“Color dorado, luminosa, perfumada, floral, frutos secos, alga marina, sal de mar, complejidad, intensidad, con un final largo, muy largo, una orquesta de aromas en nariz y en boca, ¡inmensa!”. Así comienza mi descripción de esta manzanilla la primera vez que la probé en el restaurante “
Su acompañamiento puede ser el sonido de las olas del mar, el horizonte abierto que alcance la vista, la sensación de la brisa marina… también un arroz marinero, una zarzuela de pescado, la cecina de León, el jamón de bellota, lomo ibérico, las croquetas (de jamón, de carne de cocido, de bacalao…), el pescaíto frito (crujientes boquerones, calamares…), pescado a la plancha (desde unas navajas hasta un rodaballo), marisco…
Esta manzanilla vieja (se denomina pasada a aquella que presenta más años de crianza media que las habituales) forma parte de la tercera saca (embotellado) de la solera de 15 botas creada en 1986 por el capataz Rafael Rivas en las Bodegas de La Guita en Sanlúcar. La vejez media de La Bota de Manzanilla Pasada 30 debe ser de aproximadamente 15 años. Hubo una primera y una segunda saca formando la edición nº 10 y la nº 20. En la 10, seleccionaron 6 de las 15 botas, con un toque de la bota punta, y en la 20 fue exclusivamente de la bota punta, la cual se repone del resto de las botas de la misma solera. La 10 me impactó, nunca había tomado una manzanilla como esa; la 20 es asombrosa, de una complejidad y persistencia enorme, diría que infinita. No tardará en llegar la esperada Nº 40, saca íntegramente de la bota punta.
Las selecciones “La Bota de…” tienen su origen en diciembre de 2005 cuando un grupo de amigos, apasionados y conocedores de estos vinos andaluces, adquirieron la cantidad equivalente a una bota entre una selección de botas de amontillado viejo, precisamente en la Bodega Sánchez Ayala. Así, surgió La Bota de Amontillado Navazos Nº 1, unas 600 botellas para consumo privado y no destinado a la venta. A la N º 1 siguió la 2 con La Bota de Fino “Macharnudo Alto”, después la N º 3 con La Bota de Pedro Ximénez “De Rojas” y así sucesivamente, actualmente van por la treinta y pico. Ofrecidas a la venta en series limitadas para consumo público a partir de la N º 4 (La Bota de Manzanilla “Las Cañas”), el Equipo Navazos sigue seleccionando botas de vino de una complejidad y finura excepcional de bodegas como Sánchez Ayala, Valdespino, Pérez Barquero, M. Gil Luque, Real Tesoro, La Guita , Rey Fernando de Castilla… Un trabajo cuyo éxito ha supuesto un empujón merecido a la zona.
El logotipo de la serie es en realidad el negativo de una foto realizada en la Bodega Sánchez Ayala con el reflejo de la luz del sol en determinada hora del día. Lo forman tres botas debajo y una arriba.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a una cata y degustación dirigida por Jesús Barquín y el enólogo Eduardo Ojeda, componentes del Equipo Navazos. Presentaron como simpáticamente nombraron, varios “morlacos” y algunos “sobreros”. Degustamos las míticas 4 primeras ediciones que he nombrado anteriormente, también la espectacular Manzanilla Pasada nº 20, el Palo Cortado “Bota Punta” nº 17, el Oloroso “Bota No” nº 14 y La Bota de Palo Cortado “Pata de Gallina” nº 34, entre otras botellas. La sala de cata se llenó de notas de tiza, de yeso, manteca, coco, curry, aceituna, nueces, avellanas, almendras, naranja, higos, pasas, dátiles… sonrisas, admiración, satisfacción y una sobrecogedora consciencia de estar probando vinos únicos a la altura de los más grandes a nivel mundial.
Vicente
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