jueves, 25 de mayo de 2017

De vinos naturales por Madrid: Restaurante Montia; Bendito, Vinos y Vinilos; Wine Attack; La Siempre Llena; Olor y Sabor; La Fisna...



Ciudad de teatros, de grandes museos y numerosas exposiciones de arte, de plazas y paseos, de mercados y barrios históricos... Ciudad multicultural, abierta y acogedora. Vale la pena visitar Madrid.

Y revisitarla. Os cuento nuestro último recorrido y experiencia a través del vino y los locales que visitamos en los tres días anteriores al salón de vinos naturales, Vino Vivo, celebrado en la ciudad:



Desde febrero de 2016 La Fisna ocupa un nuevo espacio. Cambió de ubicación, desde la calle Doctor Fourquet a un bonito local de la calle Amparo nº 91, también en el atrayente barrio de Lavapiés. Si antes, durante muchos años, fue tienda de vinos y distribuidor, ahora añade la función de bar de vinos ofreciendo varios platos y más de 50 vinos por copas, además de poder disponer de cualquier botella de las múltiples referencias de la tienda, bien para llevarse o para consumir en el local. Nos alegramos enormemente por esta nueva propuesta.

El local es realmente bonito, era una antigua taberna que han restaurado conservando elementos antiguos proporcionando un ambiente muy agradable. En una mesa y taburetes altos pero cómodos, saboreamos tres de los platos que proponen para acompañar los vinos: ensaladilla templada rusa, cecina de León y escabeche casero de pollo de corral con shiitake. Muy sabrosos y generosos. El pan también es de calidad.

De beber elegimos unas copas de Lovamor 2016, albillo de Alfredo Maestro; Chardonnay-savagnin 2013 vin de voile de Julien Labet y Trousseau de Messagelin 2014 de Etienne Thiebaut, del domaine des Cavarodes. Los tres extraordinarios. Tremendos. Y por copas.


Vale la pena echar una ojeada a las referencias del bar y visitar el espacio de la tienda. Veremos botellas de Macle, Aviet, Ganevat, Domaine des Murmures, Descombes, Michel Guignier, Hervé Souhaut, François Chidaine, Beatriz Herranz, Rafa Bernabé... y tantas otras. La oferta de vinos de Jerez es también buenísima.

Charlando con Iñaki, uno de los propietarios, nos comenta que no es que estén especializados en vinos naturales, sino en los vinos que les gustan. Magnífica respuesta. Y tienen muy buen gusto.


Un lugar encantador, de nuestro gusto. Su propietario, José González, es el alma del local, muy simpático. Ocupa un pequeño espacio del Mercado de San Fernando, en Lavapiés, uno de mis barrios preferidos, ejemplo de multiculturalidad, donde convive gente de más de 80 nacionalidades diferentes.

Bendito, Vinos y Vinilos es un lugar donde disfrutar de jamones, cecinas, embutidos, quesos de leche cruda y una gran variedad de vinos naturales. Tienda y bar de vinos, nosotros acudimos un viernes en la tarde noche. El ambiente es divertido, de muy buen rollo, para disfrutar abriendo botellas, charlar y degustar los manjares citados servidos en papel de estraza sobre vinilos utilizados como platos. También hay tocata, de hecho, sobre el tocadiscos probamos las primeras copas. Esto sí es rock'n'roll.


Y vaya que se abrieron botellas y probamos vinos durante el rato que estuvimos: Orange, la tardana y macabeo de Mariano Taberner (Bodegas Cueva); el clarete del Alumbro, un vino que nos gusta mucho; Kπ Amphorae 2015 de Samuel Ramos; Airén 2010 Rancio de Sol a Sol de Julián Ruiz (Esencia Rural); Kabronic de Samuel Cano (Bodega Patio) y finalmente, elCouto Palomino Fino 2016 de Pagos de Nona.




En el local se permanece de pie, pero para quien lo desee también hay algunas mesas y sillas en la puerta, en el pasillo del mercado a modo de terraza.


El anterior no fue el único local de vinos que visitamos en este mercado, mercado por cierto como los de toda la vida y que los viernes y sábados alarga su horario en un ambiente festivo, lleno de gente joven y de todas las edades.

A pocos pasos de Bendito, Vinos y Vinilos se encuentra La Siempre Llena. Me encantó. Se trata de una bodega, contemporánea, donde sirven vinos a granel, naturales. También disponen de botellas. Nosotros probamos un par de copas: Aire en el patio de Samuel Cano y un Pet' Nat de Bodegas Coruña del Conde. Acompañadas con unas aceitunas maceradas, cortesía de la casa. Cerca ya de las 11 de la noche de un viernes, hora de cierre, nos apuntamos este puesto del mercado para visitarlo en próximas estancias en Madrid.



No sé cuál fue la excusa principal para visitar el pueblo de El Escorial, si el Monasterio o este restaurante. Aparte bromas, ambas visitas las recomiendo enormemente. El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial me impresionó, tanto la sala de la biblioteca como el claustro y todo su conjunto. El paisaje de los alrededores y del trayecto desde Madrid hasta la zona es bastante verde, por las ventanas del tren vimos incluso ciervos. Y el pueblo, situado al noroeste de Madrid, a una hora, y a pies de la Sierra de Guadarrama, da sensación de calidad de vida y tranquilidad.


La jornada no podía ser más completa habiendo reservado en el restaurante Montia, situado a escasos 500 metros del Real Monasterio. Era nuestra primera visita y la expectación grande. Una expectación que fue superada ampliamente.

La sala es bonita, cómoda, con buena luz y pocas mesas. Atendidos por el chef Dani Ochoa y su equipo, son todos unos cracks, les agradecemos el buen rato pasado, tres horas. Tuvimos claro elegir el menú degustación más largo y su maridaje, naturalmente. No tienen carta, tampoco de vinos. Trabajan con productos de la zona y la combinación platos y vinos es extraordinaria. De hecho, Dani es uno de los poquísimos chefs que he conocido quien además de cocinar de maravilla muestra idéntica sensibilidad y conocimiento por el vino.

De este restaurante nos gustó todo, hasta incluso el diseño de los delantales que portaba el equipo. Todo está estudiado al detalle, pero con enorme naturalidad.

Entre los platos que degustamos, en nuestro caso, 7 aperitivos, 6 platos, quesos de la sierra y 3 postres, todo delicioso, nombro solo a modo de ejemplo algunos de ellos:

Espárrago, crema de bacalao y espinaca con flores silvestres; molleja de ternera, castañas, alcachofas y borrajas; paletilla de conejo a la brasa con guiso de caracoles y acedera; callos a la madrileña; estofado de fresas y haba; bizcocho de galleta con mousse de chocolate y helado de cerveza... Es difícil destacar un plato, todos nos gustaron.

Empezamos con una cerveza artesana para el aperitivo, muy refrescante, y seguidamente los vinos: Pure S 2013, Jon Blanc; Botrítico 2016, Diego; Casèbianco 2015; Pinot Noir 2003, Pierre Frick; Q.V. 2012, Tissot et Bonnelle; Forcípula 2015, Raúl Calle; De sol a sol 2009, Julián Ruíz, Esencia Rural; Tardatto 2015, Mariano Taberner, Bodega Cueva; La Cosa 2014, Alfredo Maestro y Likor 2009 de Jean-Christophe Garnier.




El maridaje fue espectacular, acertadísimo y de gran nivel. Como apunte:

Botrítico, con las características que su nombre indica, es un vino realizado por Diego Rodríguez, agricultor vecino y amigo de Juan José Moreno García (La Microbodega del Alumbro). Un vino de Zamora, tempranillo vendimiado en invierno con uva botrytizada. Nos entusiasmó este vino. No se comercializa, nos contó Dani. Un vinazo que puede funcionar con varios platos, con el espárrago y crema de bacalao es increíble.

El Pinot Noir de Pierre Frick, ojo con la añada, es un fuera de serie. Acompañó el plato de molleja de ternera. Otro fuera de serie, el vino elaborado por Magali Tissot (¿os suena el apellido?) y Ludovic Bonnelle, domaine du Pech, en la zona vinícola del Sud-Ouest: Q.V., sauvignon macerada en qvevri. Con la paletilla de conejo combina perfectamente.

La garnacha de Raúl Calle, garnacha de Gredos, nos sorprendió muy gratamente. Junto a los callos a la madrileña formaba una pareja explosiva. Una producción de escasas 806 botellas.

La Airén 2009 de Sol a Sol de Julián Ruiz (Quero - Toledo) es un espectáculo en sí. Con los quesos de la zona aún más.

Ya en los postres, La Cosa, dulce natural de Alfredo Maestro, un néctar de moscatel que juega en el límite y que me sigue sorprendiendo. La última copa de la sesión fue la chenin de Garnier, Anjou, equilibrado, nada empalagoso.

Ganas tenemos de repetir la experiencia. El menú lo varían con frecuencia.





(Olor y Sabor es ahora el nuevo restaurante El Impertinente, desde octubre 2018)

A sólo unos 30 kilómetros al este de Madrid y bien comunicada por tren, visitamos la bella ciudad cuna de Cervantes, Alcalá de Henares. Aquí podemos admirar su prestigiosa Universidad, observar los bonitos edificios de su casco antiguo, calles con soportales, plazas con parterre y la bonita visión de numerosas cigüeñas y sus nidos situados en campanarios, torres y tejados. También podemos hacer un alto en el camino sin salir del centro histórico para visitar Olor y Sabor, un lugar donde además de bien comer disponen de varias referencias de vinos sin aditivos muy de mi gusto.

La cocina es tradicional, adaptada a nuestro tiempo. Huevos cremosos sobre picadillo de matanza toledana y patatas y el plato de bacalao crujiente fue nuestra elección. Platos abundantes y sabrosos.

Para beber, elegimos dos botellas: Pampaneo 2015 de Julián Ruiz, de Toledo, airén en maceración durante 6 meses y Cailloux, extraordinaria pinot noir de Patrick Bouju, de Auvernia. Disfrutamos.

También funcionan como tienda para comprar sus productos.




Wine Attack (Cerrado actualmente)

De nuevo en Madrid, en el barrio de Malasaña. Abierto desde finales de enero de este año, en la calle del Limón nº 30, paralela a Conde Luque, se localiza Wine Attack, tienda de vinos con numerosas referencias y donde poder cenar los fines de semana, cocina tipo bistrot. Os lo recomendamos.




En nuestra visita, mesa para dos, como durante todo nuestro viaje, cenamos verduras a la plancha con bacalao, pastel de rabo de toro y una extraordinaria tabla de quesos de leche cruda franceses. Todo riquísimo. Para beber, dos botellas: Doris 2016 de Fabio Bartolomei, Vinos Ambiz, variedad doré, y Keep on Pouching 2015, fantástica chenin sudafricana de Craig Hawkins, muy conocido ya en todo el mundo.

Lo importante siempre es el vino, pero me alegra que Fabio utilice etiquetas más llamativas. En cuanto a su vino, cada vez nos gusta más.

No nos fuimos sin algunas compras, había donde elegir:



Otro lugar que visitamos, el local de los hermanos Villalón, quienes regentaron el famoso El Padre. Nuestra intención fue conocerlo y tomar algo. Se localiza en la calle Reina, junto a la Gran Vía. Estando llena la zona de comedor y bar de vinos, llegamos algo tarde, bajamos al sótano, especializado en cócteles al estilo de bar americano, pero donde nos atendieron perfectamente al solicitar un par de copas de vino de entre las múltiples referencias, en concreto: Albillo 2014 de Vinos Ambiz y L'Ailleurs (2015) de Anne et Jean-François Ganevat. Como digo, la carta de vinos es muy extensa, en ella vimos también algunos vinos de Puzelat, Laureano Serres, Breton, Olivier Rivière, Julien Labet, Lucien Aviet y bastantes de Ganevat, entre otros. Habrá que volver y cenar.

En Madrid la oferta en vinos naturales va aumentando. Seguro que en mi próxima visita recorreremos otros lugares y repetiremos los conocidos que tanto nos han gustado.

Vicente

© elvinoquebebo.blogspot.com

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por el buen articulo y por mencionarnos!
    Para recordar, vinimos de la calle Doctor Forquet y nuestra dirección actual es C/ Amparo 91. Esperamos compartir más vinos pronto, un saludo! La Fisna

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    1. ¡Muchas gracias!

      Corrijo la dirección. Hasta pronto.

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