Ocho
ediciones han transcurrido ya desde el primer concurso. Una cita esperada por
mucha gente. Si hace algunos años costaba más de un mes en completarse las
inscripciones, el pasado año en Barcelona duró poco más de doce horas y en esta
edición celebrada en Madrid apenas llegó a los 30 minutos en agotarse las
plazas para las 120 parejas de aficionados y profesionales del mundo del vino.
En mi opinión, muchas son las causas por las que este concurso resulta tan atrayente:
- La forma sencilla a la hora de puntuar. Se trata de intentar acertar país, zona, DO, variedades, productor, añada y marca.
- El tener que participar en pareja, lo cual puede suponer una ventaja o a veces una mayor dificultad si no hay suficiente sintonía.
- La perfecta organización y puesta en marcha. Así como el precioso entorno elegido, bien sea la Lonja de Barcelona o el Casino de Madrid.
- El carácter open del concurso, no solo los profesionales pueden participar (sumilleres, bodegueros, enólogos, distribuidores...), también cualquier aficionado. Y con idénticas oportunidades. Acuden participantes desde cualquier rincón de España y también profesionales de Francia, Italia, Japón...
- La expectación por conocer las diez parejas que pasarán a la fase final. La curiosidad por saber quien ha sido el ganador, en la mayoría de las veces a través del twitter y camino ya de casa. Y por supuesto, cuáles son los vinos del concurso, tanto de la 1ª fase como de la final.
- Intentar averiguar de qué vino se trata catando a ciegas es realmente complejo.
Y
muchos más puntos, pero uno de los más importantes que estoy observando en los
últimos años es que en realidad el concurso, esta fiesta del vino, comienza
unos días antes de la fecha de celebración. Los participantes viajan. Mis
amigos y yo nos trasladamos en esta ocasión hasta Madrid, y otros amigos
madrileños nos cuentan que prefieren celebrarlo en Barcelona por el mero hecho
de viajar y compartir su afición con otros compañeros de la profesión u otros
amigos y aficionados. Dos días antes, como mínimo, se llenan varias mesas en
los restaurantes y locales donde el vino es mimado y auténtico protagonista. Un
ejemplo ha sido este año y nuestro recorrido por algunos restaurantes de
Madrid.
Ya
únicamente por esto último he de felicitar a los promotores de esta feliz y
original idea que ya alcanza 8 añadas. Todo un acierto.
Catar
a ciegas siempre supone una buena cura de humildad. El concurso por parejas es
muy divertido y creo que nunca debemos olvidarnos de que ese debe ser el
objetivo principal de los participantes. Tampoco digo que haya que dejar a un
lado la ilusión por poner en juego tus conocimientos e intentar pasar a la
siguiente ronda. A veces, estar cerca de acertar de pleno un vino y que se te
escape puede causar algo de rabia, que me lo pregunten a mí cuando en
esta última edición borré en el último minuto el espumoso que anoté y que ignoraba
que había clavado para sustituirlo por otro de medio pelo, ¡toma cagada! Mejor
tomarlo a risa, como aquel año en que fijé el Scharzhofberger Riesling Kabinett 2008 de Egon Müller, pero que creo lo clavó la mayoría
de participantes, lo que no está tan claro es si todo el mundo lo escribió
correctamente, incluido yo. Anécdotas hay para todos los gustos, varias veces
he escuchado aquello de "¡coño!, este
vino lo probé justo hace una semana y no lo he identificado". En fin,
cada botella es un mundo. Sin embargo hay parejas que han repetido varias veces
en la final, y eso tiene mucho mérito.
A veces ocurre que en este concurso te
encuentras con un vino tan extraordinario que dejas de catar y escupir para
pasar a saborear, como con el pedazo de Château d'Yquem 1997 que disfrutamos en
nuestra primera participación, allá por la 3ª edición.
No
he participado en todas las ediciones, y solo en una lo pasé algo mal, fue el
año pasado cuando me entraron unas ganas enormes de acudir al lavabo a falta de
más de 20 minutos, sí, es cierto, pa reventar, pero hay que joderse, que ya
somos mayorcitos, o será por eso y los problemas de próstata.
En
esta ocasión he salido bastante contento, a pesar de meter gravemente la pata en
algún vino, logramos diferenciar algunas variedades y zonas, y lo más
importante, estuvimos muy a gusto durante el certamen y durante todo el fin de
semana. Nos reímos mucho.
Para
el próximo evento en Barcelona intentaremos volver a inscribirnos. La diversión
empieza como mínimo dos días antes.
Por
cierto, felicidades a los ganadores y organizadores.
Los vinos del 8º Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas celebrada en el Casino de Madrid el pasado 8 de marzo, domingo:
Fase Clasificatoria
- L'Origan Rosat Brut Nature. Cava
- Schloss Gobelsburg Riesling Alte Reben 2006. Kamptal, Austria
- Pazo Señorans Selección de Añada 2007. Rías Baixas
- Philippe Pacalet Pommard 2011. Pommard
- Frank Cornelissen Munjebel 2013. IGT Terre Siciliane Rosso
- Contador 2012. Rioja
- Olivares Dulce Monastrell 2011. Jumilla
Fase Final
- Clos Naudin Vouvray Brut 2010. Vouvray
- Domaine Leroy Bourgogne Aligoté 2011. Bourgogne
- Menade Verdejo 2014. Rueda
- Southern Right Pinotage 2013. Walker Bay
- Comando G Rumbo al Norte 2012. VT Castilla y León
- Pingus 2005 (6 L). Ribera del Duero
- Egon Müller Scharzhofberger Tonel 6 Auslese 2005. Mosel-Saar-Ruwer
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