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domingo, 31 de mayo de 2015

En Sancerre



Sancerre recibe numerosas visitas de turistas estadounidenses, canadienses, británicos... Un turismo internacional atraído por los vinos de la zona. Sancerre se trata de un pequeño y tranquilo pueblo de tan solo 1.600 habitantes, eso sí, rodeado de viñedos. Está situado en lo alto de una colina, desde donde se divisa parte del curso del Loira y los viñedos de Pouilly-Fumé al otro lado del río. Un bello paisaje panorámico en el que radica una de sus principales atracciones.

Dentro de la appellation Sancerre destacan varios tipos de suelos que influyen en las propiedades de sus famosos vinos. Así, las denominadas terres blanches, marnas calcáreas con abundancia de conchas, otra zona de terrenos pedregosos y finalmente los suelos ricos en arcillas y sílice, pedernal.




Realizamos un corto recorrido por la zona con paseo al borde del Loira incluido y visita de algunas poblaciones cercanas, entre ellas Sury-en-Vaux. Nosotros nos instalamos cómodamente en las chambres d'hôte de Le Cep en Sancerrois, en Sancerre, donde también teníamos cena reservada junto a nuestros amables anfitriones, buenos conversadores y multilingües. Cena casera, muy apetitosa, saboreando también uno de los mejores productos locales, el Crottin de Chavignol, queso de cabra que nos ofrecieron en distintos grados de maduración, una exquisitez. Para beber, una aportación nuestra, la sauvignon de notas cítricas (lima), tensión y elegancia de Le Tournebride 2014 de Vincent Gaudry AOC Sancerre, y dos de la casa, un pinot noir, la otra importante variedad de la zona, Sancerre 2012 del Domaine Serge Lalou, representativo del carácter de esta uva en Sancerre, con sensaciones más cercanas a la Borgoña que a un pinot noir de Cheverny, por ejemplo, y una botella de Menetou-Salon, una sauvignon muy frutal de una appellation no tan famosa. Cenamos muy bien.

Es difícil encontrar ciertos vinos en las tiendas del pueblo, son más bien botellas comerciales, pero aquí lo suyo es acudir a la casa del vigneron y comprar el vino deseado. ¡Hay donde elegir!


El día anterior, en Les Becs à Vin de Orléans habíamos disfrutado con una espléndida sauvignon de Sébastien Riffault, vigneron instalado en Sury-en-Vaux, así que no quise finalizar este viaje sin beber otro de mis vinos preferidos de la región también elaborado con sauvignon blanc, Mademoiselle M 2012 de Alexandre Bain, Pouilly-Fumé. Un extraordinario vino que siempre me ha dado placer, en él apreciamos notas aceradas, perfume floral, membrillo, boca sedosa, vertical, piedra caliza, fruta madura. Rico, maduro, de color casi ámbar. En su etiqueta indica "vinifié, élevé sans additifs oenologiques, sans sulfites ajoutés".

Anoto también otro productor del que recibimos excelentes críticas, Mathieu Coste, quien trabaja dentro de otra appellation de la zona que no he nombrado hasta ahora, Coteaux du Giennois. Buscaré sus botellas.


Hasta aquí nuestro viaje, acompañados por el buen tiempo y la sed, a través del Valle del Loira, recorriendo parte del río más largo de Francia en dirección contraria a sus aguas, desde Nantes, muy cerca de su desembocadura, hasta Sancerre, a medio camino de su nacimiento en el Massif Central, realizando escalas en Angers, ciudad en la rivera del Maine, Tours y Orléans. Un viaje que nos deja un extraordinario sabor de boca y multitud de imágenes y momentos para degustar en el recuerdo, como nuestra visita a la acogedora familia Courtois.

Vicente

Fotografías de Juan Luis Vanrell "El Ojo Público"

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