viernes, 30 de mayo de 2014

Rías Baixas, Ribeiro, Ribeira Sacra… (3ª Parte)



Frondosos bosques de robles, castaños, abedules, laureles… Lugar de ensueño para meigas, mitos y leyendas. Dicen que Júpiter quedó prendado de la belleza de esta tierra y Juno, celosa, abrió una brecha en su rostro: los cañones del Sil. Estamos en la Ribeira Sacra, donde unas 2500 hectáreas se dedican al viñedo desafiando las grandes dificultades orográficas (desniveles entre el 50 y el 70%). Se divide en cinco subzonas a orillas del Miño y del Sil: Amandi, Chantada, Quiroga-Bibei, Ribeiras do Miño y Ribeiras do Sil.


Nos instalamos en el Monasterio benedictino de Santo Estevo de Ribas de Sil, localizado en el corazón de la Ribeira Sacra, en un entorno bellísimo. Rehabilitado como parador nacional desde 2004. El conjunto aglutina elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. Varios historiadores indican que el nombre de Ribeira Sacra proviene del asentamiento de los monjes en la zona y la construcción de numerosos monasterios.

A quien no le atraiga la vida monacal, aquí se va a adaptar rápidamente. Tranquilidad, comodidad, un paraje espectacular y un restaurante donde deleitarse con los productos de la zona: caldo gallego de repollo y grelos, solomillo de ternera gallega a la parrilla (tierna como mantequilla), filloas rellenas de helado de castañas, tarta de santiago… Y para beber:

Porto de lobos 2011. Monovarietal de  brancellao de Ponte da Boga. La botella proviene de una única parcela de bancales de suelos de esquitos. Producidas 704 botellas. Balsámicos, tomillos, mezcla de fruta roja y violetas, mentolados, laurel… muy bien. Pieza clave en el éxito de esta bodega es el enólogo Dominique Roujou de Boubée.


El 2º día, con permiso del restaurante, aportamos nosotros una botella comprada en la zona, un vino de Pedro Manuel Rodríguez Pérez, Guímaro Finca Capeliños 2011, el mismo vino que El Pecado de Raúl Pérez, la única diferencia es la etiqueta. Un vino elaborado principalmente a partir de mencía. Enormemente floral, yogurt de frutos rojos del boque, eucaliptos, sotobosque, hierbas aromáticas… fruta más madura en boca, cerezas, ciruela, sedoso, elegante. Para pecar, una y otra vez.


Una de las excursiones imprescindibles es un recorrido en pequeño barco a través de los Cañones del Sil. En esta época domina el color verde, cientos de verdes y matices se observan durante la travesía. Recomendamos contactar y reservar en Adegas Algueira, la salida la realizan desde el embarcadero del ponte do Sil, en el margen de Ourense.


Fernando González nos recibió muy amablemente en su bodega, en Doave (Lugo). Conversación interesante y enriquecedora sobre el vino mientras catamos varias de sus elaboraciones: Brandan 2013 (un godello que abre cualquier apetito), Cortezada (godello también), Mencía Joven 2012, Merenzao 2012, Brancellao 2012, Pizarra, Fincas, Carravel, Maleiva (también 2012) y, finalmente, Escalada 2011. Este último, un blanco de godello fermentado sobre lías en barrica, un blanco muy serio y complejo, y el Brancellao, frutal y salvaje, destacaron para nuestro gusto entre la magnífica selección.

Una apuesta clara por las variedades autóctonas y su recuperación, bajísimos rendimientos por cepa y cuidado artesanal en viñedo y en bodega es el trabajo que realizan en esta casa cuyo objetivo es la calidad.

Fernando, un enamorado de su trabajo, siente verdadera pasión por esta zona, la Ribeira Sacra. Nos contó metafóricamente que los romanos se encontraron en el Sil con el Mediterráneo. No le falta razón en absoluto, la especial orografía favorece temperaturas y características propias de un microclima mediterráneo.

No nos fuimos de aquí sin disfrutar en su restaurante O Castelo. Navajas de un tamaño que yo nunca había visto, enormes mejillones frescos cocinados al vapor y un estofado de jarrete de ternera al vino mencía con castañas, todo ello en un entorno mágico. Productos de primera calidad y un vino extraordinario: Algueira Merenzao 2009. Nariz que pinotea, frutos rojos que te dejan pegado a la copa. Huele a bosque, húmedo. En boca es seda, taninos sabrosos y frescura. Un vino con personalidad, sutil y elegante. La trousseau gallega. Un tinto para recordar.


Rías Baixas, Ribeiro, Ribeira Sacra… Nos alejamos de estas tierras hechizados por su sabor y su belleza. Y con cierta morriña, es la magia de la tierra y de su vino.

Vicente






Fotografía de cabecera y última realizadas por Juan Luis Vanrell (El Ojo Público



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