domingo, 14 de julio de 2019

Bergen, naturaleza y vino natural: Hoggorm, Allmuen, Landmark, Lysverket, Cafe Legal...



Bergen es una bonita ciudad situada en la costa suroeste de Noruega, en un bellísimo entorno, rodeada de montañas y fiordos, vale la pena visitarla. Nosotros llegamos en tren desde Oslo, son 7 horas, pero el trayecto te permite disfrutar del paisaje, un paisaje espectacular.

Una vez ya instalados en Bergen, éste es el resumen de nuestro recorrido:



Ostras, pizzas y vinos naturales. Abierta desde marzo de 2018. Se localiza en la calle Nygaardsgaten 29. Cocina abierta hasta las 11 ó 12 de la noche. Sin reservas. Nos atendió Anna, pedimos oysters, 6, pizza de bacon & ananas y sorbete de postre (rhubarb and strawberry with coconut sorbet). Para beber, tuvimos la suerte de disfrutar de la última botella que disponían hasta el momento del Pétillant naturel 2018 de Weingut Schmitt, Bianka und Daniel Schmitt, uvas huxelrebe y sauvignon blanc de la zona de Rheinhessen.

Las ostras nos sentaron de maravilla, la pizza estaba buenísima y el vino era el que quería tras ver la botella expuesta, la única que les quedaba, dimos tiempo a que se enfriara. La bodega, Weingut Schmitt, la conocía por haber catado sus vinos en la RAW de Berlín del año anterior. Sus vinos me encantaron.

Allmuen


Cena en este restaurante localizado en el centro de Bergen, en Valkendorfsgaten 1b. Saboreamos steamed mussels & ‘nduja, grilled ling (cod family) … y para beber un pet’ nat’, apetecible siempre, Château Tour des Gendres, de Bergerac, sauvignon blanc y chenin. Muy agradable velada, aún de día al salir del restaurante, la luz se alargaba en el mes de junio.


Kode 1, 2, 3, 4 y Bergen Kunsthall son un conjunto de museos que valen la pena visitar, se encuentran frente al lago Lille Lungegårdsvann, en Rasmus Myers Allé, a excepción del Kode 1 que está a sólo unos pasos de la avenida. Presentan estupendas colecciones permanentes y otras exposiciones temporales, pudimos disfrutar en los diferentes espacios de las obras de Edvard Munch, Pablo Picasso, Torbjorn Kvasbo, Kari Dyrdall y Nikolai Astrup, entre otros artistas.



Es la cafetería del museo Bergen Kunsthall. Abierto para comer todos los días, de 11 a 17 h. Ofrecen sabrosa comida y deliciosos vinos y sidras naturales, a copas o por botellas. Por la noche aprovechan la sala para eventos musicales, conciertos y performances, proyecciones y actuaciones.


Aquí conocimos a Nicklas, quien dirige el bar cafetería. Después de ver la exposición del museo, entramos en el bar donde comimos los platos del sencillo menú, pero bien ricos. Para beber, unas copas de sidra natural noruega Mold y de Miscela de Lammidia, un rosé de montepulciano, trebbiano y pecorino. Copas refrescantes a tope.

El lugar es muy agradable, con grandes ventanales y bonitas vistas hacia el lago.



Este restaurante que cito se encuentra en la planta 0 del Museo Kode 4. Fue casualidad verlo, no lo conocíamos. Tras ver la exposición del museo, entramos, tomamos unos cafés y reservamos para cenar ese mismo día; el lugar era muy bonito, diseño nórdico y con amplios ventanales hacia el lago.


La cena estuvo muy bien, muy cómodos, disfrutamos mucho. Como entrantes pedimos letucce wrap with kingcrab y sturgeon caviar; roasted cod pil pil sauce (exacto, bacalao al pil pil) y chicken with grilled shiitake, como platos principales. La botella elegida fue Glück 2014 de Weingut Werlittsch, la bodega de Brigitte and Ewald Tscheppe localizada en la zona de Styria. Las variedades de este vino son sauvignon blanc y chardonnay, 10,5% de graduación. Un wine orange espectacular, al igual que el detalle de la sommelière, Anna Kim, eficiente y encantadora, quien nos ofreció unas copas de otro vino de los Tscheppe, Ex vero number two, en un momento espléndido.



“Buena música, deliciosa sidra natural noruega y muy buen rollo. Ambientazo. Muy amigable. Uno de mis lugares preferidos en Bergen”. Es lo que ahora leo en mi libreta de notas, el recuerdo me lo confirma.


Abierto todos los días desde las 16 horas a las 3 de la madrugada. Es más bien un pub o un bar. En nuestra visita nos encontramos con Nicklas, a quien conocimos en Landmark, nos presentó a sus amigos, entre ellos el vocalista de un famoso grupo de Black Metal, música muy exitosa en los países nórdicos, como mínimo. Aunque en este bar disponen también de vinos, preferí pedir un par de botellas de sidra Mold, sidra noruega, una de ellas de ciruela. ¡Son deliciosas!

Tenía apuntada otra dirección, la de Nobel Bopel, lamentablemente para mí ya no permanecía abierto este local.



Como comenté al principio llegamos a Bergen tras 7 horas en tren desde Oslo. No fue éste el único recorrido entre paisajes que realizamos. También reservamos una de las excursiones más interesantes que ofrecen de entre los distintos circuitos por la zona: Norway in a nutshell. Comienza en Bergen, desde ahí en tren hasta Voss, el famoso pueblo por su agua, aunque aquí el agua es toda buena, incluida la del grifo de la habitación del hotel; luego en bus a Gudvangen; después en barco hasta Flåm, recorrido de 2 horas más estancia de hora y pico en Flåm; tren cremallera a Myrdal, el famoso tren de Flåm, inaugurado en 1909, y finalmente vuelta a Bergen a través de nuevo de Voss. 10 horas en total. Un recorrido fantástico, observando cascadas, nieves eternas en las cumbres, pequeñas granjas y aldeas, descendiendo por empinadas carreteras o ascendiendo importantes desniveles de montaña, pasando entre bosques y navegando por el fiordo de Sognefjord, el más largo y profundo del país. De entre las cascadas destacó la de Kjosfossen, de más de 200 metros, con sorpresa incluida, nos saludó huldra, la criatura fantástica del boque en la mitología nórdica.






Los paseos por Bergen también son muy agradables, bien visitando la lonja de pescado, bien paseando entre las casas coloridas de madera tras el muelle de Bryggen, o disfrutando de vistas panorámicas desde la colina de Floyen, adonde se sube con el funicular de Floibanen.






Ahora, al escribir este resumen, noto como echo de menos este viaje. Os muestro la foto de la última botella que degustamos durante este viaje, una de las mejores sidras que he probado, o tal vez la mejor: Nothing comPAEREs 2018, 60% manzana, 40% peras, de Solhoi Cider.

Hasta pronto.

Vicente

© elvinoquebebo.com


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miércoles, 10 de julio de 2019

Oslo y los vinos naturales: Brutus, Esaias Vinbar, Smalhans, Bar Lardo, Bass, Territoriet, Merkur Bar, Katla, Arakataka, Einbar…



Oslo es una ciudad moderna y funcional, rodeada de bosque y mar. Una ciudad para visitar. Sus calles presentan poco tráfico, vimos que muchos de los coches que circulaban eran eléctricos. Arquitectónicamente destaca el edificio de la Ópera de Oslo, inaugurado en 2008, y con la particularidad de que se puede caminar por su techo, la cubierta es de mármol. También destaca el edificio del Museo Astrup Fearnley, diseñado por Renzo Piano y que alberga una colección de arte contemporáneo; se encuentra al final del Aker Brygge, antiguo muelle ahora zona de ocio y paseo. Una de las cosas que más me gustó fue el Parque Vigeland y sus famosas esculturas al aire libre. Otra de las facilidades que ofrece la ciudad, es la posibilidad de realizar un recorrido en barco, alrededor de las numerosas y pequeñas islas existentes a corta distancia del puerto.


Respecto al mundo del vino, existen numerosos bares, wine bars y restaurantes con una oferta realmente grandiosa. Vinmonopolet es la cadena estatal de tiendas de vinos y licores, no es posible comprar en otro lugar. He de decir que en estas tiendas se pueden encontrar cosas muy interesantes, inclusive vino natural, al menos yo compré algunas botellas australianas de mi gusto imposibles de ver en España. Después os escribiré la dirección de una de las tiendas mejor pertrechada y situada en uno de los barrios de moda.

Nuestro recorrido:



El primer restaurante que reservé, el elegido para la primera cena en Oslo. No tenía la menor duda y no me decepcionó en absoluto. Nos atendió Mathias, quien nos aconsejó algunos de los platos. Sentados en la enorme mesa a compartir situada frente a la cocina abierta, empezamos con unas ostras de Noruega, recogidas a sólo 2 horas de Oslo, carnosas y bestiales; y para beber, sidra noruega que elabora el propio Mathias, fenomenal combinación.


Para los siguientes platos era difícil decidirse entre la abundante oferta de su carta de vinos, aunque ofrecían varios por copas, opté por una botella de Su chi no’nau 2013 de Gianfranco Manca. De lo mejorcito que he bebido de Panevino. Nos pareció extraordinario. Cannonau.


Disfrutamos de una cena fabulosa en Brutus: oysters with bloody mary, grilled duck wings, leek and mustard, whale tartar, grilled lamb, rhubarb and ice cream. Nos gustó mucho.

Antes de irnos, Mathias nos enseñó la bodega de vinos situada en el sótano.



Justo al lado de Brutus, de los mismos propietarios. Para acudir antes o después. También tienen sidras naturales. Nosotros acudimos antes y disfrutamos de un par de botellas tamaño tercio de Frukstereo, sidra natural que elabora nuestro amigo Karl en la zona de Malmö, Ciderday Night Fever 2017.

Un mundo de color de rosa, el color que predomina en este curioso bar. Pequeño y divertido y con música heavy metal de fondo.



Abierto desde hacía 2 meses, coincidimos en el día de nuestra visita con una degustación de las sidras de Solhoi Cider, de Martin Bech-Ravn, de origen danés, quien elabora en Oslo su sidra fermentada espontáneamente y sin aditivos. Las etiquetas son diseñadas por él mismo. En cuanto a la sidra, me pareció estupenda, más seca y ácida que las que he probado de Normandía.

El bar estaba atendido eventualmente por Pedro, de origen portugués, le pregunté por el Pedro’s tiny wine bar sobre el que había leído buscando en internet, pero me informó que ya no existía, lástima. Muy amablemente me aconsejó algunas direcciones que no tenía anotadas en mi libreta, sitios de vinos, por supuesto. Pedro se estaba encargando de darle el empujón inicial al local.




No fue la única visita que hicimos al Esaias Vinbar. En otra ocasión tomamos un aperitivo, a base de estas fabulosas sidras, aunque disponen de numerosos vinos, algunos por copas. Conversamos con Frédéric, de origen francés, otro trabajador del bar, también muy simpático, quien nos comentó un poco su experiencia en la ciudad después de 7 años en el país. Nos quedó claro que junio era uno de los mejores meses para visitar la ciudad, y que la pega era la falta de luz solar en determinados periodos del año, no todo es mágico.

Si viviéramos en esta ciudad, Esaias sería uno de los sitios que más frecuentaríamos.



Localizado en la calle Ullevåloveien 43, muy cerca de St. Hanshaugen Park. Seis años ya de vida. Se puede reservar para cualquier horario, comida, tarde o cena. Todos los días. Desde hamburguesas a plato del día u opción de menú degustación a la noche. Preparando el viaje, creo recordar que fue en su instagram donde había visto alguna botella del Domaine Peyra. En cualquier caso, dudaba de que les quedara; pero sí, me llené de gozo al ver una de sus referencias en la carta de vinos y más aún al confirmarlo detrás de la vitrina del gran armario de vinos. Al parecer, le quedaban seis, cinco tras mi visita. Domaine Peyra Vieilles Vignes L04, 11% de graduación. Este vino es una joya, se mostró colosal, con tremenda acidez, laaaargo, increíble, emocionante, especial, fuera de serie.



En Thorvald Meyers Gate 26. Restaurante situado en el barrio de Grünerlokka, antiguo barrio obrero, donde ahora abundan las cafeterías, tiendas, restaurantes, bares... Llegamos a él desde el centro cruzando el puente Ankerbrua y dejando atrás el río Akerselva, río que atraviesa Oslo de Norte a sur.


Anguila ahumada, tomates noruegos, rape... Se cena muy bien aquí. Dudé mucho en qué botella pedir, en su carta había bastantes referencias, cuando me decidí por una dio la casualidad de que estaba agotada; la sommelière, muy amablemente me propuso muchas otras opciones, hasta que encontré en la lista algo muy interesante para mí, Heavencider del Domaine No Control de Vincent Marie en Auvergne, 5% Alc./Vol. Conocía bastante su Hellcider en sus dos primeras añadas, pero no sabía que trataba también con el cielo. Sencillamente deliciosa.



¡Qué agradable y bonito! Precioso wine bar, también en Grünerlokka, en la calle Markveien 58. Abierto desde hace 4 años y medio. De entre los vinos por copas, elegimos: Post Flirtation 2018 de Martha Stoumen, California, roussane, colombard, marsanne y muscat blanc, me gusta más su versión tinta; Out of the meadow 2018, dela misma productora, chenin, vermentino, green hungarian, chasselas doré y trousseau gris. 10% de graduación el primero, 11,5% el segundo.


Tuve la suerte de degustar las últimas copas que les quedaba de la única botella disponible de Amazon 2014, pinot noir, vino de Patrick Sullivan, Yarra Valley. Me encantan sus vinos.


En la misma calle que Territoriet, un poco más arriba, se encuentra una de las tiendas Vinmonopolet que más me gustaron, por la calidad y variedad que ofrecía, aquí compré varias botellas, tenía que ser en Grünerlokka.



Calle Mollergata 38A. Curioso bar, curioso porque tiene pinta de bar de barrio, no destaca desde la calle al pasar a su lado y, sin embargo, la experiencia resultó muy, muy agradable. Nos gustó este pequeño bar, donde preparan, entre otros platitos, tablas de embutido y queso de cabra, de origen noruego todo, a excepción del aceite de oliva virgen extra, de España. También disponen curiosamente de cerveza Mahou de barril y de una excepcional sidra local rosada de grifo, de Solhoi Cider. Una pequeña muestra, pero bestial selección de vinos naturales de todo el mundo completa, junto a la buena música, la particularidad del lugar.


Bebimos un vino de Anton van Klopper, Lucy Margaux, Basket Range en Adelaide Hills. Pinot gris y grenache gris. Cinquante nuances de gris 2017. ¡Supernatural! 11,5%.

De entre los locales que me aconsejó Pedro en Esaias Bar, dos no los tenía en mi lista, los dos los visité el mismo día, Merkur Bar y Katla, el primero a manera de aperitivo y en el segundo como cena en el Food Bar, rincón del restaurante donde no era necesario reservar. 



Precioso. Very, very nice wine and sake bar in Oslo. Estilo años 50.

Aceitunas, almendras y… Les Dentelles L17 de Anne et Jean-François Ganevat, syrah y grenache. Hacía tiempo que no bebía nada de Ganevat, no sé por qué. Este vino estaba buenísimo. Por copas. También 3 Colours Red 2018, sauvignon blanc, pinot gris y pinot noir de Lucy Margaux. Tengo la 2017 sin abrir en casa, como esté la mitad de bien que ésta ya me conformo.





Aperitivo en Merkur y cena en el restaurante Katla, de reciente inauguración, agosto de 2018. Cocina deliciosa, apetitosa y divertida. De influencia asiática o sudamericana y productos del mar: Korean fried chicken wings, tacoyaki, vieiras, rodaballo… Mi elección para acompañarla, Kopines! 2017, chardonnay y aligoté de Anne et Jean-François Ganevat. Superbe!




Se puede reservar en el restaurante o bien visitar el food-bar o wine bar, sin necesidad de reservar en este último caso.


Otro que nos encantó, lo pasamos muy bien. Bonito restaurante. Food bar en un lado de la sala del comedor, desde donde se observa todo el restaurante, mesas altas pero cómodas, frente a la barra y junto a los amplios ventanales.


Extensa carta de vinos, clásicos y naturales. Nuestra elección, un pet nat, I anm the ninja de Craig Hawkins, Testalonga El Bandito, Chenin de Swartland, Sudáfrica. Y para acompañarlo: oysters, kingcrab, wild salmon & smoked yogurt, cheese croquette, blue cheese, rapsberries & rhubarb… Leo en mis notas: “Delicious dinner at Arakataka Bar”.




The Food Bar at Arakataka abrió en 2015, ofrecen menú degustación de 4 ó 5 platos o a la carta. Tienen también opción de maridaje de vinos. No es necesario reservar, sí en el restaurante.


Einer es el restaurante y escaleras abajo, en el sótano, se encuentra Einbar. Enorme barra, espacio amplio, no criticaré la decoración, aunque no la entiendo. La atención, una vez más, muy buena, como en todos los sitios visitados.

Disfrutamos con Beach, chenin de Tom Shobbrook, Barossa Valley. Para acompañarlo: white asparagus, lamb and mushrooms, potatoes and lovage, rhubarb and honey. Otra gustosa cena en Oslo.




Fueron cinco días en la ciudad, cinco días de junio que se nos hicieron realmente cortos. Lo pasamos muy bien y esperamos volver en alguna otra ocasión, de momento seguíamos nuestro rumbo, hacia Bergen.

Vicente

© elvinoquebebo.com


Algunas compras en Oslo

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sábado, 6 de julio de 2019

Gotemburgo y el vino natural: Gården, Bar Centro, Bar La Lune, Trattoria La Strega, Folk...



En Göteborg, ciudad que hemos visitado por primera vez, de tamaño medio, muy tranquila y ordenada, pasamos unos días disfrutando del paseo por sus calles y recorriendo varios de sus bares y restaurantes, alguno de ellos ya se encuentra entre mis preferidos.

Systembolaget es la cadena estatal de tiendas, el único lugar donde es posible comprar vino en Suecia. Tras entrar en un par de ellas, sin encontrar nada que me llamara la atención, era difícil pensar que sin embargo la selección de botellas que vi en los bares y restaurantes dedicados al vino natural podía ser tan fabulosa.



Primera noche y primera cena en Gotemburgo. Me siento feliz por la elección. Se define como Bistro & Vinbar. Puedes elegir consumir a la carta o del menú degustación con maridaje de vinos. No admiten billetes o monedas a la hora de pagar (cash free restaurant).

Había consultado su instagram previamente, así que me atreví a pedir directamente como aperitivo una botella de ideal tamaño mediano, una sidra sueca con la que me apetecía inaugurar nuestra estancia en este viaje. Acerté. Cider revolution 2017 de Fruktstereo, sidra de manzanas y peras que elabora nuestro amigo Karl Fredrik Sjostrom en Skåne, al sur del país, concretamente en Malmö, sin aditivos ni sulfitos añadidos.


La otra botella que vi en el instagram del restaurante y que tenía en mente aparecía también entre las referencias de su carta de vinos: Pipe Dream 2015 de Unico Zelo. Nero d’Avola elaborado por Brendan y Laura en Adelaide hills. Tras su preciosa etiqueta se mostraba una variedad difícilmente distinguible de la mejor nero d’Avola siciliana. La bebida, los deliciosos platos y el lugar, lograron hacernos disfrutar de la velada. ¡Ojo! Había reservado hora para las 19:15, y no eramos los primeros, un horario nada extraño en estas latitudes.


Los platos: croquetas de camarones con huevas de trucha y eneldo, pepino braseado, como entrantes; caballa, esparragos y alga, como principal; platito de quesos y de postre ruibarbo (rabarber) y tarta de almendras.

Entre otros vinos disponibles vi de Barranco Oscuro, Vinos Ambiz, Coutelou, Claus Preisinger, Koppitsch, Rennersistas, La Sorga, Le Pelut, Slobodne, Domaine de Kalathas, Milan Nestarec, Angiolino Maule, Gentle Folk... Vinos variados de alrededor del mundo.



Plato del mediodía, minestrone, fantástico para un día no frío pero sí algo lluvioso. Este céntrico bar además tiene una tremenda colección de vinos. Y buen café.

Acompañamos el plato con unas copas del Susucaru Rosso 2017 de Frank Cornelissen. Sí, Susucaru tinto, no rosado, 85% de nerello mascalese, el resto nerello capuccio y minella druvor. Pasamos un rato muy agradable.


Bar La Lune  (fotografía de cabecera)

Me encanta este lugar, pequeño, con buen ambiente, buen rollo, deliciosos platillos y vinos top. ¡Qué más se puede pedir! Sí, repetir, como fue nuestro caso, pero vayamos por partes.

Se trata de un bar de vinos. Sin reservas. De reciente apertura, abierto por Oskar Ahlvin a principios de noviembre del 2018. Tienen una pequeña carta con los posibles platos a saborear, unos diez en total. Las botellas están a la vista, bien en los estantes o bien en el armario de vinos. Ojo con los magnums del estante superior.


En nuestra primera visita, elegimos tres platillos, burrata con caponata y pan carasau, caballa ahumada con ruibarbo y flores de apio y finalmente paté con encurtidos y mostaza. Para beber Perséphone en péril Lot 2018, carignan de Daniel Sage, Ardèche. Estupendo.

Atentos al instagram del local, lo digo porque a los dos días vimos en él fotos de la nueva mercancía que les llegó y decidimos pasarnos de nuevo tras cenar en otro sitio que ya teníamos reservado, la última noche en Gotemburgo había que celebrarla. La mercancía consistía, entre otras botellas, en la última novedad de Kenjiro Kagami, Ja-Do! 2015, poulsard del Domaine des Miroirs, que nos bebimos casi sin darnos cuenta.

En mis notas leo: ”My favourite place in Göteborg”.



Restaurante italiano, platos del norte de la península italiana. Aquí se cena de maravilla. Nina Rydqvists permanece al frente de su cocina y Andrea Consonnis en sala y a quien podemos preguntar cualquier cosa respecto al vino. Un lugar de trato encantador y con una lista de vinos extraordinaria, fuera de serie. Me apeteció probar Ordinaire 2017 de Julie Balagny, Beaujolais. Me gustan mucho sus vinos, aunque su cuvée En Remont sigue siendo mi preferida.


Los deliciosos platos: insalata scampi (langostinos) e lardo, spaghetti nero ai gamberi y risotto alla lavanda. Pedimos de la carta, pero es posible un menú degustación. 

Respecto a la carta de vinos, consta de varias hojas, encontramos vinos de Sage, Desplats, Pierre Beauger, Lefort, Rosenberger, Inoue Mito, Labet, Overnoy, Etienne Thiebaud, Kenjiro Kagami, Yvon Métras, Giuseppe Rinaldi, Le Coste, Roagna, Bini, Cappellano... ¡Una locura! Una lista mareante. Vinos buscados en todo el mundo por los amantes del vino natural. Me faltaban días.


Restaurante abierto desde otoño del 2014. Localizado en el Folkteatern, cuya programación consta de diversos eventos musicales: DJ's, conciertos, proyecciones de películas... Su dirección, Olof Palmes Plats.


Disfrutamos del Rosato de Lamoresca, 2017, de sólo 11%, frescura siciliana, ligero, bien de acidez, con sabor a fresa y nada, nada empalagoso. Los platos del restaurante, igualmente frescos: moules-frites; ensaladas, remolacha amarilla; laxsashimi (de salmón); tarta de arándanos y trufas de chocolate. Estuvimos también muy bien atendidos.



Teníamos reservada mesa para este restaurante en la última noche. Los platos más que correctos, la botella elegida genial, estaba en un punto tremendo, P’tit Luchini, chenin de Mai et Kenji Hodgson. Después de cenar tranquilamente y pasar un buen rato, como os he contado visitamos de nuevo Bar La Lune.


Nos gustó Gotemburgo, una ciudad tranquila, fácil de pasear, con numerosas zonas verdes, canales, un importante puerto, tranvía, el coqueto barrio de Haga, repleto de cafés y tiendas con sus características casas de madera, sobresale la torre defensiva Skansen Kronan, construida en 1641 en lo alto de la colina Risasberget, desde la que se puede contemplar la ciudad y los tejados rojos de Haga en primer término. En la ciudad destaca también el mercado Feskekörka (Iglesia del pescado), data de 1874, un lugar donde degustar un plato de ostras noruegas.

Nos gustó Gotemburgo y nos gustan los trenes, así que partimos hacia el país vecino, en concreto a su capital, Oslo.

Vicente

© elvinoquebebo.com



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