Como cada año por estas
fechas, me gusta escribir sobre algunos de los momentos y vivencias
experimentados durante el año recién terminado. Siempre a través de una
selección de vinos disfrutados. Para evitar alargarme trato de que las botellas
recordadas no sean más de 12. Muchas de ellas han sido disfrutadas durante
viajes de muy grato recuerdo: París, Berlín, Manhattan, Brooklyn y de nuevo
París.
El orden de la lista sólo
es aproximadamente cronológico.
1.- BloOm Lot 15, Aurélien Lefort
(fotografía de cabecera)
Tras
quitarle la chapa, la efervescencia nos hizo perder casi 1/5 del líquido. Pero
viva la alegría, y más con un vino tan de mi gusto, con sabor a fruta y
realmente delicioso. Gamay d'Auvergne. Sirva este Pet Nat de Aurélien Lefort,
disfrutado en casa, de sólo 10,5 % de graduación, para iniciar esta lista,
comenzar los recuerdos del 2018 e indicar también lo mucho que me gustan los
vinos que elabora este vigneron. Vinos que persigo desde que tuve la ocasión de
probarlos por primera vez hace más de tres años en la Spring Tasting, feria que
se celebra en Londres. Desde entonces, varias botellas he podido disfrutar, bien
en casa, o durante estancias en París, o en lugares más lejanos. En Japón, por
ejemplo, un país con numerosos amantes del vino sin aditivos, sus vinos son de
los más buscados.
En
este último año he bebido algunos: PRimA Lot16, Les épines à quoi servent-elles
Lot15, NuLlepaRT-cEDex Lot17... También me gustaría nombrar otro pet nat que me
pareció igual de asombroso que el que he citado. Se trata de 1=1, añadas
2016 y 2017 en la misma cuvée, un tremendo gustazo, fresco, goloso sin
empalagar... una maravilla. Os muestro alguna foto:
2.- Un Trajet Inutile
2015, Daniel Sage
Leo mis notas en referencia a esta botella bebida en una visita a París en enero de 2018: "Délicieux, un des pet'nats de ma vie. Belle soirée à Pacchio".
En esas fechas, Pacchio era el nombre
de este restaurante llamado desde al poco de mi visita Faggio Osteria. Fabio
Lombardi, quien nos atendió, es el propietario. En la pequeña cocina, tras la
barra, elabora el chef japonés Masaaki Yamamoto sus platos a cual más rico. La
selección de vinos es extraordinaria, tanto que pienso que es difícil beber
mejor que en este local.
Pensando
en el pet nat de Daniel Sage, Ardèche, ahora, muchos meses después, repito mis
palabras basadas en mi recuerdo, se trata de uno de los mejores pétillants
naturels que he probado en mi vida.
3.- Les Grandes
Orgues 2015, Frédéric Gounan
En
el restaurante Gresca, en Barcelona. No siendo la primera botella de la cena,
ni la última, recuerdo como uno de mis amigos tras beber este vino que
compartíamos entre varios, y antes de que decidiéramos cuál sería el siguiente,
comentó que se bebería fácilmente otra botella del mismo. No me extrañó. Esta
pinot noir de L'Arbre Blanc, Auvergne, es una delicia.
4.- La Sonorité du
Vent 2014, Kenjiro Kagami
También
en el restaurante Gresca. Cena entre amigos, después de cinco vinos y de
degustar los platos que salen de la cocina de Rafa Peña, queríamos un sexto
vino, buscábamos algo sorprendente y a la altura de lo bebido (vinos de Claude
Courtois, Yvon Métras, el vino de Frédéric Gounan nombrado anteriormente, Le
Petit Gimios...). Rafa, uno de los pocos cocineros que conozco cuyo gusto por
el vino es parejo a su gusto por la cocina, nos sacó una botella que cumplía
nuestras más altas expectativas. La
Sonorité du Vent 2014, chardonnay de este vigneron japonés afincado en la
zona del Jura, es probablemente su vino que más me ha gustado. No es que haya
bebido muchos vinos de Kenjiro Kagami, su producción es muy limitada, pero
entre los pocos más de media docena bebidos, este me pareció sublime. Intentaré
seguir bebiéndolos.
5.- GinTonic 2015, Milan
Nestarec
En el 2018, en mayo,
acudimos a una nueva edición de la RAW, la importante feria internacional, en
esta ocasión en Berlín. Naturalmente recorrimos varios de los locales donde disfrutar de vinos de nuestro gusto. En Ottorink Winbar, el bar de
vinos más antiguo de la ciudad, elegimos una botella de Milan Nestarec para
acompañar la cena. Estoy de acuerdo con el elaborador checo autor de este vino,
this is my GinTonic! Tremendo y elegante sauvignon blanc en contacto con las
pieles. Creo que mi favorita entre sus cuvées.
6.- Bat-Nat 2016, Michael
Volker
Otro pet'nat en la lista. Degustado también
durante nuestra estancia en Berlín, en este caso en Motif Wein, creo que mi
local preferido de la ciudad. Una tienda de vinos y degustación que ocupa pocos
metros cuadrados, pero donde te encuentras muy a gusto, rodeado de vinilos, buena
música, fantásticos vinos y buen rollo. Se localiza en Neukölln, el barrio de
moda.
Bat-Nat 2016 se trata de una
elaboración de 2Naturkinder, la bodega de Melanie Drese y Michael Völker, situada
en Franconia. Su variedad es schwarzriesling (meunier). Había probado la
mayoría de sus vinos a excepción de esta cuvée y me gustaría volver a beberlo
en alguna otra ocasión.
7.- Marie Rosé 2017, Baptiste
Cousin
Siempre
he sido fan de los vinos de Olivier Cousin; de hecho, fueron de los primeros
vinos naturales que me impactaron, ya hace años, así que tenía ganas de beber
los de su hijo. Fue en el restaurante Wildair, localizado en el Lower
East Side de Nueva York.
Este
rosé, variedad grolleau gris, del joven elaborador de Anjou estaba tremendo.
8.- En Remont 2016, Julie
Balagny
En Remont 2016 de Julie Balagny es
el vino que más me ha gustado hasta ahora de esta vigneronne de Beaujolais. Lo
degusté también en Nueva York, en Manhattan, en el barrio de Tribeca, donde se
localiza un bonito restaurante abierto no hace mucho de nombre Frenchette.
Pasamos una genial velada cenando aquí, y el vino que elegimos nos pareció
sublime. Gamay. Beaujolais. Fleurie. Julie. Deliciosamente delicioso.
9.- Feints 2017, Evan
Lewandowski
Cada
vez que hemos visitado Nueva York, siempre encontramos un día para acercarnos a
uno de mis restaurantes preferidos, localizado en Brooklyn. Ocupa un Pullman
car de los años 20, un vagón de los antiguos ferrocarriles, su nombre es Diner.
Un clásico ya en la ciudad, pero aún fascinante tras casi 20 años desde su
apertura.
En
esta ocasión, el vino que elegimos para acompañar la comida no fue únicamente
por su preciosa etiqueta. Se trataba de Feints 2017 Cuvée
Zero de Ewan Lewandowski, quien instalado en Salt Lake, en
el estado de Utah, comenzó su trabajo bajo la marca Ruth Lewandowski en 2012.
Uvas blancas (38% arneis) y tintas (32% dolcetto, 16 % barbera y 14% nebbiolo)
que provienen de Fox Hill, viñedo en Mendocino County. Aromas a frambuesas,
aromas terrosos, también florales, especiado, de fresca acidez y muy bebible.
Lo disfrutamos.
10.- Love Potion 2017,
The Other Right
Una shiraz deliciosa, salvajemente
sabrosa. En cuanto se abrió un poco, su fragancia te regalaba un vino riquísimo
y no dejabas de beberlo. Una poción para enamorar. Así es este vino de The
Other Right, la marca de la pareja afincada en Adelaide Hills, Alex
Schulkin y Galit Shachaf, cuyos vinos busco y beberé
allá donde me los vuelva a encontrar. Lo disfruté en The Ten Bells, el ya
decano y primer bar de vinos naturales de Nueva York, un lugar donde siempre me
he sentido muy a gusto en todas mis visitas. Situado en Broome St., en
Manhattan.
11.- Désaltérofilles L15, Benoit Rosenberger
Fabuloso
Pet Nat, fresco, muy bebible, placentero a tope. Disfrutado en Chambre Noire,
uno de nuestros bares de vinos preferidos de París. Un vino que hasta entonces sólo
lo había podido ver en el instagram de mis amigos japoneses, y en contadas
ocasiones. Según nos han contado, Benoit Rosenberger, vigneron de
Auvergne, trabaja en una bodega de espacio muy limitado, por las descripciones
calculo que no debe ocupar mucho más que el pequeño comedor de mi casa
12.- Megablend L17, Cantina
Indigeno
Megablend
es trebbiano y montepulciano d'abruzzo, sólo 10.5 %. Estos zumos de vino tan
naturales son los que a mí más me gustan. Lo elegí de la carta de vinos de Martin
Boire et Manger, el bar restaurante situado en Boulevard du Temple, 11ème. Fue
nuestra segunda visita a París en el 2018.
El
vino de Cantina Indigeno es el único italiano de esta corta selección de 12
botellas, pero me gustaría añadir al menos otro más cuyo recuerdo persiste, Le
Primeur pour les filles (2017), variedad aleatico, de Le Coste. Sabía y
olía de forma muy particular, estaba buenísimo. Había bebido en otras ocasiones
su Primeur 2013 y 2015, pero esta añada me siguió sorprendiendo. Bravo Clementine
Bouveron.
Hasta
aquí esta relación de vinos, muy resumida, que sirve como excusa para recordar
buenos y grandes momentos del año recién terminado.
Vicente
©
elvinoquebebo.com
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