Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

sábado, 30 de diciembre de 2017

En Roma: Litro, Retrobottega, Mazzo, Epiro, La Salsamenteria, Les Vignerons, Remigio, Da Cesare...



Los romanos también beben vino natural. Si comparamos con ciudades como París o Tokio, los locales especializados en vinos naturales en Roma no son tan abundantes, pero también los hay. Durante mi corta estancia visité varios. Si a ello unimos la belleza de esta ciudad, pasar unos días aquí, cuantos más mejor, es un disfrute asegurado.

La primera noche teníamos reservada mesa para dos en el bar-restaurante de vinos naturales llamado Litro, marcado en mis notas como visita imprescindible, y a partir de ahí todo marchó viento en popa. Os cuento:



Ubicado en el barrio de Monteverde, al sudoeste de la ciudad, junto al barrio de Trastevere. Aquí sólo encontraremos vinos naturales, cocina italiana y buena acogida. Así fue mi experiencia. El interior del local es bonito, con una gran estantería repleta de referencias de mi gusto, la cocina se encuentra a la vista y existe opción de vinos por copas. También disponen de una terraza en el exterior. Se le puede definir como bistrot, cantina, vineria o todo a la vez.


De los platos de la carta elegimos la mozzarella di bufala con pomodori e alici (anchoas), como entrante, y lasagna al ragù y carrè di agnello como platos principales. Para beber, unas copas servidas de botellas en tamaño magnum: Vej 210 2015 de Podere Pradarolo (Emilia Romagna) y Vino Bianco 2016 de Cantina Giardino (Campania). Malvasia di candia aromatica en maceración con sus pieles durante 240 días, el primero, y Coda di Volpe y greco, también en contacto con las pieles, el segundo. Me estaba gustando mucho nuestro inicio de viaje en Roma.


Una botella quería también elegir de entre las expuestas en la estantería. Era difícil, tenían todos los vinos de Le Coste, vinos de Guccione, de Arianna Occhipinti, Aldo Viola... Y porque me fijaba en los italianos, porque también vi varios de los vinos de La Sorga o de Jean-Pierre Robinot. Finalmente, mi elección fue una botella de una mis bodegas italianas preferidas, Panevino, la bodega de Gianfranco Manca, localizada en Cerdeña. Disfrutamos con Picci L14, variedad cannonau.

Estuvimos atendidos de maravilla por todo el equipo. Charlamos especialmente con Andrea y Alessio. Nos invitaron a unas copas de Gewurztramier Infusion 2015 de Jean Ginglinger, ¡estaba tremendo! Realmente comimos y bebimos muy bien.


A petición mía, Andrea, muy amablemente, nos confeccionó un rápido listado de algunos de los locales especializados en vinos de mi gusto: Retrobottega, Mazzo, Remigio, Epiro, Salsamenteria, La Mescita, Da Cesare...  Su ayuda y consejo fue fundamental en nuestro recorrido durante los siguientes días de nuestra corta estancia y visitamos todos los que el tiempo nos permitió.

Reservamos también mesa para la última noche de nuestra estancia en la ciudad, una nueva visita a Litro no podía faltar. Tras mi experiencia en esa segunda ocasión, os recomiendo otro de los platos, el pollo de Litro, sabrosísimo, preparado con numerosas hierbas y especias y acompañado de setas. Con ganas de espumosos ancestrales, esa noche, la última en Roma, disfrutamos de dos botellas muy de mi gusto: Le Rose 2016 de Ca' de Noci, variedad malvasia, y el pet'nat de grignolino de Nadia Verrua, Cascina 'tavijn, uno de los grandes vinos del viaje.





Había leído alguna cosa por internet de este restaurante, pero fue Alessio, sommelier de Litro quien me confirmó la conveniencia de visitarlo. Menos mal, porque nos encantó. Localizado muy cerca de la bellísima Plaza Navona. No habíamos reservado pero tras esperar simplemente unos diez minutos, o menos, nos ubicaron sentados en unos taburetes altos en la barra frente a la cocina, creo que el mejor lugar del local. El sitio es moderno en diseño, dispones de los cubiertos en un cajón bajo tu parte de la mesa.


De la extensa carta solicité un vino que buscarían pues les quedaba una o ninguna unidad. Tuve suerte, el sommelier me trajo el vino deseado. De nuevo de la bodega Panevino, ubicada en Cerdeña, y el productor Gianfranco Maca, bebimos en esta ocasión Survivor Grogu L15. Compuesto de vermentino, nuragus y bovale. Escasísimas botellas producidas, lo que sobrevivió en el viñedo tras un tornado. ¡Un vino sobrenatural!


Los platos elegidos estaban exquisitos, destacando los ravioli con ricotta, patata y anchoas. Ver la elaboración en directo de los platos y la intensa, pero ordenada y constante actividad en la cocina, resultó divertido e interesante. Giuseppe Lo Ludice y Alessandro Miocchi son los chefs responsables del restaurante.



Este restaurante se encuentra apartado del centro, en el distrito de Centocelle. Tras nuestra experiencia considero que vale la pena visitarlo. Recomiendo reservar pues disponen de pocas plazas, una única mesa alargada compartida en el interior del pequeño local y terraza a la puerta de entrada. El menú además de en papel está escrito a la vista en la pizarra: rigattone con ragù bianco a la ricotta y pecorino, spaghettone Mancini con ajo fresco y bacalao... También platos de carne como por ejemplo pancia di maiale... En todo caso un menú cambiante pero de cocina romana. La carta no es extensa, pero los ingredientes destacan por su calidad y su delicioso sabor.


Tienen vinos por copas pero a mí me atrajo una botella de La Stoppa, Trebbiolo Frizzante 2014, Emilia-Romagna. Variedades barbera y bonarda. Fresco y rústico. Un vino que no había probado hasta entonces, algunos de los vinos de Elena Pantaleoni me parecen extraordinarios, en concreto Ageno.

Una muy buena experiencia en este local de ambiente relajado, situado en una zona alejada del centro adonde no creo que lleguen muchos turistas. Nosotros acudimos en taxi.



Se trata de una tienda ubicada en el barrio de Parioli, zona de elevado poder adquisitivo al nordeste de Roma. Atendida por el propio Roberto y por Leo, entramos sin tener datos previos del lugar, sólo la recomendación de acudir. El espacio es pequeño, vemos tres mesitas a lo sumo, dos ocupadas, y varios clientes de pie, bien comiendo, brindando o comprando algún producto. Una enorme estantería repleta de vinos ocupa pared y media y al otro lado se sitúa un expositor acondicionado de quesos, embutidos, ahumados... Nos atienden, tomamos asiento, a primera vista observo en el estante de mi derecha una selección de champagnes de primera calidad como por ejemplo Pierre Peters, Selosse... Todo esto pinta muy bien. Y así fue. Estábamos en el sitio adecuado.

Solicitamos una tabla con una selección de quesos, embutido ahumado y mortadela. Le comenté a Roberto mis gustos sobre vino. Sin más se adentró en su cava de vinos y me ofreció una botella que aunque me propuso probarla acepté de inmediato, ¡menudo acierto tuvo el tío! Dodon 2015 variedad Tocai Friulano de Denis Montanar, en Udine; perfecto con la tabla o sólo.



Acudimos a cenar a este restaurante que anoté al preparar el viaje. Está situado en una plaza, de idéntico nombre, en el barrio de San Giovanni. Existe la opción de solicitar un menú degustación, ese fue nuestro caso. En total, seis platos incluido un postre. Todos deliciosos, como por ejemplo los raviolis rellenos de berenjena con burrata, tomates asados y albahaca, o el ramen de codorniz y camarón.


No tienen una carta extensa de vinos pero sí suficiente. No dudé en mi selección, Fanino 2012 de Gabrio Bini, Azienda Agricola Serraghia, variedades catarrato (blanca) y pignatello (tinta). Aún siendo este productor más famoso por sus extraordinarios vinos secos de la variedad zibbibo, la variedad principal de la isla de Pantelleria, esta botella, Fanino, destacaba por su frescura, la delicadeza de sus aromas y su sapidez, conjugando así maravillosamente con los platos del menú. Es la segunda ocasión en que bebo este vino y de nuevo me encantó.



Pasamos un rato muy a gusto en esta tienda especializada en vinos naturales y dirigida por Antonio Marino y Marisa Gabbianelli. Se localiza en el bonito barrio de Trastevere. Disponen de numerosas referencias. Como ya sabéis, para un aficionado al vino éste es uno de esos lugares comparable a una tienda de juguetes para un niño, o una ferretería para un aficionado al bricolaje.

Salí muy contento con mis compras: Gaia 2014 de Daniela y Antonio De Gruttola, Cantina Giardino, en Campania; G Punk de Nadia Verrua, Cascina 'Tavijn, y una botella de Lammidia, en Abruzzo.  



Local especializado en champagnes de pequeños productores y localizado en el barrio de Tuscolano. Elisabetta Tappi, la propietaria, prepara al instante diversos platos para acompañar la bebida: crostinis de burrata y anchoas, de queso y carpaccio di manzo (ternera) ahumado, también vitello tonnato, sandwiches de pastrami, ensaladas, tablas de embutidos, de quesos... Platos sencillos y apetitosos.

De entre la extensa oferta de botellas elegí la cuvée Shaman 12 Rosé de Benoit Marguet, 70% chardonnay y 30% pinot noir. Degüelle septiembre 2015. Un champagne sin sulfitos añadidos, de mi gusto y que ya conocía. 

Da Cesare al Casaletto


Restaurante de apariencia sencilla. Se trata de una trattoria, especializada en cocina local y casera. Está situada alejada del centro, muy cerca de la parada final del tranvia nº 8. El día de nuestra visita el restaurante estaba lleno, la mayoría lugareños. Esto siempre es buena señal. De hecho, comimos muy bien, a base de pasta fresca. De entre la extensa carta de vinos, no sólo naturales, disfrutamos con una botella de Trebbiano d'Abruzzo 2015 de Emidio Pepe. ¡Colosal!



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Como en todas las ciudades, cuando te alejas un poco de la zona turística se suele comer mejor, y desde luego aquí en Roma comimos de maravilla. También paseamos largamente admirando la belleza de esta ciudad. 

Es difícil resumir lo que más destaca de Roma. De entre sus plazas y fuentes, iglesias, museos o las construcciones conservadas de la Roma Antigua, mi lista es innumerable: la Plaza Navona y sus tres fuentes, la Plaza de Minerva y su obelisco apoyado sobre un pequeño elefante que fue diseñado por Gian Lorenzo Bernini a modo de pedestal, Campo de' Fiori, Plaza del Popolo, Plaza de España, Fontana di Trevi... Iglesias como Santa María Sopra Minerva, Chiesa Nuova, Chiesa del Gesú... Impresionantes la Columna de Trajano, el Foro Romano, el Panteón, el Arco de Constantino... Grandioso el parque de Villa Borghese, que además acoge la Galería Borghese, uno de los museos que más me gustan (imprescindible reserva previa). También permanecen grabadas en mi mente las hermosas vistas desde los puentes que cruzan el río Tíber, como el que conduce hasta el Castillo de Sant 'Angelo. Y tantos otros sitios.

¡Roma es bella! Entran ganas de volver.

Vicente








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