Toulouse, atravesada por el río Garonne
y el Canal del Midi, es una tranquila y conocida ciudad del suroeste francés a
mitad de camino entre el Mediterráneo y el Atlántico. Una ciudad de tono rojizo
debido al característico color de sus edificios más antiguos, de ladrillos
vista.
Varios
lugares destacan: Place du Capitole, Catedral de Sainte-Etienne, mercados,
plazas, puentes... Y el tipo de local en el que yo disfruto sobre todo,
pequeño, familiar, con oferta de producto artesano, de elaboración casera y un sinfín
de vinos, vinos naturales:
Bistrot y cave localizado en el número
23 de la Place Dupuy. En funcionamiento desde hace 23 años. Philippe Lagarde
lleva esta pequeña pero importante tienda de vinos convertida en bistrot al
mediodía. Su esposa Laurence elabora un
delicioso menú que podemos acompañar con cualquier botella de entre las
múltiples referencias del local.
De primeros elegimos la soupe de
letucce, crème fraîche y semillas de girasol y la cocotte de canard y
parmentier, muy buenos. De segundos, unos sabrosos raviolis caseros rellenos de
verduras y el agneau blanc, con castañas, boletus... De postre, souflé Grand
Marnier y Mascarpone de café. Poseen pocas mesas, unas tres en la planta y dos
o tres más abajo, así que mejor reservar.
Para
beber, en nuestro caso fueron 2 botellas. Mis preferencias eran vinos de la
zona, lo más naturales posible, a partir de ahí me dejé llevar por los
ofrecimientos de Lagarde, un acierto asegurado:
Una chardonnay, Les hauts de Bonaguil 2012, de Hélène Bassas y Stéphane Deligny. Al principio algo reducido,
iba mejorando en el decantador, un blanco complejo, sin sulfitos añadidos,
prometía mucho, seguro que al día siguiente estaba fantástico, pero no quedó.
Se trata de una pequeña producción, tal vez unas 2000 botellas, y además ésta
es la cuvée más simple, ¡caramba! Nos cuentan que Stéphane es arquitecto de
profesión, diseñó y decoró precisamente el restaurante donde cenaríamos al día
siguiente, Bàcaro. La casualidad hizo que además coincidiéramos con este
elaborador comiendo en Le Temps des Vendanges. Ya os cuento.
Le Tour 2014, de
l'Ostal, de Louis y Charlotte
Pérot. Un tinto joven, 100 % malbec, llamada auxerrois en la región, en
Cahors. El mismo vigneron diseña sus etiquetas, cambiándolas cada año, su
anterior profesión era la de librero.
El vino, parece mosto de frambuesa por
su bonito color, tiene algo de gas carbónico, también acidez y sabor a fruta,
nos gustó mucho beberlo. Me sorprendió gratamente esta malbec.
Este sitio resultó el lugar ideal donde
comenzar nuestro recorrido por la ciudad. Constatamos algunas direcciones, me
recomendaron otras, me ayudaron a organizar un par de reservas en sitios
imprescindibles, rollo vino, y charlamos con Philippe y Fabien, uno de sus
clientes asiduos, de esta afición tan apasionante de la que siempre se aprende
algo más. Muchos vinos, vignerons y bistrots nombramos durante la conversación:
Jean-Marc Brignot, Overnoy, Courtois, Desplats, Beauger... sin faltar la
historia de Eric Callcut y sus anhelados vinos. También mencionamos amigos o
conocidos comunes, el mundo del vino no es tan grande.
Comimos y bebimos tan a gusto como en
casa, Le Tire Bouchon siempre será el lugar de partida en todas nuestras
próximas visitas a Toulouse.
Al mediodía en Le Tire Bouchon y por la
noche en este bonito y pequeño local situado en el número 5 de la rue de
Perchepinte, no lejos de la Place de Carmes. Buena música de fondo, barra
lateral, algunas mesas altas con taburetes y una enorme estantería en la otra
pared lateral repleta de botellas, es
gracioso ver entre ellas una foto del actor protagonista de la serie de
televisión de los ochenta Magnum. Disponen de tapas y varios platos que van
cambiando frecuentemente. Quisimos probar algunos de estos últimos:
Sashimi de boeuf Aubrac (raza bovina) à
la japonaise. Macerada en sake, con láminas de ajo, jengibre, cebolleta y
sésamo. Magnifique!
Oeufs mollets, espuma topinambour, foie
gras, truffe et noix. El topinambour en combinación con las nueces asemeja
también el sabor de la trufa. Un plato exitoso.
Céviche de rascasse (pescado), mangue, coco y piment
végétarien (no picante). Muy refrescante, pensaba que este plato iría mejor al
principio, pero no, éste era su momento.
De
postre, tabla de 4 quesos de la famosa fromagerie Xavier, situada junto al
mercado de Victor Hugo. Destacó la porción de Saint-Nectaire, queso de leche de
vaca de la zona de Auvergne (Auvernia).
¿Qué os parece? Nosotros estamos
deseando probar nuevos platos en la próxima visita.
Otra pareja que trabaja juntos, Jérôme Rey
en las mesas sirviendo, y con grandes conocimientos de vino, y su mujer
cocinando así de bien. Llevan 5 años en este local, llamado Le Vinea al
principio, pero muchos más años en la profesión.
Para
beber, difícil elección, viendo que no disponían de muchos vinos de la zona, se
me abrió un amplio abanico: vinos de Philippe Jambon, de Meyer, Binner,
Ganevat, Métras, Eric Pfifferling... No me pude resistir a elegir dos botellas
en lugar de una.
Bourgogne
Blanc 2012 de Jean-Marie Fourrier. Ganas tenía de probar esta chardonnay, sus
pinot noir son una delicia. Servido en erlenmeyer de 2 litros de capacidad.
Notas cítricas, acidez, potente y fino a la vez, va mejorando. Proviene de una
sola barrica.
Savagnin 2011 (lacrado amarillo) de Houillon-Overnoy. Ouillé.
Buenísimo desde la primera copa, sin
necesidad de utilizar decantador para que respire. Olfato de frutos secos,
nueces, cítricos maduros... Retrogusto magnífico, puro placer. Es equilibrado.
Además de un gustazo para estos platos. No es la primera vez que probamos los
vinos de esta casa, mi mujer reconoce rápidamente estas botellas, bromea con
que es fan de Pupillin.
El precio de las botellas es el marcado en ellas, esto como tienda, servidas y consumidas en el local suma 8 euros. No acabaron aquí los detalles de esta
velada, me llevé una botella de Xavier Caillard, su tinto, el blanco es casi
imposible de encontrar. Acepto detallazos.
Definitivamente, Toulouse vale la pena.
Continuamos...
Vicente
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