Otro fantástico evento organizado por Vila Viniteca, al día
siguiente del concurso de Cata por Parejas. Un encuentro con las numerosas
bodegas que representa la tienda. Si en la anterior edición permanecimos unas
siete horas catando vinos, este año, en mi caso, sólo disponía de tres horas,
así que la selección fue más corta, pero no menos interesante.
Tenía muy claro la primera mesa a visitar al cruzar la
puerta a las 11:30 de la Llotja
de Mar de Barcelona, Domaine Mikulski (Meursault), un domaine de menos de 10 hectáreas . Recuerdo
en nuestro viaje a Borgoña que era una bodega muy valorada por los lugareños.
Francis Mikulski nos presentó algunas de sus botellas: el Aligoté 2012 proveniente
de viejas viñas plantadas en 1929 y en 1948; Bourgogne Chardonnay 2012;
Meursault
1er Cru Meix Chavaux 2010 y Meursault 1er Cru Poruzots 2004 en
formato magnum. Este último sobresalió (mineralidad en forma de tiza y silex, y
un fresco caramelo en boca) pero no dejaron de destacar por su calidad los
anteriores, sorprendiéndome mucho el aligoté. En la corta conversación nos
explicó que realizan la maloláctica siempre, que practican la agricultura bio,
sin certificación. Evidentemente comentamos los problemas de heladas en Borgoña
en los recientes 2012 y 2013.
En la mesa de al lado, Domaine Zind-Humbrecht, ¡casi nada!
Me encantó el Pinot Gris Calcaire 2010 y la complejidad del Grand Cru Pinot
Gris Clos Saint-Urbain Rangen de Thann 2011, terreno volcánico,
expresivo en nariz, notas ahumadas, silex, mineralidad… Nos informaron que
ciertas notas amargosas, nada negativas, que percibimos en boca son propias del
terroir, no de la variedad de uva. No nos fuimos sin degustar un gran conocido
por nosotros, Goldert, en esta ocasión Gewurztraminer 2005.
Schloss Gobelsburg fue la siguiente bodega a la que nos
acercamos. En las variedades blancas trabajan con grüner veltliner y riesling. Así,
probamos Grüner Veltliner Renner 2012 y Riesling Gaisberg 2012, identificándose
cada varietal con su viñedo. Ambos 1er Cru, categoría que no existía en la zona
hasta hace 3 años. Quise probar el Eiswein 2011, también Grüner
Veltliner. Este último es el primer vino de hielo que probé, hace ya
algunos añitos. Es muy interesante esta variedad de uva austriaca.
Giramos la cabeza y vemos Berthet-Bondet con sus botellas
características del Jura. Saciamos nuestra curiosidad de probar su Château-Chalon
2006, dentro de un estilo para poder ser consumido ya desde su juventud.
La botella que utilizan para el Vin de Paille 2008 (savagnin,
chardonnay y poulsard, tres meses en esteras, 15% graduación) también es
especial pero no es obligatorio su uso, al contrario que con la clavelin para
el vin jaune. En cuanto al vino, se percibían claramente notas de frutos secos
y fruta confitada. Me lo apunto en mi lista de la compra.
Grimalt Caballero 2011, de la bodega mallorquina 4 Kilos vinícola, fue el primer tinto que probamos. Segunda añada que
lo producen. 90% callet, 10% fogoneu. 1 hectárea , viña vieja.
1000 botellas de frescura mediterránea.
En estos eventos, siempre nos acercarmos a la mesa de Abel Mendoza
y Maite Fernández, no sólo por su simpatía, sus vinos valen la pena. 5V
2013 no defrauda nunca, mi compañero de cata se sorprendió muy
gratamente. También probamos Tempranillo y Graciano Grano a Grano, añada 2011
en ambos. Jovencísimos, claro, pero denotan su potencial.
Tuvimos la oportunidad de probar un vino de cariñena 100%
procedente de una parcela cuyas viñas fueron plantadas en 1902. Elaborado por Mas Doix. 950 botellas. Un vino con una textura en boca increíble, fruta, acidez,
persistencia…
Seguimos paseando a lo largo de la sala grande, viendo casi
todas las mesas llenas de asistentes. Tuvimos suerte, veo un hueco en Viñas del Cámbrico, pronto vamos a visitar Salamanca, camino de Oporto, así que una copa
de Cámbrico
Rufete
2008 (Sierra de Salamanca) lo disfruté con gusto. Este 2008 se muestra ya
elegante y sedoso y sin perder su carácter. Viejas viñas centenarias. 800 a 1000 metros de altitud.
Si Mikulski lo tenía marcado en rojo en mi selección de
vinos a probar, entre los tintos era Domaines Lupier. Elisa Úcar y Enrique
Basarte trabajan 27 pequeñas parcelas con viñas de entre 80 y 100 años y en
altura, las parcelas son vinificadas por separado, obteniendo una producción de
35000 botellas. Difícil decidir cuál me gustó más, El Terroir 2010 (suelos
arcilloso-calcáreos, fresco y vertical) o La Dama 2010 (suelo de cuarzo y mica,
elegante fruta, redonda, su textura acaricia la lengua). Son vinos finos. Garnacha
negra del norte de la D.O. Navarra ,
a pocos kilómetros de Francia. Para comprar todas las botellas.
Ya en la recta final, realizamos una degustación de los
vinos de Lustau, sonrío pensando en lo poco que falta para acudir a Vinoble, la
feria de las ferias. La gama almacenista de Lustau me entusiasma: Amontillado
de Sanlúcar de Barrameda Manuel Cuevas Jurado y Fino del Puerto José Luis
González Obregón. Nunca me cansan estos vinos. Y cuando los huelo, me
teletransportan a la zona.
Nos despedimos de este grandioso evento buscando los vinos
del Equipo Navazos, siempre hacemos lo mismo. En esta ocasión, un tesoro de
Montilla, La Bota de Oloroso nº 46, concretamente de Pérez Barquero, y La
Bota nº 53, ¿la futura Florpower?, una botella sin etiqueta que en esta
ocasión escupí para dentro, me refrescó la boca tras tres horas de cata.
Poco más de 10 bodegas en mi selección que me dejaron un muy
buen gusto de boca en esta 8ª edición de La Música del Vi. Enhorabuena a todos los bodegueros
y a la organización.
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