Sin necesidad de cruzar los Pirineos, en
diversos puntos de la geografía española, me llama la atención una serie de
restaurantes que destacan sobradamente por la cuidada e inigualable selección
de vinos que ofrecen, primando la calidad sobre la cantidad y donde además es
posible comer muy bien. Lugares que llevan tiempo trabajando con ganas. No
están premiados con estrellas Michelin ni galardones similares, ni falta que
les hace.
De forma rápida me viene a la mente,
Villa Mas en Sant Feliú de Guíxols, Bodega Cigaleña en Santander, Taberna
Laredo en Madrid o Taberna der Guerrita en Sanlúcar de Barrameda. En esta lista
personal en la que muy probablemente coincida con otros muchos aficionados al
vino, se podrían añadir otros más, seguro, pero uno que se encuentra claramente
entre mis preferidos es Ca Pepico, el bonito restaurante de Pepe Ferrer y su
hermana Ana. Localizado al norte de la ciudad de Valencia, en Meliana, en
concreto en el Barri de Roca, en medio de la huerta y ocupando una antigua casa
de pueblo, un restaurante con historia.
De estética muy agradable, colores
blancos y azules, sensaciones mediterráneas, calidez. Mesas amplias, comodidad.
Personal atento, profesional, amable, respetuoso. Cocina casera, sencilla, con
productos siempre de temporada, de su entorno, platos tradicionales de la zona,
de elaboración cuidadosa, respetando la calidad de la materia prima.
Excelentes en nuestra última visita los
calamares con habitas y ajetes tiernos y el plato de tacos de mero. En esta
casa, además de pescados y carnes destacan los arroces y muchos platos a
compartir como entrantes: clóchinas, tellinas, navajas, esgarraet, alcachofas,
croquetas... Ahora en verano, deberíais probar el tomate valenciano en
ensalada, carnoso y riquísimo. No nos olvidemos de los postres.
Pasión por el producto y pasión por el
vino.
Desde mi primera visita, hace unos años,
maravillosos vinos han pasado por mis manos, y mi hígado, vinos de Emmanuel
Lassaigne, Overnoy-Houillon, Ganevat, Selosse... de cualquier zona vinícola y
por supuesto de Jerez, Pep siempre ha sido un enamorado de estos vinos.
La bodega del restaurante está en
permanente movimiento. La selección de champagnes de pequeño productor me
impresiona (Pierre Peters, Benoit Lahaye, Marguet, Marie Courtin, Emmanuel
Brochet, Léclapart, Prévost, Vincent Charlot-Tanneux...), siempre cuenta con
los mejores Jura, una muestra de Borgoña, Loira, rieslings
alemanes, pequeñas producciones y botellas a veces difíciles de encontrar
que son buscadas por cualquier buen aficionado, las novedades de zonas más
cercanas tampoco faltan. Una recopilación de vinos apasionante. Y por si
fuera poco, los precios son ajustadísimos, en alguna ocasión incluso mejor que
en tiendas especializadas.
Si se tienen dudas a la hora de decidir
hay que preguntar a Pep, encontrará lo que te gusta o te hará descubrir otros
vinos, tal vez una nueva visión, un nuevo camino. Es cierto que tenemos gustos
afines, y una inagotable curiosidad, a veces pienso que me lee el pensamiento
cuando hablamos de vinos.
En nuestra última visita, hará apenas un par de
semanas, empezamos el aperitivo con unas copas de los vinos mostrados en la
fotografía de cabecera. Aperitivo a base de tomate rallado, aceite de oliva
virgen extra y suave allioli. Mientras, elegíamos los platos y las botellas.
Optamos por una botella de savagnin ouillé de Overnoy-Houillon (en muy pocos
sitios de España pueden disponer de estos vinos) y otra de Clos Rougeard
Les Poyeux (casi imposible de encontrar hoy en día en restaurantes y
tiendas a lo largo de todo el Valle del Loira, yo no lo logré). Deliciosos
ambos, sublimes. Aun siendo difícil continuar con este nivel, unas copas de La
Bota de Amontillado nº 49 Bota "A.R." del Equipo Navazos nos hizo
casi levitar. Hubo más copas de otros vinos, hablo de un restaurante para
disfrutar.
Os daréis cuenta de mi entusiasmo al
hablar de este lugar que describo aquí, creo que por primera vez,
pero apuesto que me entenderéis al nombrar los vinos bebidos, vinos que me recuerdan los buenos momentos. El vino
siempre es para recordar, nunca para olvidar.
Ca' Pepico, como los otros restaurantes
que he nombrado al principio, es uno de esos lugares de peregrinaje donde
acudir los amantes del vino. Cada vez que salgo de este restaurante ya estoy
pensando en cuándo volver.
Pep Ferrer dispone también de una tienda
de vinos en Montcada, población cercana. Su nombre, Mesquevins. Sus vecinos
pueden tener la seguridad y la suerte de beber muy bien.
Hasta una próxima visita.