Conocí
a Ramiro Ibáñez en la última edición de Vinoble, la importante feria
internacional. Recuerdo que uno de los vinos que probé por primera vez en el
Alcázar de Jerez fue el Fino Arroyuelo totalmente en Rama, embotellado tan solo
tres días antes. Un fino de carácter sanluqueño sumamente interesante, novedad
de la bodega de Chiclana Primitivo Collantes, en la que Ramiro interviene como
director técnico. Posteriormente, coincidí con él en una de mis visitas a la
Taberna der Guerrita, lugar diría de culto para el amante de los vinos
de jerez. Conversando con Ramiro te das cuenta enseguida de sus enormes
conocimientos y su pasión por el vino. A cada minuto de charla te transmite
detalles y conceptos que te permiten avanzar en el estudio de estos vinos, sus
explicaciones son sencillas y pedagógicas.
Los vinos y proyectos de
este enólogo los seguimos con entusiasmo. Una de sus más recientes elaboraciones,
esta vez completamente personal, es Encrucijado
2012. Una maravilla de vino de escasas 685 botellas de producción. Sutil,
elegante, floral, cremoso, láctico. Un vino único y diferente, embotellado en
ese momento en el que el vino se clasifica para Palo Cortado, pero sin ser de
nuevo encabezado hasta los 17 ó 18 grados. De ahí la marca de la etiqueta, la
raya horizontal cortando la señal vertical del fino. Compuesto a partir de seis
variedades autóctonas andaluzas, 50% de palomino viejo y el resto otras
cinco variedades casi desaparecidas (mantúo pilas, perruno, mantúo castellano...).
Uvas minoritarias e históricas, cuyo aporte, de lo que Ramiro se declara
convencido, favorecía y favorece enormemente un estilo de vino, el palo
cortado, el más habitual de los jereces durante el siglo XIX, el comúnmente denominado
jerez. Estas variedades no son contempladas hoy en día por el Consejo
Regulador, por lo que Encrucijado es un vino fuera de la DO.
Hoy
he disfrutado de una botella en casa, junto a un jamón de verdad, de los que
deslumbran la vista y no caen al voltear el plato, para seguir con una dorada
al horno, vino y comida juntos se han mostrado exultantes. Si no has probado
todavía Encrucijado o no consigues encontrarlo, está casi agotado, una nueva
añada está en estos momentos en bota. Mi consejo es que no se te escape.
UBE, ZEREJ Y NUEVOS
PROYECTOS
Acudí
la semana pasada a la presentación en Barcelona, en Monvínic Store, de su
último vino en el mercado: UBE 2013. Le acompañaba Armando Guerra, a quien
nunca nos cansaremos de agradecer el empuje y apoyo que está realizando por
los vinos de jerez, unos vinos que son auténticas joyas al alcance de nuestras
manos. ZEREJ, de vuelta y media, cuatro magnums fabulosos idea de Armando en la
que ha colaborado Ramiro, fue el otro importante proyecto que pudimos degustar.
Albariza sanluqueña para el paladar.
UBE 2013. Al olerlo, por un instante, lo sitúo en Francia, de Chablis para
arriba, parece chardonnay de suelo calizo. También incluso petrolea. Humo, tiza
y un riquísimo sabor. En boca es Sanlúcar. ¡Albariza power! De
las sorpresas más agradables que he bebido en los últimos tiempos.
UBE es un vino blanco fermentado en bota,
envejecido durante un año, en el que se ha evitado la formación de flor. Aquí
lo que impera es el viñedo y el suelo. Su graduación alcohólica natural es de
11%. Proviene de una parcela cercana al mar, del pago Carrascal. Sus cepas de
palomino son las primeras plantadas tras la filoxera, las más antiguas datan de
1903. El terreno es albariza de antehojuelas, de primera calidad. Por cierto, recibimos
una clase magistral con distintas muestras de suelos traídos: albarizas (parda,
tajón, lustrillo, basta, antehojuelas y barajuelas), barros y arena. El porcentaje
de esqueleto de alga microscópica en cada una de ellas determinará su
esponjosidad y permeabilidad.
ZEREJ. Como comentaba, 4
magnums (numerados 0, 1, 2 y 3), para poner Jerez de vuelta y media. Cuatro
etapas en las que el vino muestra su transformación bajo el velo de flor. Desde
el Mosto 2014 (Viña El Hornillo, Pago San Miguel) fermentado en bota al
Amontillado de 18 años, pasando por la Manzanilla Fina de menos de 2 años y la
Pasada de 11. También es un recorrido a través de una bodega viñista, es decir
proveedora de mosto (bodega Viña La Callejuela), una almacenista (Bodegas Juan
Piñero) que trabajan con esos mismos viñistas y una de expedición (Delgado
Zuleta).
Así,
tenemos el Mosto, un vino blanco en el que no interviene la crianza biológica para
el magnum 0 y la Manzanilla Fina con año y medio de crianza para la botella 1,
dos muestras que despiertan nuestra curiosidad e interés. Un ejercicio
didáctico y placentero a la vez.
El
magnum nº 2 corresponde a la Manzanilla Pasada, en ella notamos poco acetaldehído,
sí concentración y mucha cremosidad, casi como mantequilla, también miel y
torrija. Es pura seda. Una manzanilla pasada de estilo antiguo. Nos cuentan que
se ha insistido en el contacto con las cabezuelas, las levaduras que se
depositan al fondo de la bota.
En
cuanto al Amontillado, es claramente un vino de meditación, presenta mucho
extracto, notas a caramelo Werther, dulzor en nariz, naranja, comino,
estragón... Otro magnum fabuloso.
El magnum es un tamaño ideal para compartir. Al
parecer, la primera edición, únicamente 120 juegos, está agotada. Habrá que
esperar a una próxima saca, en septiembre. Me apunto a la cola.
No
acabaron aquí los vinos que trajeron Ramiro y Armando. Pudimos degustar algunos
vinos que aún no han salido al mercado. Se probó una Manzanilla de Añada, del
2012, una de las últimas mejores añadas en la zona. Es tremendamente didáctico
la comparación de esta manzanilla estática en su crianza, pero con flor, en
comparación a la Manzanilla Fina que habíamos probado anteriormente, sistema
estático frente a dinámico, presentando la de este último sistema de crianza
una sensación más evolucionada en boca.
Y
atención, dos últimas botellas que pronto estarán en la calle:
Un
tremendo Oloroso Muy Viejo (Juan
Piñero). Vejez de 45 años. Un oloroso de Jerez, elaborado sin realizar el 2º
encabezado, su graduación de 19,5º se alcanza por concentración. Ramiro nos informa
que se llega a perder en las botas por evaporación un 5% del volumen total todos
los años, es lo que se denomina merma. El vino se muestra fino, apreciamos
orégano y un abanico completo de inciensos. Los olorosos encabezados suelen
ser, por expresarlo de alguna forma, más duros.
Por
último, un Px, un Pedro Ximénez añada
2014, 12% de graduación. Azúcar residual natural y sin añadido de alcohol,
sin encabezar. Yo que lo he probado os ruego que no lo compréis cuando salga al
mercado, hay poca producción y esto está muy malo. Dejad que me lo vaya
bebiendo. Nada empalagoso, de buena acidez, frescura, delicioso.
Una
sesión que nos deja una sonrisa plena. Una sesión de albariza, de flor, de
Sanlúcar. Agradecemos la visita de Armando y Ramiro, grandes conocedores y apasionados
por estos vinos únicos son además excelentes comunicadores. El vino de Jerez
se mueve. # Albariza Power #
Vicente
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