Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

martes, 30 de junio de 2015

VINOS Y AMIGOS, RUZAFA



El calor es mucho más llevadero reuniéndose con los amigos, compartiendo vinos y saboreando recetas caseras. Si hace un año disfrutamos de una extraordinaria velada que denominamos "Vinos bajo el cielo de Ruzafa", repetimos experiencia el pasado fin de semana en casa de nuestros amigos, con vistas a los tejados de ese histórico barrio valenciano que debería estar siempre de moda. Noche de verano, humor, diversión, sabrosos platos y varias botellas para abrir. La idea es que cada pareja aporte una botella, pero la realidad es que suelen ser dos o incluso a veces tres. Es lo que mis amigos llaman extra-ball.

Iniciamos la sesión con la última manzanilla en el mercado del Equipo Navazos, La Bota de Manzanilla nº 55, saca de noviembre de 2014 proveniente de las bodegas Sánchez Ayala. Salina y fresca, siempre es un buen comienzo. Seguimos con un espumoso del Penedés, Reserva Extra Brut 2008 Navazos-Colet, 40 meses en rima, varietal de chardonnay principalmente y toques jerezanos en sus levaduras y en su licor de expedición, aunque no lo apreciamos muy claramente. Un espumoso de método tradicional, champenoise, muy seco en boca y que nos da gracia por su relación con el primer vino. Ambas botellas fueron degustadas a ciegas.

No fue la única curiosidad de la noche, se abrieron también dos vinos del Jurançon, del mismo productor, Lapeyre, uno seco y otro dulce al final de la cena. Presentados a ciegas y aportados por distintas personas. ¡Qué coincidencia! El primero me sorprendió por su estructura, acompañó perfectamente unas clóchinas con salsa tandoori. El segundo, de dulzor equilibrado y aromas exóticos, se emparejó con un refrescante granizado de sandía. Me apunto ambas ideas. ¿Que si alguien acertó estos vinos? Ninguno fuimos capaces de ubicarlos, si acaso nos acercamos a Sauternes. No hemos frecuentado mucho la gros y petit manseng.

Entre un Jurançon y otro, encadenamos seis botellas de las que creo que nos acordaremos durante mucho tiempo:


Les Petites Coulées 2012 Magnum, Savennières, de Clément Baraut. Algunos ya habíamos probado esta chenin en Angers, en À boire et à manger, nuestro lugar preferido de la ciudad donde compramos algunos vinos. Aparte del excelente trato recibido tuvieron el tremendo detallazo de regalarnos este magnum, el tamaño ideal. Este vino proviene de las parcelas en que trabaja este vigneron en Roche aux Moines.

Kastanienbusch 2008 GG, Pfalz, de Ökonomierat Rebholz. Es intenso y complejo, seco, equilibrio fruta y acidez, con peso y frescura, apreciamos notas que nos recuerdan a la naranja amarga, piel de mandarina, pomelo, níspero, cera de abeja, hidrocarburos, té, pedernal... Persistente, lo único que hace es mejorar. Uno de los grandes vinos alemanes. Proviene de las parcelas más altas del viñedo, altitud de más de 300 metros, delante del bosque y de la montaña, con una pendiente de entre un 30 y un 40%. Terreno arcilloso y volcánico, rojizo, pizarra.

Meursault 1er Cru Le Porusot 2007, Domaine Roulot. Junto a Coche-Dury, uno de los productores más importantes de este bonito pueblo. Vino presentado a etiqueta vista y el más esperado de la noche. En un estilo con mayor tensión que la exuberancia habitual en un Meursault, disfrutamos de esta botella hasta la última gota. Fino y elegante.

Galinot 1997, Sancerre, de Gitton Père & Fils. Sí, del 97. Si habíamos encadenado chenin, riesling y chardonnay, era el momento para esta sauvignon que nos trasladaba al pueblo de Sancerre.

Clos Rougeard 2007 Saumur Champigny. El primer tinto. Cabernet franc de los hermanos Foucault, Charly y Nady. Suelos arcillosos, silíceos y calcáreos. Animal al principio, no queremos airearlo. Se abre en copa mostrando su complejidad, frutos rojos, matices terrosos, tanino elegante, acidez extraordinaria... se acabó la botella rápidamente. Por cierto, acompaña deliciosamente el tumbet, el plato mallorquín.

Château Pontet-Canet 2006 Pauillac. Caramba, esto tiene mucha clase. Cabernet sauvignon mayoritariamente. Médoc. Fruta, toques florales, tabaco... Taninos finos, maduros, muy bien integrados. Con buena acidez. Elegante, expresivo, complejo, esplendido. Vino en un momento excelente. Bodega que practica la agricultura biodinámica desde la añada 2005.

Alguna botella más se abrió durante la velada, entre ellas un vino del Nuevo Mundo, de Napa, Hendry Blocks 7 & 22 Zinfandel 2011. En un primer instante su nariz me recordaba a salvia y bosque de pino, sin embargo en boca resultaba casi dulzón, fruta demasiado golosa, mora y grosella madura, mermelada. De nuevo en nariz, apuntamos notas de canela. Un vino de zona cálida, con alto contenido de alcohol. No es de mi gusto ni de nadie del grupo pero fue curioso probarlo, esa era la intención, probar vinos de todo el mundo y aprender.

No terminó aquí nuestro pequeño festival, faltaba La Cosa. Conociendo mi afición por los vinos naturales, mi amigo Mario trajo The Thing 2014, moscatel elaborada por Alfredo Maestro, el creador de Lovamor, Amanda... Elevado gas carbónico al abrir la botella, color ámbar, muy turbio, dulce, de baja graduación, marcada acidez, goloso y fresco, notas punzantes, cítricas y con claros recuerdos a sidra. El final es largo. Una botella sorprendente, desconcertante.


Nos gusta salir a cenar, comer en los restaurantes, especialmente si son locales que cuidan el vino, pero nos gusta más reunirnos con los amigos, degustar elaboraciones caseras y compartir vinos y vinos. Como dicen mis amigos, frase que tienen patentada: "Esto y no hacer na... es lo que más nos gusta".

Un fin de semana en Ruzafa merecía acabarlo aprovechando el buen ambiente y diversidad que proporciona este barrio. Esta vez descubrimos un reciente local, Vinos de Chile, una tienda donde acostumbran a organizar interesantes eventos a base de catas de vinos, maridajes, exposiciones y música en directo. Recomiendo visitarlo.

Vicente


Buena música - Ruzafa