Sancerre
recibe numerosas visitas de turistas estadounidenses, canadienses,
británicos... Un turismo internacional atraído por los vinos de la zona.
Sancerre se trata de un pequeño y tranquilo pueblo de tan solo 1.600
habitantes, eso sí, rodeado de viñedos. Está situado en lo alto de una colina,
desde donde se divisa parte del curso del Loira y los viñedos de Pouilly-Fumé
al otro lado del río. Un bello paisaje panorámico en el que radica una de sus
principales atracciones.
Realizamos
un corto recorrido por la zona con paseo al borde del Loira incluido y visita
de algunas poblaciones cercanas, entre ellas Sury-en-Vaux. Nosotros nos
instalamos cómodamente en las chambres d'hôte de Le Cep en Sancerrois, en
Sancerre, donde también teníamos cena reservada junto a nuestros amables
anfitriones, buenos conversadores y multilingües. Cena casera, muy apetitosa, saboreando
también uno de los mejores productos locales, el Crottin de Chavignol, queso de
cabra que nos ofrecieron en distintos grados de maduración, una exquisitez.
Para beber, una aportación nuestra, la sauvignon de notas cítricas (lima),
tensión y elegancia de Le Tournebride
2014 de Vincent Gaudry AOC Sancerre, y dos de la casa, un pinot noir,
la otra importante variedad de la zona, Sancerre 2012 del Domaine
Serge Lalou, representativo del carácter de esta uva en Sancerre, con
sensaciones más cercanas a la Borgoña que a un pinot noir de Cheverny, por
ejemplo, y una botella de Menetou-Salon, una sauvignon muy frutal de una
appellation no tan famosa. Cenamos muy bien.
Es
difícil encontrar ciertos vinos en las tiendas del pueblo, son más bien botellas
comerciales, pero aquí lo suyo es acudir a la casa del vigneron y comprar el
vino deseado. ¡Hay donde elegir!
El
día anterior, en Les Becs à Vin de Orléans habíamos disfrutado con una espléndida
sauvignon de Sébastien Riffault, vigneron instalado en Sury-en-Vaux, así que no
quise finalizar este viaje sin beber otro de mis vinos preferidos de la región
también elaborado con sauvignon blanc, Mademoiselle M 2012 de Alexandre
Bain, Pouilly-Fumé. Un extraordinario vino que siempre me ha dado
placer, en él apreciamos notas aceradas, perfume floral, membrillo, boca
sedosa, vertical, piedra caliza, fruta madura. Rico, maduro, de color casi
ámbar. En su etiqueta indica "vinifié, élevé sans additifs oenologiques,
sans sulfites ajoutés".
Anoto
también otro productor del que recibimos excelentes críticas, Mathieu Coste,
quien trabaja dentro de otra appellation de la zona que no he nombrado hasta
ahora, Coteaux du Giennois. Buscaré sus botellas.
Hasta
aquí nuestro viaje, acompañados por el buen tiempo y la sed, a través del Valle
del Loira, recorriendo parte del río más largo de Francia en dirección
contraria a sus aguas, desde Nantes, muy cerca de su desembocadura, hasta
Sancerre, a medio camino de su nacimiento en el Massif Central, realizando
escalas en Angers, ciudad en la rivera del Maine, Tours y Orléans. Un viaje que
nos deja un extraordinario sabor de boca y multitud de imágenes y momentos para
degustar en el recuerdo, como nuestra visita a la acogedora familia Courtois.
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