Tenía
apuntadas varias direcciones en Angers donde comer al mediodía y que destacaban
por su excelente trato hacia el vino. Así, Autour d'un cep, Chez Rémi, L'Angevigne,
Bistrot des Carmes... Sin embargo, siendo nuestra estancia en plenas Pascuas
muchos estaban completos y alguno cerraba. No importó, fue fácil encontrar
buenos sitios. Paso a detallaros.
Sin
duda un enorme acierto entrar en À boire et manger, una extraordinaria tienda
de vinos donde elegir entre las múltiples botellas y degustar algunas tablas de
quesos y charcutería de primera calidad. Alex Forge es el caviste, bodeguero,
con amplísimos conocimientos del vino. El lugar es cómodo, mesa amplia y al
fondo una cava sin necesidad de ser climatizada, los gruesos muros conservan la
temperatura adecuada.
Cuatro botellas abrimos:
Cuatro botellas abrimos:
Brutal!!!
2013
de Sébastien Dervieux, más conocido por Babass. Como opinaba Alex, no se trata
de un vino rock'n roll, es punk directamente. Rica fruta, frescura, muy bebible
y rápidamente consumido. Espumoso de chenin que me impactó. Sulfuroso o cualquier
otro aditivo añadido: cero. Creo que de esta bodega, Les Vignes de Babass,
localizada en Anjou, hay que probar todo lo que te encuentres. Nos llevamos
alguna botella para España, también de los siguientes vinos.
Les Petites Coulées 2013, Savennières de Clément Baraut. En realidad proviene
del prestigioso Roche aux Moines, viñedo donde trabajan otros 7 elaboradores
(Tessa Laroche, Eric Morgat, Virginie Joly...). Su parcela se encuentra en
pendiente y perpendicular al río. Sin embargo, en las etiquetas del 2012 y del
2013 aparece clasificado únicamente como Savennières al realizarse la vinificación fuera
del lugar. Más expresivo en boca que en nariz, muestra frescura y acidez, precisión,
tensión, carácter mineral y ciertas notas de fósforo. Es largo.
La
siguiente botella, en cuanto la vi en las estanterías ya quería abrirla, Les
Gruches 2012 de Gérard Marula, cabernet franc
appellation Touraine. Muy fresco, fruta roja a saco. En nariz ya avisa,
placer. Uno de mis cabernets preferidos, concentración y finura.
Finalizamos
acompañando las tartas de chocolate y de fruta con una chenin dulce de Jo Pithon,
4
Vents 2011 Coteaux du Layon. El nombre le viene por proceder de viñas
de 4 pueblos, Saint-Lambert, Saint-Aubin, Beaulieu y Rochefort. Chenin de
botrytis equilibrado, nada empalagoso, 80 g/L de azúcar residual. Únicamente
unos 80 mg/l de sulfuroso, muy poco en un vino dulce. La bodega: Pithon-Paillé.
Buscaré su Quarts de Chaume.
Vinos degustados cómodamente en el local, nos llevamos otros vinos para casa y algunos
más que reservamos para realizar un picnic al siguiente día, picniquer dicen los franceses. À
boire et à manger, una dirección imprescindible en Angers.
Restaurante
caracterizado por una cocina sin florituras, sans chichis, y una buena oferta
de vinos. David en sala y su hermano en la cocina son de la zona, vecinos pues
de muchos de los vignerons cuyos vinos ofrecen. Uno de los significados de
ardoise es pizarra, y así muestran el menú en este restaurante, escrito en tiza
sobre una pizarra que te acercan, no solo los platos de temporada, también los
vinos. Esto es habitual en muchos restaurantes franceses.
Un buen lugar para continuar tras la cena. Un bar de vinos cuyo nombre recuerda a la película protagonizada por Alain Delon y Ives Montand en 1970, también es un posible guiño al color del vino en las copas. Abierto desde media tarde hasta las 2 de la noche. La música combina perfectamente con sus vinos naturales.
Viñedos, castillos y más...
Vale
la pena visitar el castillo de Angers y el Tapiz del Apocalipsis, de finales
del siglo XIV, expuesto a lo largo de un centenar de metros.
A
poca distancia de la ciudad, a unos 20 Km, podemos visitar el prestigioso
viñedo Roche aux Moines, una maravilla. Al lado tenemos otro nombre no menos mítico,
Coulée de Serrant. Es la zona de Savennières.
Recomendamos
también acercarse al pequeño pueblo de Béhuard, rodeado por el Loira, en él hay
un bar con una buena selección de botellas, Le Béhu Bar. No lejos, en plan
picnic, nos dispusimos a disfrutar abriendo un par de botellas compradas en À
boire et à manger junto a los exquisitos quesos de la Fromagerie Bocahut, buena
recomendación de Alex.
Pacotille
2013,
chenin de Stéphanie Debout y Vincent Bertin, Deboubertin, en Anjou.
Equilibrio entre acidez y redondez, largo, fresco. C'est bon!
No
lejos, siempre al sur de Angers, cruzamos viñedos que son conocidos por sus
vinos dulces, aquí impera la botrytis, también las vendimias tardías, la
variedad reinante sigue siendo la chenin. Las denominaciones son famosas:
Coteaux du Layon, Quarts de Chaume, Bonnezeaux y Coteaux de l'Aubence. Para los
grandes amantes del azúcar residual. Nosotros aprovechamos para acercarnos al
Domaine de Bablut y saludar a Christophe Daviau.
Saumur
Cerca de Angers, a unos
70 kilómetros al sureste, siguiendo el curso del Loira, tenemos Saumur, famoso
por sus salones de vino, como la Dive Bouteille, una de las más importantes
ferias de vinos naturales, sino la que más.
Ya
de vuelta al hotel, nos despedimos de la región angevina con un pétillant
naturel, rosé, Sitting bulles 2013 de Sébastien Fleuret, micro vigneron
argevin, 1,5 hectáreas. Pétillant à peaux rouges indica graciosamente en la
etiqueta. Nariz frutal, ligeras burbujas, digestivo. El vino es embotellado antes
de que se complete la fermentación, el gas carbónico que se produce realiza también
una labor protectora, redondeando un estilo de vino destinado para cualquier
momento del día, o de la noche. Para
beber regularmente, eso es un Pet' Nat.
Salud
Las fotografías nº 1, 2, 4, 5 y 8 fueron realizadas por Juan Luis Vanrell "El Ojo Público". Las fotografías de viñedos fueron tomadas en Roche aux Moines.
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