lunes, 25 de marzo de 2013

" VITIS VINÍFERA " by CUVÉE 3000 (7ª edición)


Llegó el día. El pasado 18 de marzo se celebró uno de los eventos más esperados, se trata de Vitis Vinífera, organizado cada dos años por Cuvée 3000, importante distribuidora de vinos de calidad. Sin duda una de mis citas preferidas. Recuerdo grandes días, por ejemplo hace cuatro años con la presencia de los Côte-Rôtie de Jamet, los vinos de De Montille, de Frédéric Mugnier, Gangloff y su Condrieu… O en la última edición, catando los vinos del simpático Luciano Sandrone. En este séptimo encuentro no han faltado importantes bodegas y a ello se sumó un novedoso apartado representado por los vinos naturales.

Dicen que por la mañana y en ayunas es la mejor forma de catar, yo desde luego no iba precisamente sin reservas, me había regalado un buen desayuno en el gastrobar Betlem, del cocinero Víctor Ferrer. El día se presentaba ventoso en la calle pero emocionante en el interior del Auditorio de Barcelona, uno de los edificios diseñado por Rafael Moneo. Concurrieron más de 70 bodegueros con sus vinos a disposición de profesionales y aficionados, difícil elección, había que seleccionar. Este fue mi recorrido:

Opté por comenzar por el túnel de naturales, Le Temps fait tout 2011 del joven vigneron del Languedoc Rémi Poujol fue el primer vino que caté, tan fresco que apetecía tragarlo. Mitad carignan y la otra mitad grénache sin despalillar y syrah. Vinificación sin madera, 0% sulfitos añadidos. Suelos formados por cantos rodados, cuarzo y granito sobre un subsuelo arcilloso. Muy buen comienzo, frescura y fruta del Languedoc. La bodega se llama Mas Costefère.

Mucha experiencia en la mesa de al lado, nos encontramos con Peter Fischer, quien además de formar parte de Trío Infernal junto a Gerin y Combier, hace 28 años que elabora sus vinos del Château Revelette en la Provence. Probamos dos excelentes botellas: PUR Blanc 2011 (ugni Blanc 90%, sauvignon 10%), no muy aromático en nariz pero sí mineral y puro, vinificado en cuba ovoidal, y el tinto PUR Grénache 2011, ligeramente especiado, muy atrayente.

Otra mesa, la de Axel Prüfer y sus vinos del domaine situado cerca de Montpellier, Le Temps des cérises, nombre que recuerda la canción asociada a la rebelión de la Comuna de Paris a finales del XIX. Vinos de maceración carbónica para beber sin sed, desde su Avanti Popolo 2011 (carignan 100% en esta añada) a Les Lendemains qui chantent 2011, grénache 100% donde mezcla frescura y estructura. También me gustaron Fou du Roi (carignan, grénache y cinsault) y Un Pas de Côté, principalmente grénache y merlot, curioso coupage. Vinos con buena acidez, generosos en fruta, poco grado alcohólico, muy bebibles y, una vez más, todos sin sulfuroso añadido.

Tenía muchas ganas de probar los vinos del domaine Casot des Mailloles, la bodega de Alain Castex y Ghislaine Magnier en Banyuls-sur-Mer. Únicamente traían magnums, tanto mejor, probamos tres botellas de la añada 2012: su rosé Canta Mañana (mourvèdre, grénache blanc, gris y noir, también macabeu, es decir, todas las variedades de sus viñas); El Niño (syrah, grénache gris y carignan) y Soulà (100% pura grénache). Ah, casi se me olvida, también el Blanc du Casot, principalmente de grénache blanc y gris. Vins de table (la AOC se lo pierde), vinos de mesa muy personales, vibrantes, que no dejan indiferente, a mí me entusiasmaron. No los compréis, no sea que se agoten y llegue tarde.

Casot es el nombre local para definir las pequeñas y tradicionales construcciones de piedra realizadas en las laderas de los viñedos de la zona y que servían, en otros tiempos, de refugio para los trabajadores frente a las inclemencias del tiempo como por ejemplo los fuertes vientos de la tramontana.

También me gustaron los vinos de Bruno Duchêne (Banyuls-Collioure), todos 2012: Vall Pompo (grénache blanc), un buen blanco del sur de Francia; finura y fruta golosa en los tintos, La Lune incluso con un leve carbónico en boca, y La Pascole, intenso; esplendido L´Anodine, disponible únicamente en formato magnum.

Me sorprendieron positivamente los de Partida Creus, la bodega del Penedès de Massimo Machiori, sobre todo su Subirat Parent 2012, nombre también de la variedad (notas a higos frescos) y su botella con tapón de cristal Vinyater 2012, graso y con estructura, otra variedad casi abandonada y fuera de la DO.

Y para muestra italiana, Azienda Agricola Denavolo en Emilia Romagna, la bodega de Giulio Armani, el enólogo de La Stoppa durante los últimos 32 años. Cuatro botellas: Catavela 2011, primera añada de cepas nuevas de 5 años, casi terpénico; Dinavolino 2010, de la parte de abajo del viñedo; Dinavolo 2008, vieja viña de 35 años a 500-600 metros de altitud, vinos de guarda, color naranja, albaricoques secos, orejón y alguien añade la tanicidad de los lichis; y Dinavolo 2006, color naranja ya ambarino, necesita más aireación, mucha estructura, tanicidad casi acoñacada, salino, tremendo, no me desagrada, al contrario. En todas tenemos 25% malvasia di candia aromatica, 25% ortrugo, 25% marsanne y el resto está compuesto de trebbiano, sauvignon, santa maría y otras cepas. Maceración pelicular en cubas de inox durante 4 ó 5 días, 6 meses y entre 9 y 12 meses respectivamente según las distintas cuvées. Vinos de enorme personalidad,  tengo un Dinavolo 2008 en casa, veremos lo que aguanto sin abrirlo.

Antes de acabar la sesión de vinos naturales me acerqué a probar los Porcellànic 2011 de Ton Rimbau de Vilobí del Penedès (Xarel.lo, Xarel.lo Sur Lie y Dolç, este último en su mayoría macabeo). Sin sulfitos añadidos como los anteriores y además: sistema de permacultura, no labra las tierras, líneas curry, una colonia de arañas para evitar ciertas plagas, botellas de cerámica en posición vertical y sumergidas en agua bajo tierra, corchos especiales, chapas de haya, etiqueta de madera, letras grabadas… y siempre evitando las líneas telúricas. Muy bien los vinos, recién pescados, equilibrados, predominando la fruta blanca, me gustaron, tanto a mí como a los distintos catadores que en ese momento rodeaban la mesa, sin embargo los comentarios que escuché sobre los precios no fueron tan positivos.

Me alejé del pasillo de vinos naturales sin probar algunos muy interesantes, como los de Naranjuez, los de Mendall o los de Escoda-Sanahuja. Falta de tiempo disponible y la gran afluencia de público en sus mesas lo impidieron. En la próxima oportunidad serán los tres primeros, ya tengo apuntada fecha, eso también me relajó. De todas formas, me adelantaron las excelencias de Les Paradetes 2010 de Joan Ramón, entre otros.

Con ganas de saborear champagne, en esta ocasión en lugar de degustar los de Billecart-Salmon me decanté por refrescarme con los de un joven vigneron, pura pasión desde la Côte des Bar, Charles Dufour. Muy interesantes, cremosos, amplios y sobre todo sinceros, me apetece degustarlos con una botella entera para disfrutar su evolución.

Cargué las pilas para continuar probando una de mis chardonnay favoritas, Quintaine 2011 (Viré-Clessé) del domaine Guillemot-Michel, crianza en depósitos de cemento, biodinámico con certificación demeter.

De entre los vinos de Clau de Nell, el proyecto de Anne-Marie Leflaive en el Loira, me quedo preferiblemente con sus monovarietales de Cabernet Franc 2011 (muestra de barrica) y su Grolleau 2011, frescos, nada agresivos, precisos y verticales. El “cocinero” es Sylvain Potin, con quien no fue necesario dirigirse en francés o inglés, había estado cuatro años en Chile.

Y llegamos a uno de los más grandes de la jornada, Régis Rossignol, muestra de sencillez, la de él y la de su familia, presente también. Probamos sus tintos, todos fabulosos, desde un genérico Bourgogne 2010, ¡qué calidad para su categoría!, a los vinos de su pueblo Volnay o del pueblo vecino Pommard, ¡caray qué pueblos!, siendo su Beaune Theurons 2010 el que más me gustó en ese momento, finura, delicadeza, expresivo… ¡He de comprarlo!

Estuvimos un buen rato con Cyril Fhal del Clos du Rouge Gorge (Roussillon). Además del Jeunes Vignes 2012, una grénache con poca extracción para disfrutar, mi amigo Guillem y yo quedamos impresionados con L´Ubac 2011, carignan y un poco de cinsault y grénache, muy elegante en su potencia, bien equilibrado y con energía y frescor mineral. Se denomina l´ubac a la ladera en exposición norte, en la zona de sombra. En el caso del viñedo de Cyril Fhal se trata, dada su pendiente, de casi una pared, dispuesta en terrazas e imposible de trabajar si no es con caballo o a mano. En cuanto podamos nos acercaremos por la zona para visitarle.

Una rápida visita a Château de Pibarnon (Bandol) para cerciorarnos una vez más de la calidad indiscutible de sus vinos: el Château de Pibarnon Blanc 2012 nos daba todas las hierbas aromáticas del Mediterráneo; el Rosé 2012, recién embotellado, con estructura y materia para acompañar toda una comida; el Rosé 2011 con mayor profundidad y el Rouge 2008 se mostraba especiado, sabroso y con ganas de llevármelo al restaurante más cercano y pedir un buen menú. No fue así, pero el hambre sí que me empujó a salir y zamparme un par de bocatas fuera de horas, ni me percaté que había disponible jamón y quesos en una de las mesas de la sala.

Recuperadas las fuerzas, seguimos con ilusión, Domaine Rietsch es el siguiente. No conocíamos esta familia alsaciana, de entre todas sus cuvées nos quedamos con el Riesling Brandluft 2010, nos encantó, tanto en nariz como en boca, notas de fruta, mineralidad y complejidad. Frescos, de fácil beber se mostraron el Sylvaner y el Riesling Nature 2012, en botellas de 1 litro de capacidad, ¿por qué no?

Ya habíamos tenido anteriormente un primer contacto con Bodegas Lacus, el proyecto en Aldeanueva de Ebro del joven viñeron Luis Arnedo, en cuyas instalaciones también elabora sus vinos su amigo Olivier Rivière, ¡dos OVNIS en Rioja!

Inédito 3/3 2011, S 2009 e Inédito H12 2009 son sus tintos, viñas centenarias pertenecientes a sus abuelos y bisabuelos, predilección por la graciano, trabajos en foudre viejo, en hormigón, con poca extracción y de gran frescura y jugosa textura en sus vinos. Nos gustaron especialmente. Unos minutos antes recordamos el vino de Beatriz Herranz, Barco del Corneta 2011, un verdejo de verdad, lejos de los industriales, que se encuentra en un muy buen momento.

Cómo no, charlamos con Fernando García de Bodegas Marañones (Madrid), uno de los jóvenes viticultores que han revolucionado la Sierra de Gredos con sus garnachas y albillos. En esta oportunidad probamos sus tintos, casi recién embotellados, empezando por Treintamil Maravedies 2011 (fresitas en nariz) y siguiendo por Labros, Marañones y Peña Caballera, todos ellos en la añada 2011. Distintas parcelas, cada cual a mayor altura, en suelos graníticos (aporte de frescura) en la zona de San Martín de Valdeiglesias. Fernando nos comenta que el 2011 fue un año complicado, de poca producción como consecuencia de la lluvia. Los vinos los encontramos con buena acidez, nada pesados y nada marcados por la madera. Entre todos, mi favorito sigue siendo Peña Caballera, por su acidez y su perfil mineral.

No nos fuimos de esta mesa sin probar una muy interesante godello y un albarello (brancellao) 2012 con atrayentes notas de laurel, ambas botellas todavía sin etiquetas, de la bodega Viña Somoza de la DO Valdeorras, cuyo asesoramiento lleva el vitivinicultor y enólogo madrileño.

Y ahora, una bodega que tenía marcada previamente, Mas Asturias (Bierzo), del viticultor José Mas, quien apuesta desde hace años por la mencía. Trabaja en 13 parcelas con suelos de distintas características, vinifica por separado y en el mes de marzo se decide el coupage. La crianza es de un año en barrica bordolesa. Realizamos una interesante cata vertical de su vino Massuria en las añadas 2007, 2008 y 2009 apreciando la expresión del año. El 2007 está en un momento de plenitud, una mencía para disfrutar, elegante, complejo, de carácter atlántico.

Nos reservamos un apoteósico final con el Fondillón y los moscateles de Gutiérrez de la Vega (Alicante). Calidad, pasión e historia a partes iguales, amor por el vino y también por la ópera y la literatura, plasmado en sus etiquetas.

Degustamos seis vinos que nos dejaron un sensacional fin de fiesta: Casta Diva Furtiva Lágrima 2012, el primero en vendimiarse, nada de barrica, un refrescante moscatel a un precio casi ridículo, uva en boca, ¡delicioso!; Cosecha Miel 2011, 12 meses en barrica, notas de pasas, membrillo, miel, pastelería; La Diva 2010, 1600 botellas de una vendimia tardía que fermenta en barrica de 300 con raspón entero, intenso, profundo, fruta en almíbar, toques de piel de naranja confitada, y su magnífico Solera 2002 Reserva Real, frutos secos, miel… turrón, ¡extraordinario! Violeta nos comentó que se trata de una solera de 6 barricas de donde realizan una saca de unas 400 botellas al año.

Una impresionante sesión de moscateles de alejandría, equilibrados en acidez y dulzor, nada empalagosos. No terminó ahí la experiencia, probamos Recóndita Armonía 2007, en esta ocasión un monastrell de una barrica desclasificada que iba para Fondillón y no alcanzó el obligado grado alcohólico, exquisita fruta dulce.

Y por último, uno de los vinos más apreciados en Europa hace 300 años, el Fondillón, en este caso de la añada 2001, confitura de fruta negra, untuoso, complejo, voluminoso. Siempre elaboran uno de 10 años aparte de su vino estrella el Fondillón 1987.

Se acabó nuestra jornada particular. No dimos demasiado caso al orden blancos-tintos, de acuerdo con anteriores experiencias es casi imposible mantenerlo en este tipo de eventos. No obstante, los tintos no eran precisamente tánicos sino más bien llenos de frescor (como observáis, el adjetivo más empleado en la descripción de los vinos citados) y sin excesos de madera, así que no resultó molesta la alternancia.

Nos perdimos muchas cosas por falta de tiempo, entre ellas el nuevo vino de Dominik A. Huber, Terra de Cuques 2011, pero haremos algo mejor, lo compraremos. Tenemos la suerte de conocer los demás vinos de Terroir al Límit, entre ellos Les Manyes 2010 (para mí, la mejor garnacha española junto a las de Dani Jiménez-Landi) y su Pedra de Guix 2010 (garnacha Blanca, pedro ximénez y macabeo), el blanco del Priorat que más nos gusta, desde su primera añada.

Lástima no poder esta vez acercarme a disfrutar con los grandes vinos de Contino, la bobal y merseguera de Mustiguillo, la monastrell de Jose Mª Vicente (Casa Castillo), las syrah de Laurent Combier y de Jean-Michel Gerin, Álvaro Castro y sus vinos de Dao, las garnachas de Méntrida de Bodegas Canopy, los alsacianos Schoffit… Y tantos otros. No me quejo, en seis o siete horas caté más de 60 vinos y un tercio de las bodegas presentes, saludé a mucha gente conocida, disfruté como un jabato y me fui contento habiendo aprendido mucho más y con una larga lista de vinos a comprar. A ver si me toca algún premio de lotería, con uno de los pequeños me conformo.

Enhorabuena a la organización de Cuvée 3000 y felicidades por los vinos que componen su magnífico catálogo.

Vicente


 

domingo, 17 de marzo de 2013

Claude Courtois, Olivier Cousin, Ménard, Riffault, Puzelat… L´Ànima del Vi, bar de vinos naturales



Quien visita este blog se dará cuenta de mi simpatía hacia una ciudad en particular, Paris. Tengo múltiples razones, una de ellas la extensa oferta de bars à vins, bistrots y restaurantes y, por supuesto, el enorme interés hacia los vinos naturales (*) desde hace ya más de una década. Hoy en día, abrir en la capital francesa un bar à vins o bistrot y no ofrecer tales vinos lleva irremediablemente al fracaso.

Por suerte, en la ciudad donde resido actualmente, un francés (no podía ser de otra forma) ha abierto recientemente un bar de vinos naturales. Se trata de Benoît Valée, quien tras regentar desde hace 6 años una tienda de vinos sin aditivos en el barrio de Gracia en Barcelona, se ha trasladado al casco antiguo abriendo el primer bar-caviste de la ciudad, L´Ànima del Vi, a imagen de los locales de este tipo que abundan por la geografía del país vecino. Y no únicamente en Francia, en otras ciudades como en Nueva York, Londres o Tokio, el boom de los vinos naturales hace bastantes años que explotó, y no como una moda sino un modo.

Un modo de vida que eligieron Benoît y su pareja Núria, a quienes les auguro y deseo un gran éxito. Pioneros en Barcelona, primero con la tienda y ahora con el bar, esperemos que muchos más apuesten por idéntica filosofía, aquí y en otras ciudades españolas.

Muchas de las botellas de los elaboradores con los que trabajan las he podido descubrir y disfrutar gracias a nuestros amigos franceses de L´Épicerie Au Bon Manger de Reims y a nuestras estancias en Paris. Ahora aquí, en L´ànima del vi, consigo recordar felices momentos en Francia y también descubrir nuevos elaboradores.

Los siguientes son algunos de los amigos-vignerons de Benoît localizados en el Valle del Loira, una de las zonas que más me interesan. Se trata de vinos importados sin pasar por ningún distribuidor, del vigneron directamente a la tienda, algo bastante normal en Francia.

Claude Courtois

Si existe un vigneron en la Vallée de la Loire considerado mítico para los amantes del vino libre de aditivos, desde hace más de quince años, ese es Claude Courtois. Trabaja y vive en un pequeño rincón de Sologne tal y como muestra la contraetiqueta de sus botellas (foto de cabecera). Su domaine, Les Cailloux du Paradis (localizado en la pequeña Soings-en-Sologne, en la región de Sologne, al sur de Orléans), se definiría mejor como una granja plena de vida: viñas, bodega, vivienda, animales, insectos, hierba, plantas, árboles frutales, flores, pájaros… Está inscrito en la asociación Nature et Progrés.

La primera vez que bebí una botella de Claude Courtois me la recomendaron en el bistrot Vivant en Paris, se trataba de la Cuvée des Étourneaux 2007 (estorninos), un vino 100% Gamay con notas de pimienta, ahumado, buena acidez y un punto iodado, libre como los pájaros, vivo como su origen, de una personalidad époustouflante. Pero aún me gustan más los siguientes:

Racines 2008: Comprado en otras ocasiones en la tienda de Benoît, decidimos estrenar su bar de vinos naturales con uno de los mejores ejemplos. Al ser un vino sin appellation (Vin de Table o ahora Vin de France) no figura la añada en la etiqueta, pero gracias al número indicado como lote la conocemos (en este caso Lt 08-3). 

Cabernet Franc, Côt (Malbec), Cabernet Sauvignon y varias más, Gamay, Gascon… Fino especiado, humus, final de frutos rojos, delicioso, mejora increíblemente con el tiempo, placer in crescendo, lástima que terminamos pronto la botella. Percibí más claramente su lado de Cabernet Franc. Mejor oxigenar en decantador, mínimo una hora, si es posible. Solo 12,5 de alcohol. ¿Tendrá más botellas Benoît? En Francia son muy buscadas y escasean.

Quartz 2009: Sauvignon Blanc que considero imprescindible probar, lo disfrutamos en casa junto a una tabla de quesos de la zona. A mis amigos les encantó. Rica complejidad.

Claude Courtois, desde hace algún tiempo, se ha reservado un par de hectáreas para crear sus vinos y ha ido dejando paso a sus hijos Julien y al más joven Étienne. El futuro está asegurado.

Julien Courtois

De tal palo tal astilla. Teniendo un maestro como su padre no es de extrañar la filosofía de mínima intervención que aplica Julien en su viñedo, al igual que en bodega. Libre de SO2 añadido, ni en la uva ni en todo el proceso de vinificación, un mínimo puede añadirse al embotellar pero no es la norma. De este domaine, llamado Le Clos de la Bruyère, he bebido de momento únicamente una botella.

Ancestral 2009: 60% Côt, 30% Gamay de pie franco y 10% Gascon (antigua cepa hoy casi desaparecida). Primeros segundos con un poco de gas carbónico en boca que va desapareciendo. Esta botella presenta el contraste o simbiosis de la fruta madurada y la acidez de la mineralidad, cereza madura estrujada y un lado claramente salvaje y animal, térreo y oscuro. Ancestral. De grano fino y ligeramente especiado. Enigmático al principio, dejad que respire en decantador. Empezado en el bar de Benoît junto a unas rillettes de canard, terminado en casa a las 24 horas mostrándose espléndido.

Julien trabaja con otros varietales, las blancas Menu Pineau y Romorantin (la variedad de su botella Autochton, creo que también está disponible chez Benoît), y la tinta Gamay Chaudenay, entre otras.

La artista Heidi Kuka, su esposa neozelandesa y de ascendencia maorí, diseña las bellas etiquetas de las distintas botellas, sin ningún texto en ellas, el nombre de la botella y otras informaciones figuran en la contraetiqueta. Mezcla de arte y vino.

Olivier Cousin

Situado en Martigné-Briand, al sur de Angers. Certificación demeter. Las labores del campo son realizadas con la ayuda de tracción animal, sus caballos, una destreza no al alcance de todos. Su Le Cousin Rouge Le Grolle Vieilles Vignes (2010) en magnum, degustado en el ya decano Le Verre Volé de Paris, me cautivó, fruta hecha vino. Pensaba que no encontraría botellas de este vigneron en España, pero sí.

Le Cousin Rouge Le Grolle 2011: 100% Grolleau. Cousin en francés significa también mosquito, un mosquito zancudo como el de la etiqueta. La añada está indicada en el corcho. Violetas, dulces frutos rojos, suaves taninos, fresca acidez, flores marchitas. Digestible. Superbe! En la etiqueta cita: Mieux vaut le vin d´ici que l´eau de là.

Pur Breton 2011: ¿Es un zumo?, ¿es una infusión?, algo animalito al principio, tras airearse notamos la fruta concentrada, retronasal herbáceo y de nuevo fruta ahora macerada, ligero y vértical, es un néctar. Breton es el sinónimo local de Cabernet Franc.

La Cousine 2005: 100% Chenin. Interesante espumoso de método ancestral. No busques complejidad, no es la intención. (Acide sorbique = 0 mg/l, soufre libre = 0%, soufre total = traces naturelles).

En sus etiquetas figura la ética del domaine: Produire sans nuire ni aux hommes, ni à la terre. L´observación et la compréhension de la nature m´ont permis d´élaborer mon vin qu´avec du raisin! (sans levures, ni sucres, ni sulfites, ni sorbates ajoutés).

Vinos naturales, vivos y sin maquillaje; sin embargo, Olivier fue amenazado hace un par de años con una importante multa por la AOC Anjou al utilizar el nombre Anjou Olivier Cousin (A-O-C) en las cajas de sus vinos. Un sentido del humor que no gustó a la autoridad administrativa de la appellation. El vigneron recibió multitud de apoyos a través de la blogosfera francesa e internacional.

Joël Ménard

Christine y Joël Ménard cuentan con trece hectáreas conducidas bajo los principios biodinámicos. Localizados en Rablay-sur-Layon, en Anjou.

Tal vez su Ceci n'est pas un rosé sea su vino más conocido, un Cabernet Franc no considerado de color adecuadamente rosado según los estándares de la appellation, de ahí el irónico juego de palabras emulando el famoso “Ceci n´est pas une pipe” del pintor surrealista René Magritte. Frutos rojos estrujados, fresca acidez, un rosé pas comme les autres.

Le P´tit Blanc (Chenin), de nariz fresca, flor blanca; Le Bon Petit Diable (Cabernet Franc); Les Copains d´Abord (100% Groslot, uva autóctona también llamada Grolleau), su 2011 recordaba la mora y la ciruela, los frutos negros; Les Copines Aussi (Gamay) o el dulce nada empalagoso Fleur d´Erables (Chenin) son otras de las creaciones de este domaine denominado des Sablonnettes. Vinos frescos, joviales, vinos de soif, para abrir entre copains y copines, entre amigos y amigas.

Sébastien Riffault

Skevendra (fragmento), Auksinis (dorado), Akmèniné (hecho de piedra)… nombres lituanos como la procedencia de su pareja. Mis experiencias con los vinos de este elaborador no comenzaron bien, la primera botella comprada en el desaparecido Lavinia de Barcelona no se mostró en una correcta evolución (nadie tiene la culpa, son cosas de la naturaleza, aquí no hay maquillajes), la piña sobremadurada provocó que me olvidara de sus Sauvignon Blanc de Sancerre hasta que, durante una estancia en Paris, se me ocurrió probar en La Quincave con su Auksinis 2009: una delicia floral, piel cítrica y miel. Otra alegría me llevé poco después con su fresco y sorprendente Pinot Noir Raudonas 2009 (tinto en lituano).

Recientemente disfrutamos de su Akmèniné 2009 (Sauvignon Blanc), de L´Ànima del Vi a casa, aromas de frutos tropicales, piña en su punto, también cítricos, hierbas, penetrante mineralidad... Sébastien Riffault sigue también los principios biodinámicos estrictamente.

Thierry Puzelat

No se me olvida su Sayonara pas pour tout l´monde AOC Touraine, que puede ser Sauvignon Blanc (2006) o Chenin (2008), dependiendo de la añada, en todo caso riquísima fruta concentrada, puro y largo, no lejos de un moelleux. Un vino confidencial, como su nombre indica, que llegó a mi casa gracias de nuevo a Aline y Eric, nuestros amigos de L´Épicerie de Reims, ¡una suerte! Esta cuvée creo que no la encontraremos por aquí, pero sí tendremos ejemplos de su trabajo como négociant bajo el dúo Puzelat-Bonhomme (KO In Côt we Trust) o de la asociación con su hermano Jean-Marie formando el Clos du Tue-Boeuf con uvas de su propiedad (Rouillon, Pinot Noir y Gamay, o Frileuse, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Fié Gris, ambos AOC Cheverney).

Émile Hérédia

En otra muestra de arte y vino, Émile Hérédia utiliza para las distintas añadas y etiquetas de Le Verre des Poètes distintos poemas, relacionados con el vino, de los grandes clásicos franceses: Beaumarchais, Molière… Por ejemplo, un extracto del poema de Charles Baudelaire titulado L´âme du vin (El alma del vino). ¿Os suena?

Le Verre des Poètes 2010: 100% Pinot d´Aunis, una variedad en otros tiempos mucho más extendida en la zona. Viejas viñas prefiloxéricas de más de 100 años. Un vino ligero, aromático, frutal (cassis) y con notas delicadamente especiadas. Digestivo, un vino natural ideal para barbacoas o para cassoulets.

Excelente su Chenin Coteaux du Vendômois, especialmente en la añada 2007. También hemos probado su espumoso de Gamay sans soufre, Boisson Rouge. Para beber a cualquier hora del día, un vino glou glou.

El nombre de la bodega es Domaine de Montrieux. 

Además de esta selección de la Loire, Benoît trabaja con otros vignerons de vinos naturales en otras zonas francesas, también algunos italianos y bastantes españoles. Así, entre otros muchos, Viret (Rhône), Bruno Schueller (Alsace), Lapierre y Foillard (Beaujolais), Bruno Duchêne (Collioure), La Sorga (Gaillard), Jean-François Coutelou (Languedoc), Francis Boulard (Champagne), Fanny Sabre (Bourgogne)… Y entre los españoles: Joan Ramon Escoda (Conca de Barberà), Laureano Serres (Terra Alta), las bodegas granadinas Barranco Oscuro, Cauzón y Naranjuez, Marenas de Córdoba, Viña Enebro (Bullas), Vinya SanFeliu (Costers del Segre), los vinos de Schatz (Málaga) y varios más. De todos ellos hablaremos en otras ocasiones.

Ànima del Vi, vinos frescos, vivos, sencillos o complejos, por copas (una selección de diez) o en botella, mucha fruta, aromas nada artificiales, también rillettes, patés, foie-gras, quesos, embutidos y pronto algunos platos calientes (sólo llevan un mes), y además cerca de casa. ¡Qué más puedo pedir! Bueno sí, estar en Paris. ¡Quién sabe!

Vicente

(*) El adjetivo natural añadido al vino ha suscitado desde un principio grandes críticas, tanto por su significado, como por la conservación de los vinos o la no existencia de una certificación de vinos naturales. Intentando conocer mejor las características de estos vinos, leo en la página vins naturels una descripción que me permito traducir:

“El vino natural es el resultado de una elección filosófica que tiene como objetivo reencontrar la expresión natural del terroir. Resultante a partir de uvas trabajadas en Agricultura Biologique, sin herbicidas, pesticidas, fertilizantes u otros productos de síntesis. Las vendimias son manuales y a la hora de la vinificación el vigneron se esfuerza en cuidar el carácter vivo del vino. Las intervenciones técnicas pudiendo alterar la vida bacteriana del vino están desterradas, así como toda ayuda de producto químico, a excepción, si es necesario, de sulfitos en muy baja cantidad. Las dosis máximas de SO2 total toleradas son de 30 mg/l para los tintos, 40 mg/l para los blancos“
 
En la misma página comparan entre los niveles máximos permitidos de SO2 total para los vinos ecológicos (tienen una nueva normativa a partir de la añada 2012) y para los vinos biodinámicos (demeter): 100 mg/l en tintos y 150 en blancos para los primeros, 70 y 90 mg/l respectivamente para los segundos. Para el resto, 150 y 200. ¡Yo también me sorprendo!

También indican algunos de los productos y procedimientos admitidos, en caso de vinos naturales nombran únicamente el anhídrido sulfuroso. Para los vinos ecológicos nombraremos algunas sustancias y procedimientos que citan: ácido cítrico, ácido láctico, bacterias lácticas, bentonita, cola de pescado, gelatina, goma arábica, levaduras secas activas, chips de madera de roble, mosto concentrado rectificado, preparaciones enzimáticas, sacarosa, taninos enológicos, SO2…

Algunos vignerons van todavía más lejos en sus ideas y han creado recientemente la asociación Vins S.A.I.N.S., que significa Vins Sans Aucun Intrant Ni Sulfite (ajouté), en toda la actividad vinícola (recordemos que los sulfitos o anhídrido sulfuroso se encuentran de forma natural en el vino en bajos niveles ocasionados por la fermentación). El nombre de la asociación explica claramente su carácter. Entre sus primeros integrantes tenemos: Gilles et Cathérine Vergé, Jean-Pierre Robinot, Gilles Azzoni, Luc Lybaert del domaine Lous Grezes, Olivier Cousin, Béatrice et Michel Augé del domaine Maisons Brûlées, Gian Marco Antonuzzi de la bodega Le Coste, Franck Cornelissen, Joan Ramon Escoda, Laureano Serres, etc.




domingo, 10 de marzo de 2013

BRUNO GIACOSA, MAESTRO DE LA NEBBIOLO: ASILI DI BARBARESCO 1998



El viaje que realizamos por Piamonte el pasado año nos dejó gratísimos recuerdos, uno de ellos una muy agradable cena en el ristoranti La Bella Rosin, en el norte de la región. Anteayer volvimos a recordar esos momentos, nuestro amigo Juan Luis tuvo la buena idea de llevarse otro ejemplar de la mejor botella disfrutada durante todo el viaje, el Asili di Barbaresco 1998 Azienda Agricola Falletto di Bruno Giacosa (ofrecido por el propietario de la enoteca-restaurante a un inmejorable precio). Si aquella noche descubrimos la verdadera nebbiolo, en esta segunda ocasión nos colmó de sensaciones y recuerdos:

Compleja nariz, frutos rojos (cerezas), maderas nobles (cedro), finas especias, notas minerales, tierra y hojarasca, también tabaco de pipa y ligeros recuerdos de piel cítrica. Equilibrio entre el tanino maduro y una todavía fresca acidez que le hará seguir evolucionando positivamente durante como mínimo 10 años más. Un vino seductor. La nebbiolo de un maestro.

Bruno Giacosa, nacido en 1929, representa la tercera generación de una familia de viticultores y es reconocido mundialmente tanto por la excelencia de sus Barbaresco (donde destaca su viñedo Asili) como de sus Barolo (entre ellos el extraordinario viñedo Le Rocche del Falletto, en Serralunga d´Alba, en este caso monopolio). Hoy en día, es su hija Bruna la cabeza visible de esta bodega instalada en Neive. El enólogo Dante Scaglione prosigue desde hace muchos años su importante trabajo de colaboración con la casa tras un impasse de tres años en los que estuvo alejado de ella.

Considerados vinos clásicos, de evolución lenta, tradicionalistas, utilizan grandes toneles de roble, principalmente de 50 hectolitros, pero de origen francés en lugar del esloveno, de uso habitual en la zona.

A partir de 1996, Giacosa divide sus etiquetas entre los nombres de dos bodegas: “Azienda Agricola di Falletto di Bruno Giacosa” si procede de viñedos de su propiedad y “Casa Vinicola Bruno Giacosa” cuyas uvas, procedentes de viñedos seleccionados, son compradas. En aquellas añadas que consideran excepcionales la botella mostrará una etiqueta roja (riserva) en lugar de su habitual etiqueta blanca.

Comparto la opinión de mis compañeros de mesa, este Asili di Barbaresco 1998 es uno de los mejores tintos que hemos tenido la suerte de disfrutar, y por dos veces. Nobleza, elegancia, finura, delicadeza, profundidad… Así es el vino de Bruno Giacosa, l´uomo che parla al Nebbiolo.

Vicente

Fotografía:
Juan Luis Vanrell