Los vinos no sólo se disfrutan al abrir una botella, también cuando los recuerdas. Por ello, a algunos de mis amigos y a mí nos apetece hablar de los últimos vinos degustados. Ya lo publicamos hace justamente un año bajo el título “Hablando de vinos con…”. Esta semana volvemos a la carga: “Los 12 vinos del pasado año 2012” .
Como de costumbre, y únicamente por animar el juego, comenzaré por exponer mi listado de vinos. Siempre es difícil, muy jodido, resumir todo un año en 12 vinos, pero todos los que figuran a continuación fueron excelentes, no sólo por su calidad, también por la compañía, el momento, el lugar…
Numerados del 1 al 11 según han sido abiertos a lo largo del año:
1.- Philippe et Vincent Lécheneaut, Nuits-Saint-Georges 1er Cru Les Pruliers 2002
Escoger una de las botellas que tienes guardadas como oro en paño, desde hace meses o años, y abrirla para celebrar algo importante, o por cualquier excusa, forma parte de un divertido y sugestivo ritual. Pero si, además, proviene de las bodegas del elaborador que has conocido y recuerdas algunas de las características que forman su terroir: el clima habitual de la zona, has observado el viñedo, recuerdas la añada, calurosa o fría, y has recibido la botella de las manos que trabajan y cuidan esa tierra y sus cepas, entonces, en esos casos, la satisfacción al abrir y degustar ese preciado líquido, destinado para ti, es inolvidable.
Esta botella, abierta en enero de 2012, en una fecha importante para mí y mi mujer, nos trasladó a esos días de Borgoña, a la visita a casa de esa familia sencilla, agradable y trabajadora de Nuits-Saint-Georges, al recuerdo de la cata compartida junto al vigneron y a unas vacaciones en un lugar donde me agradaría vivir.
Estas fueron mis notas de cata tras disfrutarlo:
Bello, mostrando elegancia desde el primer instante. Su nariz seduce: frutillos rojos, cerezas y frambuesas, panadería fina, bollería, cake, pastel de frambuesa, caramelo de cereza, mazapán… ¡No quiero comer, solo oler! Es todo finura y elegancia. En boca, cerezas en licor, sedoso, nada agresivo, profundo, largo y con la fuerza y nervio de Nuits-Saint-Georges. ¡No quiero que se acabe! Enamora. Un vino que no quieres tragar, deseas mantenerlo y degustarlo en boca. Los recuerdos se asoman a la mente, imágenes del viaje, de la visita a la bodega, la Bourgogne en la copa, placer, felicidad. Debo agradecérselo a mi tocayo Vincent Lécheneaut, quien acertó de pleno con esta botella que etiquetó para nosotros, jugaba seguro.
Les Pruliers tiene 7,11 hectáreas en total de viñedo en Premier Cru, de las cuales, ½ hectárea pertenece a los hermanos Lécheneaut. Está situado en la parte superior de la ladera, unos 260 metros sobre el nivel del mar y de 8 a 10 grados de inclinación. De excelente exposición solar. Sus suelos son pedregosos mezclados de grava y tierra caliza. El nombre, al parecer, deriva de los ciruelos existentes antiguamente antes de plantar las viñas.
2.- Mark Angeli, La Ferme de la Sansonnière , La Lune 2009, Vin de France
Uno de mis productores preferidos de La Loire, perdón, vignerons, o como indica en sus etiquetas: paysans solidaires à Thouarce quelque part en France.
Casi prefiero el estilo de La Lune (ejemplo bestial de chenin) a otras de sus botellas, en concreto Les Fouchardes o Les Vieilles Vignes des Blanderies. En cuanto a su Rosé d´un jour, ya sabéis que es uno de mis rosés preferidos. Por cierto, su Demi Doux des Blanderies (chenin) es una maravilla.
3.- Albert Morot, Beaune 1er Cru Les Teurons 1999
Mi amiga Isabelle Brunet, sommelière de Monvinic, una de las personas que he conocido con mayores conocimientos y amor hacia el vino, nos aconsejó este hasta entonces por mí desconocido elaborador de Beaune (Domaine dirigido actualmente por Geoffroy Choppin de Janvry). Un placer para los sentidos probar un Borgoña de estos años y a un precio muy permisivo. Magnífica forma de envejecer. Muy perfumado y elegante. A pesar de ser más famosos y mejor considerados los vinos de Pommard o de Volnay, y no digamos los de la Côte de Nuits, no hay que olvidarse de Beaune, donde se encuentran ejemplares de enorme nivel.
4.- David Léclapart , Champagne L´Alchimiste L06
Cada vez que lo tomo recuerdo nuestra estancia en Reims, de hecho, L´Alchimiste y otros champagnes nos los envían nuestros amigos de esa bonita ciudad.
5.- Giacomo Borgogno & Figli, Riserva Classico 1982 Barolo
No se me olvida, hojarasca, bosque umbrío… Degustado entre amigos en Monvinic, recomendado por Antonio Giuliodori. Tuve la oportunidad de visitar, sólo dos meses después, esta bodega, ver esos viejos toneles eslovenos de enorme tamaño fue muy interesante.
6.- Maison Pierre Overnoy, Ploussard 2009 Arbois Pupillin
Vinos así los tomaría hasta para desayunar, y el Trousseau de Ganevat para merendar. Lo de mojar las galletas o no, lo dejo a vuestro gusto. Degustados por primera vez en uno de mis restaurantes preferidos, Ca´ Pepico, situado en medio de la huerta valenciana. Ya hemos repetido botella en casa, lo dicho, para tomar a palets. Jura me emociona, en tintos y en blancos.
7.- Gianfranco Alessandria, Barolo San Giovanni 2005
De vacaciones en Piamonte, en el restaurante La Salita (la rampa en italiano) en pleno Monforte d´Alba, sabrosa comida y una botella de un buen productor local. ¡Qué más se puede pedir! Para repetir, el viaje y la botella.
8.- Bruno Giacosa, Barbaresco Asili 1998 Azienda Agricola Falletto
Disfrutado en el restaurante La Bella Rosin , en la zona de Monferrato. Última noche en Piamonte con una despedida perfecta. Un vino delicado, finamente especiado, aterciopelado. La elegancia del equilibrio, un fuera de serie. Y su autor, il signore Giacosa, un artista.
9.- Domaine Confuron, Grand Cru Romanée Saint Vivant 2006
Entre amigos, como se debe disfrutar el vino. Un plaisir à partager: aquí.
10.- Maison Pierre Overnoy, Savagnin 2005 Arbois Pupillin
Colosal, sin artificios, disfrutado a pequeños sorbos durante tres días. Siempre digo lo mismo: cómpralo allá donde lo encuentres. Este lo traje de Italia. Aquí os lo cuento.
11.- Francis Boulard, Champagne Petraea XCVII-MMVII
Este champagne, elaborado por Francis Boulard y su hija Delphine, es uno de los que más me han gustado últimamente. Su cuvée XCVII-MMVII, basado en el método de la Solera andaluza, está compuesta desde 1997 por una reserva a la que se le va añadiendo un 25% de cada nueva añada. Por ello, en este champagne están presentes todos los millésimes desde el 97 al 2007.
60 % Pinot Noir, 20 % Meunier y 20 % Chardonnay. Su nariz impresiona, caramelo y membrillo, evolucionando hacia anisados y con un carácter claramente mineral, tiza, talco. Es muy complejo, también placentero en boca, sabroso, apetece servirse copa tras copa olvidándote incluso de la comida. ¡Y no era día fruto ni flor!
12.- Ridge Vineyards, Monte Bello 1997 Santa Cruz Mountains
En estos listados siempre nombro vinos cuya botella ha sido completamente consumida y saboreada, por supuesto compartida, bien en casa, bien en restaurantes, en casas de los amigos… Pero no cito aquellas copas catadas en presentaciones, ferias, conferencias, etc. Sin embargo, en esta ocasión, el 12º vino corresponde a una de las copas disfrutadas en una memorable y emotiva cata-degustación dirigida magistralmente por Juan Carlos López de Lacalle de Bodegas Artadi y realizada en Monvinic en abril del año pasado.
Esa copa de Monte Bello 1997 de Ridge puede ser un buen augurio, nuestra intención es visitarles el próximo año, esperemos que se cumpla.
Una bodega del Nuevo Mundo que empezó a trabajar un poco al estilo del Viejo Mundo. Actualmente los propietarios son japoneses, pero Paul Draper, el excelente winemaker impulsor del zinfandel californiano, es el director desde 1969.
85% de Cabernet Sauvignon, 8% Merlot, 4% Petit Verdot y 3% de Cabernet Franc. Persistente, intenso. Acidez que transmite un tremendo frescor en boca, bien equilibrado, alcohol muy justo (12,9) permitiendo la expresividad de la fruta y logrando olvidar el cuero inicial en nariz. Largo, con recorrido. ¡Un placer haberlo probado!
Por suerte, muchos más vinos podría citar aquí, todos fantásticos (los malos los tengo ya olvidados), pero ahora prefiero leer los próximos artículos donde mis amiguetes relataran sus experiencias.
Hummmmm!!! Como bien dices, el vino también se disfruta recordándolo, aunque desde luego prefiramos beberlo.
ResponderEliminarEs verdad, ante todo beberlos y luego recordarlos. Y si has pisado la tierra de ese vino, entonces el placer es superior. Pero, qué te voy a decir a ti, si te has recorrido en el mismo viaje Champagne, Alsace y Bourgogne. ¡Menudo triángulo! Y eso sin contar Piamonte y Toscana, entre otras cosillas. ¡Vaya año! ¡Te lo mereces!
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