Una cata única de un vino fascinante, un vino del sur, el
vino de Jerez. Celebrada en Monvinic y dirigida por Álvaro Girón, en mi
opinión, la persona idónea para relatar la historia de estos vinos. Nos deleitó
con sus conocimientos, datos históricos y su pasión por uno de los grandes
vinos del mundo. Presentó una selección de botellas de entre los años 40 y los
80 del siglo pasado. Algunas provenían de las propias bodegas, pero otras
fueron encontradas en anticuarios, junto a antiguas colecciones de viejos
libros, postales… o en lugares insospechados. La cata y la exposición prometían
romper con varios estereotipos respecto a este tipo de vinos. Y así fue.
Los vinos, abiertos y decantados previamente, inundaban con
sus aromas la sala ya antes de tomar asiento. La expectación era máxima.
Previo a
la degustación de las 14 botellas nos convidan con una copa de entrada, es un
vino del año, un mosto de la
Cooperativa de Miraflores.
Durante la cata-degustación, Álvaro Girón expone numerosos datos sobre el vino de Jerez a partir de documentos, notas de
prensa y libros consultados. Un trabajo extenso y apasionante. En mis incompletos apuntes figuran los
siguientes esbozos:
<< Hace más de
un siglo, los vinos de crianza biológica tenían un precio elevado debido a la
dificultad de trabajar en flor. Como
curiosidad, en 1896, Tío Pepe era más caro que Châteaux Margaux. A la cabeza en
precio estaban los champagnes. Vemos en las notas de prensa de la época que Domecq
también elaboraba champagne en Jerez. (Dato muy interesante que yo desconocía, de
hecho los suelos de albarizas son similares a los de Champagne).
Por aquél entonces, más del 40% del vino que se consumía en el mercado británico era jerez. Su exportación suponía la principal fuente de divisas para España.
Por aquél entonces, más del 40% del vino que se consumía en el mercado británico era jerez. Su exportación suponía la principal fuente de divisas para España.
A principios del XIX
desconocían cómo dirigir el tipo de vino, la vinificación era “casual” y
hablaban de un vino amontillado al estilo de Montilla, siendo algo novedoso.
Incluso se definía la flor como algo perjudicial. En aquellos tiempos llegaron
a observar que determinados pagos eran propensos a ser palo, amontillado,
oloroso… >>
Respecto a las 14 joyas:
1.- B. Rodríguez
La-Cave, Manzanilla Barbiana
Sanlúcar de Barrameda, Miraflores Alta. Esta antigua casa
vinatera se fusionó con Delgado Zuleta en 1978. La botella es del 88. Un vino
fino con sensación a amontillado. Álvaro Girón opina que a lo mejor le falta
unos 20 años en botella. Y pensar que el consejo regulador recomienda para su
consumo óptimo entre 12 y 18 meses en el caso de finos y manzanillas y hasta 36
en amontillados. Preveo que este concepto, el de la longevidad en algunos vinos
de crianza biológica, va a ser el primer tabú tumbado durante la cata.
Casa fundada en 1803. Se trata de una manzanilla que proviene de dos pagos sanluqueños de distinto perfil, uno bajo la influencia climática del río Guadalquivir, el pago Martín Miguel, y otro influenciado por el mar, Carrascal. La botella es de los años 50, o puede que de los 40. Tal y como se mostraba este vino y con esa vejez, quién le puede poner un pero.
Aquí tenemos dos prestigiosos pagos, Miraflores y Balbaina (Los Cuadrados), sanluqueño y jerezano. Preciosa botella de los años 40, una de las que recibió más fotos. Le pregunto a Álvaro cómo la ha conseguido: fue comprada a un anticuario de Alicante que la compró a un señor quién a su vez la consiguió de un hotel que cerró en los 60.
Cuatro viejas botellas probadas de momento, las cuatro de
manzanilla. Hemos encontrado finura, sutil mineralidad, carácter calizo… y una enorme longevidad. La
diferencia con las actuales habría que buscarla muy posiblemente en la
diferente viticultura de la época, en la poca filtración de los vinos y en las
largas y lentas crianzas. Observar que las más antiguas se tratan en realidad
de manzanilla pasada.
De Sanlúcar, Álvaro nos cuenta que la propiedad siempre ha
estado muy subdividida, una auténtica micronesia, y lo habitual, la manzanilla
histórica, era la mezcla de mostos de arenas, barros y albarizas. Hoy en día,
se puede decir que son albarizas puras.
5.- Osborne, Fino
Quinta
Botella de los años 70. En este caso es un oloroso de un
suelo calizo y mineral, la viña del Cuco, situada en Los Cuadrados, Balbaina. En
ese momento se me quedó grabada la frase que pronunció Girón: los finos y las manzanillas hacen
dulces los olorosos.
De los años 70. Viña El Caribe del pago jerezano Añina. Criado en El Puerto de Santamaría. Casa fundada en 1812 y ya desaparecida. Pienso en el tremendo trabajo de búsqueda para reunir todas estas botellas. Además, entre que no eran considerados vinos de guarda y que si los guardaban era únicamente por la estética de la botella o etiqueta y por lo tanto sin preocuparse por la adecuada conservación del vino, estamos teniendo suerte, los vinos salen bien o muy bien.
Entramos en Macharnudo, el pago más venerado por su calidad,
la pureza caliza de su suelo y subsuelo. En comparación a otros pagos, ocupa
los terrenos de mayor altitud. Álvaro nos informa que la cumbre de la colina
recibe el nombre de Haurie, el francés fundador de Domecq. La etiqueta de la
botella, de los años 70, está muy deteriorada, pero el vino es el que más
contundente se muestra hasta el momento, con amplitud y peso en boca.
9.- Marqués del
Mérito, Fino Mérito
También Macharnudo y de los 70 la botella de esta bodega de
Jerez de la Frontera.
Álvaro expresa, en términos generales, la contundencia que encuentra en las
botellas viejas, su mayor concentración, su afinamiento en sentido mineral y la
poca oxidación para lo que cabría esperar.
10.- Valdespino, Fino
Inocente
Otro lujo, probar una botella antigua de Inocente, uno de
mis vinos preferidos de siempre. Hoy en día, siguen realizando la fermentación
en botas de roble americano y criándose bajo velo durante más de 8 años.
Comentan que el tapón apareció destrozado bajo la cápsula. El vino vemos que no. Macharnudo y Valdespino. Esta cata está resultando impactante, emocionante.
11.- González Byass,
Fino Viña AB
Probablemente de los años 40. Indicando ya el nombre de la
viña productora, Viña AB dentro del pago Macharnudo, al estilo francés. No
anoté mis sensaciones, simplemente lo disfruté.
12.- Domecq,
Amontillado Fino Jandilla
Otra bodega histórica. Botella de los años 70. Macharnudo.
Se observa que en la publicidad de la época es recomendado para comer, no para
el aperitivo. Me hubiera gustado volver a probar este vino al cabo de unas
horas.
13.- Agustín Blázquez,
Amontillado Fino Carta Blanca
Botella de los años 50 y otra de las estrellas de la
espectacular sesión. Concepto terruñista del que fuera alcalde de Cádiz. La
casa desapareció en los 70 al parecer absorbida por Domecq. De nuevo el pago
marca el estilo y su permanencia en la solera. Seguimos en la línea Macharnudo,
terruño a tope. Sin duda se trata de un vino asombroso. Uno de los que más
gustó en la sala, no me extraña. Es una de las casas fetiches para los amantes
del vino de la zona.
Un vino de un color precioso, subido, brillante. Un vino
todo potencia, no sólo alcohólica. Estamos hablando de una botella de los años
50, pero es que hemos tenido delante 14 botellas que bien podrían formar parte
de un museo, eso sí, una vez vacías, por favor.
Todas las botellas salieron buenas. Los estilos se
mantenían, Sanlúcar, Jerez… los distintos pagos. Un pasado en el que inspirarse
para el futuro, donde los vinos de pagos y de viñas, es decir, de terruño,
deberían tener un importante hueco dentro del vino de Jerez.
Los asistentes comentaron sus predilecciones destacando los
Macharnudo, sobre todo González Byass y las botellas de Agustín Blázquez. Estoy
de acuerdo, salieron extraordinarios, reafirmando la grandeza del jerez, pero
mi preferido, y me voy a mojar, fue La
Guita , ¡inconmensurable!
Apoyado por el profesional equipo de Monvinic, Álvaro Girón
desarrolló una exposición magistral. Al menos a mí me cambió varios conceptos,
me asentó otros, y propició nuevas preguntas e interés.
Una sesión que seguro quedará en el recuerdo de todos los
asistentes.
Vicente
Cata Jerez: La duda que no paraliza.
Celebrada
el pasado 24 de marzo en Monvinic, en Barcelona.
Hola tengo una pequeña colección de vinos de Jerez de los años 70/80
ResponderEliminarQuisiera saber si conoces algun interesado en comprarlas.
(Agustin Blazquez, Victoria Regina, Fino Imperial ....
Mi correo primaveratraicionera@gmail.com
Gracias
Hola Jose, se lo comentaré a algunos amigos y conocidos por si les interesa contactar contigo.
EliminarVicente