domingo, 21 de abril de 2013

HONG KONG, ESPECTACULAR



Modernidad, diseño futurista, tradición y sencillez se entrelazan en esta ciudad ordenada, limpia y llena de contrastes. Es la puerta a Asia y uno de los centros financieros y comerciales más importantes alrededor del cual gira el mundo. Divertida y cosmopolita de verdad, en Hong Kong no cabe el aburrimiento, callejear por sus calles te impacta visualmente y los aromas se van sucediendo a nuestro paso, desde  flores, especias, salazones e incienso a alguno algo menos glamuroso como las bocanadas de glutamato.

La eficiente y económica red de transporte (autobuses y divertidos tranvías de dos pisos, el moderno y seguro metro, tren, ferries, taxis a precio ganga...) nos permitirá recorrer la isla, cruzar a Kowloon (en la parte peninsular), visitar la zona de playa o el puerto de Aberdeen, también hogar de pescadores, o incluso llegar a otras islas como Macao, la antigua colonia portuguesa a una hora de ferry, o a Lantau, donde además de estar situado el lujoso aeropuerto, un recorrido de 6 kilómetros en teleférico y unas escaleras de 268 peldaños nos separa de la imponente efigie del Buda de 34 metros que nos da la bienvenida desde la cima de una colina rodeada por un verde y bellísimo paisaje natural.

La posibilidad de observar panorámicamente la ciudad desde las alturas la brindan algunos de los más altos rascacielos como el Bank of China, construido en 1989 y aún de extraordinaria modernidad, o el 2IFC (Two International Finance Centre), terminado en 2003 alcanzando los 415 metros y que parece sentirse en buena sintonía (será el Feng Shui) frente a su vecino el International Commerce Centre (2010) situado al otro lado de Victoria Harbour y que consta de 480 metros. También nos hipnotizó, por sus formas tan expresivas, el perteneciente al HSBC (Banco de Hong Kong y Shanghai), una obra de arte diseñada por Norman Foster en 1985. Y otra de las altas construcciones que me atrajeron fueron dos curiosas torres gemelas cuya estructura se asemejaba a unos koalas trepando, se trata del Lippo Center.

El mejor punto para visionar esta enorme concentración de edificios gigantes, es desde Victoria Peak, en la montaña, a donde se puede acceder con el funicular, el Peak Tram. La panorámica de toda la ciudad, incluidas las dos orillas, es espectacular, única. Ya a ras del suelo, no os perdáis tampoco la visión del skyline de la isla de Hong Kong desde la Avenida de las Estrellas (el paseo marítimo de Kowloon), tanto de día como de noche, lugar donde se cita todo el mundo para disfrutar de la llamada Symphony of Lights, un juego de luces y sonido que se reproduce cada día al anochecer. De paso, no olvidar saludar a Bruce Lee o pisar la baldosa de Jackie Chan.

En ciertos barrios de Hong Kong podemos aprovechar las pasarelas peatonales elevadas para evitar los semáforos, y en el Soho subir las escaleras mecánicas cubiertas más largas que existen (800 metros). Si tanto paseo cansa físicamente, una buena idea es tomar un té con pastas en el histórico Hotel Península, lujo de estilo colonial, o por el mismo precio, unos 20 euros, cargar las pilas con un reconstituyente masaje de pies realizado por profesionales. La oportunidad de recibir una sesión de reflexología podal se da casi en cada esquina, nosotros tuvimos una buena experiencia en Halite.

Pero ahí no queda la cosa, además de las numerosas tiendas lujosas de grandes marcas, la frenética actividad de los mercados llama nuestra atención: el de baratijas, ropa, bolsos… llamado Ladies Market, el nocturno en Temple Street, también el de telas, el de jade, y tantos otros. Destacan sobre todo los de alimentación. En el Graham St Market, callejero como los anteriores, el pescado no puede ser más fresco, vivo hasta la compra. También disponen de multitud de salazones, verduras gigantes propias de los viajes de Gulliver, huevos en conserva, fruta importada de cualquier rincón del planeta, como por ejemplo fruta de la pasión, fruta del dragón, durian (ésta no nos gustó), carambolas y, por supuesto, naranjas, en este caso de China.

Una ciudad internacional, por su comida, sus restaurantes y por sus habitantes y numerosos turistas. Inmigrantes de Nepal, de Filipinas, Indonesia, Australia, Nueva Zelanda, y europeos, principalmente franceses, e incluso algún español. De hecho, visitamos a un amigo cocinero, encargado de un restaurante italiano, quien nos comentó las largas jornadas de trabajo pero también la satisfacción e ilusión por la experiencia personal que la ciudad le ofrecía. El saludo de despedida nos recordó, irremediablemente, al famoso programa de televisión “Españoles por el mundo”. Desde luego, no es lo mismo trasladarse a Hong Kong que a cualquier ciudad europea.

Con una población de más de 7 millones, esta antigua colonia británica (dispone respecto al resto de China de una autonomía especial que caduca en 2047), es, como indicamos, una ciudad de contrastes y costumbres: coloridos templos centenarios, adivinos que predicen el futuro, tiendas de herbolarios, parques donde está prohibido fumar, uso de andamios de cañas de bambú para la construcción y rehabilitación de edificios (incluso para numerar los pisos evitan el nº 4, de mal agüero, el 8 proporciona suerte), abundan los comercios de todo tipo, miles de restaurantes y hay un continuo bombeo de vida tanto diurna como nocturna y, sin embargo, de apariencia nada estresante. Es el Feng Shui.


RESTAURANTES, WINE BARS, TIENDAS DE VINO

Existe una gran oferta a la hora de beber vino, botellas de mucha o poca calidad, provenientes de todas las zonas vinícolas. Parece fácil encontrar referencias de las grandes casas productoras de vino, principalmente de Burdeos o del Nuevo Mundo. Recordemos que aquí se celebran algunas de las más importantes  subastas. De todas formas, preparé el viaje con la idea de visitar algunas direcciones donde encontrar el vino que a nosotros más nos gusta. Entre los numerosos restaurantes y wine bars elegimos los siguientes:


Bistrot 100% francés, abierto hace poco en la zona del Soho. Debido a sus vinos era una dirección especialmente señalada en nuestro itinerario. Atendidos por Alban y Thomas, nombro los vinos degustados por copas para daros una idea del local.

Comenzamos por tres espumosos: el rosé You are so Bubly (cabernet sauvignon) del Domaine Brisseau; Ste Geneviève, otro pétillant, en este caso de gamay y pinot noir, del Clos des Vignes du Maynes; y el Champagne Drappier Brut Nature sans soufre (pinot noir). Continuamos con la chenin Tenderness 2010 del Domaine Mosse, el Cheverny Rouge 2011 (gamay, pinot noir) de Hervé Villemade (Domaine du Moulin) y Nuit d´Ivresse 2009 (cabernet franc) Domaine Breton. Terminamos con Vendange Tardives 1998 Pinot Gris Domaine Binner y finalmente Vin de Pagaille de Philippe Bornard (ploussard, savagnin y chardonnay), un vino de paja que fue la gran estrella de la noche.

Tartiflette, un par de tablas de quesos, Boudin Noir y Rillettes de Canard acompañaron los deliciosos vinos, sin olvidarnos de los dulces: Far Breton (flan de ciruelas), Eclair au café y Pain Perdu (nuestra torrija).


Disponen en la misma calle de una tienda de idéntico nombre en la que cuentan con 200 referencias conservadas en perfectas condiciones de temperatura. Como os habréis dado cuenta hablamos de vinos naturales. Sin duda, dos direcciones imprescindibles en la ciudad.


Situado en uno de los centros comerciales más lujosos de la ciudad, un local más que pijo, super pijo. Vincent, mi tocayo originario de Singapur, nos comentó amablemente la idea de este wine bar. Disponían de más de 80 botellas a degustar por copas en tres formatos de cantidad (25, 75 y 150 cl) y un sin fin de referencias por botella (más de 700 etiquetas). Mesas con pantallas interactivas proponen el vino adecuado según las opciones. Nosotros no nos resistimos a degustar dos de los vinos que encontramos entre los expuestos en las máquinas dispensadoras: el Meursault 2008 del Domaine Coche-Dury, carácter Meursault, carácter Coche-Dury, y el perfumado y tremendo Chassagne-Montrachet Premier Cru Les Ruchottes 2000 Domaine Ramonet. ¿A que no tenemos mal gusto?


En un callejón encontramos este elegante y atractivo wine bar. Al compás de una agradable selección de música chill-out disfrutamos de una copa del riquísimo Champagne Gatinois Grand Cru Tradition, recién abierto, y otra de, una de mis debilidades, el magnífico Château Musar 2000, una nariz seductora, con una finura y elegancia fuera de lo común, persistencia, profundidad… ¿Por qué es tan raro ver botellas de esta casa por España?

Más de 40 vinos en dispensador Enomatic (taste 25 cl, half 75 cl, glasse 150 cl), snacks y una selección de platitos de acompañamiento. Servicio atento. Carta con disponibilidad de 140 botellas. Muchas referencias de grandes vinos de Burdeos y de California, tanto en la carta (Harlan Estate, Schug Pinot Noir, Château Cheval Blanc, Château Haut Brion, Margaux, Palmer, Latour, Lafite y Mouton Rothschild…), como por copas, entre los que parece que no puede faltar el Penfolds Grange, visto en varios de los wine bars de la ciudad.


Descubrimos este bonito y agradable restaurante disfrutando de un desayuno a base de huevos benedict. Decidimos reservar para cenar al enterarnos de la posibilidad de llevar nuestro propio vino (no corkage charge), oferta que tenían en determinados días. Naturalmente compramos un par de botellas en la tienda La Cabane à Vin, asesorados esta vez por Adrien, nos llevamos Domaine Valette Mâcon-Chaintré Vieilles Vignes 2009 y Champ Levat Mondeuse 2010 de Jean-Yves Péron, Vin des Allobroges. Muy interesante la botella de Savoie, aunque no al gusto de toda la mesa, sí que coincidimos en declarar las virtudes del Mâcon-Chaintré, todo un descubrimiento para nosotros gracias a Adrien.

En cuanto a la comida del restaurante, están especializados en platos internacionales principalmente franceses. Disfrutamos tanto durante la cena que volvimos a las dos noches para degustar también sus vinos por copas, probamos la mitad o más de la pizarra destacando claramente la chenin L´Insolite 2008 Domaine des Roches Neuves y el blanco de Alain Brumont, Château Bouscassé 2007 Appellation Pacherenc du Vic-Bilh Sec Contrôlée. Lamentablemente, los tintos por copas, en un día caluroso, estaban a temperatura ambiente, una pena.


RESTAURANTES COCINA CHINA

Por supuesto, nos interesamos, y mucho, en probar la cocina del lugar, generalmente mucho más barata que en la mayoría de restaurantes de estilo occidental. Aunque existen prestigiosos restaurantes estrellados y de cocina moderna y muy elaborada, nosotros optamos por:

Lin Heung Tea House

Una experiencia a vivir, siempre lleno, atraído por los turistas y frecuentado por familias locales. Hay que buscar mesa, aunque los camareros acaban ayudándote. El personal es mayor, eso siempre me agrada. En cualquier comida del día, lo más habitual en Hong Kong es el dim sum, comida cantonesa que se suele preparar al vapor en pequeños cestos de bambú y son paseados en carritos por los camareros ofreciéndolos a los clientes. Aquí no penséis en vino, el té es una buena opción tal y como lo toman los lugareños. La comida es barata.

City Hall Maxim´s Palace

Al ver la enorme sala nos dio la sensación de acudir a un banquete de boda, de hecho coincidimos con una. Especializado en dim sum como el anterior, pero aquí los comensales no se agolpaban ante los carritos de las camareras sino que esperaban pacientemente en sus mesas, esta vez vestidas con manteles de tela, blancos. Probamos multitud de platillos, incluido postre, y a un precio muy correcto.

Mido Cafe

Denominan cha chaan tang a los cafés de Hong Kong que se abrieron en la década de los 50 ofreciendo comida china en un estilo occidentalizado. De carácter retro, creo que fue el restaurante que más nos gustó de todos. Subid a la primera planta y sentaros en una mesa al lado de las ventanas con vistas al activo mercado nocturno de Temple Street. Sencillo y con servicio eficiente, hay una gran variedad de platos a elegir, nosotros comimos muy bien. De postre, os recomiendo la copa de helado a base de hielo con judías rojas y semillas de loto. Este café aparece de fondo en una de las escenas del film “The World of Suzie Wong”, rodado en 1960 y protagonizado por William Holden.

Top Deck at the Jumbo

Restaurante flotante en Harbour Aberdeen, western food (comida occidental). La comida nos gustó. El local, situado sobre el restaurante Jumbo, es bonito y moderno. Si añadimos que se accede en barca, la experiencia es encantadora, a pesar de que nos llovía. Todo no puede ser. De todas formas, no perderse un paseo en barca por el puerto cruzándoos con barcas de pescadores, barcas-viviendas o los barcos dragón de regata, y con las vistas de los bloques de rascacielos como fondo.

Puestos de comida callejeros

Por supuesto también nos sentamos en algún puesto de comida callejero, elegimos uno sin olor a glutamato, donde por menos de 3 euros por persona (25 HK$) probamos el fast food chino. La caliente sopa de noodles con ternera, servida en cuenco, y el té-café con leche y hielo nos sentó muy bien. La señora no hablaba nada de inglés, suerte que nos tradujo otro cliente, aunque la culpa sería nuestra por no hablar cantonés o mandarín. También desayunábamos al estilo local en una cafetería visitada por la gente del barrio, más bien era un brunch pues suelen comer sopas contundentes de fideos o de tapioca dulce. 5 euros dos personas y el estómago lleno durante horas.

Y hasta aquí nuestra reciente estancia de escasos ocho días en Hong Kong, durante las pasadas Pascuas. Una ciudad en la que se han ambientado multitud de películas internacionales, siendo también muy importante el cine hongkonés exportando películas como “Chungking Express” (*) y “Deseando amar” (“In the mood for love”) (**), ambas de Wong Kar Wai, o “Juego sucio” (“Infernal affairs”), rodada en 2002 y de la que Martin Scorsese realizó un remake norteamericano. Las volveremos a ver.

Hasta pronto.

Vicente

NOTA: Las fotografías nº 4, 5, 14 y 15 han sido realizadas por Juan Luis Vanrell (“El Ojo Público”).


Lin Heung Tea House

City Hall Maxim´s Palace

Mido Cafe

Mido Cafe

Puesto de comida callejero

Aberdeen - Top Deck at the Jumbo


(*) “Chungking Express”, rodada en 1994. El protagonista reside en un apartamento en pleno Soho hongkonés con vistas a las famosas Mid-levers escalators. A mí me pareció una película cautivadora y sexy. La banda sonora del viaje.




(**) “Deseando amar” (“In the mood for love”), dirigida, al igual que la anterior, por Wong Kar Wai. Del año 2000. Aunque rodada principalmente en Bangkok, la trama se desarrolla en Hong Kong en los 60. Una película preciosa.





4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ja, ja, muy bueno. Avísame si vas. Por cierto, tus fotos de Hong Kong de tu página son... ¡una chulada!

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  2. Pues si... yo también me apunto para ir.
    En general toda la cultura asiatica me encanta. He visitado algunos paises asiaticos y nunca me canso.


    Por cierto, teneis un buen blog. Me gusta mucho y lo sigo. Yo estoy empezando con uno, que aunque no es exactamente de la misma temática te lo dejo por si te apetece echarle un vistazo y me cuentas que te parece:
    www.malagasensual.blogspot.com

    Gracias y saludos!

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    1. Hola, gracias por tus palabras hacia el blog.

      De Asia, de momento, únicamente conozco Hong Kong y Tokio. No sé si veré muchos más sitios porque adonde estoy deseando volver es a Tokio y recorrer todo el país. Me parece fascinante su cultura. Ya veremos si puedo.

      He visitado tu blog, es verdad que no trata de la misma temática que el mío, pero sí es más alegre.

      Saludos y felices vinos.

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