La última noche en Osaka nos deparó una multitud de
momentos para el recuerdo. Cenamos en uno de los bistrots con mejor selección
de vinos naturales; tomamos varias copas en otro local entrañable, por el lugar
y por la simpatía de sus propietarios, donde incluso nos mostraron su arte con
la guitarra española tocando por bulerías; seguidamente degustamos algunos de
mis vinos preferidos en uno de los bares más pequeños y que más me han gustado
de todos los que hemos conocido y, finalmente, visitamos un extraordinario bar
de licores con la mejor música soul.
Tenía marcada en mi libreta de notas la visita al
bistrot de vinos naturales Balthazar. Fue un gran acierto, no sólo por la cena
y los vinos abiertos, sino también y especialmente por entablar amistad con
gente del lugar, gracias a quienes visitamos otros locales que nos encantaron.
Sin la compañía y guía de nuestros nuevos amigos nunca hubiera encontrado estos
sitios tan interesantes de Osaka. Fue una experiencia que recordamos con
cariño. En este país sólo he encontrado gente adorable.
El sommelier y propietario es Yuta Mihara san, su
hermano es el cocinero. Se trata de un bistrot donde elaboran principalmente
platos italianos de pasta, muy sabrosos. Tienen una importante selección de
vinos naturales. Pregunté de todas formas por algunos de mis preferidos y me
decidí finalmente por una cuvée de Pierre Beauger que aún no había bebido,
reservando por si tenía más sed una botella de Jean-Marc Brignot a la que
también le había echado el ojo. Uno de los comensales sentado en la barra
intervino para ayudar al sommelier con sus conocimientos de inglés y también se
interesó por nuestra procedencia. Todo el mundo es muy amable por aquí.
À boif. Lot SB12. Es decir, sauvignon blanc y añada 2012. En la etiqueta
explica simpáticamente el porqué del nombre de este vino: "à boire" +
"ai soif" = [a bwaf]. Aporta otras informaciones, el SO2
total (14 mg/L), y alguna nota más con sentido de humor, como la expresión
vendangé en tongues, en chanclas.
Me gustan los vinos de Pierre Beauger, vigneron que trabaja en Auvergne, y esta
botella me gustó también, con notas cítricas y frescas sin que se noten de
ningún modo sus 16 grados. Quise convidar al señor de la barra con una copa y
cuál fue mi sorpresa cuando transcurridos unos minutos se acercó a nuestra mesa
el sommelier con la botella de Brignot que tanto me apetecía, como regalo del
señor de la barra mencionado, Sr. Tatsuhiro, cliente del bistrot. Domo arigato!
Se trataba de Freedom of Peach
L14, un vino de Jean-Marc Brignot y Anders Frederik Steen, cabernet
sauvignon del domaine du Mazel en Ardèche. Una delicia de vino.
No fue la única botella a compartir, entablamos
también conversación con la pareja de la mesa vecina, Madoco san y Tatsuya san,
y al poco rato se unió al grupo dos clientes más, Takashi san y Yasuhiko san, este último había vivido en París y hablaba por lo tanto francés, algo que
siempre agradezco para comunicarme, aunque el lenguaje del vino natural es
internacional, siempre lo he dicho. Siete personas éramos en total, todas
amantes del vino natural, por lo que varias botellas más pasaron por la mesa: Grandiose 2014 Lou Grezes; Préty 2012 de Alexandre Jouveaux; Restons Nature, pet'nat de Julien Albertus, de Alsacia...
Balthazar se encuentra en 1-6-1 Utsubohonmachi,
Nishi-ku, Osaka. No se puede usar tarjeta para pagar, sólo cash.
Con nuestros amigos iniciamos un tour por sus
lugares preferidos de la ciudad, su Osaka. Algo que nunca olvidaremos porque
los sitios que conocimos nos gustaron mucho, y la compañía más.
Curioso lugar donde fue muy fácil sentirse cómodo,
sobre todo por la enorme simpatía de sus propietarios, Chisato Hanaki san y Satoshi
Hanaki san. En las paredes del local colgaban elementos relacionados con la
cultura española o de otros viajes supongo realizados. Habían visitado por
ejemplo Jerez. La guitarra española estaba bien presente en el local, de hecho
nos agasajaron con una bulería. Como digo, el lugar es acogedor y pasamos
divertidos momentos entre copas y algo de picoteo. El carácter japonés y el
andaluz o español no son tan diferentes.
En
su transcripción del japonés no tengo claro si su pronunciación es Nikolashka,
Nikorasika o algo parecido, pero eso es lo de menos, era un sitio que me
apetecía mucho visitar. Nuestra amiga Madoco san recibió un mensaje de Wakae
san, el propietario del local, de que en esos momentos había sitio libre para
el grupo en su bar de vinos. Un lugar pequeño, con la barra alargada y varios
taburetes, donde no sé si dispondrán como máximo unas 10 plazas para sentarse
frente a la barra, y con varios guiños al manga o al anime japonés en su
decoración. Muy divertido. Se encuentra por la zona de Dotombori.
Me
pidieron que eligiera qué beber. Como vi alguna botella vacía, les comenté que
me apetecía un vino australiano, en concreto de una de mis bodegas preferidas, Lucy
Margaux, nada fácil o casi imposible de encontrar en España. En ese
momento, Kouta Wakae san empezó a sacar botellas de Anton Van Klopper y a
alinearlas delante de mí. ¿Estaba en el paraíso? (Fotografía de cabecera).
Lo
difícil era cuál botella elegir. Me decidí por Gris Blanc 2015,
delicioso pinot gris y sauvignon blanc de Adelaide Hills.
Siendo el yakisoba uno de los platos estrella de la
casa, lo probamos con ganas, por supuesto, y seguimos con otro vino:
Rainbow Juice 2015 de Gareth Belton, Gentle Folk Wines. Rosado elaborado
en esta añada a partir de siete variedades, tintas y blancas; semillon,
chardonnay, sauvignon blanc, pinot noir, sangiovese y otras. De la zona de Basket
Range, en Adelaide Hills. Como su nombre indica, un zumo. Silvestre, salvaje, fantástico.
Este
local, no fácil de encontrar, es conocido por los grandes aficionados y
profesionales japoneses del vino natural. De hecho, coincidimos en nuestra
visita con la del simpático sommelier Hiroshi san, propietario de Maruchu Bar
en Tokio, otro sitio encantador. El mundo del vino es pequeño también aquí,
todos se conocen.
Nikorashika fue uno de los bares de vinos que más nos gustaron de
los visitados en nuestro viaje por Japón.
Pusimos punto final en nuestro recorrido con este bar
de licores, gin tonics, combinados y música soul. Su responsable: Yuichiro
Geka. Un bar singular con máquina de Music Box a la entrada y ventana al final
de la barra con vistas al canal fluvial en plena zona de Dotombori. Un lugar
especial que también disfrutamos.
¡Qué noche la de aquel día! Inolvidable.
Best regards to our new friends! Gracias por
enseñarnos lo mejor de Osaka, vuestra Osaka. Domo arigato!
A la mañana siguiente, con la sonrisa todavía en la
boca, descansamos en el shinkansen que partió desde Osaka camino de Tokio con
la suerte de abrir nuestros ojos y ver justo en ese momento la bella estampa
del Monte Fuji. ¡Qué maravilla! No es fácil observarlo tan claramente y en un
día tan despejado. Bellísimo.
Vicente
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