viernes, 30 de noviembre de 2018

Nueva York y el vino natural, lugares de Brooklyn: Diner, The Four Horsemen, Roberta's, June, Henry's, Otway...



Nos habían comentado que Brooklyn suele marcar tendencia en Nueva York. En el caso de los locales dedicados a los vinos naturales no dudo en que vale la pena cruzar el East River para visitar también los bares y restaurantes que han ido creciendo en número a este lado del río. Si bien en Manhattan se concentran más por la zona mitad sur de la isla, aquí en Brooklyn tal vez se hayan más repartidos, aunque los barrios de Williamsburg y Bushwick dominan claramente la escena.

Por evidente, no será necesario que os recomiende e insista en dar un paseo por Brooklyn Heighs y otro más por la zona de Dumbo, situada esta última junto, o mejor dicho, bajo el puente de Manhattan, y así disfrutar de las espectaculares vistas antes de cruzar el puente de Brooklyn en dirección a Manhattan. Imágenes que aparecen en numerosas películas y que no pierden su atracción en vivo.

Volviendo al tema de los vinos naturales y los locales que visitamos, éste fue nuestro particular recorrido:


Uno de mis lugares preferidos. Un lugar a acudir en cada ocasión que se visite Nueva York. Abierto desde 1999, se localiza en Williamsburg. El restaurante es un Pullman car de los años 20, un vagón de los antiguos ferrocarriles.


El vino que elegimos no fue únicamente por su preciosa etiqueta. Se trata de Feints 2017 Cuvée Zero de Ewan Lewandowski, quien instalado en Salt Lake, en el estado de Utah, comenzó su trabajo bajo la marca Ruth Lewandowski en 2012. Uvas blancas (38% arneis) y tintas (32% dolcetto, 16 % barbera y 14% nebbiolo) que provienen de Fox Hill, viñedo en Mendocino County. Aromas a frambuesas, aromas terrosos, también florales, especiado, de fresca acidez y muy bebible. Lo disfrutamos. También los platos del Diner, ricos y sabrosos, desde la refrescante ensalada hasta el fried chicken sandwich, o su famosa hamburguesa, cuya carne proviene de ganado vacuno alimentado con pasto.


Tras cruzar de Manhattan a esta zona de Brooklyn a través del puente de Williamsburg, pasamos un estupendo mediodía, en nuestro caso un viernes, en este restaurante que sigue estando entre mis favoritos. Un pequeño lugar, un clásico ya en Nueva York, pero aún fascinante tras casi 20 años desde su apertura. Actualmente son uno de los pocos restaurantes Gratuity Free en Nueva York, es decir, los precios indicados incluyen ya el servicio y no necesitan ni esperan propina.


Restaurante al que acudimos para en nuestro caso disfrutar del brunch del fin de semana. Se localiza en Court Street, en Cobble Hill, barrio de Brooklyn. El local es bonito y tranquilo. De entre los platos que probamos destacó una refrescante y completa ensalada (cucumber, hard-cooked egg, summer squash, green goddess, albacore tuna confit...). No faltó la french toast con arándanos.


Aquí bebimos un vino muy de nuestro gusto, salvaje y fresco. Se trata del Trousseau 2017 de Methode Sauvage. Al ver el color del vino a través de la botella ya preveía que me iba encantar. Es un vino frutal, jugoso, destacan los aromas que recuerdan a las fresas y frambuesas, está tremendo. Muy satisfecho con la elección dentro de la larga lista de referencias. El viñedo es Rorick Heritage, en Calaveras County, California. Detrás de esta bodega se encuentra Chad Hinds, quien realiza en 2013 su primera añada. Estoy deseoso de probar su chenin, su cabernet franc o su chardonnay.



Un brunch en este local es un acierto, nosotros acudimos un domingo. Se localiza en pleno barrio de Williamsburg. A un precio fijo, 28$ por persona creo recordar, diversos platitos dispusieron en nuestra mesa para dos: focaccia de centeno; calabacines asados; ensalada de achicoria, nueces y uvas; polenta con tomatitos ahumados y semillas de calabaza... Todo delicioso. De la extensa carta de vinos me decidí por una botella de Alessandro Viola, Sifonia di Grillo 2016, un elegante orange wine de variedad local siciliana. No fue necesario decantar para esperar sus virtudes. Perfecto con el bruch servido, pura sinfonía.



Pizza artesanal en un local alternativo a pesar de llevar ya varios años abierto, desde 2008, y con la posibilidad de beber vinos naturales por copas, o por botellas. Situado en Bushwick, vale la pena visitarlo. El comedor es un espacio entre rústico e industrial, con grandes mesas de madera compartidas, una pequeña cocina y un horno de leña de flamante color rojo situado junto a la entrada. En el exterior, disponen de su propio jardín donde cultivan y se abastecen de verduras y hierbas. También cuentan con su propia emisora de radio: Heritage Radio Network.


Love Rosé 2017, de Broc Cellars, la bodega de Chris Brockway localizada en Berkeley, California, fue el vino que degustamos. Está elaborado a partir de distintas variedades, principalmente valdiguié. Vino natural y pizza artesana forman también una buena pareja.


Existe otro par de Roberta's que yo sepa, en Manhattan, localizados dentro de algunos de los complejos Urban Space, grandes locales donde conviven diversos puestos de alimentación. Uno de ellos recientemente abierto en Lexington Ave con la 51, en el edificio de la General Electric, otro rascacielos que admiro. Si bien también hicimos uso del take away y las apetitosas pizzas de este último que nombro, el más original y donde beber buenos vinos es el de Brooklyn.



Tienda de vinos localizada no lejos de Roberta's, claramente en Bushwick. Un juguete de tienda, pequeña y repleta de referencias, a cual más interesante. Abierta desde 2013, con idéntico nombre que el de su propietario. Me llevé dos botellas que no llegan a España de momento, de Yetti and the kokonut, bodega de Barossa Valley, pero me hubiera llevado muchas más de otros productores, como todos los aficionados del vino siempre estamos pensando en el límite de peso en las maletas para la vuelta en avión.



Bar de vinos abierto por el propietario de Henry's, también en el barrio de Bushwick, algo más lejos, o bastante más lejos, según se mire. Nosotros tardamos en llegar desde Manhattan aunque la experiencia fue más que interesante. Localizado en un edificio de poca altura, como el resto del tranquilo barrio. En el interior presenta una colorida decoración no demasiado de nuestro gusto, pero sí lo es su buen ambiente, atención y la variada selección de vinos naturales. Disponen de varias mesas, taburetes y una enorme barra. La noche en que acudimos tenían bastante clientela, presumo que residentes del barrio. Con la cocina a punto de cerrar, no llegamos muy pronto, nos prepararon muy amablemente algunos platitos a modo de picoteo para acompañar la botella que elegimos: Danger 380 volts, añada 2016, de Milan Nestarec. Se trata de un espumoso elaborado utilizando el método ancestral y sin degüelle, de variedades muller thurgau, neubürger y muscat, de la zona de Moravia, Chequia. Un petnat que nos encantó, bien de acidez, notas cítricas, muy bebible... Really a dangerously drinkable wine!



Aconsejados por nuestro amigo Rafa Bernabé, quien elabora algunos de nuestros vinos preferidos por tierras españolas, acudimos a cenar a este restaurante localizado también en Brooklyn, en el barrio de Clinton Hill.

Media docena de ostras de entrante; dos platos de verduras, en concreto uno de remolacha con anacardos y naranja y otro de chirivía asada con salvia; también un plato de pescado, de caballa con pepino, eneldo y rábano picante, además del postre, completaron una cena deliciosa.

De entre unas cien referencias de la lista de vinos, tuve claro qué es lo que más me apetecía esa noche, el Pétillant Naturel 2015 Tanzen Dame de Bloomer Creek Vineyard, la bodega de la pareja Kim Engle y Debra Bermingham, pioneros en la elaboración de vino natural en el estado de Nueva York, en la región de Finger Lakes. Seco, con final un poco amargo, me sorprendió positivamente, perfecto con las ostras, sus variedades son 50% riesling y 50% cayuga white, esta última se trata de una variedad desarrollada y experimentada especialmente para esta zona.

Charlamos un ratito con Samantha, una de las dos propietarias y currantes del local. Disfrutamos de una muy agradable cena en este restaurante inaugurado a principios de 2017.


Así, entre Brooklyn y Manhattan, transcurrió nuestra estancia en Nueva York. Siempre con ganas de volver.

Hasta la próxima.

Vicente

© elvinoquebebo.com

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