La
relación entre París y el vino natural es extraordinaria. Llevo años visitando
esta ciudad y rara vez repito sitios, no porque no valgan la pena repetir, todo
lo contrario, sino por descubrir nuevos lugares. La lista de
locales en París dedicados al vino natural crece continuamente y no deja de entusiasmarme.
Bar
de vinos. Barra y taburetes dispuestos a la entrada y con varias mesas al
fondo. Se oye buena música. En el local, bastante lleno y con buen ambiente, se
escucha francés, inglés y también español; uno de los propietarios, Oliver, es
de origen mejicano. Abierto desde hace 2 ó 3 años, no es desde hace tanto que
se ha convertido en uno de los bares de vinos naturales que aporta una imagen
más fresca y novedosa. No tiene publicidad ni mucha visibilidad en redes. Se
localiza en el 11ème distrito, en la rue de la Folie Méricourt, y es uno de mis
lugares preferidos desde ya.
No
realizan reservas. Sin embargo nosotros no tuvimos que esperar mucho para
sentarnos en una mesa, aunque siendo sábado noche y las 21:30 en París
seguramente tuvimos mucha suerte.
Nos
atendieron muy amablemente. Ofrecen pequeños platos, a modo de tapas, sencillos
pero a cuál más gustoso: rillettes de maquereaux (repetimos), pimientos de
padron à l'aile, poulpe grillé avec pommes de terre grenaille et piments d'Espagne,
patate douce (boniato) rôtie au four et avocat...
Disponen de vinos por copas, pero no me fijé
cuáles proponían, somos más de pedir una botella; esto no es una vacilada,
cuando veáis los vinos de aquí lo entenderéis. En los estantes colgados en las
paredes del local exponen numerosas botellas vacías a modo de carta, todas muy
de mi gusto. Yo pedí, tal y como les indiqué, la cuarta botella del segundo
estante situado tras la barra, contando de derecha a izquierda, se trataba de una
botella de Benoit Rosenberger en la que me fijé desde que entré.
Désaltérofilles de Verre de Terre, L15, un pet nat de gamay de este
vigneron de Auvergne de quien nos han contado que la bodega en donde trabaja
ocupa un limitado espacio, que calculo no debe ser mucho más grande que el
pequeño comedor de mi casa. Ya había bebido un tinto suyo en otra anterior
visita a París, pero este pet nat sólo lo había podido ver en el instagram de
mis amigos japoneses, y en contadas ocasiones. De ahí mi alegría cuando me lo
subieron del sótano en donde tienen la cava de vinos, una pequeña cava que pude
ver posteriormente y en la que cuentan con una espléndida selección. El pet nat
realmente estaba delicioso.
Ya
sentados y degustando los platitos que he nombrado, le pregunté a Oliver si tenían
el tinto del mismo vigneron, Loup des Vignes. Siendo las unidades
tan limitadas, decididamente tuve suerte. ¡Dos vinos de Benoit Rosenberger en
una cena que resultó redonda!
Pienso
que es uno de los sitios de París donde mejor se puede beber. Un lugar para
disfrutar del vino. Un bar libre de sulfitos.
En el antiguo espacio, también de vinos
naturales y cave à manger, que ocupaba Versant Vins, dentro del famoso, pintoresco
y siempre agradable Marché des Enfants Rouges de la calle Bretagne (3ème),
encontramos desde hace unos meses, finales de 2017, un nuevo establecimiento de
vinos naturales denominado Les Enfants du Marché, donde se puede comer a un
alto nivel debido a la calidad del producto utilizado.
No
toman reservas, nosotros acudimos un domingo al mediodía, acomodándonos en los
taburetes dispuestos alrededor de la gran barra que rodea el establecimiento.
Atendidos muy amablemente por David y Benjamin, quienes hablan español mejor de
lo que ellos piensan, disfrutamos de varios de los platos ofrecidos en la
pizarra: ostras como entrante, berberechos (coquines), cèpes des Vosges et
foie gras, boudin noir... Existe la opción de vinos por copas y la carta de
vinos, aparte de los expuestos, surge de la conversación con David al respecto
y la información y ayuda que nos aporta. Optamos por unas copas del pétillant Obi
Wine Kenobulle de Fred y Arnoud Geschickt, el domaine alsaciano
localizado en Ammerschwihr, y otras de Macération de Pinot Gris 2017 del
domaine Kumpf et Meyer, en este caso localizados en Rosheim.
Bonito
día de domingo en el que habíamos visitado de buena mañana el Marché de
l'Aligre, paseado a través del Marché de la Bastille, situado en el Boulevard
Richard Lenoir, y acabado la mañana comiendo en este lugar del Marché des
Enfants Rouges.
"Domingo noche,
París, cena en C.A.M. Import Export, platos del chef Eseu Lee, unas copas de
Binner y música de Los Smiths de fondo. Ojalá fueran todos los domingos
así".
Releo
ahora mis notas de mi visita a este restaurante de cocina asiática abierto
desde finales del 2017 y que ocupa lo que era una antigua tienda de productos
turísticos de recuerdo. En lugar de comprar miniaturas de la Torre Eiffel ahora
es posible divertirse degustando las elaboraciones del joven pero experimentado
chef coreano, algunas para chuparse literalmente los dedos.
El restaurante se localiza en el 3ème
arrondissement, 55 rue au Maire. No se realizan reservas, sólo a partir de 4 ó 5
personas, según nos informaron previamente por teléfono, pero conviene no
despistarse pues es un lugar de moda. Nosotros tuvimos suerte, siendo dos,
elegimos acomodarnos en la barra justo junto a la pequeña cocina visible para
todo el mundo.
Su carta de vinos no es
extensa, pero sí pensada para la cocina del lugar. Creo que probamos casi todos
los platitos de la carta: bonito rice paper rolls, vegan temple sashimi,
chesnut-battered daikon, eggplant chips... Lo pasamos muy bien.
Otro restaurante de reciente apertura, de principios
de 2018. Localizado en el 11ème, rue Guillaume Bertrand, calle que cruza la más
conocida rue Saint-Maur.
Acudimos
un lunes al mediodía. El restaurante es bonito. Su menú formule du midi,
compuesto de entrée, plat et dessert, con dos opciones a elegir y a un precio
ajustadísimo, estaba delicioso. De fondo escuchamos música francesa, de Alain
Sauchon, Johnny Hallyday...
Arthur
y Thomas son los propietarios. Conversando un poco con el primero le pregunto
por la selección de botellas de entre las que veo alguna australiana, y es que
trabajó durante unos meses en algunas bodegas de Australia. Están muy al día, vemos
en los estantes vinos de las hermanas alemanas, Rennersistas, que probé
recientemente en la RAW de Berlín; también vinos de Carfagna, otros de mis
preferidos...
Pedimos agua en carafe, como siempre, servida en
este restaurante en clavelin, el formato de botella de los vinos jaune del
Jura, y dos vinos: Le Blanc de La Fosse Vineuse de Thierry Hesnault y Chardonnay
2016 de Gentle Folk, Adelaide Hills. Elegante chenin el primero, recomendación
de la casa, no me pude resistir de todas formas a pedir también el vino
australiano de Gareth Belton, sus vinos son difíciles de ver por Europa y muy
de mi gusto.
Muy
cerca de este restaurante, en la rue Saint-Maur que nombraba, se encuentra el
ya famoso La Buvette y, también en la misma calle, continúa abierto Au Nouveau
Nez, actualmente de estilo italiano en su cocina. En el número 38 tenemos
L'Atelier des Lumières, espacio inaugurado en abril de este año en un antiguo
edificio de fundición y que han convertido en un centro cultural donde se
exponen diversos programas de arte a través de proyecciones. Impactantes
imágenes con obras de Gustav Klimt y de Egon Schiele eran expuestas en los
enormes muros de la antigua fábrica durante las fechas de nuestra visita.
Reabierto y renovado este
año, a finales de junio, por sus nuevos propietarios. Uno de ellos es el
importador distribuidor de vinos naturales Ochin Clovis. Se trata en realidad
de dos locales, Yard La Cave y Yard Le Bistrot, ambos contiguos y localizados cerca
de Père Lachaise, en la rue de Mont-Louis (11ème). Nosotros visitamos el
primero. Pequeño local con una enorme barra de madera, cinco personas tras
ella, algunos taburetes, muestras de vinilos en una pared, destaca la música, y
sobre todo un grandioso armario de vinos donde poder deleitarse, aunque no
todas las botellas están disponibles. De hecho, la que yo quería se podía ver
pero no beber, un vino de Aurélien Lefort que en cambio tuve la oportunidad de
degustar dos días más tarde en otro bistrot de París. Según me informaron las
botellas que no marcaban precio, casi todas situadas en el estante superior, no
estaban en venta. Botellas sin duda de producción muy limitada. La selección
disponible era en todo caso la gran mayoría y de un alto nivel de acuerdo a mi
gusto: Bouju, Tricot, Péron, Babass, La Sorga...
El
vino que elegí, Les Trois Bonhommes Lot.13 de Marie & Vincent Tricot,
Auvergne, se mostró tremendo, una pinot noir especiada, un vino ligero y
realmente bueno, muy bueno. Para acompañar, platito de jambon noir de Bigorre y
unas pitas de poulet mariné au yaourt.
Continuamos
nuestra estancia en París, principios de noviembre, visitando otras direcciones
de nuestro gusto y que os cuento en un próximo artículo.
Vicente
© elvinoquebebo.com
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