viernes, 8 de mayo de 2015

Le Vin Vivant, Les Carafés, Verygood... Bares de vinos, restaurantes y tiendas en Nantes



Inicio aquí una serie de artículos describiendo nuestro reciente recorrido por el Valle del Loira. Una bella zona famosa por sus castillos, ciudades, pueblos y el río más largo de Francia, la Loire.

Durante todo nuestro viaje hubo un protagonista, el vino natural. Posiblemente se trate de la zona donde más vignerons han decidido elaborar sus vinos defendiendo una intervención mínima y lejos de cualquier producto sintético. Sabíamos que en París, desde hace años, cualquier bistrot o bar no dedicado al vino natural estaba casi condenado al fracaso, o que en Lyon cada vez adquiere mayor importancia el vino natural, siendo en general muy extendido su consumo por Francia, pero en Nantes, Angers, Saumur o Tours, la oferta es sensacional. Tampoco es de extrañar cuando pensamos en la lista de vignerons que trabajan por esta tierras.

Nuestra primera estancia fue en Nantes, moderna y agradable ciudad que ofrece una increíble oferta gastronómica.


Unas copas y unos platitos para acompañar fueron suficientes para elegir este bar de vinos como uno de nuestros preferidos en la ciudad, sobre todo si te atiende Julie, verdadera alma del local, eficiente y simpática, saca tiempo para atender mesas, vender botellas, pues también funciona como tienda de vinos, preparar las comidas al momento y aconsejarte algún estupendo vino que desconozcas. Buen ambiente, buena bebida y bonita decoración, rodeados por decenas de botellas, tienen hasta 300 referencias, no puede ser más visual su carta de vinos, un decorado que se repetirá a menudo durante nuestro viaje. 


Varios vinos probamos: le boît sans soif de La Coulée d'Ambrosia, un grolleau para quitarnos la sed, efectivamente; ça c'est bon, de Laurent Lebled, de la zona de Touraine, cerca de Chinon, bien por esta gamay en maceración carbónica, y un vino del mismo elaborador que nos aconsejó Julie, on est su l'sable, una cabernet franc que nos encantó. Tomo nota de este productor hasta ahora desconocido por mí.

                                    
Antes de irnos, un detalle de precioso color rosado, gentileza de la casa, un Pétillant Naturel, Le Jus Brifiant 2014, espumoso a base de gamay elaborado por Julien Prével en Montlouis-sur-Loire. ¡Qué cosa más rica! Un tipo de vino que me gusta mucho, por su frescura, digestibilidad y alegría. Vive la France!



Seguimos probando vinos por copas. De acompañamiento, algunas tartines (tostadas) de pollo y saint-jacques (vieras). Ambiente festivo, lleno, pero encontramos mesa sin reservar. Hay movimiento. Disponen de mesas altas y taburetes y una buena barra. Vemos que en esta ciudad se bebe vino, y además también la gente joven. Nos alegramos.

Para que os hagáis una idea de los vinos que tienen por copas, nosotros probamos Poivre et Sel 2014 de O. Lemasson - Les Vins Contés (pinot d'aunis mayormente), Sauvignon 2012 de Philippe Tessier y Le Rosé d'Ancenis 2013 de La Paonnerie (gamay cerca de Nantes).

Nos atendieron muy bien, algo que se repitió en todos los sitios que entramos. Además, el lenguaje del vino es universal.


Les Bouteilles

Restaurante con estanterías llenas de grandes botellas: Selosse, Conterno, Romanée-Conti... Bien sentados, habíamos reservado el día anterior pues se llena de clientes habituales, nos dispusimos a disfrutar de la comida de este restaurante. Tenía buenas críticas y nosotros nos unimos a ellas. Menú diario no extenso, ¿para qué?, varias opciones como entradas, dos principales para elegir, tres o cuatro postres y posibilidad de plato de quesos a añadir. Delicioso el "Carpaccio de pieds de cochon tiède, vinagrette aux herbes" y el "Dos de cabillaud (bacalao) de St. Guénole, spaguettis de courgettes au chorizo ibérico Joselito et jus mousseux d'asperges". 

Para beber, durante todo nuestro viaje procuramos degustar solo vinos del Loira, unas copas del Saumur Blanc 2010 del Domaine du Collier y una botella de Richard Leroy, Les Noëls de Montbenault 2010. El primero, muy bueno, flor de tilo y verbena en nariz. El segundo, pomelo, infusión de flores, fondo a quicos sin exagerar, lima y final seco, mejorando a cada sorbo, tensión y clase. Gran botella. La verdad es que íbamos sobre seguro con los dos vinos, excelente chenin. Buen restaurante.


Bé2M

Bistrot, bar de vinos y épicerie, todo en uno. Lo encontramos por casualidad, paseando. Lo que empezó con unas copas se convirtió en una larga cena. Tenía ganas de probar vinos únicamente de la zona, no ya de la Loire sino del Pays Nantais. Así que, elegimos un vino por copas, au verre, Gros Pet 2011 de Domaine de l'Ecu, Appellation Gros Plant du Pays Nantais, uva folle blanche, floral, acidez. Y ya más animados, para acompañar la cena, dos botellas, lo que no terminamos nos lo llevaríamos, Excelsior 2007 AOC Muscadet de Luneau Papin, melon de bourgogne, y Ange 2012 del Domaine de l'Ecu, pinot noir. Tardó demasiado en abrirse el blanco, en cambio Ange dio placer desde el principio. Bella etiqueta para un delicioso vino, delicado y fino, acidez justa, sabor que se te queda en la boca. Un vino de Frédéric Níger Van Herck y Guy Brossard, actual y anterior propietario. Solo 865 botellas y 20 magnums. El domaine consta de 22 hectáreas, en certificación ecológica desde 1975 y biodinámica desde el 98.



Tampoco habíamos reservado en este bistrot. Nos encontramos que no nos podían atender, el cocinero titular estaba de vacaciones y preferían dar salida únicamente a las reservas previas, algo comprensible. Sin embargo, tal vez mi cara de chasco o el brillo de mis ojos al observar las botellas expuestas en las estanterías propició que el propietario, Stan Guyot, quien incluso se defendía en español, conocimiento que guardaba de una estancia en Asturias en su juventud, cambiara rápidamente de idea y se esforzara en atendernos, de maravilla, por cierto. En realidad, nos contó que le sabía mal pues veníamos de lejos.

Comida casera, sencilla, producto local y numerosas referencias en botella o en copas, ¡todo esto es lo que nos gusta! En el menú del día podías elegir entre tres entradas, dos principales y cuatro postres, bajo las típicas y prácticas fórmulas entrée+plat, plat+dessert o menu complet. Sin necesidad de largas cartas. Muy ricos el saumon fumé y el pavé de truite, y los postres.

                
Propuse a Stan Guyot que nos sirviera varias copas de vinos de la zona a su criterio. Buen gusto tiene: Amphibolite 2013 de Jo Landron, Muscadet Sèvre et Maine (melon de bourgogne, variedad originaria de Borgoña que recibe este nombre por la forma de sus hojas), zumo de piedra, seco, agricultura biodinámica; Les Clous 2014 del domaine Saint-Nicolas, AOC Fiefs Vendéens (chenin y chardonnay, 80 y 20%), fruta y también acidez y frescura; Les Touches 2011 de Patrick Baudouin, AOC Anjou (cabernet sauvignon y cabernet franc), a cada sorbo más bueno, cabernets maduros que se dejan beber, suelo de pizarra, casi sin tierra y en pendiente hacia el río. Para finalizar, con los postres, otro vino de Patrick Baudouin, de una parcela en exposición sur, cerca de Angers, Les Bruandières 2010 Coteaux du Layon. En este caso, realizan 4 pasadas para recolectar la chenin botritizada, equilibrio azúcar-acidez, crianza en roble. Lo de finalizar es un decir pues nos ofreció algunas copas más, entre ellas un Eau de vie de pruneaux local, aguardiente de ciruelas, para pousser (empujar) el café, indicó Stan.

No coincidimos, pero también organizan actuaciones musicales con frecuencia. ¡Qué más se puede pedir!


Buena cocina en este pequeño restaurante situado en una larga calle (rue Fouré) donde abundaban otros establecimientos, también con buena pinta. Está cercano al Bé2M.

En su carta de vinos no habían muchas referencias, pero sí donde elegir tranquilamente: Château Thébaud Clos des Morines 2010, AOC Muscadet Sèvre et Maine, del domaine La Pépière, melon de bourgogne, ya sabéis. Se mostró expresivo. Y Les Saint Martin 2012, grolleau de Les Roches Sèches, que mejoró al decantar, con un final especiado en boca. En cuanto a los platos, cocina de mercado, excelente terrina del chef, exquisito pulpo asado de Le Croisic (población atlántica junto a la desembocadura del Loira), moelleux au chocolat... Comimos muy bien.



En todos los locales que visitamos se podían comprar vinos para llevar a precio menor que si los consumías en el local, funcionando como tienda y bar de vinos, en algunos también vendían sus productos de ultramarinos (épicerie). De todas formas, en Nantes existe una tienda de vinos fantástica situada en plena île, Verygood. Multitud de referencias, muy interesantes, de aquí me llevé una botella difícil de encontrar que no bebía desde hace algunas añadas, Sayonara Pas pour tout l'monde 2011 de Thierry Puzelat, ya os contaré.


Cerca del castillo de la ciudad descubrimos otra tienda de vinos con buenas referencias, de corte más elegante, 920 La cave à manger. Vale la pena entrar.

Y para rebajar lo comido en los tres días, nada mejor que buenos paseos por la ciudad para descubrir sus rincones: Théatre Graslin, Passage Pommeraye, Place Royale, Église Sainte Croix, Jardin Japonais, Porte Saint-Pierre, Cathédral Saint-Pierre, Château des Ducs de Bretagne, Le Lieu Unique, el ambiente del Quartier Bouffay, Les Machines de l´île y su elefante, un gigantesco mecano. No te aburres.

Vicente

Fotografía nº 6 realizada por Juan Luis Vanrell "El Ojo Público"


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