La
oferta londinense respecto a bares y restaurantes que destacan por su atención
hacia el vino es realmente impresionante. Las listas de vinos incluyen
numerosas referencias de pequeños productores que trabajan con el mayor respeto
posible hacia su entorno y una mínima intervención en bodega. Esta ciudad, es
desde hace algún tiempo, una de las capitales mundiales del vino natural, las
otras bien podrían ser San Francisco, Nueva York, Tokio y por supuesto París,
Lyon y varias ciudades francesas.
Londres
está llena de locales donde probar interesantes vinos, algunos de ellos poco
comunes. La pega son los precios, siempre muy altos, aunque bajan bastante
comprando las botellas para llevártelas. Por suerte, en España, Francia y pocos
lugares más, todavía podemos optar a beber vino a un precio menor.
En
general, la selección de vinos italianos y franceses es muy extensa y
francamente excelente, también destacan los vinos del nuevo mundo, sobre todo
de Sudáfrica, y podemos encontrar algunos españoles.
Nosotros
realizamos en pocos días un recorrido por algunos de los wine bars y
restaurantes que destacan actualmente, son los sitios donde iríamos y repetiríamos
si viviéramos aquí.
El
primer wine bar que visitamos en nuestra estancia en Londres. Localizado muy cerca
de Trafalgar Square. Llegamos algo tarde, a partir de las 3 de la tarde cierran
la cocina hasta la noche. No hay problema, nos avisan que ya no sirven platos
calientes pero sí diversas tablas de charcutería y de quesos, y por supuesto vinos.
Está claro que éste es uno de los principales lugares de la ciudad para beber
vino natural, tienen una selección extensísima que dan de por sí ganas de
volver, unas 250 referencias. Trabajan con Les Caves de Pyrène, uno de los más
importantes importadores y distribuidores.
Elegimos una botella de Moussamoussettes,
un pétillant rosado del domaine Agnès & René Mosse elaborado
principalmente a partir de grolleau gris utilizando el método ancestral, vinos
que frecuentemente son referidos como pétillants naturels o pet' nats. Huele
muy bien y mejora, notas de frutos rojos, compota, hierbas... Ligeramente
dulce, con un poco de azúcar residual casi imperceptible gracias a su acidez,
nos gusta, además ça pétille! Salami, rillette de pato y varios quesos, entre
ellos un buenísimo queso de vaca irlandés, cashel blue, acompañó el vino.
Nos
informan que uno de sus restaurantes hermanos ha cerrado recientemente, Green
Man & French Horn. Iba a ser el siguiente en visitar, una pena. Sí permanece
abierto Soif, en el barrio de Batersea, y Brawn, en Hackney, este último nos
dicen que con otros propietarios. También nos cuentan que han abierto uno nuevo
del mismo grupo, Toasted, al sureste de la ciudad, en el barrio de East
Dulwich. Tomamos nota.
Sopa de ganso, como el
título de la película de los hermanos Marx. Localizado en el Soho, un barrio
repleto de locales donde comer. Este restaurante es estrecho, incómodo y enano;
todo ello inversamente proporcional a lo bien que se come. Delicioso el estofado
de pierna de conejo con hinojo, tomates de la variedad riccio fiorentino y
lentejas de Casteluccio; también exquisita la codorniz a la brasa con menta, habas
y farro (uno de los primeros cereales conocidos). De postre, tarta de níspero y
almendras (por aquí gustan mucho) y fresas con nata, nata tan densa que parecía
mantequilla.
De beber, esta vez por copas, nos proponen un
pétillant italiano, Frizzante Pignoletto Sui Lieviti 2013 de la bodega Orsi
San Vito, IGT Emilia-Romagna. Pignoletto es su uva, muy turbio,
refrescante, notas cítricas, muy interesante. También elegimos unas copas de Lamie
Delle Vigne 2010 de Guttarolo, ¡qué bueno!, fruta golosa.
Su uva, primitivo; su denominación, Puglia.
Tienen
otro restaurante mucho más amplio, Raw Duck, en Hackney, al este de Londres. Iremos
en cuanto podamos.
Uno
de los barrios de moda es Shoreditch, cerca de la estación de Liverpool Street,
donde abundan antiguos almacenes de industria textil. En esta zona encontramos
mercados muy transitados como el de Spitalfields o el de Brick Lane, a los que
por supuesto vale la pena visitar. Cerca de ellos se encuentra The Old Truman
Brewery, en uno de cuyos espacios se celebra entre otros eventos la RAW, una de
las más importantes ferias de vinos a nivel internacional. En este barrio
visitamos cuatro de los restaurantes que teníamos seleccionados en nuestra
lista:
Localizado frente al
mercado de Spitalfields. Entramos a tomar una copa, el vino que elegimos estaba
bien, L'hurluberlu 2013 de Sébastien David, AOC St Nicolas de Bourgueil.
De fruta intensa y retrogusto a hierbas frescas y regaliz, cabernet franc en
maceración carbónica. El local también es muy chulo, sin embargo, he de
decirlo, las copas que utilizan son del grosor del culo de las botellas, de
bodas, bautizos y comuniones de antaño o de chino de polígono. La comida tiene
muy buena pinta, pero comer y no beber a gusto no me agrada. Así que, volvimos,
solo para desayunar. Si logras acabarte su Old Spot Bacon Sandwich, es posible
que no necesites volver a comer en todo el día. Y lo mismo digo con el enorme
tazón de granola, youghurt and honey.
Tienen
un par más de restaurantes y también una panadería. En todos venden pan
elaborado por ellos.
A
unos pasos del St. John, en la misma calle, está The Culpeper, un bonito pub de
estilo actual por dentro y fachada muy londinense. Con buena música de fondo, generalmente
es así en todas partes. Se come bien y los vinos son interesantes. Junto al pan
ofrecen una mantequilla de anchoas. Comimos pierna de cerdo asado y tarta de
espárragos y berenjena. El kilo de costillas asadas de carne de vacuno secada y
envejecida durante 35 días creo que hubiera sido demasiado solo para nosotros
dos. La guarnición, como en otros sitios de Londres, es variada, cauliflower
cheese, peas, salad, Yorkshire pudding, sauce apple y por supuesto las famosas Jersey
Royals.
Nos
apeteció pedir una botella de Rafa Bernabé, Tragolargo 2013,
monastrell fresco, vertical, de trago largo, sabe igual de bien en Londres.
Nos comentan que tienen
vinos bag in box, de 5 litros, tanto el Raisins Gaulois 2013 de M. Lapierre
como otro tinto de Vignerons d'Estezargues, cooperativa localizada al sur del
Ródano. Han comprobado que se conservan perfectamente durante 5 días, además
encuentran más ecológico el envase.
Pastificio
o fábrica de pastas. Aquí es aconsejable reservar, hay muy pocas mesas. La pasta
es fresca, fresca de verdad y sabrosa, nos pusimos las botas. Junto a los
platos, entre los que destacó el Parppadelle con ragu bianco di coniglio y
parmesano reggiano de 24 meses rallado, probamos varias copas:
Vermouth
Bianco
de Mauro
Vergano, tal vez demasiado dulce, y Americano, vino
aromatizzato que probamos por primera vez hace unos años en uno de nuestros
restaurantes preferidos (Consorzio, en Torino). Se notan las hierbas, me gusta,
servido únicamente con soda y piel de naranja, para empezar, es decir, de
vermouth. Con el aperitivo de Pane, burro e acciughe (anchoas) abrieron el
apetito.
Después,
Adam
2011 Campania Greco, de Cantina Giardino. Muy bien este orange
wine, cuatro días con sus pieles y aproximadamente un año en madera vieja. Creo
que es un vino que acompaña perfectamente este tipo de pasta. Seguimos con Negroamaro
2013 de Cristiano Guttarolo, Puglia, botella abierta
expresamente para servirnos una copa, es floral, sápido, sabe a fruta y tiene buena
acidez. Finalmente, Le Fole 2011, Campania Aglianico, también de Cantina
Giardino, con aromas a cuero al principio, necesita respirar, tiene
cuerpo y pide comida, percibimos notas de regaliz y frutos rojos. Es un 2011 y
joven. Vertical en todo caso.
Tanto greco como aglianico son variedades, blanca y tinta, que se cultivan en Campania. Negroamaro y primitivo son propias de Puglia, ambas tintas.
Tras
el delicioso postre, Millefoglie con crema al mascarpone e mele allo zenzero
(manzana y jengibre), nos invitan a una copa de Chinato, también de Vergano,
un digestivo que sabe a hierbas, es dulce y amargo al mismo tiempo, medicinal.
Antes
de irnos charlamos un rato con Serena, Lucca y Silvia, intercambiamos datos y
opiniones mientras catamos otro vino al que nos convidan, un vino italiano pero que
parece francés, del Beaujolais, Le primeur pour les filles 2013 de Le
Coste, su variedad es aleatico.
Nos recomiendan otro vino
que anotamos, Zibibbo 2011 de Nino Barraco, en Marsala, pero no
dulce, deja la uva en maceración junto a sus pieles durante 15 días. Zibibbo,
además del nombre de esta botella, es el nombre que recibe la moscatel de
alejandría en la zona. Aprovecho para mencionarles un vino que recuerdo probar
hace años en Milano y que no he vuelto a ver, casualmente me informan que lo
puedo encontrar en una tienda localizada a unos escasos doscientos metros. Allá
fuimos.
La
tienda se llama Passione Vino y el vino Filari Corti de Azienda Agricola Carussin,
de solo 5,5% de graduación, veo que ahora en la etiqueta se le exige la
indicación de Mosto de uva parcialmente fermentado. Ya disfrutado en casa, no
es un moscato cualquiera, nada empalagoso, fresco, sabe a pura uva de moscatel,
recién mordida. Su dulzor es equilibrado. Muy rico.
Cerca de los tres
últimos restaurantes comentados se encuentra este moderno restaurante. No
teníamos hambre, pero queríamos echar una ojeada: bancos de madera de color
naranja brillante, ventanas de cristal curvadas, la parte principal del
restaurante es como un enorme tubo largo de vivo color. Tomamos una copa de Luli,
elaborado también por Mauro Vergano, es un Chinato blanco, refrescante, y un café,
de calcetín. Muy bien atendidos por Malú, napolitana, nos mostró su carta de
platos y la de vinos. Vemos varias referencias españolas: César Florido,
Comando G, Bernabé Navarro, López de Heredia, Suertes del Marqués, Recaredo...
Apuntamos este restaurante para volver en otra ocasión.
Continuará...
Vicente
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