El
vino natural en París no es una novedad, al contrario, desde la aparición en los
80 de los primeros bares de vinos naturales hasta hoy en día el número de
locales ha ido incrementándose. Ese aumento se ha incluso intensificado en los
últimos 7 u 8 años con la apertura de numerosos restaurantes, bistrots, bars à
vins, cavistes (tiendas de vinos) y épiceries fines especializados en vin
nature. París es con diferencia la ciudad donde más proliferan este tipo de
locales en comparación a cualquier otra ciudad del mundo.
Durante
nuestra estancia, a finales del pasado verano y principios de otoño, visitamos
varios de ellos. He aquí el recorrido:
Abierto
desde 2009, tenía marcada esta dirección de la rue Saint-Denis para mi próxima
visita a París. También tenía decidido qué tomar, el champagne Boléro 2004, de
Fleury,
claro. Por suerte, a Morgane Fleury, la propietaria, le quedaba alguna de estas
botellas. Es una añada que me gusta mucho en Champagne. Se trataba de empezar
con buen pie nuestra andadura por los bars à vin de la ciudad y realizar un
brindis en la distancia con una pareja de amigos con buen gusto que me
recomendaron el lugar. Una tabla mixta de quesos y embutidos le acompañó. La
botella, no cara, aún añadiendo los 10 euros de descorche, mostró desde el
principio sus seductores aromas, 100% pinot noir, 3000 unidades.
Aparte de los champagnes de la casa, ofrecen una
selección muy interesante de otros productores de distintas zonas. La familia
Fleury, instalada en la Côte des Bar, a 45 kilómetros al sur de Troyes,
trabajan en agricultura biodinámica desde el 89.
Versant Vins (3ème)
(Versant Vins cesó su
actividad. Desde finales de 2017 este espacio está ocupado por Les Enfants du
Marché, también especializado en vinos naturales y muy recomendable)
El
Marché aux Enfants Rouges, rue Bretagne, es el mercado más antiguo de París
(1615), llamado así por los hábitos rojos que vestían los niños del orfanato existente
antiguamente. Dentro de él se encuentra un agradable rincón donde comprar vino y
también poder comer, en nuestro caso cenar. Rillettes, terrines, salades,
fromages, burrata, saumon fumé, clafoutis... platillos sencillos. "Ici,
pas de fait maison industriel mais du frais maison", indica en su pizarra.
De
beber, elegimos un par de vinos y una jarra de agua. Lo del agua, en carafe, lo pedimos siempre, además de
no estar mal es gratis. Hacemos igual cuando viajamos por el resto de Francia.
Le
Capitalisme Rouge est une Voie un Vin de Garage de Brendan
Tracey. Un juego de palabras. Tinto de côt y gamay, de Loir-et-Cher,
ligero, que en esta botella en concreto se apreciaba una volátil mayor de lo
deseable. No mejoró demasiado. Mala suerte, no pasa nada.
Nuestra elección fue
crema de calabacín con comino y rillettes de maquereau à ligne (caballa pescada
con caña), de primeros, y boeuf de Galice de segundo, para acabar con unos
melocotones de viña pochados. Platos sencillos, sabrosos. Para beber nos
apeteció un vino ligero, Trousseau des Corves 2013 del
domaine de Evelyne y Pascal Clairet, el domaine de la Tournelle,
localizado en Arbois. Fresco, de buena acidez, frutitos rojos, un poco vegetal,
de buen sabor, con algunas notas especiadas. De todas formas, puede que aún me
guste más su botella L'Uva.
Lo de comer tan pegados con otras mesas me sigue resultando curioso, creo que en España yendo en grupo no se come tan juntos. En cualquier forma, comimos muy bien.
No
es difícil coincidir en esta ciudad con algún evento donde los propios
vignerons presentan sus creaciones. Vimos este cartel casualmente en la puerta
del restaurante Le 6 Paul Bert, uno de los restaurantes en el que más disfruté,
ya os contaré.
"Il
était une soif... La révolution" fue organizado por La Cave à Michel y el
restaurante Le Galopin, localizados respectivamente en los números 34 y 36 de
la rue Sainte-Marthe. El primero, llamado anteriormente La Contre-Etiquette, es
un bar de tapas, tienda y bar de vinos regentado por Fabrice Mansouri y los
hermanos Maxime y Romain Tischenko. Estos últimos son los propietarios de Le
Galopin, situado justo al lado. Como curiosidad, Romain fue el primer ganador
del concurso Top Chef en su versión francesa en el año 2010, siendo su objetivo
por aquellas fechas abrir su propio restaurante junto a Maxime. No comimos en
esta oportunidad en ninguno de los dos locales, pero lo haremos en un próximo
viaje.
De
entre los vinos de los 13 vignerons del Loira presentes probamos los siguientes,
además nos gustaron:
Domaine
de l'Oubliée,
de Xavier Courant, quien trabaja principalmente en Bourgueil; Domaine
Bobinet, Saumur, no vi a Sébastien Bobinet pero sí estaba Emeline
Calvez quien nos presentó dos cabernets franc, Amatéus Bobi y Ruben, y una
chenin que estaba a punto de salir al mercado, Les Gruches; Nicolas
Reau, instalado en Anjou, quien realiza algunos vinos en ánfora, probamos
la añada 2014 de Victoire, L'enfant terrible y La descend aux amphores; Clément
Baraut, Savennières, a quien por fin conocí, sus chenin me gustan mucho,
probé también un tinto suyo que iba mejorando rápidamente en copa; La Grange
aux Belles, tal vez la mesa con los que más ganas tenía de charlar, son
tres socios instalados en la zona de Aubance, cerca de Angers, y realizan
varias cuvées, entre ellas los blancos Fragile, chenin, y I've got the bouge,
sauvignon con un tiempo en maceración con sus pieles y que a pesar de ello
curiosamente el color no era anaranjado en esta añada, y los tintos Princé,
cabernet franc, y La Niña, gamay; finalmente Clos Cristal, el domaine
de Saumur conocido por sus muros y dirigido actualmente por Eric Dubois, quien
nos ofreció Clos Cristal Hospices de Saumur, vinificado en cuba, y Boutifolle,
donde interviene la madera y en mi opinión necesita tiempo en decantador.
Bar
à vin contiguo a Vivant, el restaurante que visité hace unos 4 años cuando lo
abrió Pierre Jancou, el creador de Racines, La Cremèrie y ahora Heimat. Ambos Vivant
fueron vendidos hace unos 2 años al actual propietario de Racines y La Cremèrie,
David Lanher. De la cocina de Vivant Table se encarga el chef japonés Masaaki
Yamamoto, ya hablaremos más adelante de esta tendencia nipona, y en Vivant Cave
encontramos Svante Forstorp, la corriente escandinava también se nota en París.
En
esta ocasión entramos en el bar de vinos, estrecho, con una enorme barra y
taburetes. No se realizan reservas y abre en horario tarde noche a partir de
las 18 h. Su dirección, 43 rue des petites écuries.
El
chef sueco nos preparó dos platos, uno cuyo ingrediente principal era berenjena
ahumada, acompañada de tomates y puerro con limón rallado sobre cereal de
centeno, y un segundo a base de atún rojo marinado en una salsa de cuyos
ingredientes tomé nota: soja, aceite, ajo, cítricos, miel, apio y caldo. Dos
platos tremendamente refrescantes.
Para
beber, en nuestro caso, unas copas del Mâcon Villages de Philippe
Valette en magnum, tenso. También probamos el suave y alegre pétillant Nid
de Guêpes de Grégory Leclerc, 80% sauvignon,
resto chenin. El domaine se denomina Chahut et Prodiges, localizado en Chargé,
cerquita de Amboise, en el valle del Loira.
No,
no es otro bar de vinos, pero no creáis que solo bebemos y comemos, nos gustan
también otras expresiones artísticas, y más en una ciudad con una oferta
cultural como ésta. Este museo siempre ha sido uno de mis preferidos en París. Tras
5 años de obras reabrió en octubre de 2014. En la última planta acoge la colección
particular del artista, las obras de sus amigos: Cézanne, Gauguin, Balthus,
Braque, Derain, Renoir, Matisse, Miró... Un impresionante conjunto.
Seguiremos
hablando de este viaje a París en los próximos artículos y de nuestra
experiencia en sus restaurantes, bares y tiendas: Septime, Racines, Le Garde
Robe, Le 6 Paul Bert, La Buvette, Café de la Nouvelle Mairie, Le Baratin...
Vicente
Genial entrada, como siempre!!!
ResponderEliminarGracias Juan Luis
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