麦 茂左衛門 ...



Sado es una pequeña isla situada a 45 kilómetros al noroeste de la ciudad de Niigata, en aguas del mar de Japón. No es de las islas más pequeñas, pero con una población de sólo unos 66.000 habitantes en una extensión de 855 km2 y un paisaje de mar, bosque y montañas, sugiere una clara invitación a la relajación.

La producción de la isla se basa en la pesca y la agricultura, destacan productos como el sake (existen varias destilerías en la isla), el caqui, arroz, las setas silvestres... Los campos de cereales forman  parte también del paisaje.

Nuestro viaje comenzó en tren desde Tokio hasta Niigata. El ferry hasta Ryotsu, lugar de entrada a la isla, es su unión con el resto del país. Una vez allí, no disponen de tren como medio de transporte pero sí de autobuses y taxis.

Nos distrajimos en el tren hasta Niigata charlando con nuestra amiga Kazumi Nagase, quien nos acompañaba y había organizado el viaje. Disponíamos de nuestro propio combustible, que tampoco faltó durante el recorrido en ferry:

Ouf! Pétillant Naturel de Jean-Baptiste Menigoz, Les Bottes Rouges. L13. Pet'Nat comprado días atrás en The Wine Store en Tokio. Chardonnay del Jura.


Shinkansen! Tren bala! Ouf!

Nora Pon Blanc 2015, variedades kerner y müller-thurgau, bodega Nora Kura. Para evitar la oxidación se ha embotellado intencionadamente mientras contiene algo de gas (dióxido de carbono - CO2). Trabajan sin ninguna adición de sulfito.


La isla de Sado no aparece habitualmente en los itinerarios turísticos por Japón. Nuestra visita a la isla, de marcado carácter rural, aunque fuera en días algo lluviosos y grises, no le restó belleza y encanto al lugar. No me extraña que fuera elegida como hogar por uno de los vignerons franceses cuyos vinos están entre los más buscados por los aficionados y profesionales. Hablo de Jean-Marc Brignot, vigneron del Jura, quien tanto en Francia como en el mundo del vino natural adquirió un gran prestigio.

Brignot y su mujer Satomi san, japonesa, pero no de Sado, se instalaron en esta isla en 2013. Sado no es una isla común, algunas otras personas, bien del resto de Japón o bien de otras partes del mundo se han trasladado hasta este lugar con el objetivo de disfrutar de la felicidad que proporciona vivir rodeado de naturaleza. Así pienso que es el caso de Brignot, quien intenta hacer realidad su proyecto de hacer vino en este lugar sin tradición vinícola pero donde se siente con la suficiente libertad para ello. Sería un pionero en la zona. No olvidemos que en Japón existe un gran interés por el vino natural.



Nuestra amiga Kazumi, mi pareja y yo cenamos con Brignot y su mujer en el bistrot que abrieron con el nombre de La Barque de Dyonisos, sin duda el primer bar de vinos de la isla. ¡Y qué vinos!

Satomi san cocinó varios platos deliciosos, utilizando los ingredientes locales, productos de temporada como calabaza, setas y pescado de la zona... bien elaborados, de forma sencilla, sin enmascarar sabores.

Jean-Marc me enseñó su bodega, la selección de vinos era variada y de excelente gusto, pero yo tenía claro que esa noche deseaba beber algunos de sus vinos, y así lo hizo: 




Harddèche. L13. Cabernet sauvignon y carignan. Vino elaborado en asociación con Anders Frederik Steen y con la materia prima del domaine du Mazel, de Jocelyn y Gerald Oustric, en Ardèche. Ya había bebido en otras ocasiones un par de botellas de este gran vino, pero nunca compartido con su autor.

Sweet beginning of a better end. Bonito nombre para un bonito vino. Syrah, grenache y carignan. También añada 2013.

El siguiente vino, Klockkaine L13, es una gewürztraminer tremendamente fresca, alejada de los aromas concentrados a lichis; seca, adictiva, extraordinaria. Uva de Laurent Bannwarth, en Obermorschwihr, Alsacia. Bravo Jean-Marc.


Vinos a los que no se les ha añadido nada durante su vinificación, ni nada se les ha quitado. Vinos vivos y puros.

Fue una bonita velada, de amena conversación. Brignot es un librepensador y siempre es interesante su opinión y su visión, no sólo en lo que respecta al mundo vinícola. Belle soirée!

Tras la cena paseamos hasta el ryokan donde estábamos hospedados. La experiencia vivida por el momento en la isla y la brisa del mar tan cercano, a sólo unos pasos, me hacía pensar en lo acertada que fue la decisión de Brignot y su familia de vivir en este lugar que ejerce tan irresistible atracción. 

Soba Mozen蕎麦 茂左衛門

A la mañana siguiente, visitamos una destilería de sake cercana. Su proceso de elaboración es realmente interesante, también la complejidad del producto en cuanto a sabores, aromas y texturas.

Nos recogió Brignot, quien se había ofrecido para acercarnos hasta un restaurante cuya visita no nos podíamos perder en las pocas horas que nos quedaban en la isla. Se trataba de Soba Mozem, dirigido por Yoshiko Kawakami san y Saito Kazuo san, otra pareja que decidió continuar su vida aquí.

El plato de soba es su especialidad, son fideos finos elaborados con harina de alforfón (trigo sarraceno), pero también nos encantó otro de los platos que degustamos, consistía en pescado de la isla, marinado en limón y sal, aderezado con vinagre de caqui, setas silvestres y verduras. También probamos 2 diferentes sakes. Uno de ellos, más complejo, era sensacional. ¡Qué bien comimos en Soba Mozen!


Tras la exquisita comida, tocaba regresar a Tokio. En las pocas horas en esta isla no tuvimos tiempo de visitar otros artesanos establecidos aquí ni tampoco coincidimos con las fiestas populares del lugar. Según he leído son famosas las danzas que se pueden ver en los teatros Noh y en las que los hombres se visten de demonios y bailan al son del taiko o tambor japonés.

Nos despedimos de Sado, de su encanto, y de nuestros amigos de esta isla. La verdad es que apetecía quedarse y comenzar una nueva vida.

Hasta aquí llega nuestro recorrido por Japón. ¡Un viaje inolvidable!

Vicente



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sábado, 29 de abril de 2017

Extraordinaria noche en Osaka: Balthazar - バルタザール ; Nikolashika お好み・葡萄酒 にこらしか ... (2ª Parte)



La última noche en Osaka nos deparó una multitud de momentos para el recuerdo. Cenamos en uno de los bistrots con mejor selección de vinos naturales; tomamos varias copas en otro local entrañable, por el lugar y por la simpatía de sus propietarios, donde incluso nos mostraron su arte con la guitarra española tocando por bulerías; seguidamente degustamos algunos de mis vinos preferidos en uno de los bares más pequeños y que más me han gustado de todos los que hemos conocido y, finalmente, visitamos un extraordinario bar de licores con la mejor música soul.

Tenía marcada en mi libreta de notas la visita al bistrot de vinos naturales Balthazar. Fue un gran acierto, no sólo por la cena y los vinos abiertos, sino también y especialmente por entablar amistad con gente del lugar, gracias a quienes visitamos otros locales que nos encantaron. Sin la compañía y guía de nuestros nuevos amigos nunca hubiera encontrado estos sitios tan interesantes de Osaka. Fue una experiencia que recordamos con cariño. En este país sólo he encontrado gente adorable.

Balthazar -  バルタザール



El sommelier y propietario es Yuta Mihara san, su hermano es el cocinero. Se trata de un bistrot donde elaboran principalmente platos italianos de pasta, muy sabrosos. Tienen una importante selección de vinos naturales. Pregunté de todas formas por algunos de mis preferidos y me decidí finalmente por una cuvée de Pierre Beauger que aún no había bebido, reservando por si tenía más sed una botella de Jean-Marc Brignot a la que también le había echado el ojo. Uno de los comensales sentado en la barra intervino para ayudar al sommelier con sus conocimientos de inglés y también se interesó por nuestra procedencia. Todo el mundo es muy amable por aquí.

À boif. Lot SB12. Es decir, sauvignon blanc y añada 2012. En la etiqueta explica simpáticamente el porqué del nombre de este vino: "à boire" + "ai soif" = [a bwaf]. Aporta otras informaciones, el SO2 total (14 mg/L), y alguna nota más con sentido de humor, como la expresión vendangé en tongues, en chanclas.



Me gustan los vinos de Pierre Beauger, vigneron que trabaja en Auvergne, y esta botella me gustó también, con notas cítricas y frescas sin que se noten de ningún modo sus 16 grados. Quise convidar al señor de la barra con una copa y cuál fue mi sorpresa cuando transcurridos unos minutos se acercó a nuestra mesa el sommelier con la botella de Brignot que tanto me apetecía, como regalo del señor de la barra mencionado, Sr. Tatsuhiro, cliente del bistrot. Domo arigato! Se trataba de Freedom of Peach L14, un vino de Jean-Marc Brignot y Anders Frederik Steen, cabernet sauvignon del domaine du Mazel en Ardèche. Una delicia de vino.

No fue la única botella a compartir, entablamos también conversación con la pareja de la mesa vecina, Madoco san y Tatsuya san, y al poco rato se unió al grupo dos clientes más, Takashi san y Yasuhiko san, este último había vivido en París y hablaba por lo tanto francés, algo que siempre agradezco para comunicarme, aunque el lenguaje del vino natural es internacional, siempre lo he dicho. Siete personas éramos en total, todas amantes del vino natural, por lo que varias botellas más pasaron por la mesa: Grandiose 2014 Lou Grezes; Préty 2012 de Alexandre Jouveaux; Restons Nature, pet'nat de Julien Albertus, de Alsacia...

Balthazar se encuentra en 1-6-1 Utsubohonmachi, Nishi-ku, Osaka. No se puede usar tarjeta para pagar, sólo cash.

Con nuestros amigos iniciamos un tour por sus lugares preferidos de la ciudad, su Osaka. Algo que nunca olvidaremos porque los sitios que conocimos nos gustaron mucho, y la compañía más.

Hanaki Saké Ten - 花木酒店



Curioso lugar donde fue muy fácil sentirse cómodo, sobre todo por la enorme simpatía de sus propietarios, Chisato Hanaki san y Satoshi Hanaki san. En las paredes del local colgaban elementos relacionados con la cultura española o de otros viajes supongo realizados. Habían visitado por ejemplo Jerez. La guitarra española estaba bien presente en el local, de hecho nos agasajaron con una bulería. Como digo, el lugar es acogedor y pasamos divertidos momentos entre copas y algo de picoteo. El carácter japonés y el andaluz o español no son tan diferentes.

お好み・葡萄酒 にこらしか



En su transcripción del japonés no tengo claro si su pronunciación es Nikolashka, Nikorasika o algo parecido, pero eso es lo de menos, era un sitio que me apetecía mucho visitar. Nuestra amiga Madoco san recibió un mensaje de Wakae san, el propietario del local, de que en esos momentos había sitio libre para el grupo en su bar de vinos. Un lugar pequeño, con la barra alargada y varios taburetes, donde no sé si dispondrán como máximo unas 10 plazas para sentarse frente a la barra, y con varios guiños al manga o al anime japonés en su decoración. Muy divertido. Se encuentra por la zona de Dotombori.

Me pidieron que eligiera qué beber. Como vi alguna botella vacía, les comenté que me apetecía un vino australiano, en concreto de una de mis bodegas preferidas, Lucy Margaux, nada fácil o casi imposible de encontrar en España. En ese momento, Kouta Wakae san empezó a sacar botellas de Anton Van Klopper y a alinearlas delante de mí. ¿Estaba en el paraíso? (Fotografía de cabecera).

Lo difícil era cuál botella elegir. Me decidí por Gris Blanc 2015, delicioso pinot gris y sauvignon blanc de Adelaide Hills.





Siendo el yakisoba uno de los platos estrella de la casa, lo probamos con ganas, por supuesto, y seguimos con otro vino:

Rainbow Juice 2015 de Gareth Belton, Gentle Folk Wines. Rosado elaborado en esta añada a partir de siete variedades, tintas y blancas; semillon, chardonnay, sauvignon blanc, pinot noir, sangiovese y otras. De la zona de Basket Range, en Adelaide Hills. Como su nombre indica, un zumo. Silvestre, salvaje, fantástico.



Este local, no fácil de encontrar, es conocido por los grandes aficionados y profesionales japoneses del vino natural. De hecho, coincidimos en nuestra visita con la del simpático sommelier Hiroshi san, propietario de Maruchu Bar en Tokio, otro sitio encantador. El mundo del vino es pequeño también aquí, todos se conocen.



Nikorashika fue uno de los bares de vinos que más nos gustaron de los visitados en nuestro viaje por Japón.

Ishi no hana - 洋酒バー 石ノ花 

Pusimos punto final en nuestro recorrido con este bar de licores, gin tonics, combinados y música soul. Su responsable: Yuichiro Geka. Un bar singular con máquina de Music Box a la entrada y ventana al final de la barra con vistas al canal fluvial en plena zona de Dotombori. Un lugar especial que también disfrutamos.

¡Qué noche la de aquel día! Inolvidable.

Best regards to our new friends! Gracias por enseñarnos lo mejor de Osaka, vuestra Osaka. Domo arigato! 

A la mañana siguiente, con la sonrisa todavía en la boca, descansamos en el shinkansen que partió desde Osaka camino de Tokio con la suerte de abrir nuestros ojos y ver justo en ese momento la bella estampa del Monte Fuji. ¡Qué maravilla! No es fácil observarlo tan claramente y en un día tan despejado. Bellísimo.

viernes, 28 de abril de 2017

En Osaka, vinos naturales y mucho más: Pasania & Okonomiyaki... (1ª Parte)



Osaka es la tercera ciudad más grande de Japón. Un importante puerto y centro industrial del país. En esta ciudad, vibrante y bulliciosa, intensa y marchosa, muy divertida, visitamos varios puntos destacables:

Dotonbori es la zona colindante al canal fluvial que atraviesa el distrito de Namba, centro turístico conocido por su vida nocturna. Varios puentes cruzan el canal de navegación. Destacan los carteles luminosos en los edificios que lo bordean, como el famosísimo Glico Man.


Uno de los edificios que sobresalen en esta ciudad es el rascacielos Umeda Skype Building, de 173 metros y diseñado por Hiroshi Hara, también responsable de la bella estación de Kioto. En realidad se tratan de dos edificios de 40 plantas construidos en 1993 y conectados en la parte alta por unas escaleras móviles mecánicas. Consta de una plataforma que lo cubre y que hace de mirador de 360º y al aire libre. También existe un mirador interior en el piso inferior. Una de las curiosidades de entre las increíbles vistas de la ciudad que ofrece este rascacielos es divisar fácilmente un curioso edificio por el que atraviesa una autopista, el Gate Tower Building.

La torre Abeno Harukas es la otra estructura gigantesca que destaca en la ciudad, en este caso de 300 metros y 60 plantas. Terminado en 2014, es el edificio más alto del país. Sus últimas tres plantas lo ocupan el mirador Harukas 300. También hay una terraza y zona de cafetería. Las vistas de la ciudad de Osaka son realmente espectaculares, el atardecer o el anochecer resulta especialmente agradable. Parte del resto de plantas lo ocupan el mayor centro comercial de Japón, denominado Abeno Harukas Kintetsu; también existe un hotel, un museo, jardín...

El castillo de Osaka, completamente restaurado, y el parque que lo rodea es también una muy interesante visita (fotografía de cabecera).

Existe también otra zona a visitar, diferente, con cierto aire decadente, como de una antigua feria de los años 50 o antes, diseñada con intenciones futuristas. Se trata del barrio de Shinsekai. Situado alrededor de la torre Tsutenkaku (103 m.), aquí abundan los bares donde comer kushikatsu, típica brocheta de pollo o carne.

Desde Osaka utilizamos el shinkansen para acercarnos a Hiroshima y desde allí embarcar en el ferry hasta Miyajima para ver el torii gigante sobre el mar. No sé si habrán muchas fotos o no del famosísimo torii en plena restauración, nosotros las tenemos. Otra de las posibles excursiones desde Osaka es la visita al castillo Himeji, en nuestro caso, por tema de tiempo disponible, será en otra ocasión.


Umeda Skype Building

No creáis que no comimos y bebimos de maravilla en esta ciudad. Un lugar donde muy posiblemente cocinen los mejores okonomiyaki de la ciudad, deliciosos yakisoba y donde puedas beber por copas o botellas una selección sobrenatural de vinos naturales, existe y se llama:

Pasania Natural Wine & Okonomiyaki 
Pasania  -  パセミヤ

Está regentado por los hermanos Chie san y Yoshio san, muy simpáticos y atentos. Sus okonomiyaki, plato típico de Osaka, y su yakisoba son deliciosos y la variedad de vinos que ofrecen es increíble. El restaurante está ubicado en un alto edificio compartiendo planta con otros locales de restauración. El edificio parece de oficinas y de aspecto lujoso pero el local es agradable y cómodo, consta de una grandiosa plancha donde cocinan delante de los comensales.


Empezamos con dos vinos japoneses: Prologue de la bodega Kumamoto y variedad muscat bailey A, una variedad híbrida resultado del cruce de otras dos, y Tsugane La Montagne Magnum 2013, de Eishi Okamoto, bodega Beau Paysage, una maravilla de vino, y más en magnum.

Continuamos con dos copas más: Cette fois, je crois que j'ai une idée de nom pour cette cuvée... Pinot gris de Pierre Beauger, Auvergne, añada 2012 y 7mg/L de SO2 total, y Ribolla 2004, tamaño 1000 ml, de Stanko Radikon, una locura de vino.


Yoshio san muy amablemente me indicó que podía abrir cualquier botella para consumir por copas, incluida una magnum de Lucy Margaux que estaba mirando, no me atreví a solicitarle abrir la botella grande expresamente para dos copas, pero no me quedé sin beber durante la bonita velada alguna copa de una de mis bodegas preferidas, la australiana que os acabo de nombrar. Fue en este caso una syrah, Scyras 2013, de Clarendon. Bravo por Anton Van Klopper.


Tras las copas, una botella de il chicco 2015, de Tom Shobbrook, Barossa Valley, la cena lo merecía. Principalmente riesling, nos encantó.

Para finalizar, invitación de la casa, Dehou Raisins 2010, pinot gris de Bannwarth, en Alsacia, vinificado y embotellado por Vinibrato. Un vino de Jean-Marc Brignot. Yoshio san sabía que la próxima parada de mi itinerario por Japón era la isla de Sado, la isla del Mar de Japón donde reside desde hace unos años este admirado viticultor, un viaje que os contaré pronto.




Durante la velada en el restaurante, entablaron con nosotros rápidamente conversación el resto de clientes del local, estábamos en petit comité, tal vez porque éramos los únicos extranjeros, tal vez por la larga selección de vinos que estábamos degustando y que ellos bien conocían... Lo cierto es que el carácter del japonés amante del vino natural es extrovertido y muy simpático.

3 Chome-3-23 Nakanoshima Kita-ku, Osaka (Planta 3F)

Siendo nuestra primera cena en esta ciudad, la sonrisa de nuestra cara no pudo ser mayor. Pero hubo una segunda noche...

Vicente


Natural wine connection


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jueves, 27 de abril de 2017

De vinos naturales en Kioto: Ethelvine, Deux Cochons... (2ª Parte)



Seguimos disfrutando de esta ciudad que destaca por su rico patrimonio arquitectónico e histórico. Fue capital de Japón durante más de 10 siglos, desde finales del VIII a mediados del XIX.

En la anterior entrega ya comentaba la importancia para el visitante de instalarse cerca de su estación central. Utilizando sus medios de transporte, es también llegada del Shinkansen que la une con Tokio, podemos realizar varias excursiones exteriores, todas ellas del máximo interés: Nara, Fushimi Inari, el bosque de bambú de Arashiyama...


La ciudad de Nara es una visita imprescindible. Fue la capital del país antes de serlo Kioto, aunque sólo desde el 710 al 784. Al llegar veremos los numerosos ciervos que nos reciben en el camino hacia el templo Todaiji, templo de madera famoso por albergar en su interior la estatua del Gran Buda, de 16 metros de altura. Destaca también la gran puerta Nandai-mon, no sé qué me sorprendió más. Todo resulta espectacular, incluso durante nuestra visita en medio de una fuerte tormenta, un tifón que apaciguó al poco rato. Os recomiendo también pasear entre los farolillos de piedra camino del santuario sintoísta Kasuga-Taisha, en cuyo interior destacan sus numerosas linternas, en este caso de bronce.

A pocos minutos en tren desde la estación central de Kioto, hacia el sur, destaca el santuario sintoísta de Fushimi Inari Taisha, conocido especialmente por el largo sendero delimitado por miles de torii rojos a través de la colina donde se encuentra. Me encantó. Es de lo más bonito que vimos.

El bosque de bambú de Arashiyama se localiza hacia el oeste de la ciudad. Es otra de las posibles excursiones a pocos minutos en tren desde Kioto. Se puede observar este tipo de bosque, de bambú, en varios sitios de Japón, éste es uno de los más turísticos.


Durante nuestra estancia en Kioto, tuvimos la suerte de ir a cenar en un par de ocasiones con nuevos amigos, una pareja residente en esta ciudad, Etsu Ukai san y Atsushi Ukai san. Si en una primera noche disfrutamos de su compañía con un vinazo de Dario Princic, Ribolla Gialla 2011, y de diversos sakes naturales de Taketsuru Shuzo, mis preferidos, para emparejar diversos platitos japoneses, en una segunda noche visitamos juntos una dirección que tenía marcada en la preparación del viaje: Deux Cochons.



Un verdadero bistrot francés con encanto japonés, una joya. Regentado por Masami Awazu san y Takamasa Awazu san, quienes vivieron y trabajaron en Francia durante un tiempo. Simpáticos y de dulce carácter, algo que encontré con mucha frecuencia en mi viaje por este maravilloso país, nos atendieron magníficamente.


Viendo la selección de botellas expuestas en el local, no me extraña que vengan aficionados y profesionales desde miles de kilómetros para beber viejas añadas, como por ejemplo de Pierre Overnoy.

Mi pareja y yo disfrutamos mucho en la cena con nuestros dos amigos. Platos sabrosos y vino de nuestro gusto:

Envol de la fille 2009. Vinificado y embotellado por Vinibrato. Gamay de Jean-Luc Gauthier en Villié Morgon. Un vino de Jean-Marc Brignot.

El famoso Patapon, sobre todo en Japón. Pineau d'aunis, en este caso de la añada 2014. Christian Chaussard y su mujer Nathalie visitaron hace un tiempo Japón y por supuesto Deux Cochons. Lamentablemente, Christian falleció en un accidente de tractor en septiembre del 2012.

Como digestivo, nada como unas copas del Eau de Vie Récolte 2009 Framboise, del Domaine Binner.


Previamente a esta magnífica cena, nuestros amigos nos habían acompañado a una de las mejores tiendas de vino que se pueden visitar:


Tienda de vinos bien acondicionada, práctica, con una selección de referencias grandiosa y una atención sublime. Una tienda preciosa. Para entrar y sentirse en el cielo.


En la bodega de vinos se podía encontrar lo mejor de cada país, vinos de procedencia europea, incluida Eslovenia, Austria, Georgia o Grecia, y también de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica o Japón. Otros productos tenían en venta, como el aceite de oliva de Frank Cornelissen.

Masanobu Egami san, el propietario, todo amabilidad, brindó con nosotros con una botella de Jean-François Chéné, domaine Coulée d'Ambrosia: Eureka. ¡Tremendo obsequio! ¡Delicioso pet'nat!

2, Okazaki Saishoji-cho, 8, Sakyo Ward, Kioto


Muy cerca de la estación de Kioto, se encuentra la pagoda del templo Tōji, budista, la torre de madera más alta del país. Construida en 826. En los jardines que conducen a ella aprovechamos para realizar nuestro picnic. Quisimos despedirnos de esta ciudad abriendo una de las botellas compradas en Ethelvine, el pet'nat rosado de Cantina Giardino. Extraordinario momento acompañado de unos bentō y unas castañas dulces de postre.

Nuestra estancia en Kioto resultó inolvidable.

Vicente


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miércoles, 26 de abril de 2017

De vinos naturales en Kioto: Le 14e, Taiho - 大鵬 restaurant... (1ª Parte)



Estaba enamorado de Tokio y tras nuestra estancia en Kioto me enamoré también de esta bella ciudad. En éste y en el próximo artículo os explicaré los motivos:

A pesar de ser una ciudad grande, es a la vez muy tranquila. Situada en un valle, predominan claramente los edificios bajos, siguiendo un patrón de cuadrícula en su mayoría. Destacan los numerosos templos, de hecho se le podría llamar la ciudad de los templos. El conjunto realmente es armonioso.

Si viajas en tren por Japón, lo primero que verás al llegar a Kioto es su imponente estación, obra del arquitecto Hiroshi Hara e inaugurada en 1997. Moderna y enorme, tiene un estilo futurista e incorpora incluso varios centros comerciales. En nuestro caso, nos instalamos muy cerca, pienso que es uno de los mejores puntos desde el que visitar la ciudad.


Justo enfrente se ubica la Torre de Kioto, de 131 metros de altura y construida en 1964 en conmemoración de aquellos Juegos Olímpicos.

Y a solo unos pasos, se encuentran los templos Higashi Hongan-ji, el primero que visité, y Nishi Hongan-ji. Muchas otras visitas en la ciudad merecen ser nombradas, como por ejemplo el santuario Heian jingū, el santuario Kamigamo, el Palacio Imperial, el Castillo de Nijo, los paseos por Pontocho, por el barrio de Gion o los paseos bordeando el río Kamo, Kamogawa en japonés.


Otro recorrido a destacar sería alrededor del templo Kiyomizudera, en realidad un conjunto de templos budistas y recintos religiosos situados en el distrito de Higashiyama, al este de Kioto. Podremos observar la majestuosa puerta roja Niōmon o la pagoda de tres pisos Sanjūnodō, con 31 metros de alto (fotografía de cabecera).

Casi a las afueras de la ciudad, hacia el noroeste, podemos acercarnos en bus desde la estación, veremos el templo Kinkaku-ji, llamado también Golden Temple o Pabellón de Oro. Rodeado de jardines y cubierto por pan de oro, su silueta se refleja en el lago, una imagen espectacular a pesar de nuestra presencia, la de los turistas.


Nuestra estancia en Kioto fue muy agradable. Si en Tokio encontramos numerosos locales especializados en vinos naturales, aquí en Kioto no nos faltaron, ni mucho menos. Japón es un paraíso del vino sin aditivos. 

Para comer y beber, os comento de momento dos lugares extraordinarios que visitamos:


No habíamos reservado mesa, pero menos mal que de todas formas vamos pronto a los sitios, muy amablemente nos comentaron que nos atenderían encantados más tarde. El lugar es pequeño, con una capacidad para muy pocas personas, no creo que llegue a la docena. Tuvimos suerte.

El sitio es muy agradable, la cocina está abierta a la sala. Su propietario es el Sr. Shige, quien trabajó durante varios años en París, en el restaurante Severo entre otros. Además de ensalada probamos el plato estrella del local, excelente carne madurada y perfectamente cocinada, 100% japonesa, wagyu, proveniente de una granja a 60 kilómetros de Kioto.  Ahora puedo decir que la mejor carne de mi vida la he comido en Japón. 


No sabía qué botella elegir entre las que me ofrecieron, todas me gustaban y atraían, finalmente me decidí por un pet'nat, Ladybirds, cabernet franc del Loira, de la Closerie de Belle Poule. Perfecto. El primer vino que bebimos en Kioto.

Antes de irnos conversamos un buen rato con Monsieur Shige y su ayudante, la lengua francesa fue una ventaja, nos convidó con un fantástico vino, Fou du Roi de Axel Prüfel, Le Temps des Cerises. Charlamos de su experiencia en Francia, es amigo de Kenjiro Kagami; también de Michel Tolmer (autor de Mimi, Fifi et Glouglou, entre otros trabajos), quien le diseñó el logo del restaurante. Shige san es una persona amabilísima, él mismo nos reservó mesa en el siguiente restaurante.

393-3 Iseyamacho. Second floor. Pogan Building, Kyoto





Teníamos la mesa dispuesta gracias a la reserva de Shige san. Nos atendió Misa san, sommelière que dominaba el italiano, la comunicación así entre español e italiano resultó muy fácil. El restaurante, japonés, está especializado en cocina cantonesa y de Sichuan, también en vinos naturales.


Degustamos un menú delicioso, de varios platos, cada uno perfectamente maridado por la competente sommelière. Entre otras copas, saboreamos: Tête de Bulles de François Dhumes; Sassaia 2015 de Angiolino Maule, La Biancara; Oslavje 2013 formato 500ml, de Stanko Radikon; Domaine Lous Grezes, Cuvée Alibi Duché D'Uzès 2010; Le Casot des Mailloles, Poudre d'Escampette 2013; Malvasia 2014, Donati Camillo... Una selección maravillosa. Y finalmente una copa de un vino que nos ofrecieron a ciegas y que me sorprendió. Con notas y recuerdos a Marsala, resultó ser un vino de arroz que reposa en vasija desde hace 38 años, increíble vino chino.

Kouki Watanabe san, el también simpático chef, salió de la cocina expresamente para saludarnos.

Otra bonita experiencia. Kioto es otra maravilla más de Japón.

Vicente






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