miércoles, 25 de marzo de 2015

UBE, ZEREJ... Vinos y proyectos de Ramiro Ibáñez y de Armando Guerra



Conocí a Ramiro Ibáñez en la última edición de Vinoble, la importante feria internacional. Recuerdo que uno de los vinos que probé por primera vez en el Alcázar de Jerez fue el Fino Arroyuelo totalmente en Rama, embotellado tan solo tres días antes. Un fino de carácter sanluqueño sumamente interesante, novedad de la bodega de Chiclana Primitivo Collantes, en la que Ramiro interviene como director técnico. Posteriormente, coincidí con él en una de mis visitas a la Taberna der Guerrita, lugar diría de culto para el amante de los vinos de jerez. Conversando con Ramiro te das cuenta enseguida de sus enormes conocimientos y su pasión por el vino. A cada minuto de charla te transmite detalles y conceptos que te permiten avanzar en el estudio de estos vinos, sus explicaciones son sencillas y pedagógicas.

Ramiro Ibáñez Espinar es un enólogo sanluqueño con una importante experiencia y formación a sus espaldas. Hemos probado varios de sus trabajos elaborados en distintas bodegas: el Fino Camborio y la Manzanilla Maruja (al estilo antiguo de manzanilla, con una crianza más dinámica, tiene una vejez media de unos ocho años, bien podría ser una manzanilla pasada) de Bodegas Juan Piñero, bodega que compró estas dos marcas, el vino y las soleras a Domecq, quien a su vez las compró en su día a Terry; el Amontillado Primitivo Collantes, un amontillado fino capaz de enganchar a los menos iniciados en estos vinos; un par de añadas del Exceptional Harvest de Ximénez-Spínola, delicia de pedro ximénez; el tinto Arroyo Alquitón, 100% tintilla de Rota, variedad autóctona, bodega Hacienda La Parrilla Alta... Y otros vinos, todos ellos producidos de forma artesanal.


Los vinos y proyectos de este enólogo los seguimos con entusiasmo. Una de sus más recientes elaboraciones, esta vez completamente personal, es Encrucijado 2012. Una maravilla de vino de escasas 685 botellas de producción. Sutil, elegante, floral, cremoso, láctico. Un vino único y diferente, embotellado en ese momento en el que el vino se clasifica para Palo Cortado, pero sin ser de nuevo encabezado hasta los 17 ó 18 grados. De ahí la marca de la etiqueta, la raya horizontal cortando la señal vertical del fino. Compuesto a partir de seis variedades autóctonas andaluzas, 50% de palomino viejo y el resto otras cinco variedades casi desaparecidas (mantúo pilas, perruno, mantúo castellano...). Uvas minoritarias e históricas, cuyo aporte, de lo que Ramiro se declara convencido, favorecía y favorece enormemente un estilo de vino, el palo cortado, el más habitual de los jereces durante el siglo XIX, el comúnmente denominado jerez. Estas variedades no son contempladas hoy en día por el Consejo Regulador, por lo que Encrucijado es un vino fuera de la DO.

Hoy he disfrutado de una botella en casa, junto a un jamón de verdad, de los que deslumbran la vista y no caen al voltear el plato, para seguir con una dorada al horno, vino y comida juntos se han mostrado exultantes. Si no has probado todavía Encrucijado o no consigues encontrarlo, está casi agotado, una nueva añada está en estos momentos en bota. Mi consejo es que no se te escape.



UBE, ZEREJ Y NUEVOS PROYECTOS

Acudí la semana pasada a la presentación en Barcelona, en Monvínic Store, de su último vino en el mercado: UBE 2013. Le acompañaba Armando Guerra, a quien nunca nos cansaremos de agradecer el empuje y apoyo que está realizando por los vinos de jerez, unos vinos que son auténticas joyas al alcance de nuestras manos. ZEREJ, de vuelta y media, cuatro magnums fabulosos idea de Armando en la que ha colaborado Ramiro, fue el otro importante proyecto que pudimos degustar. Albariza sanluqueña para el paladar.

UBE 2013. Al olerlo, por un instante, lo sitúo en Francia, de Chablis para arriba, parece chardonnay de suelo calizo. También incluso petrolea. Humo, tiza y un riquísimo sabor. En boca es Sanlúcar. ¡Albariza power! De las sorpresas más agradables que he bebido en los últimos tiempos.

UBE es un vino blanco fermentado en bota, envejecido durante un año, en el que se ha evitado la formación de flor. Aquí lo que impera es el viñedo y el suelo. Su graduación alcohólica natural es de 11%. Proviene de una parcela cercana al mar, del pago Carrascal. Sus cepas de palomino son las primeras plantadas tras la filoxera, las más antiguas datan de 1903. El terreno es albariza de antehojuelas, de primera calidad. Por cierto, recibimos una clase magistral con distintas muestras de suelos traídos: albarizas (parda, tajón, lustrillo, basta, antehojuelas y barajuelas), barros y arena. El porcentaje de esqueleto de alga microscópica en cada una de ellas determinará su esponjosidad y permeabilidad.



ZEREJ. Como comentaba, 4 magnums (numerados 0, 1, 2 y 3), para poner Jerez de vuelta y media. Cuatro etapas en las que el vino muestra su transformación bajo el velo de flor. Desde el Mosto 2014 (Viña El Hornillo, Pago San Miguel) fermentado en bota al Amontillado de 18 años, pasando por la Manzanilla Fina de menos de 2 años y la Pasada de 11. También es un recorrido a través de una bodega viñista, es decir proveedora de mosto (bodega Viña La Callejuela), una almacenista (Bodegas Juan Piñero) que trabajan con esos mismos viñistas y una de expedición (Delgado Zuleta).

Así, tenemos el Mosto, un vino blanco en el que no interviene la crianza biológica para el magnum 0 y la Manzanilla Fina con año y medio de crianza para la botella 1, dos muestras que despiertan nuestra curiosidad e interés. Un ejercicio didáctico y placentero a la vez.

El magnum nº 2 corresponde a la Manzanilla Pasada, en ella notamos poco acetaldehído, sí concentración y mucha cremosidad, casi como mantequilla, también miel y torrija. Es pura seda. Una manzanilla pasada de estilo antiguo. Nos cuentan que se ha insistido en el contacto con las cabezuelas, las levaduras que se depositan al fondo de la bota.

En cuanto al Amontillado, es claramente un vino de meditación, presenta mucho extracto, notas a caramelo Werther, dulzor en nariz, naranja, comino, estragón... Otro magnum fabuloso.

El magnum es un tamaño ideal para compartir. Al parecer, la primera edición, únicamente 120 juegos, está agotada. Habrá que esperar a una próxima saca, en septiembre. Me apunto a la cola.


No acabaron aquí los vinos que trajeron Ramiro y Armando. Pudimos degustar algunos vinos que aún no han salido al mercado. Se probó una Manzanilla de Añada, del 2012, una de las últimas mejores añadas en la zona. Es tremendamente didáctico la comparación de esta manzanilla estática en su crianza, pero con flor, en comparación a la Manzanilla Fina que habíamos probado anteriormente, sistema estático frente a dinámico, presentando la de este último sistema de crianza una sensación más evolucionada en boca.

Y atención, dos últimas botellas que pronto estarán en la calle:

Un tremendo Oloroso Muy Viejo (Juan Piñero). Vejez de 45 años. Un oloroso de Jerez, elaborado sin realizar el 2º encabezado, su graduación de 19,5º se alcanza por concentración. Ramiro nos informa que se llega a perder en las botas por evaporación un 5% del volumen total todos los años, es lo que se denomina merma. El vino se muestra fino, apreciamos orégano y un abanico completo de inciensos. Los olorosos encabezados suelen ser, por expresarlo de alguna forma, más duros.

Por último, un Px, un Pedro Ximénez añada 2014, 12% de graduación. Azúcar residual natural y sin añadido de alcohol, sin encabezar. Yo que lo he probado os ruego que no lo compréis cuando salga al mercado, hay poca producción y esto está muy malo. Dejad que me lo vaya bebiendo. Nada empalagoso, de buena acidez, frescura, delicioso.

Una sesión que nos deja una sonrisa plena. Una sesión de albariza, de flor, de Sanlúcar. Agradecemos la visita de Armando y Ramiro, grandes conocedores y apasionados por estos vinos únicos son además excelentes comunicadores. El vino de Jerez se mueve. # Albariza Power #

Vicente


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