En
anteriores artículos hemos comentado diversos locales dedicados al vino natural
en varios de los distritos parisinos, tanto en la rive droite como en la rive
gauche del Sena. En esta ocasión, nos adentramos en otros importantes distritos
de la ciudad de los que también hay cosas que contar dentro del panorama de los
vinos naturales. Así, el 9º (Ópera), el 18º (Montmartre), el 19º
(Buttes-Chaumont) o el 20º, en el barrio de Belleville.
Le Baratin (20ème
arrondissement)
Norteamericanos,
canadienses, japoneses y cualquier gran aficionado al vino natural, vino de
pequeño productor, vino artesanal, tiene una dirección imprescindible en su
visita a París, en el barrio de Belleville se encuentra el bistrot Le Baratin,
toda una institución llevada por la agradable Raquel Carena y su marido
Philippe Pinoteau desde hace más de 25 años. Se localiza en la rue Jouye-Rouve,
una bocacalle de la rue de Belleville.
En esta ocasión acudimos un mediodía. Menú a buen precio. Platos característicos de la casa: langue de veau vinaigrette aux herbes, salade d'oreilles et pied de porc, ragout de maigre (corvina) de Saint-Jean-de-Luz, compotée rhubarbe et fraises...
Decidimos
beber por copas, primero tres vinos que no conocía y después dos más conocidos
pero que bebería durante toda una vida.
Empezamos
con Pinot
Blanc Bergheim 2013 de Sylvie Spielmann (Alsace), Primitif
2013 de Giachino (Savoie) y el pétillant naturel Melaric Globules Rosés
(cabernet franc de la zona del Loira). Me gustó el pinot blanc cuando empezó a
abrirse sutilmente, estaba demasiado frío. Los vinos de Savoie, éste de 9% de
graduación, cada vez me atraen más. Los pet'nats bien hechos son una de mis
debilidades.
Seguimos con Nulle Part Ailleurs 2014 de L'Anglore, Eric Pfifferling, y Le Clos Fleurie 2014 de Jean-Louis Dutraive, del Domaine de la Grand'Cour. Sin comentarios. Terminamos con un dulce, de Sclavus, Muscat de Céphalonie 2013.
Le
Baratin sigue siendo Le Baratin.
A un paso del bello
parque Buttes-Chaumont y no lejos de Le Baratin se encuentra desde hace 8 años este
restaurante, en la rue du Plateau. Tienen una enorme pizarra que hace de carta
de vinos y un menú, à midi, muy económico para ser París. Conocía bastantes de
los vinos, de Tissot, Binner, Karim Vionnet, Sylvie Spielmann... A 8€ menos si compras
la botella para llevar. De todas formas, mi primera elección fue desaconsejada,
a pesar de mis ganas no me recomendaban en absoluto la añada 2001 del Genèse
Blanc de Caillard. Esto me dejó bastante desconcertado. Finalmente, los platos
ya estaban saliendo, opté por un chardonnay de Rateau. Servido en decantador,
recuerdo probar algún vino de Rateau hace años en Le Baratin que me gustó bastante.
Sin embargo, éste no me emocionó, fue el vino más clásico de todo el viaje, eso
sí, limpio, correcto y compaginó con el Carrelet au Beurre Blanc, un plato sencillo
que me gustó especialmente.
Autour d'un verre (9ème)
Acudimos un mediodía. Rue
de Trévise. Aunque su aspecto a primera vista nos pareció un poco cutre, fue una
impresión totalmente errónea. Es un local nada pretencioso, muy sencillo, sans
chichis. Estuvimos bien atendidos y comimos y bebimos cojonudamente bien. De la
pizarra con el menú entré+plat a solo 16€ elegimos la ensalada de tomates y una
receta de origen nórdico, skagen, eso de primeros; saucisse y magret de canard
(rosé de cocción) de segundos. De guarnición, puré de patata casero. Platos que
llenaban y que en un día algo lluvioso nos sentaron de maravilla. No nos perdimos el postre, ni muchos menos, fondant de
chocolate, maison (casero).
Respecto
al vino, en botella, ofrecen 3 tintos y 3 blancos. Me quedé con la garnacha de Jolly
Ferriol, Rue de la Soif, Le Vin des Gueux. Perfecta con la
comida. El resto de vinos también valía la pena: un tinto de Thierry Navarre, blanco
de Puzelat, otro de Benoit Courault...
Como
no habíamos terminado la botella de vino nos cobraron solo como si hubiéramos
bebido unas copas para que nos saliera más barato. Más de media botella y a un
precio fantástico.
No
entiendo que este bistrot esté vacío y el chino de enfrente lleno, al parecer
por la noche hay más ambiente. También ocurre que el restaurante chino aunque
parezca increíble aún es más barato. En fin.
En
la rue Jean-Baptiste Pigalle, cerca de la Place Pigalle, encontramos esta cave
à manger donde podemos comprar sus productos de épicerie fine o consumirlos sur place junto a un vino natural de su
tienda, un pequeño local todo en uno.
En
nuestro caso fue una mini cena a base de un par de bruschettas y una botella, Le
Rouzé 2012 de Didier Chaffardon, vigneron
instalado muy cerca de Angers cuyos vinos descubrí este año en un viaje por la
zona. Desde entonces, cada vez que encuentro una botella suya no tengo duda en
pillarla. Le Rouzé es algo así entre un rouge y un rosé, 80% de cabernet franc
vinificado como un tinto al que luego se añade el 20% de cabernet sauvignon vinificado
como un rosé, dando más bien un tinto fino y afrutado. Para beberlo sin
compasión.
Otra dirección interesante por la zona es la del bistrot-caviste Le Vin au Vert, en la rue Dunkerque. No tardaremos en visitarlo.
En
un lateral de la Sacré Coeur, rue Lamarck, encontramos un bistrot donde bien
manger et bien boire. Inaugurado hace 7 años. Algunas de las mesas tienen bonitas
vistas a los tejados de Montmartre y a París. Conviene reservar.
Nos pusimos las botas
cenando aquí y disfrutamos de un vino delicioso, luego bajamos paseando hasta
el apartamento del Marais. Observando la carta de vinos me había fijado en un
principio en un vino de Gérald Outric, C'est important, variedad portant, del
Domaine du Mazel, Ardèche, pero al ver La Griotte 2010 del Domaine
des Griottes me decidí por éste. El sommelier y propietario, Kamel, me
avisó de que se trataba de un vin très, très nature. Eso me atrajo todavía más.
¡Adelante con ese cabernet franc! Servido en decantador, resultó delicioso,
nariz perfumada, taninos suaves en boca. Muy bueno.
En la añada 2010 del Domaine des Griottes todavía trabajaban juntos Patrick Desplats y Sébastien Dervieux (Pat y Babass) en la zona del Loira, en Anjou, y al igual que ahora por separado no utilizaban ni un miligramo de SO2.
Montmartre,
lleno de turistas en los alrededores de la basílica, conserva aún algunas
calles con aspecto de barrio o de pequeño pueblo con encanto, como la rue
Saint-Vincent, donde además encontramos el viñedo de Montmartre.
De
cualquier forma, mi recomendación para iniciar un recorrido por Montmartre es comenzar
subiendo por las escaleras en caracol y paredes con murales de la boca de metro
de Abbesses, la estación situada a mayor profundidad, línea 12.
Marché aux Puces de Saint-Ouen (18ème)
París es famosa también por sus mercados, de alimentación, de flores o de antigüedades. Muy popular es el Marché de la Bastille, el de Mouffetard, el Marché aux Enfants Rouges, Marché Raspail o el de la Place d'Aligre, uno de mis preferidos. Una visita que no nos podemos perder es el Marché aux Puces (de las pulgas), conocido como el mercado de su tipo más grande del mundo. Localizado lejos del centro, más allá de Montmartre, ocupa 10 hectáreas, siendo en realidad un complejo de varios mercados: Paul Bert, Vernaison, Antica, Biron... En él encontramos todo tipo de objetos, desde antiguas revistas hasta ropa, antigüedades y muebles. Abre sábados, domingos y lunes. Métro ligne 4, Porte de Clignancourt.
Hasta aquí nuestra última estancia en esta bella ciudad. Me faltaron por visitar algunas direcciones apuntadas, cuestión de tiempo. En otra ocasión será: Le Vin au Vert (9ème), Coinstot Vino (2ème), Retro' Bottega (11ème), Amarante (12ème), Le Siffleur des Ballons (12ème), Le Châteaubriand (11ème), Heimat (1er), La Grande Crèmerie (6ème), Frenchie Bar (2ème), Bar à Vins AT (5ème), Clown (11ème), Le Jeu de Quilles (14ème), Les Caves de Reuilly (12ème), Le Repaire des Cartouches (11ème), Au Passage (11ème), Le Mary Celeste (3ème), La Cave à Michel (10ème), Le Galopin (10ème), Clamato (11ème), Le Lapin Blanc (20ème)... Más los que se me olvidan en estos momentos, más aquellos interesantes que abran de aquí a mi próxima visita.
Para un aficionado al vino y en concreto al vino natural, París es una delicia, docenas y docenas de lugares donde disfrutar, ello conlleva también buen pan, buena comida y buen todo. ¡París no te lo acabas!
Vicente
Fue un viaje inolvidable pero lo mejor de todo fue visitar todos estos lugares en tu compañía.
ResponderEliminarTendremos que volver pronto Mari Cruz.
Eliminar