domingo, 27 de octubre de 2013

EL PUERTO DE SANTA MARÍA, ¡QUÉ GRAN DÍA!



Llegar a El Puerto de Santa María atravesando la bahía de Cádiz hasta la desembocadura del río Guadalete, creo que es la forma más placentera de entrar a esta histórica ciudad.

El Puerto de Santa María, por su situación geográfica, tuvo un papel muy importante tras el descubrimiento de América y el inicio del comercio con Las Indias. Numerosas familias de cargadores y armadores se establecieron en esta ciudad. Aquí se confeccionó el mapamundi más antiguo conservado hoy en día, fue realizado por Juan de la Cosa en 1500.

En nuestra visita disponíamos de sólo unas horas, pero en ningún momento nos apresuramos. El primer punto de nuestro recorrido fue el Mercado de la Concepción, los mercados nos atraen y éste no iba a ser menos, tras observar la actividad de los diferentes puestos, nos aprovisionamos de una ración de churros servidos por Charo, afamada por su simpatía y su larga experiencia como churrera, más de 55 años.

Copiamos las costumbres del lugar acercándonos al bar Vicente, había que mojar los churros y, además, no pude resistirme a los consejos de Vicente lll (3ª generación de Vicentes) y probar el mollete de chicharrones y pringá. Nos hubiera gustado tapear aquí y disfrutar de sus guisos a la hora de comer, pero ya teníamos otros planes fijados.


Después de un desayuno tan gustoso, continuamos paseando por El Puerto (como lo llaman localmente): Castillo de San Marcos, Iglesia Mayol Prioral, plaza de toros… y nos encontramos delante de una de las bodegas más conocidas, Osborne. Quién no conoce su famosa figura del Toro de Osborne, un icono cultural.


Teníamos cita con la bodega Gutiérrez Colosía, la única localizada actualmente junto al río Guadalete, lo que le proporciona la humedad necesaria para la crianza biológica de sus vinos. Su inmensa nave de catedral (edificios de gran altura y numerosos arcos) facilita la influencia del microclima especial de la zona.


Con la acogedora familia Gutierrez Colosía, criadores de vinos desde hace muchos años, charlamos sobre diversos temas relacionados con el vino y su historia: su desarrollo hace siglos debido al interés del consumidor británico; la utilización exclusivamente del mosto yema, el de máxima calidad obtenido de un prensado suave; la considerable merma de vino que se produce en las botas por transpiración y evaporación…

Después de recorrer la grandiosa y bonita bodega, nos ofrecieron generosamente una degustación completa de sus vinos: Fino, Amontillado, Oloroso, Cream, Moscatel y Pedro Ximénez. También sus botellas Solera Familiar, grandes vinos envejecidos durante décadas en sus botas de roble, vinos de enorme calidad, de aromas complejos y profundos. Todo un abanico de sensaciones tanto en nariz como en boca, también visualmente, de colores pajizo, ámbar, cobrizo, caobas, castaño… dependiendo del tipo de vinoIgualmente, me ilusionó poder probar unas muestras embotelladas del mosto, del vino sobretablas y del vino de la 2ª y de la 1ª criaderas, realmente curioso y pedagógico. Coincidimos plenamente con Carmen, nuestra anfitriona, en utilizar una copa amplia para degustar estos vinos en lugar del típico catavinos, hay diferencia.


La bodega homenajeó al Buque Escuela de la Armada española, Juan Sebastián Elcano, al dedicarle, con su nombre en la etiqueta, el mejor brandy de la casa, el Solera Gran Reserva. Un brandy que consiguió que yo apreciara este tipo de licor tras catarlo por primera vez hace unos años.

Por cierto, disponen de despacho de vinos y constaté cómo numerosos lugareños acudían para llevarse vino a granel servido de las botas. ¡Qué envidia!


Proseguimos nuestra jornada en el restaurante Aponiente, cuya experiencia cuento en una próxima entrada. Y apuntamos una buena excusa para volver a esta ciudad, El Faro de El Puerto, dicen que su barra es extraordinaria. En realidad, varias direcciones tenemos pendientes para un futuro viaje, como nos está pasando a lo largo de todo nuestro recorrido por estas tierras. En todo caso, cuando volvamos a El Puerto saludaremos a su gente: la señora Charo, la churrera; Vicente, del bar Vicente; la tripulación del Aponiente; y la familia Gutiérrez Colosía. Saludos y hasta pronto.

Vicente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comments are moderated and will not appear until the author have approved them.