martes, 28 de enero de 2014

"MIS VINOS DEL 2013" por Juan Luis Vanrell



Elegir los doce vinos del año tiene un significado similar a la costumbre de comerse la uvas en Nochevieja. Es hacer un punto y aparte; cerrar el año vinícola; marcar una línea en el calendario dejando atrás los vinos bebidos durante los últimos doce meses y enfrentarse a los siguientes con la esperanza de que sean mucho mejores. Por supuesto, la elección de los doce vinos es mucho más compleja que el simple hecho de comerse un racimo de doce uvas, pues se trata de analizar, recordar y seleccionar las uvas fermentadas y embotelladas que he disfrutado a lo largo de los 365 días de ese año, ahí es nada. Así pues, escoger los doce vinos de un año no resulta fácil, sino todo lo contrario. Es una tarea ingrata, incluso en ocasiones injusta, ya que hacer una selección tan reducida siempre conlleva dejar fuera a grandes vinos. Este año vuelvo a encontrarme con el mismo problema, así que para solventar esta situación he decidido guiarme por un matiz: los momentos en los que me bebí esos vinos. Estos son mis vinos y, por tanto, también mis momentos:

1º) Vega Sicilia único, cosecha de 1973

Para hablar de este vinazo debo empezar dando las gracias a la persona que hizo posible que me lo bebiera, mi amigo Marco Antonio Valera que, en un detalle de generosidad, me hizo uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida. Gracias Marco.

Lo que más me impresionó de este vino fue su elegancia y la vida que derrochaba, a pesar de su edad (40 años), incluso la que le quedaba por delante de no habérmelo bebido. Maderas nobles, cedro, brea, tierra mojada, humedad. Curiosamente me recordaba a un Barolo viejo, de hecho me trajo a la memoria el Asili di Barbaresco 1998 de Bruno Giacosa, que en su día en mis mejores vinos del 2012.

Este vino, como no podía ser de otra forma, me lo bebí, mano a mano, con mis amigos Vicente y Mari Cruz en una tarde noche de diciembre reservada especialmente para ese momento.

2º) Jacques Selosse. Initial

Todos tenemos un amigo que cuando le ofreces una copa de champagne te dice “a mí no me gusta el champagne”. Obviamente, no ha probado un buen champagne y mucho menos uno de Selosse. El Initial es una sinfonía de aromas, de sabores y de sensaciones. Uno de esos vinos adictivos en nariz y en boca. El equilibrio personalizado. También me ha generado un problema: ahora soy mucho más exigente con los espumosos.

Lo bebí en Enópata en una cata de champagnes “contra” cavas de Gramona. Recuerdo que era un lunes de febrero y que al día siguiente trabajaba, sin embargo la noche fue mágica, divertida, placentera con grandes cavas, y con grandes decepciones entre los champagnes de renombre.

3º) David Leclapart 2004. L’Apôtre

¡Qué bien lo pasamos esa noche!, como siempre que nos reunimos los amigos Enópatas. Los vinos con esta gente mejoran con su sola presencia. Esta vez fue en casa y este pedazo de champagne lo trajo Mario. Estos son mis escuetos apuntes que conservo: almendras, anacardos, nueces, frutos secos en general, cerezas, cítricos, pomelo, crema, mantequilla, miel, con una maravillosa acidez. Todo en su justa medida.

4º) Fromentin Leclapart. Blanc de Noirs

De por sí, es un vino que podría estar en esta lista por su equilibrio, su acidez, sus enamoradizas notas de bollería, de mantequilla, de cereza y de fresas. Pero es que, además es el contenido que llena la foto de la portada de mi novela, “Valencia y el Testamento de Violeta García”, por lo que no podía faltar en mi lista de vinos de 2.013. Además, me trae grandes recuerdos de la tarde que pasé con Juan y Rebeca haciendo pruebas de fotografía con el campanario de San Valero al fondo y, por supuesto, bebiéndonos un par de botellas de este champagne. Una gran tarde, desde luego: una puesta de sol, champagne, fotografía, amigos…

5º) Los Riojas viejunos

Este año he tenido la suerte de poder beber varios riojas viejunos. La mayoría de ellos podría ocupar un espacio en esta selección, así que para hacerles justicia a todos ellos he creído conveniente hacer un punto dedicado a esos maravillosos vinos que el mundo vinícola de la actualidad parece haber olvidado. Con ellos quiero reivindicar no sólo el placer de beber grandes riojas, sino también la forma tradicional de elaborarlos.

Bodegas Palacio. Glorioso 1964 y 1966.
Bodegas Riojanas. Viña Albina 1964.
CVNE. Imperial 1994.
Marqués de Murrieta. Ygay etiqueta blanca 1970.
Marqués de Murrieta. Castillo de Ygay 1998.
Marqués de Arienzo. Cosecha 1982.

Tantos vinos como momentos con grandes y diferentes amigos: Rafa Boluda, Raúl Carretero, Andrés Candela y los amigos de siempre, los amigos de Enópata…

6º) Bodegas Monje. Reserva 2000, Oscar Domínguez

Compré esta botella hace un par de años en Tenerife, el día que visité Bodegas Monje. La tuve en la neverita esperando compartirla con mi amigo Javi Bahilo. Un buen día me quedé sin vino y mi amigo se fue a China, pillé la botella y me la bebí. Lo siento Javi, me bebí uno de los vinos que más me han sorprendido nunca. Alucinante. Jamás podía esperar encontrar en un vino canario todos los matices que encontré en aquella botella. Me recordó a un pinot noir –sí, sí, a un pinot noir- a un pinot noir viejo, complejo, que escondía grandes secretos bajo su color cebolla. Cedro, casis, ceniza, especias, bayas rojas, cerezas, tabaco, grafito, tierra… Esa tierra que tanto amo, a pesar de que nada familiar me une, y a la que me escapo cada invierno que puedo.

7º) Punset. Riserva 2006

Este Barbaresco lo disfruté gracias a mi amigo Massimo Cesca. Le pedí que me enviara una selección de vinos italianos a su gusto y me envió este pedazo de vino de una pequeña bodega de Neive, que cumple con los requisitos que auguran un buen vino: bodega pequeña, respeto por el viñedo, mínima manipulación en bodega, terroir a tope… Además, a un precio sorprendente para ser un Barbaresco excepcional. Al escribir estas líneas recuerdo que debo hablar con Massimo para que me envíe más joyas como esta.

Este vino me lo bebí con mi cuñado y amigo Raúl un sábado de febrero. No teníamos ninguna pretensión más que bebernos un Barbaresco, lo que hace que lo disfrutáramos aún mucho más.

8º) Didier Dagueneau 2007. Damnatus Mons

¡¡¡¡Huuuummmm!!!! Este es uno de esos vinos que me emocionan con sólo recordarlos. No se sabe lo impresionante que puede estar una sauvignon blanc hasta que no se prueba una como la que elaboró Didier Dagueneau con este Damnatus Mons. Armonía y equilibrio. Esas serían las dos palabras que mejor lo definirían. Además es una sinfonía de matices y de sabores: cítricos, pomelo, miel, roble, salino, atlántico…

Entre muchos otros vinos, lo compartimos los amigos de Enópata durante una noche de junio, bajo el cielo de Ruzafa, en una cata memorable que celebramos en mi terraza y que ha quedado rinstaurada de por vida.

9º) Perrot Minot. Champs Perdrix 2003

Pinot noir. Bendita pinot noir. No hay nada que más me guste en esta vida que beberme un maravilloso pinot noir. Y éste lo es. Me encanta todo lo que he probado de Perrot Minot y este Champs Perdrix 2003, de Vosne Romanée, no es una excepción. Elegante, sutil, pero a la vez complejo y poderoso. Habrá que pensar en comprar una casita en la Borgoña para la jubilación.

Hay muchos otros pinot noirs que he bebido a lo largo de este año, incluso grands crus, pero si he elegido éste ha sido porque en mi despacho suelo organizar catas con mi socio y otros amigos. La selección de los vinos que llevé aquella noche de noviembre fue excepcional, sin embargo este pinot noir destacó por encima de todos de forma rotunda. Esas catas no sólo son muy divertidas, sino que además transmiten la pasión que yo siento por el vino a otras personas creando afición a la causa, lo que siempre es gratificante.

10º) Louis Jadot. Hameau de Blany 1997

Volvemos a la Borgoña, ahora con la gran “dama blanca”, esa variedad que allí alcanza su máxima expresión. ¿Veis como hay que pillarse una casita en la Borgoña?

Tres son los motivos por los que este vino debe estar en esta lista. El primero, porque es un vinazo. Es sumamente complejo, más bien e meditación, pero a la vez es cremoso, amielado, lácteo, con notas de fruta de hueso blanco y pomelos. El segundo porque una de las dos veces que lo bebí fue el día que empecé las vacaciones de verano, y ese siempre es un día grande. Y el tercero porque fue uno de los vinos con los que celebramos el setenta cumpleaños de mi madre.

11º) Vega Lacuesta. Bellori fermentado en barrica 2009

Reconozco que la verdejo no me apasiona, al menos no me apasionaba hasta que bebí este Bellorí fermentado en barrica. Tal vez sea porque no tiene nada que ver con las verdejos que hasta entonces había probado o tal vez porque me recuerda horrores a un fantástico chardonnay de Pulgny-Monrachet. Sí, así es, no os extrañéis. De hecho, el día que presenté mi novela en “Enópata”, al terminar la presentación, mi amigo Juan me dio una copa de vino blanco, tras pegar el primer sorbo pensé que me había dado un pedazo borgoña, pero no, era un Bellorí fermentado en barrica.

12º) Salvador Poveda. Sacristía 1964

Nunca hasta la cata de junio con la gente Enópata había probado un fondillón, un vino de reyes que tuvo su esplendor muchos siglos atrás y ahora casi forma parte del olvido. Reconozco que la noche que lo probé no me gustó, es más me decepcionó, sin embargo conforme ha ido pasando el tiempo he ido valorando sus notas rancias, con recuerdos de Oporto, Madeiras, Marsalas, Palos Cortados, Olorosos y Amontillados. Un vino extraño que debemos rescatar del olvido y darle el reconocimiento que se merece y con el que yo me debo disculpar con otra botella.

Como con las uvas de cada Nochevieja, con estos doce vinos cierro una etapa y abro una nueva que seguro que será como mínimo, tan buena como la del 2013. Y lo será no sólo por los vinos bebidos sino también por los momentos vividos, siempre entorno a una copa de vino, claro.

Juan Luis

Hermitage - La Chapelle





Fotografía y texto: Juan Luis Vanrell

sábado, 25 de enero de 2014

12 VINOS DEL 2013 PARA RECORDAR




Sea por el momento que acompañaron o por los momentos que originaron, recordamos en este primer mes del nuevo año los vinos degustados que más placer nos han dado durante el pasado 2013.

1.- Azienda Agricola COS, Cerasuolo di Vittoria Classico 2009

Limpio y brillante. Frutos rojos, cerezas, piel, uva, balsámicos. Ligero y de paso fácil. No es muy persistente en boca pero sí tremendamente fresco. Infusión de hierbas aromáticas en el paladar. La botella se termina fácilmente. El 2010 resultó igual de placentero. Nero d’avola y frappato, variedades sicilianas que emplea en este vino esta casa que no tiene desperdicio en ninguna de sus referencias tanto tintas como blancas.

2.- Cuvée Orégane 2009, Jean-François Ganevat, Côtes-du-Jura

Unas cuantas botellas llevamos bebidas de este productor jurassien practicante de la agricultura biodinámica y todas nos han gustado. Las sensaciones que anoté de su cuvée Orégane, nombre heredado de su yegua, fueron: “Pomelo, limón, piña, frescas notas evolucionando hacia fruta ligeramente confitada. Especias, notas de mantequilla y tiza que se mezclan formando un conjunto equilibrado en una gran botella del Jura mitad chardonnay, mitad savagnin, travaillé comme autrefois”. Un vino complejo, sin adición de sulfuroso, sin clarificación y sin filtración. En su vinificación se utiliza el método del ouillage evitando el contacto con el aire e impidiendo la aparición del velo.

3.- Domaine Valette, Mâcon-Chaintré, Vieilles Vignes 2009

Domaine familiar de 8,5 ha situado en el viñedo mâconnais. Nos lo aconsejaron en la tienda hongkonesa de vinos naturales “La Cabane à vin”, y acertaron plenamente. Nariz intensa, mantequilla fresca, mineral, amielado y amplio en boca. Rico. Un recuerdo más de nuestra estupenda estancia en Hong Kong.

4.- Vin de Liqueur, Overnoy-Houillon, Pupillin

Pocas unidades y difícil de encontrar esta sorprendente botella. Vino de licor obtenido a partir de mosto y marc (aguardiente de orujo) y posterior crianza, lo que sería un Macvin del Jura, una mistela. Notábamos su alcohol en nariz pero sin embargo resultaba atrayente. Contrastaba en boca con su finura y elegancia. Equilibrio entre el dulzor, el alcohol y la buena acidez. Persistente, adictivo y digestivo. Una botella que siguió a su Ploussard 2011. Noche Overnoy en el bar del barrio, el bar de vinos “L’Ànima del Vi”. ¡Menudo bar!

5.- Guímaro, Finca Capeliños 2010, Ribeira Sacra

Una delicia, nariz seductora y sutil, frutos rojos y flores, fresas y rosas. Especias dulces, balsámicos. Fresca acidez. Incita a beber. Muy bueno. Mencía en su mayor proporción. Un vino de Pedro M. Rodríguez Pérez. Primera añada con este nombre en la etiqueta, anteriormente llamado GB1P. Cada vez nos gustan más los tintos gallegos.

6.- Vin Rosé Pinot Gris 2010, Le Clos du Tue-Boeuf

Varios son los rosados que hemos disfrutado en el 2013. Entre todos ellos destacó este Rosé Pinot Gris de Thierry Puzelat. De aspecto amarronado más que rosado, sin embargo disfrutamos de un placentero vino de fresca fruta, zumo de uva macerada.

7.- Clos des Vignes du Maynes, Mâcon Cruzille 2010 Aragonite

Otro Mâcon en la selección anual, en este caso un domaine de 6,5 ha situado al sur de la zona y en una añada espléndida en Borgoña. Un productor, Julien Guillot, de cuyos vinos he disfrutado varias veces durante el 2013, siendo mi preferido este Aragonite tomado en el restaurante gerundense “Plaça del Vi 7”. Complejo, miel, especias, membrillo y materia mineral. Madurez y sedosidad en boca. Aragonite es el mineral predominante en su suelo

8.- Vega Sicilia “Único” Cosecha 1973

Los grandes vinos de categoría internacional, con los años, se asemejan, aunque sean diferentes uvas. Este Vega Sicilia del 73 nos recordó a los mejores barolos que habíamos probado.

9.- Champagne L´Apôtre 2004, David Léclapart

Una maravilla, uno de los mejores champagnes que he bebido, hacía tiempo que no lo probaba y esta botella se mostró espectacular. Burbuja finísima, complejidad y personalidad en una excelente añada, toques cítricos, craie (tiza), flor marchita, levadura… pureza. Para mí, la estrella del día, y eso que le acompañaron grandes vinos como por ejemplo el Celler Batlle Gran Reserva 2002 de Gramona, uno de los cavas punteros, o el Etienne Henri Sancerre 2003 de Henri Bourgeois, un extraordinario sauvignon blanc vinificado en barricas.

10.- Meursault Perrières 1er Cru  2008, Vincent Dancer

Ya había probado algún chardonnay de este productor y me había gustado mucho, pero este Meursault Perrières son palabras mayores, incluso algún amigo declaró que era el mejor blanco que había bebido hasta el momento. Disfrutado comiendo en “Ca’ Pepico”, restaurante valenciano que es uno de nuestros rincones preferidos.

11.- Amontillado 1830 VORS, El Maestro Sierra

Almendra, nuez y turrón. Sal. Humo, tabaco, caramelo de café. Especias orientales, curry. Espectacular nariz. Notamos también notas de avellana y de azúcar tostado. Largo y complejo. De color caramelo. Semanas después, seguía inconmensurable. Cada sorbo de este vino (foto de cabecera) nos traía recuerdos de nuestro viaje por tierras gaditanas y, cómo no, de nuestra visita a esta excelente bodega de Jerez.

12.- Viña Real Reserva Especial 1962 y Corona Blanco Semidulce 1939 CVNE

En este caso no se trató de una botella sino de copas degustadas en una sesión inolvidable: la cata degustación vertical de Viña Real Gran Reserva celebrada hace un año en Barcelona, en Monvinic y dirigida magistralmente por Luis Gutiérrez, poco antes de ser elegido representante de Parker en España, y Víctor Urrutia, quinta generación de la familia fundadora de la bodega CVNE (Compañía Vinícola del Norte de España).

Probamos una selección de añadas a lo largo de todas las décadas, desde el año 2005 al 1949, siendo la botella correspondiente a 1962 el vino que más me impresionó, no tenía nada que envidiar de los Grands Crus de Borgoña ni del resto de las grandes botellas del mundo. Elegancia, sutilidad, equilibrio y multitud de matices. La degustación finalizó con un vino único por su historia y características, el Corona Blanco Semidulce Cosecha 1939. ¡Enorme! ¡Acojonante! 31 años de barrica y más de 40 en botella. La emoción se desbordó entre los asistentes. Como expresó Luis Gutiérrez, a través de estos Rioja habíamos bebido un trocito de la historia de España.

En el pasado otoño tuvimos la oportunidad de visitar esta histórica bodega riojana, pudiendo admirar uno de sus tesoros, el cementerio de antiguas botellas, erróneo nombre para unos vinos tan vivos como pude comprobar en la cata mencionada.

Hasta aquí mi lista del 2013, aunque podrían ser varios más. El orden es meramente cronológico (a excepción del doceavo que se trata de unas copas degustadas en una sensacional cata).

Hasta pronto.

Vicente




Ambas fotos fueron realizadas por compañeros de la cata vertical