Respecto a la diversidad de bares de vino o restaurantes dedicados al vino natural, poco o nada tiene Tokio que envidiar a París. Tampoco a la hora de encontrar las botellas de determinados vignerons que debido a su limitadísima producción es difícil incluso disfrutarlas en Francia. París es la capital del mundo del vino natural, pero Tokio en estos momentos es muy posible que esté a la misma altura. La afición al vino sin añadidos se extiende además por todo el país: Osaka, Kioto, Yokohama...
En esta tercera entrega de mi experiencia en Tokio, nombro algunos de los bares más importantes de la ciudad dedicados al vino natural.
Winestand Waltz
Bar de vinos. Visita imprescindible para mi gusto. Un lugar que nos resultó un poco difícil de encontrar, google maps nos mandaba a la zona aunque a más de 300 metros. Tras un paseo lo localizamos en una bocacalle. La estación más cercana es la de Ebisu, a unos 10 minutos caminando.
Se trata de un pequeño local, con una barra no muy larga, sin asientos, pero acogedor. Un lugar para empezar o poner punto final a una noche de vinos. Nosotros la empezamos.
Imagino que en japonés anunciaban varios vinos por copas, pero no había ningún problema, yo prefería una botella y solicité una en la que me fijé y que estaba dentro de la nevera de vinos: Amme L10 de Samuel Boulay. Tuve claro pedir esta sauvignon blanc, una maravilla, pero de cualquier forma en este lugar sólo hay fantásticos vinos. El sommelier y propietario, Yasuhiro Ooyama san, un tío muy simpático y con amplios conocimientos del vino natural, nos preparó un platito de quesos y unas salchichas para acompañar.
Casualmente, estaba también degustando vinos una de las personas más conocidas y respetadas en Japón en relación al vino, Shinsaku Katsuyama san, quien abrió el primer bar de vinos naturales en Tokio en 1993. Sí, hace más de 20 años. Lo reconocí y aproveché para presentarme. Tras conversar un rato y preguntarle por la posibilidad de cenar un día en su concurrido restaurante, llamado Shonzui, nos reservó personalmente dos plazas y también nos invitó a que le acompañásemos al siguiente bar de vinos por el que le pregunté la localización: Le Verre Volé à Tokyo.
Seguimos ruta, no sin antes plasmar el encuentro en la divertida fotografía que encabeza este artículo.
4 Chome-24-3 Ebisu
Le Verre Volé à Tokyo
Tal y como os comentaba llegamos en taxi a este restaurante acompañados por Katsuyama san. El propietario de Le Verre Volé à Tokyo, Ryotaro Miyauchi san, trabajó durante 7 años en Francia, 4 de los cuales en el famoso Le Verre Volé junto al Canal Saint-Martin de París. Una vez de vuelta a Tokio abrió este restaurante en 2012. Se encuentra en el barrio de Meguro.
Me propusieron decidir qué beber, viendo las botellas vacías de las estanterías y algunas situadas sobre la barra sugerí dos vinazos, dos muy grandes de una de mis zonas preferidas: Not for highway use 2014 de Pierre Beauger, y otra de Aurélien Lefort. Yo mismo estaba emocionado por la elección. En un día con poca clientela cuando el restaurante suele estar lleno, charlamos un buen rato con Ryo y también con el simpático cocinero Shingo Matuura san. Fotos, selfies, risas, extraordinarios vinos, jamón invitación de la casa, intercambio de facebook, de instagram... Nos comunicábamos en inglés, en francés, se oían palabras italianas, japonesas, en español, en cualquier caso el lenguaje del vino es internacional vengas de donde vengas. Bonita velada. Muy bien recibidos, como en todos los lugares que visitamos en Japón, nos buscaron también un taxi para regresar al hotel, algo que agradecemos por las complicaciones del idioma, mi conocimiento del japonés no llega a las dos docenas de palabras.
4 Chome-10-7 Meguro
Shonzui
Gracias a su propietario y a la coincidencia mencionada anteriormente, teníamos dos asientos reservados con muy poca antelación en una de las barras de este bistrot restaurante, en la segunda sala tras la entrada. Recordemos que Shinsaku Katsuyama san, además de propietario de este el primer restaurante de vinos naturales abierto en Tokio, desde 1993, también es organizador de la feria de vinos naturales más importante de Japón, Festivin. Este señor es prácticamente una leyenda del vino natural en el país, una persona muy respetada y venerada pero no por ello menos cercano y amable. No existen los esnobismos aquí.
Estuvimos atendidos perfectamente por los sommeliers y también por el cocinero, todos muy agradables. Cenamos muy bien, jamón serrano, excelente carne de waqyu, tabla de quesos... Nobu, el simpático y atento chef, había estado trabajando un año en París, eso nos permitió comunicarnos en francés. De beber, empezamos con una botella de Le Pelut Spumosum, pet nat de Pierre Rousse que acabamos rápidamente, así que, estando tan a gusto en este local, seguimos con uno de mis vinos preferidos Racines 2012 de Claude Courtois. Delicioso. Precisamente nos enseñaron la dedicatoria firmada por este vigneron en la pantalla blanca de una de las lámparas. Este restaurante tiene mucha historia detrás y continua llenándose. Un lugar de culto para el aficionado a los vinos sin aditivos.
Se localiza en el 2º piso de un edificio, en la entrada al edificio figura un cartel indicador con el nombre del restaurante.
2F, 7-10-2 Roppongi, Minato-ku
Le Cabaret
Entre las estaciones Yoyogi-Hachiman y Yoyogi-Uehara. Restaurante de ambiente francés, de hecho es un bistrot con platos franceses. Un lugar donde destaca el buen ambiente y la atención y donde cenamos muy bien. Menos mal que teníamos mesa reservada, pues estaba lleno.
Mientras decidíamos los platos nos invitaron a unas copas de Le Pelut Martingale, vino de Pierre Rousse, perfecto para abrir cualquier apetito. De la pizarra con el menú en japonés y en francés pedimos rilletes, salade, cous cous d'agneau y un plato de enormes ostras para comenzar. ¡Qué bueno! Oishi dirían los japoneses. De beber nos aconsejó el sommelier una botella del Domaine des Bodines, Trousseau 2014. Por mí encantado, una trousseau que pinota.
Localizado en Motoyoyogicho, 8−8, Motoyoyogi Leaf.
Coordenadas 35.670162,139.685304
La Pioche
Nihonbashi Kakigaracho 1-18-1, Chuo-ku
No nos despedimos de Tokio sin repetir en el primer bar que visitamos, de hecho de vivir aquí seríamos clientes asiduos. De éste y de unos cuantos más. Junto a nuestra amiga japonesa Kazumi, mi pareja y yo nos pusimos las botas en el bistrot de Shinya Hayashi san para celebrar nuestra última noche en la ciudad.
Atacamos con ganas una enorme ensalada de verduras ecológicas y una tabla de carne japonesa de primera calidad cocinada al carbón. Riquísimo.
Para beber, elegimos un primer vino, Le Pelut Martingale de Pierre Rousse en Languedoc, fresco, para abrir más las ganas, y dos botellas de Daniel Sage, iba a ser una, pero es imposible resistirse a estos vinazos: Nyctalopie (Lot 2014) es una gamay prensada directamente, fruta fermentada, deliciosa; Grange Bara (Lot 2011), botella de 37,5 cl de carácter oxidativo al estilo del Jura, tremendo vino.
Imposible captar el precioso color
No solo bebemos
Observad los posos de esta maravilla
El propietario de La Pioche, Shinya Hayashi san, generosamente nos invitó a unas copas de dos deliciosos vinos:
La Cuvée de l'Oncle León Pinot Gris 2008, Magnum de Schueller: había visitado esa tarde la torre Tokyo Skytree, de 634 m, y este vino me pareció aún más grande, extraordinario.
El otro vino, Trésor d'Aiglepierre Blend 2004, chardonnay y savagnin de Jean-Marc Brignot, supuso un grandioso final para nuestra estancia en Tokio. Ya estamos deseando volver...
En una futura estancia repetiremos algunos de los bares visitados y nombrados a lo largo de estos tres artículos dedicados a Tokio y el vino natural. Tenemos también anotadas para una próxima ocasión otras direcciones que nos perdimos: Bunon, Organ, Libertin...
Torre de Tokyo
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